LA REVOLUCIÓN SOVIÉTICA LA RUSIA ZARISTA La Rusia zarista

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LA REVOLUCIÓN SOVIÉTICA LA RUSIA ZARISTA La Rusia zarista se caracteriza en lo político por la autocracia, en lo económico, por un subdesarrollo consecuencia de la ausencia de revolución industrial, que determina que Rusia sea un país agrario, anclado en estructuras prácticamente medievales y en lo social, por una profunda brecha entre la minoría propietaria, básicamente la aristocracia y el clero y una enorme masa campesina desposeída y a menudo sometida aún al régimen de servidumbre. La autocracia zarista significaba un absolutismo monárquico sin límites. El zar, revestido de un carácter casi sagrado, gobernaba directamente por medio de decretos (ukases), con el apoyo de la Iglesia, del Ejército y de una todopoderosa policía política, la okrana. No existía en absoluto vida política al modo de los países occidentales que había llevado a cabo revoluciones burguesas: ni un parlamento que pudiera limitar el poder real, ni partidos políticos legales, ni por supuesto, elecciones. La inmensa mayoría de la población eran campesinos, buena parte de ellos siervos que se compraban y vendían con la tierra en la que estaban asentados. Esta gran masa popular era casi en su totalidad analfabeta y el hambre era la realidad cotidiana de gran parte de las familias. A partir de mediados del siglo XIX, los zares, aconsejados por algunos ministros reformistas, trataron de llevar a cabo algunas reformas que permitieran el desarrollo del país dejando intacta la autoridad del monarca. A partir de Alejandro II se llevan a cabo algunas iniciativas en materia de sanidad, enseñanza y obras públicas, pero la reforma más importante de este zar es la abolición del régimen de servidumbre en 1861. Más tarde, un nuevo emperador, Nicolás II retomó el camino de las reformas, iniciando un lento desarrollo industrial apoyado en inversiones extranjeras las cuales se centraron sobre todo en la construcción de líneas de ferrocarril. Esta serie de reformas, insuficientes y lentas, que ocupan la segunda mitad del XIX y los inicios del XX, permitieron sin embargo el desarrollo de un incipiente proletariado y de una reducida clase media culta (la intelligentsia), que protagonizaron los acontecimientos de los años siguientes. Dicha intelligentsia dio pie a la formación de las primeras organizaciones políticas en Rusia, las cuales se organizaron en varias grandes tendencias y partidos: Partido Demócrata Constitucionalista (Kadet): seguía una línea burguesa y occidentalista, que propugnaba la introducción en Rusia de reformas que la asemejaran a los países occidentales más desarrollados: una economía capitalista de libre mercado y un régimen constitucional basado en la limitación del poder del zar, el respeto a las libertades y la autonomía de las naciones no rusas sujetas al imperio (Polonia, Finlandia y Ucrania sobre todo). El líder de este partido era Miliukov Partido Obrero Social Demócrata de Rusia (POSDR): Organización surgida de las tendencias marxistas introducidas en Rusia por Plejanov. Aspiraba a una revolución obrera que superase el capitalismo. Sin embargo, en los comienzos del siglo, el POSDR se dividió en dos tendencias: la minoritaria (menchevique) dirigida por Martov consideraba que antes de pasar a un régimen socialista en Rusia debería llevarse a cabo una revolución burguesa, por eso la clase obrera debía aliarse con los partidos de la burguesía. La tendencia mayoritaria (bolchevique) estaba dirigida por Lenin, quien pensaba que el proletariado no debía aliarse con la burguesía, sino con el campesinado, para tomar el poder y establecer de inmediato un régimen socialista. Partido Social-­‐Revolucionario (Eserita): Partido eminentemente burgués, pero que defendía la necesidad de colaborar en las tareas revolucionarias con obreros y campesinos para establecer un régimen democrático basado en las tradiciones colectivistas rusas más que en los modelos occidentales. Su líder principal era Kerenski. El anarquismo: Carente de estructuras políticas y con grandes divisiones en su seno, defendía una revolución basada en la fuerza del campesinado que diera paso de inmediato a un régimen comunal. Utilizaron con frecuencia la violencia terrorista como instrumento de acción política. LA REVOLUCIÓN DE 1905 Y SUS RESULTADOS En 1904 el imperio ruso había entrado en guerra con Japón, la potencia emergente en Asia que le disputaba la hegemonía en el extremo oriente y que logró derrotar al gigante ruso en 1905 demostrando la debilidad de sus estructuras económicas, políticas y militares. Esta guerra agravó las contradicciones y la crisis interna del zarismo, lo que se tradujo en una gran oleada de huelgas y manifestaciones contra la guerra y contra la autocracia. El fruto más duradero de este movimiento fue la organización de los primeros soviets. Un soviet (consejo en ruso) era un comité de obreros, campesinos y soldados, constituido para organizar las acciones contra el gobierno; el más destacado fue el soviet de la capital, San Petersburgo, organizado y dirigido por León Trotsky, futuro dirigente bolchevique. Las huelgas y manifestaciones se extendieron por todo el país, especialmente a raíz de los sucesos del Domingo Sangriento: el domingo, 9 de enero de 1905, una multitudinaria manifestación de obreros, que se dirigían pacíficamente al Palacio de Invierno para entregar al zar un manifiesto con sus reivindicaciones, fue duramente reprimida por la policía zarista, que causó una masacre entre los manifestantes. Las protestas desarrolladas a lo largo del año forzaron en octubre de 1905 al zar a realizar una serie de promesas, entre las que destacaba la convocatoria de una Duma (Parlamento) de carácter representativo y elegida mediante sufragio universal masculino. Concediendo algunas de las reivindicaciones de la oposición, el zar logró dividir a esta, debilitarla y finalmente lograr el fin de las protestas. A partir de 1906 comenzó a funcionar la prometida Duma, pero desde el comienzo quedaron en evidencia sus limitaciones: el zar mantenía en la práctica el poder absoluto, puesto que podía disolver la Duma cuando deseara y disponía además del derecho a vetar sus leyes. Desde 1907 también quedó restringido el derecho de sufragio, que dejó de ser universal. A partir de este momento vuelve a reforzarse el poder del zar, mientras la oposición se reorganiza para un nuevo asalto a la autocracia. La oportunidad se la proporcionó la entrada de Rusia en una nueva guerra, la Primera Guerra Mundial, a partir de 1914. LAS REVOLUCIONES DE 1917 Las penalidades sufridas por el pueblo en la nueva guerra generaron nuevamente una opinión contraria a la misma y al gobierno zarista que la sostenía. Desde enero y especialmente desde febrero de 1917 comenzaron nuevamente a encadenarse huelgas y protestas mientras se organizaban nuevamente los soviets. En esta ocasión, además, importantes sectores del ejército y la policía demostraron sus simpatías con el movimiento popular, negándose a reprimirlo y adhiriéndose en ocasiones a las protestas. A comienzos de marzo y abandonado por todos, el zar Nicolás II abdicó. Un sector de diputados de la disuelta Duma constituyeron entonces un gobierno provisional, de mayoría kadete y presidido por el príncipe Lvov. los soviets, donde eseritas y mencheviques eran mayoritarios, decidieron en primera instancia sostener a y apoyar a este gobierno provisional, en lugar de reemplazarlo. El gobierno provisional afrontó algunas reformas, pero no respondió a las dos reivindicaciones más importantes que se hacía desde las capas populares: la reforma agraria y el fin de la guerra. En estas circunstancias regresa a Rusia desde su exilio el máximo dirigente de los bolcheviques, Lenin, quien en sus Tesis de abril, reclama que los soviets retiren su apoyo al gobierno provisional y se constituyan ellos mismos en gobierno, estableciendo un poder obrero y campesino, es la consigna de Todo el poder para los soviets. A partir de este momento Lenin y los dirigentes del partido bolchevique fueron perseguidos por el gobierno provisional, lo que les obligó a exiliarse nuevamente o trabajar en la clandestinidad. En agosto, un general zarista, Kornilov, intentó un golpe de Estado para derrocar al gobierno provisional para restablecer el poder del zar. El gobierno, muy débil, se mostraba incapaz de hacer frente con éxito a la intentona golpista y fueron las fuerzas bolcheviques las que impidieron con su guardia roja un retorno al zarismo, esto les dio un gran prestigio entre las masas y reforzó sus posiciones favorables a la toma del poder por los soviets. A finales de año, el gobierno provisional se encuentra extremadamente debilitado, mientras los bolcheviques se han hecho fuertes y controlan la mayoría de los soviets, especialmente el de la capital, Petrogrado (San Petersburgo), dirigido por Trotsky. El 10 de octubre, los bolcheviques crean el Comité Militar Revolucionario, que dirigirá la insurrección contra el gobierno provisional. En la madrigada del 25 de octubre los bolcheviques toman los puntos estratégicos de la capital, al tiempo que ven sus posturas apoyadas por la mayoría en el II Congreso de los Soviets de todas las Rusias. Esa misma noche la guardia roja bolchevique asalta el palacio de Invierno, donde se reúne el gobierno provisional, deteniendo a sus miembros, excepto al presidente, Kerensky, que logra huir. Los soviets de obreros, soldados y campesinos, dirigidos por el partido bolchevique, han tomado el poder y Rusia se convierte en el primer estado comunista del mundo. Esa misma noche, el propio Lenin hace públicas las tres primeras medidas del gobierno revolucionario: •
El Decreto sobre la Paz: Que saca a Rusia de la Primera Guerra Mundial y establece una paz inmediata con Alemania, la paz de Brest Litovsk, firmada el 3 de marzo de 1918. •
El Decreto sobre la Tierra: Que establece las primeras medidas para la expropiación de las tierras de la nobleza y de la Iglesia y su entrega a los campesinos. •
El decreto sobre el Comisariado del Pueblo: que establece un gobierno soviético dirigido por Lenin y en el que Stalin asume el comisariado (ministerio) de las Nacionalidades y Trotsky el de Relaciones Internacionales. Más tarde se añadirán nuevos decretos que establecen el control obrero sobre las industrias, el paso de la Banca a propiedad pública y la concesión del derecho de autodeterminación a las nacionalidades hasta entonces sometidas por el imperio ruso. EL GOBIERNO SOVIÉTICO El triunfo de la revolución soviética será contestado de inmediato desde el interior y desde el exterior. Dentro de Rusia, los generales partidarios del zarismo, Denikin, Kolchak y Wrangel, organizan el Ejército Blanco, que inicia una guerra civil contra el gobierno revolucionario. Para oponerse a estas fuerzas, Trotsky organiza el Ejército Rojo. La posibilidad de que las tropas zaristas liberen al zar y al resto de la familia imperial, detenidos por los bolcheviques, determinarán la ejecución de estos. Desde el exterior, las potencias aliadas, en represalia por la retirada de Rusia de la guerra y temiendo una extensión a otras zonas de la revolución, brindan su apoyo al ejército blanco e invaden el país. Rusia es ocupada por los ejércitos estadounidense, británico, japonés y francés. En esta coyuntura, el gobierno revolucionario establece el Comunismo de Guerra, que somete todas las fuerzas del país a las necesidades militares. Tras dos años de guerra, a mediados de 1920, el Ejército Rojo logra imponerse a los ejércitos zaristas y extranjeros. Se inicia la construcción del primer estado socialista, y para ello se abandona el comunismo de guerra en favor de una política económica más flexible: la NEP (Nueva Política Económica), con la que la Rusia Soviética inicia un desarrollo acelerado. Pero su principal dirigente, Lenin, tiene una salud cada vez más deteriorada y a partir de 1922 apenas pude tomar parte activa en la política del país. Muere dos años después, dejando el camino abierto al gobierno de Stalin. 
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