ÉXODO: Dios en la Historia de la liberación de los hombres Hermanos de las Escuelas Cristianas – La Salle en Bolivia Servicios Educativos y Administrativos (SEA) Ficha 4 La perspectiva de la Biblia al describir el éxodo En la Biblia nos encontramos con muchas descripciones del éxodo: en los libros del éxodo, de los números, en el Deuteronomio, en el libro de la Sabiduría capítulos 10 -19 y en los Salmos 78, 105, 106, 135; referencias frecuentes en los libros proféticos, sobre todo en Isaías (caps. 40 -55) Por consiguiente el libro del éxodo se recuerda en libros de diversas personas, elaborados en épocas diferentes y se describe en casi todas las formas literarias posibles, prosa y poesía, historia y profecía, himno y narración, liturgia y sabiduría. Señal de que se trata de un hecho sumamente importante para la vida del pueblo: todos lo fueron comentando a lo largo de los siglos, ¿Cuál es el interés y el motivo más grande del pueblo por el éxodo? Existen particularidades literarias descubiertas por la exégesis moderna, revelan la siguiente preocupación o perspectiva en el narrador. 1) la preocupación fundamental no es sólo la de contar la historia y ofrecer un “reportaje periodístico” de los acontecimientos del éxodo, sino ante todo el de transmitir, mediante la descripción de la historia, el sentido de la misma para la vida, que no se detiene, sino que evoluciona constantemente. No describe sino que interpreta los hechos. 2) El interés fundamental de la Biblia, el sentido que ella descubre en los hechos del éxodo, es que allí Dios se reveló al pueblo y se le impuso como el “ Dios del pueblo". EL HECHO HISTÓRICO DEL ÉXODO Y SU DIMENSIÓN DIVINA DESCUBIERTA A LA LUZ DE LA FE Al relatar los acontecimientos históricos del éxodo y al insistir, no tanto en el aspecto material de los hechos , sino en la experiencia viva muy concreta y en la concepción firme e inquebrantable de que Dios estaba presente actuando en aquel intento humano de liberación, la Biblia considera ese esfuerzo de liberación como una manifestación de la presencia de Dios entre los hombres y como un comienzo del camino que conduce a Cristo y a la resurrección. En la medida en que el pueblo iba caminando, se iba haciendo más libre, más responsable, más sensible a los problemas humanos, más consciente, más fraternal, tenía más fuerza y coraje para proseguir por el camino de la vida, para levantar la cabeza, hasta hoy, en donde otros habían sucumbido. Pues bien, si esta visión sobre la vida prestó un servicio tan grande al hombre, donde habían fracasado otras visiones, entonces merece confianza, y no es del grado únicamente de un hecho referido a la autosugestión colectiva aquel acontecimiento que es la 1 Éxodo y liberación experiencia de Dios que está en el origen del pueblo y que llevó al pueblo a conquistar su libertad. EL ÉXODO: Comienzo de una larga historia de liberación Hay dos movimientos que corren paralelos en la historia del pueblo elegido. Por un lado, existe la conciencia progresiva de la opresión. No es posible liberar a quien no tiene conciencia de la opresión en que vive. No sabría que es libertad ni sabría cómo recibirla Por otro lado, de forma paralela al progreso de la conciencia de opresión surge la liberación progresiva: después de haber tomado conciencia de su situación, el pueblo despierta y desprende la acción liberadora como tarea irrenunciable. La Biblia nos hace saber que tanto lo uno como lo otro tienen que ver con Dios. El éxodo fue un comienzo y no un punto de llegada. La toma de conciencia empezó por donde era más sentida la opresión: la opresión político – cultural. Pero después del éxodo, prosiguió la acción conscientizadora de Dios por medio de los líderes escogidos por él, hasta llegar a la raíz de toda opresión, que es el egoísmo; la cerrazón del hombre sobre sí mismo, que lleva a crear estructuras de opresión en todos los niveles de la vida. P no hizo más que empezar, así se inició un Proceso de desarraigo del germen de la opresión por medio del amor liberador que nos acercó el mismo Jesucristo. La verdadera libertad con que Dios sueña para los hombres es la que nace del amor a Dios y al prójimo, el éxodo iniciado por Moisés llega a su plenitud en Jesucristo mismo. Con esta visión de la vida, adquirimos unos ojos nuevos para observar y percibir el verdadero alcance de los hechos que hoy suceden. Es en esfuerzo vivido y calculado por la liberación donde Dios se dejó encontrar y donde sigue dejándose encontrar todavía por los hombres. Hoy, es una serie de situaciones personales las que nos hacen caer en la necesidad de experimentar un nuevo éxodo, una serie de limitaciones personales…a cada uno lo que le tocó vivir en lo frágil del terrible cotidiano, estamos una vez más convocados a re – crear el éxodo de nuestra propia liberación, en un largo camino por el desierto y en busca de otros desiertos, seguros de alcanzar la definitiva liberación, la propia y la de los otros. La historia de el éxodo como criterio de discernimiento Moisés fue educado en la corte del faraón (Ex, 2, 5-10). En aquel tiempo se acostumbraba formar a algunos muchachos de los países ocupados en las escuelas de Egipto, para que más tarde pudieran servir a los intereses de Egipto. Pero Moisés no siguió este camino, ya que la sangre fue más fuerte que la carrera. Se rebeló contra la situación humillante en que se encontraba su pueblo y mató a un guardia (Ex, 2, 11 -12) y tuvo que huir (Ex 2, 14 – 22). En el destierro Dios se le acerca de nuevo y le manda volver a liberar a su pueblo (Ex 2, 23; 4,18). Después de muchas resistencias Moisés asume su misión. El pueblo tiene que ser libre para poder constituirse en el pueblo de Dios. La Página 2 Éxodo y liberación primera corrección o conversión se dio en la cabeza de Moisés: de vengador se convierte en concientizador. No todo lo que se hace en nombre de la libertad conduce a aquella libertad que Dios quiere para su pueblo. Por otro lado, no siempre el esfuerzo de liberación se hace de manera pacífica, sin violencia. En efecto, la primera reacción provocada por la actuación de Moisés fue un endurecimiento de la opresión por parte del faraón (Ex, 5, 1 – 18) y una rebelión del pueblo hebreo contra Moisés, el libertador, por haber despertado el odio del faraón y haber colocado la espada en manos de los egipcios, a fin de matar a los hebreos (Ex 5, 19 – 21). En vez de libertad vino una opresión mayor. Moisés se queja (Ex 5, 22 ; 6, 1), el faraón se cierra más todavía y resiste a la llamada que se le hace (Ex 7, 13. 22; 8, 15 – 19; 9, 7.12.35; 10,20.27). Moisés tenía que vencer el miedo y la apatía del pueblo. Tendría que convencer al pueblo de que el endurecimiento del faraón suponía que Dios estaba ya actuando, preparando la liberación (Ex 7, 3 – 5; 9, 35; 10, 20.27). La actuación de Moisés consistía fundamentalmente en hacer que el pueblo tomara conciencia de su opresión y se decidiera a asumir el esfuerzo de liberación como una tarea impuesta por Dios. Interpretaba los acontecimientos como señales y llamadas de Dios a favor de su pueblo. Hacía que los hechos hablaran. Al final, el faraón cedió y el pueblo partió (Ex 12, 37). Comenzó la marcha hacia la libertad como la marcha que Dios quería del pueblo. Se trata de una marcha crítica y ambigua. En el umbral de la libertad todo parece fracasar. Acorralado entre el mar y el ejército egipcio, el pueblo se desanimó y volvió a rebelarse contra Moisés (Ex 14, 11, 12 – 12). Moisés apeló a la fe, el pueblo continúo, nació la libertad (Ex, 14, 30). En todo esto se rebela la fe del líder en la causa que defiende y promueve. Él la considera victoriosa. No fue Moisés el que provocó la violencia. Fue el faraón, que no quiso dejar partir al pueblo hacia la libertad. Para él era más cómodo tener a su servicio un pueblo de esclavos. Celebrar la liberación que Dios concede La gran experiencia del pueblo fue; ¡Dios nos ha liberado! ¡Somos el pueblo de Dios! (Ex 19, 4 -6). Por este motivo, todo lo que acontecía se veía a la luz de esa fe fundamental. Dios estaba presente en todo. Se vio el dedo de Dios en el viento fuerte que sopló toda la noche, levantando una nube oscura de arena (Ex 14, 20 – 21) facilitando así la huida. Las plagas de la naturaleza que suelen ocurrir en Egipto ayudaron a crear un clima general de confusión que favoreció la huída hacia la libertad. El pueblo y su líder supieron captar los signos de los tiempos y corresponder con toda su fidelidad, usando incluso artificios y artimañas estratégicas, a la realización del objetivo de Dios. Todo esto sucedió en la noche de pascua. La pascua era fiesta de los pastores en primavera: se untaban las puertas con la sangre de un cabrito para defenderse de la influencia de los malos espíritus. Con ocasión de esta fiesta o para celebrarla en el desierto, salieron de Egipto. Por eso, en los años siguientes, la pascua dejó de ser una fiesta Página 3 Éxodo y liberación contra los malos espíritus y se convirtió en un “memorial de la liberación”: se recordaba lo que Dios había hecho, se ofrecía al pueblo una oportunidad continuamente renovada de comprometerse, año tras año, con el proyecto de liberación en marcha y se mantenía en el pueblo la esperanza de la liberación total en el futuro. Por eso, la vida de los que creen en Dios y en su promesa se llama “vida pascual”, es decir, una vida que pasa sucesivamente de la opresión a la libertad. La pascua de Cristo fue la verdadera pascua, en cuanto que pasó de la muerte a la vida que dura siempre junto a Dios, en donde, en contacto con él, existe la verdadera libertad. El esfuerzo de liberación y la preocupación por celebrar esta victoria fue lo que más caracterizó a la historia de aquel pueblo. Página 4