Infecciones producidas por rickettsias Las rickettsias son microorganismos que comparten características tanto de las bacterias como de los virus. Al igual que las bacterias, las rickettsias tienen enzimas y paredes celulares, utilizan oxígeno y pueden ser controladas o destruidas por los antibióticos. Al igual que los virus, pueden vivir y multiplicarse sólo dentro de las células. Las rickettsias normalmente viven en ácaros, garrapatas, pulgas y piojos y pueden transmitirse a los humanos a través de las picaduras de estos insectos que succionan sangre. Suelen vivir dentro de las células que revisten pequeños vasos sanguíneos y, en consecuencia, dichos vasos se inflaman o se obstruyen, o bien comienzan a perder sangre dentro de los tejidos que los rodea. Síntomas y diagnóstico Una infección por rickettsias puede causar fiebre, erupción cutánea y una sensación de enfermedad (malestar). Debido a que esta erupción característica no suele aparecer durante varios días, es difícil establecer un diagnóstico precoz. La infestación producida por pulgas o piojos o bien una picadura de garrapata previa, particularmente si se ha producido en un área geográfica en la que la rickettsiosis es frecuente (endémica), es un dato importante a la hora de establecer el diagnóstico. El diagnóstico de una infección por rickettsia puede confirmarse identificando el organismo en cultivos especiales de muestras de sangre o tejido, identificando el organismo con el microscopio, utilizando ciertas tinturas (tinturas colorantes), o bien identificando anticuerpos contra el organismo en una muestra de sangre. Tratamiento La infección por rickettsia responde rápidamente al tratamiento precoz con el antibiótico cloranfenicol, o bien tetraciclinas, que se administran por vía oral. La mejoría se inicia entre 24 y 36 horas más tarde y la fiebre suele desaparecer en 2 o 3 días. Cuando el tratamiento comienza tarde, la mejoría es más lenta y la fiebre es más prolongada. Es necesario continuar con los antibióticos durante al menos 24 horas una vez que la fiebre haya desaparecido. Los pacientes que estén demasiado enfermos como para tomar los antibióticos por vía oral pueden recibirlos de forma intravenosa. Si una persona está muy enferma y en una fase avanzada de la enfermedad, es posible administrar un corticosteroide durante unos días además del antibiótico para aliviar los intensos síntomas tóxicos y ayudar a reducir la inflamación de los vasos sanguíneos. Tifus murino El tifus murino (tifus de la pulga de la rata, tifus urbano de Malasia) es causado por Rickettsia typhi, que produce fiebre y una erupción cutánea. La Rickettsia typhi vive en las pulgas que infestan a las ratas, los ratones y otros roedores. Las pulgas de las ratas transmiten la rickettsia a los humanos. La enfermedad está presente en todo el mundo y suele manifestarse en forma de brotes, particularmente en áreas urbanas muy habitadas en las que es frecuente encontrar ratas. Síntomas y tratamiento Los síntomas aparecen entre 6 y 18 días después de la infección. Por lo general, los primeros síntomas son escalofríos con temblores, dolor de cabeza y fiebre. Esto dura alrededor de 12 días. Aproximadamente el 80 por ciento de los pacientes infectados desarrollan una erupción cutánea leve, ligeramente sobreelevada y de color rosa al cabo de 4 o 5 días. Al principio, afecta a sólo una pequeña parte del organismo y resulta difícil de ver. Al cabo de 4 a 8 días, desaparece gradualmente. La enfermedad se trata con antibióticos, como el resto de las afecciones por rickettsias. Generalmente, los pacientes con tifus murino se recuperan completamente. Sin embargo, los ancianos y las personas debilitadas pueden morir, especialmente aquellas cuyo sistema inmunitario sea deficiente. Fiebre maculosa de las Montañas Rocosas La fiebre maculosa de las Montañas Rocosas (fiebre maculosa, fiebre por garrapatas, tifus por garrapatas) es causada por Rickettsia rickettsii y se transmite a través de las garrapatas del género ixodes. La Rickettsia rickettsii es exclusiva del hemisferio occidental. El organismo fue detectado por primera vez en los estados de las Montañas Rocosas de los Estados Unidos. La enfermedad se produce principalmente de mayo a septiembre, cuando las garrapatas adultas se encuentran activas y es más probable que las personas se hallen en áreas infestadas por ellas, aunque en los estados del sur, se presentan casos en todo el año. Quienes pasan mucho tiempo al aire libre en zonas infestadas de garrapatas, como por ejemplo los niños menores de 15 años, corren un riesgo mayor de infectarse. Las garrapatas infectadas transmiten la rickettsia a los conejos, las ardillas, los ciervos, los osos, los perros y los humanos. La enfermedad no se transmite directamente de persona a persona. Las rickettsias viven y se multiplican en las células que revisten los vasos sanguíneos. Los que generalmente resultan afectados son los que se encuentran en la piel y debajo de ésta y los del cerebro, los pulmones, el corazón, los riñones, el hígado y el bazo. Dichos vasos pueden resultar obstruidos por coágulos de sangre. Síntomas Los síntomas comienzan de improviso entre 3 y 12 días después de la picadura de una garrapata. Cuanto antes aparezcan los síntomas de infección (es decir, cuanto menor sea el período de incubación), más importantes serán dichos síntomas. El enfermo sufre intensos dolores de cabeza, escalofríos, agotamiento extremo (postración) y dolor muscular. La fiebre puede alcanzar los 39,5 a 40 °C en pocos días y, en los casos graves, sigue alta durante 15 a 20 días; puede desaparecer transitoriamente durante la mañana. Es habitual que aparezca una tos muy seca. Alrededor del cuarto día de fiebre, aparece una erupción cutánea sobre las muñecas, los tobillos, las palmas, las plantas de los pies y los antebrazos que se extiende hacia el cuello, el rostro, las axilas, las nalgas y el tronco. Al principio, la erupción es plana y rosada, posteriormente comienza a sobreelevarse y adquiere un tono más oscuro. El agua tibia (por ejemplo, al tomar un baño caliente) destaca más la erupción. A los 4 días aproximadamente, aparecen pequeñas zonas de color púrpura (petequias) debido al sangrado producido en la piel. Cuando esas zonas se fusionan puede formarse una úlcera. Cuando se ven afectados los vasos sanguíneos del cerebro puede aparecer dolor de cabeza, inquietud, incapacidad de conciliar el sueño, delirio y coma. El hígado puede aumentar de tamaño; la inflamación hepática provoca ictericia, en raras ocasiones. Puede desarrollarse una infección en las vías respiratorias (neumonitis) además de producirse neumonía y daño cerebral y cardíaco. A pesar de que no es frecuente, en los casos graves puede producirse una caída de la presión arterial e incluso muerte súbita. Prevención y tratamiento No existe ninguna vacuna contra la fiebre maculosa de las Montañas Rocosas. Deben aplicarse repelentes como la dietiltoluamida sobre la piel y la ropa de cualquiera que trabaje en áreas infestadas con garrapatas. Estos repelentes son eficaces pero en ocasiones causan reacciones tóxicas, especialmente en los niños. La higiene corporal y un control frecuente de la presencia de garrapatas son muy importantes para prevenir la infección. Las mismas deben ser eliminadas con cuidado, puesto que las rickettsias pudieran transmitirse si se aplasta con los dedos un insecto infectado y lleno de sangre. No existe ningún medio práctico para eliminar las garrapatas de las zonas al aire libre. No obstante, el control de la población de animales pequeños puede reducir el número de las mismas. Los insecticidas también son de gran ayuda. La fiebre maculosa de las Montañas Rocosas puede provocar una grave enfermedad o incluso la muerte. En consecuencia, cuando se sospecha que alguien padece esta enfermedad, se le administra un antibiótico de inmediato, antes de disponer de los resultados de los análisis de laboratorio. Del mismo modo, cualquier persona que viva en un área boscosa y tenga fiebre, dolor de cabeza o malestar debe ser tratada con un antibiótico antes de que se conozcan los resultados de las pruebas de laboratorio, incluso aunque no se detecte ninguna picadura de garrapata. La administración de antibióticos ha reducido significativamente el índice de muertes, del 20 al 7 por ciento. La enfermedad puede ser mortal si se retrasa el tratamiento. Los pacientes gravemente afectados por la fiebre maculosa de las Montañas Rocosas suelen tener una circulación sanguínea inadecuada, que puede causar insuficiencia renal, anemia, hinchazón de tejidos y coma. También pueden perder mucho líquido a través de los vasos sanguíneos infectados. Por esta razón, si es necesario suministrar líquidos intravenosos, es imprescindible hacerlo con cuidado para evitar que aumente la acumulación de líquido en los pulmones o el cerebro, particularmente durante las fases más avanzadas de la enfermedad.