“Estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo

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Queridos hermanos y hermanas,
Hace unos días mantuve un diálogo con una joven de
otra parroquia que se está acercando a la Iglesia. Al
acabar su explicación de cómo había ido este proceso
yo empecé a hablar de la razonabilidad de la fe. Ella
me había hablado de sus lloros, de sus emociones, de
sus sentimientos, y yo empecé a explicar que la fe no
es un sentimiento, que la fe no es algo irracional,
como muchas veces nos quieren hacer creer, que la fe
se fundamenta en la razón, le cité también al Beato
Juan Pablo II, que en la Carta Encíclica Fides et
ratio, dice que para conocer a Dios necesitamos el ala
de la fe y el ala de la razón.
Si sólo hay razón, caemos en el racionalismo, la razón
lo quiere controlar todo, sólo se acepta aquello que la
razón puede entender, y no es capaz de vivir en el
misterio ni acoger de aquello que Dios ha revelado. La
fe no interviene...
La vida cristiana es como una paloma que necesita el
ala de la fe y el ala de la razón. La razón fundamenta
la fe y la fe ilumina la razón... Fe y razón no se
tendrían que separar.
¿Per qué le decía todo esto a esta joven? Porqué
seguro que dentro de unos días los sentimientos, los
lloros, las emociones, irán disminuyendo, y entonces
¿qué?, ¿se acaba su proceso de fe?...
Si sólo hay fe, sin razón, caemos en un fideísmo. Es la
fe del carbonero: “creo porqué sí”, “creo porqué
siempre he creído”, “creo porqué así me lo
enseñaron”.... La razón no interviene. Situados aquí no
puede haber transmisión de la fe...
Cuando le hablé de todo esto se mostró sorprendida.
Sorprendida de que la fe fuera más que un
sentimiento, sorprendida de que la razón intervenga
en la fe...
Es lo que dice San Pedro en la segunda lectura:
“Estad siempre prontos para dar razón de vuestra
esperanza a todo el que os la pidiere.” Nuestra fe
tiene una razonabilidad y esta razonabilidad la hemos
de mostrar a quien nos lo pida.
Por esto, en la catequesis a parte de iniciarlos en la
plegaria y a celebrar la fe, les enseñan unos
contenidos que son asumidos por la razón...
Contenidos como ¿quién es Dios? ¿Quién es Jesús?
¿Qué hizo? ¿Qué nos quiere dar Jesús? ¿Qué es un
sacramento? ¿Qué es la Iglesia?... Catequesis nos
muestra que no podemos caer en un fideísmo...
Hoy he dejado en la entrada de la Iglesia una
conferencia que se hizo con motivo del 20º
aniversario del SAFOR. Se titula “El papel de la
religión en la universidad”, realizada por David Jou
que es Catedrático de Física de la Materia
Condensada. Su especialidad de investigación es la
termodinámica de procesos irreversibles y mecánica
estadística de sistemas fuera del equilibrio, área en
la cual ha publicado unos doscientos artículos de
investigación en revistas internacionales, y diversos
libros. La conferencia es extraordinaria, vale la pena
que la cojáis y la leáis...
Estamos celebrando el VI domingo de Pascua y en la
primera lectura y el evangelio ha aparecido un nuevo
personaje: el Espíritu Santo. Domingo que viene
celebramos la Ascensión del Señor y el domingo
siguiente Pentecostés, con lo cual culmina toda la
cuaresma y toda la pascua.
Todo lo que hemos ido viviendo desde el miércoles de
Ceniza es para poder recibir más plenamente el
Espíritu Santo, el espíritu de Jesús. Como los
discípulos ahora hace 2000 años queremos recibir el
Espíritu Santo, que puede transformar nuestras
personas de una manera que no sospechamos, que no
llegamos a imaginar...
Nosotros en estos días hemos de tener un gran deseo
de Espíritu Santo. Hemos de sentir hambre y sed de
Espíritu Santo. Sería bueno hacerlo leyendo los
primeros capítulos de los Hechos de los Apóstoles,
donde aparece todo lo que el Espíritu Santo puede
hacer en nosotros...
Decía un santo: “Cada vez más voy entendiendo la vida
cristiana como una espera (confiada, e intensa) del
don del Espíritu Santo”.
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