4 Lunes 24 de agosto de 2009 FUTBOL El torneo Apertura Repite defectos y debilidades Con Ortega y Gallardo, River perdió 2 a 0 ante Banfield, en una producción pobre, con muchos puntos en contacto con sus fracasos recientes El uruguayo Silva ya controló el mal despeje de Cabral y saca el remate que se convertirá en el primer gol de Banfield, sin que Coronel ni Villagra logren evitarlo Por Claudio Mauri De la Redacción de LA NACION l receso pasó en vano para River. Tiene los mismos defectos y debilidades que hace tiempo lo muestran como un equipo vulgar y poco competitivo. Muy propenso a la derrota y con escasa reacción a la adversidad. Su debut no entregó ninguna señal como para pensar que el futuro será mucho mejor que su oscuro pasado. La desorientación continúa y se profundiza, aunque la conducción del club apueste por la nostálgica solución de Ortega y Gallardo. Dos viejas glorias, cuyo ocaso corre el riesgo de quedar más en evidencia en medio de la decadencia que envuelve al equipo. Rescatar a River del pozo representa para ambos una carga demasiado pesada a estas alturas de sus carreras. No hay funcionamiento ni estructura que les dé contención para que ellos puedan marcar alguna diferencia con el goteo de calidad que les queda. Banfield tuvo la solidez y serenidad necesarias para aprovechar las fisuras de River. Todo se le simplificó porque ya ganaba al minuto de juego. A Banfield no le hizo falta elaboración de juego para crear peligro. Le bastaba con poner la pelota en el área visitante y del resto se encargaba River con sus desacoples y fallas en la marca. Por eso, cualquier pelotazo podía transformarse en una situación de gol. Ocurrió cuando habían pasado poco más de 60 segundos. Cabral rechazó un largo envío con un cabezazo que le dejó la pelota servida al uruguayo Silva, que no estaba frío ni desacomodado. Respondió como un delantero que vive del gol: su remate de derecha, desde el E Salmerón, un refuerzo más para Falcioni El ataque de Banfield estuvo ayer muy bien cubierto por el despliegue y la profundidad de Silva y Fernández, autores de los goles. Falcioni sumó una pieza más de recambio. Esta semana comenzará a entrenarse con el plantel el delantero Luis Salmerón, de 27 años, que llegó de Talleres a préstamo, aunque su pase pertenece a Ferro. balcón del área, entró junto a un poste. La jugada también sirvió para retratar ya no el estancamiento, sino la involución de Cabral. Un zaguero que fue campeón mundial juvenil y asomaba como un defensor fuerte y confiable. Hace tiempo que no ofrece las mínimas garantías. La confusión que refleja River es la que transmite Gorosito, que en los casi ocho meses que lleva de gestión no demuestra estar a la altura de las circunstancias. Le está quedando grande el desafío. Su equipo no tiene un estilo definido ni exhibe fortalezas futbolísticas o anímicas. Su margen de error es cada vez más grande en el armado del equipo. Apostó para la zaga por el juvenil Coronel, al que se lo ve nervioso, como si cargara con un responsabilidad excesiva. Hasta ahora, su promoción a la primera división parece apresurada. La inclusión del paraguayo Paniagua, que sólo sumó un par de prácticas con sus compañeros, entra en la lista de los desatinos. Llegó, apenas tuvo tiempo de cambiarse y le dieron la titularidad como si se tratara de Xavi o Pirlo. Es Paniagua y el resultado quedó a la vista: no encontró la posición, deambuló mucho, recuperó poco y con la pelota en los pies fue nulo. Suspendido Fabbiani, el centrodelantero titular fue Ríos, al que el técnico no llevó a la pretemporada. Gorosito cambia mucho de sistema y de jugadores sin encontrar la fórmula ni el esqueleto del equipo. La búsqueda se hace demasiado larga porque las respuestas se demoran. Sus decisiones son un síntoma de inseguridad. Otro pecado capital de River: es frágil en su área y perdona en la del rival. No tuvo menos situaciones de gol que Banfield, pero su liviandad fue manifiesta. // F. M A R E L L I Regular B C A Banfield Cristian Lucchetti (c) Julio Barraza Sebastián Méndez Víctor López Marcelo Bustamante Marcelo Quinteros Maximiliano Bustos Walter Erviti James Rodríguez Sebastián Fernández Santiago Silva F 2 0 River Plate 5 6 6 6 5 5 6 6 6 6 8 Daniel Vega Paulo Ferrari Gustavo Cabral Maximiliano Coronel A Cristian Villagra A Augusto Fernández Miguel Angel Paniagua A Matías Abelairas Marcelo Gallardo (c) Ariel Ortega Andrés Ríos 4 4 3 4 4 5 4 3 4 4 3 DT: Julio Falcioni DT: Néstor Gorosito Cambios, ST: 30m, Emmanuel Pío por Erviti; 37m, Ariel Broggi por Rodríguez, y 41m, Julio Marchant por Quinteros. Suplentes: Eduardo Bologna, José Devaca, Maximiliano Laso y Cristian García. Cambios. ST: 12m, Diego Buonanotte (4) por Abelairas, y 15m, Gonzalo Gil (4) por Ríos. Suplentes: Leandro Chichizola, Mateo Musacchio, Rodrigo Archubi, Diego Barrado y Martín Galmarini. GOLES PT: 1m, Silva (B), y 32m, S. Fernández (B). ARBITRO ESTADIO RESERVA Diego Abal (bien, 6) Banfield Banfield 3 vs. River 1 UN PARTIDO REDONDO No pudo ser más auspicioso el comienzo de Banfield. Ganó, no recibió goles y no tuvo amonestados. Sus hinchas disfrutaron del partido y reconocieron la potencia ofensiva de Santiago Silva, algunos lujos con la pelota de Walter Erviti y la combatividad de todos para anular a River. Ríos estuvo muy lejos de ser un centrodelantero intimidante. Cuando no quedó oculto por sus marcadores, Ortega lo cohibió más con sus rezongos. Se perdió dos goles en el área chica porque nunca se lo vio confiado y determinante. Más que definir, se sacó la pelota de encima. Fueron ocasiones que Falcao habría aprovechado aun en su día más apagado. A Gallardo y Ortega les faltan sostén físico y ritmo futbolístico. Sin jugar bien, del toque y la claridad de ambos surgieron tres posibilidades de gol. Es poco, pero hay que tener en cuenta que River, como equipo, es la nada. Ortega paga el largo período alejado del primer nivel. Se advirtió cuando entró solo a cabecear un medido centro de Gallardo y la pelota, impulsada por un hombro, dio en un poste. Banfield siguió haciendo negocio de los pelotazos. River lo ayudaba con la pasividad defensiva. Así se produjo el segundo gol, con un largo envío de Méndez a Fernández, que definió con toda comodidad. Banfield era más compacto y ordenado, y tenía en Silva a un atacante astuto y determinante. Con una tijera que rebotó en el travesaño estuvo cerca de aumentar. Se imponía la entrada de Buonanotte, cuya suplencia no se entendía muy bien tras haber sido uno de los mejores ante Lanús por la Copa Sudamericana. Quedó como un intento individual más, de baja influencia en el desarrollo. Al igual que la entrada del juvenil Gil, otra pieza suelta de este River peligrosamente acostumbrado a la derrota. Débil de mente y de piernas, mimetizado en la pobreza. Su comienzo no pudo ser más preocupante, ya que lo nuevo tiene la misma pinta de lo que ya fracasó.