Ser personas de oracion

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Ser personas de oración
Debe ser nuestra ambición llegar a ser personas de oración, es decir, personas poderosas
delante de Dios. Algunas personas tienen más poder que otras delante de Dios; es decir,
cuando ellas oran, Dios las escucha, mientras que cuando otras personas lo hacen, no son
escuchadas. ¿Qué significa ser poderoso delante de Dios? Simplemente significa ser
escuchado por Dios. Es como si Dios se complaciera en dejarse influenciar por cierta clase de
personas. Hay personas que son capaces de ejercer influencia sobre Dios. Así también, no
tener poder delante de Dios simplemente significa no ser escuchados por Él. Esta clase de
persona puede pasar muchas horas delante de Dios y, aun así, ser ignorada por Él. Pero
nosotros debemos anhelar que nuestras oraciones sean contestadas con regularidad.
Debemos tener tal aspiración; pues ninguna bendición se compara a la de siempre recibir
respuesta a nuestras oraciones. Tenemos que orar pidiéndole al Señor: ―Que todas nuestras
peticiones sean gratas a Tus oídos‖. No hay nada más glorioso que lograr que Dios incline Su
oído a nosotros. Es algo tremendo que Dios nos tenga tanta confianza, al grado que nos dé
todo cuanto le pidamos.
Al orar, al estar en la presencia del Señor, debemos mencionar los nombres de las personas
por las que tenemos carga, una por una. Debemos considerar cuanto tiempo demora Dios en
salvarlas. Si nuestras oraciones no han sido contestadas después de mucho tiempo, tenemos
que examinarnos a nosotros mismos y someternos al escrutinio de Dios. Con frecuencia, si
queremos que nuestras oraciones sean contestadas, es necesario que tomemos ciertas
medidas con respecto a nuestra condición espiritual. Si nuestras oraciones no han sido
contestadas, generalmente es un indicio de que estamos enfermos en alguna área de nuestra
vida espiritual. Por lo que, si seriamente no tomamos medidas al respecto, siempre
fracasaremos.
Por esto es necesario mantener un cuaderno de registro, una lista, para ver si nuestras
oraciones han sido contestadas o no. Hay muchos que ni siquiera saben si sus oraciones son
contestadas, debido a que no mantienen un registro detallado de las mismas. Por eso, los
hermanos y hermanas que recién han sido salvos debieran dedicar un cuaderno para este
propósito, con lo cual podrán saber si sus oraciones han sido contestadas o no, y si existe
algún problema entre ellos y el Señor. Además, esto les permitirá saber cuándo necesitan
examinarse ellos mismos y cuándo necesitan ser examinados por Dios.
Si a pesar de haber orado por un largo tiempo, todavía no ha recibido respuesta, debe darse
cuenta de que debe haber algún obstáculo, y que dicho impedimento siempre se debe a que
algún pecado está afectando nuestra conciencia o que hay problemas con relación a nuestra
fe. No es necesario que los nuevos creyentes se preocupen de aspectos más profundos de la
oración; ellos deben tener en cuenta únicamente su conciencia y su fe. Así pues, al estar en la
presencia del Señor, debemos confesar nuestros pecados, tomar las medidas correspondientes
con respecto a los mismos y rechazarlos. Al mismo tiempo, debemos tener plena confianza en
las promesas de Dios. Si hacemos esto, las personas por las que oremos se salvarán una por
una, y llevaremos una vida en donde abundan las respuestas a nuestras oraciones.
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