en el lenguaje científico, y también por la confusión que existe al respecto en la actualidad. En la segunda parte hemos hecho una exposición detallada de la forma como se utiliza la gramática latina en las descripciones taxonómicas, las cuales, como lo hemos advertido, son estructuras lingüísticas organizadas alrededor de un núcleo sustantivo o adjetivo, mientras el verbo queda relegado a un papel de segundo orden. La tercera parte explica, en la forma más sencilla posible, las nociones básicas de gramática griega que necesita un taxónomo, a saber: la fonética, la ortografía y las declinaciones. Cada concepto se ilustra con abundantes ejemplos tomados de la literatura botánica, ya que esta es la única forma de asimilar las nociones teóricas de gramática, tanto más cuando el que quiera aprender el neolatín científico, en la mayoría de los casos, deberá proceder en forma autodidacta. El contenido esencial de la presente edición es el mismo de "Latín básico para botánicos" (Ernstia № 55, 1989), debidamente corregido; pero también hemos incorporado nociones y conceptos que, al hacer esa edición, no nos habían parecido esenciales, o cuya importancia para un taxónomo no habíamos apreciado debidamente. Además, toda la tercera parte que se refiere al griego, es nueva, y constituye la diferencia esencial con respecto a la publicación anterior. Ningún trabajo es perfecto, y el presente no se escapa a esta ley. Sin embargo, nos anima la circunstancia de que son muy pocos los textos que tratan sobre este tema, y también el deseo de ayudara los estudiantes de Biología y a los taxónomos cuando, por exigencias de su carrera o profesión, se ven precisados a consultar obras de siglos pasados o a realizar descripciones y diagnosis en latín. Nos parece que este trabajo, a pesar de sus deficiencias, puede ayudar en la consecución de tal objetivo. Pero además, si logramos que se comprendan mejor algunos rasgos del castellano y se tome conciencia de su vinculación con la lengua madre, nos sentiremos altamente complacidos. No podemos concluir estas palabras introductorias nuestro agradecimiento a los estudiantes de Biología y a los de la Botánica que en todo momento nos favorecieron con y sugerencias; y en modo particular al Dr. Otto Huber y a Anala y Armando Planchan, cuyo patrocinio y generoso posible la presente publicación. sin expresar profesionales sus consejos la Fundación interés hizo Caracas, enero de 1992