Olmedo Presidente del Gobierno Provisorio

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From the SelectedWorks of Guillermo Arosemena
October, 2013
Olmedo Presidente del Gobierno Provisorio
Guillermo Arosemena
Available at: http://works.bepress.com/guillermo_arosemena/581/
Olmedo, presidente del Gobierno Provisorio
Guillermo Arosemena Arosemena
La vida de José Joaquín de Olmedo, como la de cualquier persona, se divide en
etapas. Las más importantes de él en su vida pública son: desempeño en las
cortes de Cádiz, participación en la Independencia de Guayaquil, presidencia del
Gobierno Provisorio, elaboración de la primera constitución cuando Ecuador se
convirtió en república, actividades en Perú, estadía en Londres y participación
en la revolución marcista en 1845. No todas sus fases han sido estudiadas en
detalle. Los libros de historia no profundizan su actuación como Presidente del
Gobierno Provisorio entre noviembre de 1820 y julio de 1822, período
indispensable para la independencia de Ecuador. Rocío Rosero Jácome, en su
obra Olmedo Político, Patriota o Desertor, apenas dedica 20 páginas de las 580,
a describir la labor de Olmedo en esos años.
Siempre he estado interesado en investigar la parte de la historia ecuatoriana
que no ha sido escrita, o lo ha sido pero superficialmente; me refiero a la que los
historiadores del siglo XIX y gran parte del XX ignoraron por falta de
conocimiento o por considerarla irrelevante. Entre las historias no escritas están
la empresarial y la económica. También he preferido escribir sobre la historia de
personajes que los historiadores sí tomaron en cuenta, pero pasaron por alto lo
más importante. Ejemplo es José Joaquín de Olmedo. Finalmente me ha
interesado revisar ciertos episodios de importancia histórica para comprobar si
lo escrito es verdadero o manipulado. Este agotador trabajo lo vengo haciendo
desde 1985. Gran parte de mi tiempo lo he dedicado a investigar y escribir;
también ha sido un gran esfuerzo económico. En el camino he tenido que
enfrentar a historiadores quiteños que tienen la idea equivocada de que la
historia está grabada en piedra, es decir intocable.
En mi opinión el trabajo de historiador no es ser exclusivamente narrador de lo
ocurrido. Hay que interpretar los hechos y desde la retrospectiva llegar a
conclusiones. Por ejemplo, no conozco historiador que haya escrito si convino o
no a Ecuador formar parte de la Gran Colombia. Yo sí lo he hecho y mi trabajo
está publicado en el diario virtual Desde mi Trinchera, iniciado por columnistas
de El Telégrafo cuando era una empresa privada.
Ustedes se preguntarán ¿qué hace un experto en historia económica y
empresarial hablando sobre el 9 de Octubre de 1820 y José Joaquín de Olmedo?
Para la mayoría, esta magna fecha está relacionada con historia militar, política
y diplomática. Tal afirmación, es verdad a medias; los empresarios fueron
indispensables para lograr la Independencia de Guayaquil, el apoyo a Olmedo
entre noviembre de 1820 y julio de 1822 y la financiación de la campaña de
Bolívar en Perú. En Memorias porteñas con el título de Banqueros de la
Independencia escribí: “El empresario guayaquileño, siendo de naturaleza
libertaria, conocía que para expandir los mercados internacionales y tener
libertad económica, era necesario independizarse de España y ayudar a liberar
a las demás provincias. No escatimó esfuerzo económico en financiar la
Independencia de Ecuador. Las demás provincias no contaban con capitales, ni
existía en su gente la generosidad y solidaridad guayaquileña. Bolívar en carta
a Santander se quejaba de que los quiteños no aportaban dinero para sus
campañas: “En Quito no se paga a nadie porque no hay que pagar…”
La historia ve a Olmedo como un gran poeta, político y redactor de la constitución
de Guayaquil y primera de Ecuador. Olmedo fue mucho más: auténtico estadista,
decidido, implacable defensor de los intereses de Guayaquil, recaudador de
contribuciones, gran comunicador, con fuerza de carácter y estratega militar. Él
demostró todas estas cualidades durante el corto período que presidió el
Gobierno Provisorio. Olmedo sin los empresarios guayaquileños no hubiera
podido financiar el ejército de Guayaquil, la traída del ejército de Sucre y la
alimentación de miles de soldados durante los 19 meses que duró la campaña
militar hasta el triunfo en Pichincha. Durante estos meses, Olmedo apoyó y
participó en la planificación y organización de la logística de las tropas. Él tuvo
que enfrentar más de dos insurrecciones, siendo las más importantes una militar,
cuando un grupo de soldados trató de sabotear barcos; otra separatista, cuando
Portoviejo pretendió imponer a la fuerza, la anexión a Colombia. Finalmente tuvo
que enfrentar a Cochrane quien pretendió llevarse a la fuerza un barco como
trofeo de guerra. Olmedo también encaró momentos difíciles al tratar de defender
una región que no cumplía las condiciones para valerse por sí misma: tenía
pequeña población, estaba rodeada de dos ex virreinatos con mayor capacidad
económica, experiencia política y cuyos líderes querían apoderarse del puerto
más importante del Pacífico sudamericano, además tener al enemigo español a
pocos kilómetros de distancia hacia el este y corsarios al oeste atacando todo
barco para robarse la carga y dinero de quienes navegaban.
Olmedo tenía escollos por delante; el más importante era cómo manejarse en
buenos términos con San Martín y Bolívar, dos genios de la guerra que habían
puesto la mirada en Guayaquil, a la cual comenzaban a enviar representantes
para firmar acuerdos. Olmedo estaba consciente de que necesitaba de ellos y
no podía romper relaciones, por lo que supo manejarse con diplomacia sin perder
la dignidad y tratando de no mostrar inclinación por ninguno de los dos. Olmedo
fue hombre de convicciones cuando expresó su forma de pensar a Bolívar, San
Martín, Sucre y representantes de los dos primeros.
17 de Marzo de 1821
A Bolívar:
“La provincia de Guayaquil está dispuesta a sostener el voto de ser libre;
y no lo está menos a cooperar con todas sus fuerzas a la hermosa causa
de América, excitada por sus propios sentimientos y estimulada por el
sublime ejemplo que le han dado los pueblos de Colombia”
4 de Junio de 1821
A Sucre
“La compra de la corbeta Alejandro y bergantines Ana y Potrillo por el
Gobierno de Colombia parece que es condicional, y lo celebro para que
no tenga efecto. Es curiosa la representación que el amigo Illingrot hizo
al Vicepresidente sobre este negocio, manifestando las miras poco
generosas de Henderson en esta especulación. A esta hora ya habrá
usted conferenciado con aquél y habrá conocido la ninguna ventaja, y sí
el grave perjuicio que nos acarrearía la compra. El estado de esos buques
es otro motivo de consideración, pues sólo en repararlos se gastaría
mucho”
17 de Diciembre de 1821
Sucre
“Si Ortega detesta esta provincia, ¿para qué la busca? Si todos los
guayaquileños son unos pícaros, ¿por qué los quiere como conciudadanos? Si
se jacta de que no reconoce este Gobierno y de que, aunque se le mande, no ha
de salir porque usted es la única autoridad que sufre, ¿será justo que se le tolere
para que difunda más semilla de desunión, y vaya preparando una disolución
que no tuvo efecto otra vez? Sí, amigo, esto no tiene duda…”.
En lo militar, a pesar de no tener ninguna experiencia, Olmedo fue planificador,
estratega y experto logístico, preocupado de los más mínimos detalles en las
campañas militares, como se evidencia en numerosas cartas que el mantuvo con
Toribio Luzuriaga, general peruano, quien reemplazó a Febres Cordero y
Urdaneta, después de la derrota de Huachi, General José Mires de Colombia,
Sucre, San Martín y otros.
A San Martín
29 de Abril de 1821:¨…propusimos a V.E. por si lo creyese conveniente el plan
de hacer mover a Piura una división que obrando por Loja amenace a Cuenca
con el fin de llamar la atención al enemigo por aquella parte y dividir su fuerza;
mientras las tropas de Colombia y de esta provincia marchaban directamente
contra Quito. Parece que la combinación no es desordenada y por el contrario
necesaria; y cuando se piensa que después de libertadas las provincias, pueden
todas las fuerzas reunidas marchar o engrosar el ejército del Perú, se presenta
una perspectiva hermosa y llena de esperanza”
A Sucre
16 de Julio de 1821: “… a las dos horas de salir de Samborondón pueden las
embarcaciones llegar a la Boca de Baba, hacienda de Baquerizo; y que desde
este punto a Babahoyo hay camino de tierra muy corto como de dos o tres horas.
Me parece, pues, que sería bueno, que en las balsas vayan hasta Boca de Baba
caballos y caballeros, que allí salten, monten y marchen a su destino. De este
modo le quedan a usted expeditas las canoas para conducir la tropa. Estas
canoas pueden entrar por el estero de Lagartos desembarcar en la hacienda de
ese nombre que dista un cuarto de hora de Babahoyo por tierra y ahorrar cuatro
o cinco por el río”.
15 de Agosto de 1821:“Si el enemigo ataca sólo por Sabaneta, es preciso
recibirlo como está usted resuelto. Si la división de Cuenca viene por Naranjal,
no es posible su pronta reunión con la de Guaranda. El mismo movimiento indica
que no intentan reunirse, pues de venir a Naranjal, o de ir a Yaguache, van a
pasar 8 días de marcha por caminos difíciles. Situados en Naranjal, sólo por el
río pueden invadir la Ciudad; y esto es difícil, imposible. Illingrot está hecho cargo
de dos cañoneras situadas en la boca del río de Naranjal y que rondan la costa.
A pesar de la circunstanciada relación de este último espía no puedo resolverme
a creer que el enemigo dirija toda su fuerza por Naranjal, porque de ese modo
no se unen. Si se unen, es forzoso retirarse antes de su reunión, y la retirada
debe ser por tierra, dirección de Babahoyo. ...”.
“Haga usted que se dé orden a don José Garaycoa para que haga retirar cuanta
embarcación haya en los ríos de Caracol, Juana de Oro y Pueblo Viejo. Hace
días que dimos nosotros esa orden general a todos los pueblos de esa comarca
para que retirasen todo, luego que supiesen que se acercaba el enemigo. Esta
orden va a renovarse. Los mismos señores Campo y Baquerizo indicarán a usted
los medios y modos de retirar los ganados de esos campos; pues la operación
es dificultosísima. Hace dos días que salió una balsa para Yaguache a recoger
y traer todos los arroces que allí hubiere. En Samborondón hacíamos un acopio
para que se fuese proveyendo Babahoyo; ahora mismo va orden para que venga
a la Ciudad”.
“No sé qué decir a usted, pero creo que, preparado todo para la retirada, no debe
emprenderse hasta que no haya noticia segura de que los enemigos están en
Yaguache. Pero la suprema ley es salvar la división, pues en ella se salva la
provincia y se prepara la libertad de todo el Departamento. Repito que si la
retirada es inevitable, debe hacerse por Baba, y de allí a Daule: en este tránsito
hay posiciones ventajosísimas, y sobre todo se impide que el enemigo se
apodere de toda la provincia en el momento y sin embarazo”.
“La mayor parte de municiones está en el río. Una lancha costea por la boca
del río de Yaguache. Veo que nos cercan grandes atenciones; pero es poco
gloriosa una victoria sin peligros”.
Olmedo fue la fuente de información de San Martín, sobre lo que sucedía en los
diferentes frentes de batalla en Ecuador y Colombia. La mayoría de sus cartas
tienen comentarios sobre los movimientos del enemigo, los éxitos y fracasos de
las batallas.
Sin los capitales de los empresarios guayaquileños, Bolívar no hubiera logrado
su triunfo en 1822, se hubiese demorado muchos años. El Libertador tenía
cerrado el crédito en Londres por haber nombrado como sus representantes en
Londres a personas de pésima reputación. Sobre el tema me permitiré citar a
Jeremy Bentham, uno de los mayores pensadores y juristas ingleses de la época,
a quien Bolívar había escrito numerosas cartas solicitándole proyectos de ley
para la Gran Colombia. En el epistolario de Jeremy Bentham, hay numerosas
cartas dirigidas a Bolívar pidiéndole no enviar a Inglaterra representantes
indeseables: “Tan baja ha sido la reputación de la Gran Colombia durante algún
tiempo, que cualquier beneficio que dependa de la reputación, lo perderá
necesariamente a no ser que cambie de representantes…” Sobre el fraude
cometido con los préstamos de la Independencia, no se ha hecho ningún estudio
para determinar cuál fue el verdadero monto usado para la Independencia. Este
es un trabajo que tengo pendiente. No me llamaría la atención si más del 25%
fue a parar a los bolsillos de los representantes de Bolívar en Londres e
intermediarios que compraron con sobreprecio los barcos de guerra, armamento
y demás implementos bélicos.
Olmedo cedió a Bolívar el arsenal español que existía en Guayaquil incautado el
9 de Octubre; según el escritor peruano Mariano Felipe Paz, “…el único arsenal
que entonces existía en la América del Sur…” Para dimensionar el monto de los
préstamos, Ecuador exportó 700,000 pesos en 1821. Entre 1822 y 1826, Bolívar
recibió por concepto de préstamos forzosos en pesos, 1,669.202 de Ecuador,
160.223 de Venezuela y 426.677 de Nueva Granada. Al referirse al sacrificio
monetario de los guayaquileños, el escritor Mariano Fasio Fernández afirma: "El
gasto de transporte al Callao desde Colombia a través de Guayaquil, de 6.848
soldados y otros 3.000 desde Panamá costó 939.109 pesos. La escuadra
colombiana del Pacífico fue pagada por Guayaquil: los cinco barcos que
la conformaba costaron 178.489 pesos". El valor citado cubre apenas una parte
de lo que los empresarios guayaquileños entregaron: además de lo mencionado,
financiaron la alimentación, uniformes, armamento, carpas y medicina; Bolívar
compró naves estadounidenses con cargo a fondos guayaquileños, etc.
En la correspondencia de Olmedo se conoce el destino del dinero guayaquileño
en la liberación de Ecuador. El 14 de Abril de 1821, le indica a Bolívar “Desde
hoy empiezan a salir de este puerto los buques que deben trasportar las tropas
de las costas del Chocó. El convoy se compone de una fragata, dos bergantines
y dos goletas, con el repuesto de víveres suficientes para 1500 hombres… ya
hemos recurrido a dos empréstitos forzosos de 80.000 pesos, de los cuales la
expedición del Chocó, que no baja de 40.000 de gasto, ha consumido el último
resto”. En carta de Olmedo a Sucre el 9 de Julio de 1821: “Por comisaría deben
pagarse los gastos de espías y los extraordinarios con orden de usted”. En carta
del 12: “Desde antes de ayer salió el oficial Pellicer con dos mil pesos para
Babahoyo y con encargo de recibir otros dos mil de aquel Ayuntamiento”. En la
del 16: “Van los 20.000 cartuchos de operación y los 10.000 de instrucción, y
demás municiones que usted pide”. En la del 18: “El oficial ayudante del amigo
Morales que sale dentro de horas, llevará mil pesos y la quina. Repito que el
botiquín que existe en Samborondón fue provisto bastantemente y es preciso
que se pidan los artículos que no tengan y sean precisos”. Olmedo a San Martin
en el 14 de Julio de 1821: “El teniente Bell… tiene ya a bordo de la Golondrina
las 400 tablas y los cien remos que nos pidió V.E. últimamente.” Durante el mes
de Agosto, en cartas de Olmedo a Sucre, la del 12: “Con esta marea van 44
mulas que mandamos traer de Balao; de Yaguachi sé que fueron 14. Hemos
comprado la bayeta para frasadas, irán con algún dinero”. La del 15: “El hospital
se embarcó anoche para el Morro”. La del 16 del Ayuntamiento de Guayaquil a
Sucre: “… es indispensable que se abra un empréstito extraordinario de
cincuenta mil pesos que deben estar colectados dentro de cinco días”.
Los dineros de Guayaquil también fueron usados por Bolívar para la liberación
de Perú, como se evidencia en carta del 17 de Marzo de 1824, que se refiere a
la compra de la fragata Kingston al estadounidense Ricardo Alsop por 25.000
pesos. En la citada carta se explica las condiciones del negocio: “Por cuenta de
este pago deben abonarse al señor Alsop en derechos de exportación e
importación de esa aduana de Guayaquil 8.000 pesos. Así S.E, previene a US
que se admita al señor Alsop o a quien él tenga a bien, la introducción de
mercadería hasta cubrir con los derechos la mencionada cantidad de 8.000
pesos que le han ofrecido como dinero al contado”. En el mismo año, J. Gabriel
Pérez, secretario del Libertador ordenó al Intendente de Guayaquil cruzar una
deuda del estadounidense Tomas Foley que tenía con la Aduana, por 11,687
pesos “se le admitan por cuenta del haber nacional que la República adeuda a
este individuo como inspector que fue de nuestros hospitales con el carácter de
Coronel, y por cuenta de los sueldos que se le adeudan del tiempo que sirvió…”
El 11 de julio de 1822, Bolívar llegó a Guayaquil acompañado de Sucre y rodeado
por 3000 veteranos de las guerras de la independencia. El 13 se arrió la bandera
de Guayaquil y se izó la de Colombia; el Gobierno Provisorio fue cesado en las
funciones que había funcionado desde noviembre de 1820. La sentencia de
Bolívar “Una ciudad con un río no pueden formar una nación” se había cumplido.
Olmedo huyó de la ciudad el 29 por temor a ser encarcelado. Con Olmedo se
repitió lo sucedido a Winston Churchill, quien terminada la II Guerra Mundial se
postuló para primer ministro y perdió las elecciones. Sin Churchill la II Guerra
Mundial se hubiera prolongado por mucho tiempo. Parecería que el ser humano
tiene la ingratitud en sus genes.
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