Servicio Litúrgico Dominical Domingo de Pentecostés(Ciclo A ) Edita: musicaliturgica.com 8 D E J U N I O 2 0 1 4 NECESITAMOS UN ESPIRITU NUEVO PARA RENOVAR LA TIERRA EL ESPIRITU RENOVADOR: En nuestra sociedad materialista, egoísta hasta el colmo, cada vez hay más problemas y cada vez afectan a más. Hace falta un espíritu nuevo para renovar la tierra. Jesús resucitado se hace presente en medio de sus discípulos y les comunica su Espíritu: Recibid el Espíritu Santo. Los discípulos de Jesús llenos del Espíritu Santo, llenos de coraje, rompen su encierro, salen a la calle y comienzan a predicar el evangelio sin temor. El mismo Espíritu que desata sus lenguas, abre el oído de los creyentes. Comienza así la misión de la Iglesia, símbolo e instrumento en la comunicación de la nueva vida que nos ha traído el Resucitado. LITURGIA DEL DOMINGO DE PENTECOSTES (CICLO A) PRIMERA LECTURA Lectura de los hechos de los Apóstoles 2, 1-11 Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería. Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos, preguntaban: -« ¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua.» SALMO RESPONSORIAL 103, 1ab 7 24ac. 29c 30. 31 y 34 (R.: cf. 30) R. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra Bendice, alma mía, al Señor: / ¡Dios mío, qué grande eres! / Cuántas son tus obras, Señor; / la tierra está llena de tus criaturas. / R. Les retiras el aliento, / y expiran y vuelven a ser polvo; / envías tu aliento, y los creas,/ y repueblas la faz de la tierra. / R. Gloria a Dios para siempre, / goce el Señor con sus obras. / Que le sea agradable mi poema, / y yo me alegraré con el Señor. / R. SEGUNDA LECTURA Carta de S. Pablo a los Corintios. 12, 3b-7. 12-13 Hermanos: Nadie puede decir: «Jesús es Señor», si no es bajo la acción del Espíritu Santo. Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. CANTOS PARA LA CELdEBRACIÓN EUCARÍSTICA (Todos estas canciones se pueden descargar en WWW.MUSICALITURGICA.COM) Entrada: Oh Señor envia tu Espiritu CLN 252; Cristo resucitó (Apéndice); La alianza nueva CLN 253. En Latin: Introito: Spiritus Domini (Canto Gregoriano) Aspersión del agua: Vida Aquam. CLN . A82 Canto Gregoriano Misa de pascua: Lux et origo. Gloria: De Palazón CLN C 4. Salmo y Aleluya. Oh Señor, envía tu Espíritu. Propio. Secuencia. Gregoriano o en Castellano: Ven, Espíritu Santo. CLN 258 Ofertorio: Veni creator CLN 251; Señor te ofrecemos (Cantos varios) Santo : de Halfter 1 CLN-15 Comunión: Envía tu Espíritu CLN-254; Oh Señor, envía tu Espíritu. CLN 252 El Espíritu del Señor. (Cantos Varios) Final:Regina coeli CLN 302 N B. Cantos para la misa con Niños de primera Comunión. El perdón de los pecados -y, por lo tanto, la lucha contra él- no lo podrán realizar los ministros del Señor sin dejarse antes invadir por el Espíritu Santo. Hay que evitar, en la administración de los sacramentos, toda apariencia de magia, y hay que acudir más al Espíritu Santo en una actitud humilde y constante de oración. Evangelio de San Juan 20, 19-23 Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, Si llevas a Dios , en ninguna parte has de sentirte extranjero, porque él estará en lo más dulce de todos los horizontes. Si llevas a Dios, en ninguna parte estarás triste, porque , a pesar de la diaria tragedia , él llena de júbilo el universo. Si lleva a Dios, no tendrás miedo de nada ni de nadie porque nada puedes perder , y todas las fuerzas del cosmos serían impotentes para quitarte tu heredad. Si lleva a Dios , ya tienes alta ocupación para todos los instantes ,porque no habrá acto que no ejecutes en su nombre, ni el más humilde ni el más alto. Ven, Espíritu Santo, amigo. Ven. Envía tu Espíritu sobre joven y viejo, niños y adultos, sobre hombres y mujeres,sobre alto y bajo, sobre este y oeste. Derrama tu fuego en el corazón del hombre, en la boca del hombre en los ojos del hombre, en las manos del hombre Derrama tu fuego en las palabras de los hombres, en el silencio de los hombres, en el hablar de los hombres, en las canciones de los hombres. Envía tu Espíritu sobre las casas de los hombres, sobre las ciudades de los hombres, sobre el mundo de los hombres, sobre todos los hombres Envía tu Espíritu sobre los que de buena voluntad. creen, Aquí y ahora, sobre nosotros sobre los que dudan, sobre los que derrama tu Espíritu aman, y que esté con nosotros para sobre los que están solos siempre. EL ESPÍRITU, FUEGO QUE ENCIENDE Y NO CONSUME Ven, Espíritu Santo, sobre nosotros, los CATOLlCOS TIBIOS Los suave, los mediocremente católicos. Nosotros, los que no robamos ni matamos, ni-¡mucho menos!-hacemos las barbaridades que otros hacen contra Dios o su Iglesia. Ven sobre nosotros, tipos tranquilos con nuestro sueldito y nuestro trabajito, nuestra celdita conventual o nuestro pisito familiar, nuestra feligresía o nuestra cofradía, y, ¡cómo no!, con nuestras pastillitas para cada tipo de dolencia. ¡Ah, claro!, y también con nuestros problemitas. «Pocos», porque para eso procuramos no complicarnos la vida. Y «nuestros» porque para eso enarbolamos el lema de que «cada palo aguante su vela»: y que no venga nadie a contarnos su vida. (...) Ven, Espíritu Santo, ven también sobre nosotros, los demasiado católicos No, no es que tengas que atemperar nuestro fervor. El fervor es bueno ya que no es sino el deseo intenso de la propia santificación; de amarte más y más. Ahora lo que te pedimos es que desciendas sobre los «supercatólicos», los fuera de serie; los que han hecho a Dios de su tribu, de su equipo; los que condenan en nombre de Dios a todo el que no piense como ellos. Son -¿o somos?- los fundamentalistas de todos los tiempos: los que no hubieran o hubiéramos dejado a Cristo comer con publicanos, tratar y disculpar a prostitutas y adúlteras, ni charlar con samaritanas o perdonar ladrones. Son los que el día de tu Pentecostés no hubieran abierto el balcón a partos, medos ni elamitas, sino que hubieran organizado el Evangelio como un club de privilegiados y selectos. (...) Ven, Espíritu Santo, ven, por fin, sobre los... CATÓLICOS DE VERDAD Ven sobre ellos, porque siempre pueden ser mejores. Porque los mismos Apóstoles sobre quienes descendiste -gente estupenda ellaaspiró con tu ayuda a mucho más. Porque nuestra misión no es sólo la de lucir, sino la de «brillar» ante Dios y los hombres. Porque si nuestra justicia no es mayor que la de escribas y fariseos, no entraremos en el Reino. (...) Porque tenemos que volver a escandalizar a quien nos vea haciéndoles exclamar: ¡Mirad cómo se aman! Porque el listón, en fin, de nuestra perfección lo has puesto nada menos que a la altura de tu Padre. ¡Ven, Espíritu Santo! Ven y enciende en todos y en cada uno de nosotros... ¡EL «FUEGO» DE TUAMOR! PP Tomas Alvarez y Fernando Domingo