Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. (Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. 2009; 56: 425-435) FORMACIÓN CONTINUADA Formación acreditada Tratamiento anestésico del paciente adulto epiléptico no neuroquirúrgico V. Pedroviejo*, M. Ayuso*, A. Jiménez* Servicio de Anestesiología, Reanimación y Tratamiento del Dolor. Hospital Universitario Príncipe de Asturias (HUPA). Alcalá de Henares. Madrid. Resumen La epilepsia es una enfermedad frecuente, que afecta hasta a un 1-2% de la población general y cuya incidencia se incrementa con la edad. Por su compleja etiopatogenia podemos encontrar enfermos en cualquier etapa de la vida. El tratamiento perioperatorio del paciente epiléptico ofrece múltiples particularidades, aunque las principales lo son desde el punto de vista farmacológico. El objetivo de este artículo es revisar aspectos generales de la etiopatogenia, fisiopatología y terapéutica anticonvulsivante, y profundizar en las implicaciones anestésicas del tratamiento crónico con antiepilépticos y las interacciones de éste con los fármacos anestésicos habituales. Palabras clave: Epilepsia. Anestesia. Fármacos antiepilépticos. Estado epiléptico. Anesthesia for procedures other than neurosurgery in the adult with epilepsy Summary Epilepsy is a common disease affecting between 1% and 2% of the general population. The incidence increases with age. Given the complicated etiology and pathogenesis of this disease, epileptic patients of all ages may require anesthesia. The perioperative care of these patients involves a number of special considerations, although the main issues to deal with are pharmacologic. This review gives an overview of the etiopathogenesis and pathophysiology of epilepsy and describes the general characteristics of antiepileptic drug therapy. The anesthetic implications of chronic treatment with antiepileptic agents and the interactions between these drugs and common anesthetics are discussed in more detail. Key words: Epilepsy. Anesthesia. Antiepileptic drugs. Status epilepticus. 1. Introducción 2. Fármacos antiepilépticos: aspectos generales 3. Fármacos antiepilépticos: aspectos farmacológicos 4. Agentes anestésicos y epilepsia 5. Miscelánea 6. Epilepsia y embarazo 7. Conclusiones 1. Introducción La enfermedad epiléptica alude a un grupo heterogéneo de enfermedades del sistema nervioso central (SNC) que se caracteriza por un inicio brusco de anomalías sensitivas, motoras, autonómicas o todas las anteriores. Estas alteraciones son transitorias y se sue*FEA Anestesiología. Correspondencia: Vicente Pedroviejo Sáez Servicio Anestesiología, Reanimación y Tratamiento del Dolor. Hospital Universitario Príncipe de Asturias. Campus Universitario, s/n. 28805 Alcalá de Henares (Madrid) E-mail: [email protected] Aceptado para su publicación en agosto de 2009. 33 len asociar a descargas anormales en el electroencefalograma (EEG). Sin embargo, se ha de diferenciar entre “crisis” como una actividad eléctrica cerebral paroxística, sincrónica y rítmica y “epilepsia”, como actividad recurrente en el tiempo. El 30% de los pacientes epilépticos presenta una causa conocida1 (neurológica o sistémica), mientras que hasta en el 70% de los casos se presenta de forma idiopática. Se calcula que unos 50 millones de personas sufren epilepsia en el mundo, lo que supone una incidencia del 0,5-2% de la población general2. Un 6-10% de los pacientes menores de 70 años sufren una convulsión en algún momento de sus vidas, aunque hasta el 70% de éstos no volverán a sufrir otro episodio. Existen múltiples formas de clasificar la epilepsia, aunque la más sencilla y práctica es dividirlas en crisis parciales y crisis generalizadas. Se denominan crisis parciales o focales a aquéllas cuya actividad cortical se origina y mantiene en una parte limitada del cerebro y que se subdividen a su vez en simples, sin pérdida de conciencia, o complejas, con pérdida de conciencia. Se denominan generalizadas a aquellas que desarrollan una actividad eléctrica bihemisférica desde el inicio, siendo las más frecuentes las crisis de ausencia, tónicas, atónicas, clónicas, tónicoclónicas y mioclónicas3,4. 425 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 56, Núm. 7, 2009 El paciente epiléptico presenta una mayor morbimortalidad, en parte debido a la muerte súbita inesperada del paciente epiléptico, el estado epiléptico o el elevado índice de suicidios. 2. Fármacos antiepilépticos: aspectos generales El objetivo del tratamiento anticonvulsivante es el control de las crisis con los menores efectos secundarios, para lo que se administra la mínima dosis efectiva del fármaco capaz de prevenirlas5. Más del 70% de los pacientes epilépticos controlan sus crisis con un único fármaco, mientras que un 30% debe utilizar varios fármacos, con un mayor número de efectos adversos6,7. El fármaco antiepiléptico (FAE) elegido depende del tipo de epilepsia y del perfil del paciente, en función de sus efectos secundarios y las interacciones que presente con otros fármacos5. 3. Fármacos antiepilépticos: aspectos farmacológicos El mecanismo de acción de los FAEs no se conoce completamente, aunque se sabe que se produce a través de la disminución de la excitabilidad neuronal o aumentando los neurotransmisores inhibidores5. Los fármacos que retrasan la activación de los canales de calcio durante la despolarización neuronal de alta frecuencia, tales como fenitoína, carbamacepina, ácido valproico, primidona o lamotrigina, producen un efecto inhibidor sobre la creación de los potenciales de acción5,8,9. Algunos actúan sobre los canales de calcio y sodio voltajedependientes5,9,10, como fenitoína, carbamacepina, ácido valproico o lamotrigina; mientras que otros lo hacen selectivamente sobre los canales de calcio tipo T, sobre todo la etosuximida5,11. Las benzodiacepinas aumentan la frecuencia de apertura de los canales de cloro acoplados al receptor de GABA, mientras que los barbitúricos aumentan la duración de dicha apertura9,10. En cuanto a la farmacocinética (Tabla 1), los FAEs poseen en gene- ral una absorción gastrointestinal lenta, una unión a proteínas del 80-95%, un metabolismo hepático, que puede ser inhibido por algunos FAEs como el valproato12 y una excreción renal. La semivida de eliminación es de 8-12 horas para el ácido valproico o la carbamazepina y de hasta 24-36 horas para el fenobarbital o la fenitoína. Se unen fundamentalmente a la albúmina, por lo que su concentración plasmática libre puede estar aumentada en el embarazo, la malnutrición o diversas enfermedades renales y hepáticas. Por su elevada afinidad por las proteínas, pueden desplazar a diversos fármacos, como anticoagulantes, anticonceptivos y antidiabéticos orales, ácido acetilsalicílico, hormonas tiroideas, corticoides y antidepresivos, aumentando su fracción plasmática libre y, por tanto, aumentando la posibilidad de efectos tóxicos. Otro aspecto farmacodinámico importante de los FAEs son los fenómenos de inducción e inhibición enzimáticas. Con respecto a fármacos anestésicos, son de destacar la carbamazepina, el fenobarbital o la fenitoína que, al ser potentes inductores enzimáticos12, disminuyen las concentraciones plasmáticas de tiopental, propofol, midazolam, opioides y bloqueantes neuromusculares (BNMs) no despolarizantes, por lo que pueden aumentar notablemente los requerimientos de anestésicos iv durante la inducción y el mantenimiento, y las dosis totales de opioides y BNMs13. Por el contrario, otros fármacos inhibidores enzimáticos, como el ácido valproico, enlentecen el metabolismo hepático de otros, aumentando su toxicidad. Ambos fenómenos resultan complejos, aunque se producen fundamentalmente por la alteración del complejo enzimático del citocromo P450. Estas interacciones farmacológicas y sus efectos secundarios son menores con los FAEs más modernos, como gabapentina, topiramato, vigabatrina o lamotrigina14,15. Este grupo farmacológico tan heterogéneo posee, además de un gran número de interacciones medicamentosas, una larga lista de efectos secundarios, unos dosis-dependientes pero otros idiosincráticos, de los que debemos conocer, al menos, los más frecuentemente asociados a los antiepilépticos más utilizados (Tablas 2 y 3). TABLA 1 Características farmacocinéticas de algunos fármacos anticonvulsivantes Fármaco Valproico Carbamazepina Etosuximida Fenitoína Fenobarbital Primidona Diazepam Clonazepam F(%) T máx (h) Vd (l/kg) Unión prot. (%) Elim.orina(%) T1/2 (h) 95-100 75-85 90-95 80-95 95-100 90-95 1-2 6-12 1-3 4-12 0,5-4 2-4 0,1 0,1-0,2 0,8-1,6 0,7 0,5-0,8 0,5-0,6 0,6-1 0,9-2 85-95 70-80 0 90-93 40-50 25 96-98 80-90 40 1-2 10-20 2 10-40 30-60 9-18 20-50 30-70 10-60 70-120 6-12 20-100 30-40 80-90 F (%): Fracción absorbida del fármaco. Tmáx: Tiempo necesario para que alcance el nivel plasmático máximo. Vd: Volumen de distribución. Unión prot.: Unión a proteínas del fármaco. Elim. orina: Eliminación del fármaco en orina. T1/2: Semivida o vida media 426 34 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. V. PEDROVIEJO ET AL– Tratamiento anestésico del paciente adulto epiléptico no neuroquirúrgico TABLA 2 Fármacos anticonvulsivantes “clásicos”5,13 Fármaco Tipo de crisis Dosis (mg/kg/día) Nº de dosis/día Carbamazepina Tónico-clónicas, parciales y generalizadas 10-20 2-4 6-12 Sedación, vértigo, mareo, diplopia, vómitos. Rash cutáneo. Aplasia medular, pancitopenia. Hiponatremia. Hepatotoxicidad, arritmias. Primidona Tónico-clónicas, parciales y generalizadas 6-8 1-2 5-12 Cansancio, depresión, psicosis. Disminución de la líbido. Rash cutáneo. Pancitopenia. Fenitoína Tónico-clónicas, parciales y generalizadas. Status epiléptico 3-5 1-2 10-20 Nistagmo, ataxia, diplopia, vértigo, temblor, ataxia, disartria. Hipertrofia gingival, dermatitis, hirsutismo. Náuseas, vómitos. Anemia aplásica. Hepatotoxicidad. Fenobarbital Tónico-clónicas, parciales y generalizadas. Crisis del neonato. Status epiléptico 2-3 1-2 15-40 Sedación o irritabilidad, confusión, hiperreactividad infantil, alteración de la memoria, la concentración y el comportamiento, insomnio, depresión. Hepatotoxicidad. Artritis. Etosuximida Crisis generalizadas de ausencia 10-20 1-2 40-100 Náuseas, vómitos, dolor abdominal. Irritabilidad, insomnio, agresividad, depresión, ataxia, letargia, psicosis. Valproico Eficaz en todo tipo de crisis, parciales y generalizadas 10-20 1-3 50-100 Anorexia, náuseas, vómitos, pancreatitis. Sedación o agitación, ataxia. Aumento de peso. Alopecia. Trombocitopenia, trombocitopatía. Insuficiencia hepática grave, sobre todo en niños. Enfermedad de von Willebrand. 4. Agentes anestésicos y epilepsia Actualmente, existe un amplio número de publicaciones sobre los efectos epileptógenos tanto de fármacos anestésicos como de no anestésicos, y sus interacciones con los FAEs. Sin embargo, en Anestesiología nuestro conocimiento se fundamenta en los trabajos de Modica y Tempelhoff16,17. Benzodiacepinas Las benzodiacepinas poseen propiedades ansiolíticas, amnésicas, sedantes, hipnóticas y relajantes musculares a nivel espinal, de forma dosis-dependiente. Se unen específicamente a una subunidad del complejo del receptor del GABA, aumentando la frecuencia de apertura del canal de cloro y provocando su hiperpolarización9. Actualmente, este grupo constituye uno de los tratamientos de referencia en las crisis convulsivas13, a excepción del síndrome de Lennox-Gastaut, una forma rara de epilepsia infantil18. Las benzodiacepinas a bajas concentraciones producen ondas de escasa amplitud y alta frecuencia en el EEG, mientras que concentraciones mayores causan ondas lentas de mayor voltaje, similar al registro producido por los barbitúricos. La administración previa de diazepam en animales protege frente a las crisis desencadenadas por toxicidad de los anestésicos locales16,17. El midazolam se ha mostrado como un agente antiepiléptico potente, 35 Niveles Efectos adversos plasmáticos (mcg/ml) por lo que ha sido utilizado habitualmente en el tratamiento del status epiléptico19, en particular en niños20, aunque, al contrario que los barbitúricos o el propofol, no es capaz de producir un patrón de supresión de salvas (burst supression), es decir, un registro isoeléctrico. El clonazepam es efectivo en el control y prevención de las crisis, sobre todo en espasmos mioclónicos e infantiles. Existen algunos FAEs con una notable acción sedante, como el fenobarbital o la carbamazepina, que pueden potenciar el efecto de algunos agentes anestésicos y otros depresores del SNC12. El flumacenilo puede desencadenar una crisis en pacientes en tratamiento o premedicados con benzodiacepinas por su acción como antagonista competitivo21,22, aunque si se administra sin una benzodiacepina previa posee curiosamente cierto efecto antiepiléptico23, lo que apunta a una posible acción agonista parcial. Fármacos anestésicos intravenosos En general, se consideran seguros en el paciente epiléptico, aunque se han descrito efectos tanto anti como proconvulsivantes para la mayoría de ellos. Barbitúricos: Se consideran potentes agentes antiepilépticos y causan cambios dosis-dependientes en el trazado del EEG, de forma que bajas concentraciones producen típicamente ondas de alta frecuencia y baja amplitud, mientras que a concentraciones mayores aparecen ondas de menor frecuencia y gran voltaje, hasta 427 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 56, Núm. 7, 2009 TABLA 3 Fármacos anticonvulsivantes “modermos”5,13,15 Fármaco Tipo de crisis Dosis (mg/kg/día) Nº de dosis/día Lamotrigina Parciales o generalizadas refractarias, de 2ª elección Sd. Lenox-Gastaut. Clonazepam 1,5-3 1-2 Erupción máculo-papular, hipersensibilidad. Náuseas, vómitos. Cefalea, diplopia, insomnio, astenia, confusión, irritabilidad, temblor. Discrasias sanguíneas. Mioclonías. Sd. Lennox-Gastaut. Espasmos infantiles. Status epiléptico 0,05-0,1 1-2 Sedación, mareo, fatiga, agresividad e hiperactividad infantiles, trastornos de la coordinación y mentales. Rash. Discrasias sanguíneas. Levetiracetam Crisis de inicio parcial, en politerapia 15-45 1-2 Somnolencia, astenia, mareos, cefalea, amnesia, ataxia, depresión, insomnio, ansiedad. Anorexia, diarrea, dispepsia. Rash cutáneo. Pancitopenia. Oxcarbazepina Parciales +/- generalización. Mono o politerapia 20-30 2 Pregabalina Parciales +/- generalización. Mono o politerapia 2-6 2-3 Mareos, somnolencia, aumento de peso y apetito, confusión, irritabilidad, diplopia, vértigo, ataxia, temblor, disartria, parestesias. Náuseas, vómitos, dolor abdominal, boca seca. Tiagabina Parciales +/- generalizadas, refractarias 0,4-0,5 3-4 Mareo, temblores, labilidad emocional, astenia, depresión, somnolencia, ansiedad. Dolor abdominal, náuseas, vómitos. Topiramato Parciales, generalizadas refractarias, sd. Lenox-Gastaut 3-12 1-2 Ataxia, confusión, mareos, somnolencia, labilidad emocional, depresión. Diarrea. Litiasis renal. Glaucoma. Pérdida de peso. Gabapentina Parciales refractarias, de 2ª elección 12-18 2-3 Somnolencia, cansancio, mareo. Aumento de peso. Cefalea, ataxia, diplopia. Náuseas. Rash, vasodilatación. Leucopenia. Vigabatrina Parciales refractarias, de 2ª elección Sd. de West. 30-40 1-2 Somnolencia, ataxia, cefalea, agresividad, confusión, psicosis. Reducción del campo visual. Dolor abdominal, aumento de peso. Neutropenia. llegarse a un trazado isoeléctrico16,17. En pacientes no epilépticos, dosis bajas de barbitúricos pueden provocar la aparición de ritmos rápidos con ondas pico en el EEG, que se traducen clínicamente como movimientos excitatorios o temblores. En pacientes con epilepsia temporal, dosis bajas de metohexital (0,5 mg kg-1) pueden activar el foco epileptógeno24, propiedad que se ha utilizado en la cirugía de este tipo de epilepsia. Actualmente, la utilización de barbitúricos se considera segura en la inducción de pacientes epilépticos, en terapia electroconvulsiva, así como tratamiento del estado epiléptico. Propofol: Se han descrito propiedades tanto pro como anticonvulsivantes25. Su actividad antiepiléptica está en probable relación con la inhibición pre y postsináptica de los canales de cloro mediada por el GABA. Los efectos del propofol sobre el EEG son similares a los producidos por los barbitúricos, incluyendo la capacidad de producir un registro isoeléctrico a altas dosis26. Experimentalmente, posee importantes efectos antiepilépticos, siendo igual de potente que 428 Efectos adversos Somnolencia, astenia, mareos, cefalea, amnesia, ataxia, diplopia, depresión, insomnio, ansiedad. Náuseas, vómitos, diarrea. Hiponatremia. Acné, alopecia, urticaria. el midazolam para finalizar las crisis provocadas por dosis tóxicas de anestésicos locales27-29. Existen numerosos casos en los que se han observado movimientos anormales tras su inyección como opistótonos, mioclonías, tanto en sujetos epilépticos como en individuos sanos30,31, de probable origen subcortical y de difícil interpretación, ya que se suele administrar junto a otros fármacos y sin un registro EEG simultáneo32. Estas respuestas parecen no relacionarse con una actividad epileptógena, aunque hay autores que recomiendan limitar la utilización de propofol en pacientes epilépticos mal controlados33. El propofol es una alternativa eficaz en casos de crisis convulsivas resistentes a los fármacos habituales y en casos de estado epiléptico34-36. En la terapia electroconvulsiva, el propofol acorta la duración e intensidad de la crisis más que cualquier otro inductor intravenoso37,38. En conclusión, se recomienda el uso de propofol para sedación, inducción y mantenimiento de la anestesia en el paciente epiléptico conocido. 36 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. V. PEDROVIEJO ET AL– Tratamiento anestésico del paciente adulto epiléptico no neuroquirúrgico Etomidato: Se le atribuyen propiedades tanto pro como antiepilépticas. El etomidato a bajas dosis produce un patrón similar al del tiopental en el EEG, aunque la frecuencia de ondas “convulsion-like” es mayor que para los barbitúricos39, lo que sugiere que se debe emplear con cuidado en el paciente epiléptico. Su mecanismo parece ser una desinhibición neuronal y reducción del control de las motoneuronas supraespinales o un aumento de la excitabilidad de los tractos subcorticales17. Al igual que el metohexital, puede activar focos epileptógenos en el EEG40,41, lo que resulta útil en la cirugía de la epilepsia42. Las dosis normalmente utilizadas de etomidato producen fenómenos excitatorios, como mioclonías, distonías o temblor41, hasta en el 5080% de los casos y cuyo origen parece ser una desinhibición a nivel subcortical que desencadena actividad motora extrapiramidal. Sin embargo, se han publicado casos en los que el etomidato ha sido utilizado para tratar el estado epiléptico, sobre todo a dosis altas43. El etomidato parece poseer propiedades anticonvulsivantes a concentraciones altas y un carácter epileptógeno a las dosis clínicamente utilizadas, por lo que se recomienda evitar su uso en el paciente epiléptico. Ketamina: Este antagonista de los receptores NMDA produce una depresión dosis-dependiente del SNC, que lleva a un estado disociativo a nivel talamocortical44. También de forma dosis-dependiente, produce ondas rápidas en el EEG, seguidas de otras de mayor voltaje hasta provocar un patrón isoeléctrico44. El potencial epileptógeno de la ketamina es bien conocido en animales45. En el sujeto sano, existen casos de movimientos pseudoconvulsivos aunque sin registro EEG simultáneo, mientras que en el paciente epiléptico es una causa bien demostrada de crisis46, siendo además útil en la activación de focos epileptógenos. Dosis bajas de ketamina pueden producir cierta actividad excitatoria a nivel subcortical de forma aislada, mientras que concentraciones superiores a 2 mg kg-1 pueden causar crisis epilépticas evidentes. El elevado potencial epileptógeno de la ketamina hace que se recomiende evitar su uso en el paciente epiléptico. Anestésicos inhalatorios La mayoría se han relacionado con casos de crisis epilépticas tras la inducción o durante el mantenimiento de la anestesia en pacientes epilépticos y en no epilépticos, tanto en adultos como en niños. Isoflurano: Sus efectos sobre el EEG se caracterizan por la aparición de una actividad rápida y de baja amplitud, seguida de una actividad más lenta y de mayor voltaje47, mientras que a partir de 2 CAM aparece ya un trazado isoeléctrico17. Aunque algunos autores hayan referido un cierto potencial epileptógeno del 37 isoflurano48, son mayoritarios los estudios que muestran el efecto anticonvulsivante del isoflurano49, habiéndose utilizado incluso como tratamiento del estado epiléptico50, por lo que se puede afirmar que el isoflurano es un potente antiepiléptico en el ser humano. Desflurano: Provoca cambios en el EEG similares al isoflurano y, al igual que con éste, no existen evidencias de que produzca actividad epileptiforme50 incluso a altas concentraciones o en hipocapnia. El potencial epileptógeno del desflurano parece escaso, aunque los pocos estudios realizados sobre pacientes epilépticos no permiten evaluar un eventual poder anticonvulsivante51. Sevoflurano: Tanto de forma experimental como en humanos ha demostrado efectos pro y antiepilépticos17. En el hombre, existen casos descritos de crisis epilépticas, tanto en sujetos sanos52,53 como en pacientes epilépticos54, y tanto en adultos como en niños55. Además, se han registrado tanto en la inducción anestésica52,53 como durante el despertar56. Sin embargo, la mayoría de estas crisis en pacientes no epilépticos se registraron sin EEG simultáneo57, por lo que podrían corresponder a mioclonías, normalmente asociadas a hipocapnia y concentraciones mayores de 2 CAM58. El significado de las crisis publicadas es controvertido, lo que, unido a su extenso empleo y la mínima morbilidad postoperatoria descrita, hacen pensar en un potencial epileptógeno mínimo o ausente del sevoflurano. Enflurano: Puede desencadenar actividad epileptiforme en el EEG y crisis convulsivas evidentes59,60, sobre todo a concentraciones mayores de 2 CAM o bien con hipocapnia17. Sin embargo, el mecanismo exacto del enflurano en el desarrollo de las crisis no ha sido establecido claramente. El enflurano puede producir ondas de alta frecuencia y amplio voltaje en el EEG61 que progresan a ondas pico típicas de las crisis convulsivas, y asociar movimientos tónico-clónicos faciales y en extremidades62,63. Se recomienda, por tanto, evitar este agente en el paciente epiléptico. Óxido nitroso: Posee efectos excitatorios cerebrales en animales, desencadenando crisis convulsivas en modelos experimentales. La administración de óxido nitroso puede incrementar la actividad motora con mioclonías y opistótonos a las concentraciones clínicamente utilizadas17. En estudios animales, se han descrito casos de fenómenos epilépticos tras el cese de su administración, lo que podría reflejar cierto grado de dependencia aguda64. En humanos, algunos fenómenos de delirio o de agitación durante la educción podrían interpretarse de la misma forma65. De la amplia utilización del óxido nitroso y de la ausencia de casos documentados de crisis epilépticas, se deduce que el 429 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 56, Núm. 7, 2009 potencial epileptógeno de este agente parece ser escaso. Opioides El mecanismo de neuroexcitación inducido por opioides no es aún bien conocido, aunque se sabe que sus efectos pro y anticonvulsivantes se relacionan con su unión a receptores opioides y no opioides66. Sus efectos a nivel central son muy diversos, actuando sobre sistemas excitatorios, como el NMDA, e inhibitorios, como el GABA. En general, la mayoría de los opioides poseen actividad epileptógena17. El efecto más destacable del tratamiento crónico con FAEs sobre los opioides es el aumento de los requerimientos de fentanilo, que puede ser hasta 4 veces superior al de un paciente no epiléptico67. Existen numerosos casos clínicos en los que su administración iv produce movimientos tónico-clónicos68, sobre todo con altas concentraciones de fentanilo69,70 y sus derivados71,75. La morfina iv se considera no epileptógena, aunque se han registrado casos de crisis tónico-clónicas tras su administración epidural o intradural, lo que sugiere un origen subcortical17. También existen registros epileptiformes a dosis relativamente bajas de alfentanilo o fentanilo que apoyan la teoría de que, al menos éstos, pueden ser útiles en la localización del foco epiléptico71,72. Por todo ello, se recomienda evitar estos opioides iv a dosis elevadas en el paciente epiléptico, excepto para activar el foco epileptógeno en cirugía de la epilepsia. Un caso particular lo constituye la meperidina, que se metaboliza a nivel hepático, dando lugar a un metabolito desmetilado, la normeperidina, que posee la mitad de la potencia analgésica, pero que puede causar estimulación del SNC, con mioclonus y crisis epilépticas76,77, especialmente tras una administración prolongada o en presencia de insuficiencia renal. La neuroexcitación asociada a opioides se ha registrado fundamentalmente tras su administración intravenosa, aunque también se han descrito casos tras bloqueo del neuroeje 78,79. La migración cefálica del opioide y la subsiguiente relación con receptores a nivel mesencefálico y en ganglios basales puede explicar los efectos excitatorios en el SNC inducidos por los opioides a nivel neuroaxial. Otro efecto conocido de la administración iv de altas dosis de opioides es la rigidez tónica de la musculatura esquelética toracoabdominal, que no se debe confundir con movimientos epileptiformes. La incidencia de este fenómeno depende del tipo de opioide utilizado, más común con fentanilo y remifentanilo, la dosis y la velocidad de administración. Su causa más probable es la inhibición de la liberación de GABA y la producción aumentada de dopamina a nivel del núcleo estriado17. Aunque altas 430 dosis de opioides causan crisis convulsivas en animales, dosis clínicamente relevantes de opioides por vía iv o neuroaxial se relacionan de forma poco probable con actividad epileptiforme cortical en seres humanos. Bloqueantes neuromusculares Los FAE tienen una acción depresora de la liberación de acetilcolina en la unión neuromuscular. Los pacientes tratados de forma crónica con FAE, como fenitoína o carbamazepina, son relativamente resistentes a algunos BNM no despolarizantes como rocuronio80,81, pancuronio82, pipecuronio83, vecuronio84, cisatracurio85 o doxacurio86, debido fundamentalmente a un mecanismo farmacocinético que conlleva un aumento de su aclaramiento. Sin embargo, existen algunas excepciones como el atracurio87,88 y el mivacurio89, que, al ser metabolizados de forma independiente del aclaramiento hepático, no ven reducida la duración de su acción. Al contrario que en el tratamiento crónico, la administración aguda de fenitoína se ha asociado a un aumento del bloqueo muscular producido por el rocuronio90 que, aunque de mecanismo no bien conocido91, parece deberse a una menor liberación de acetilcolina en la terminación nerviosa y no estar influido por una menor concentración plasmática ni por una menor unión a proteínas del BNM. Un caso particular es el del atracurio, uno de cuyos metabolitos, la laudanosina, aunque inactiva sobre la placa neuromuscular, ha demostrado efectos excitatorios sobre el SNC en estudios animales, en los que causa hipotensión, puntas epileptiformes en el EEG y, a concentraciones elevadas, crisis convulsivas92. Parece improbable que la administración de atracurio en seres humanos produzca concentraciones capaces de causar clínica cardiovascular o neurológica. De hecho, a las dosis clínicamente utilizadas, tanto en bolo como en perfusión continua, el pico plasmático de laudanosina representa una concentración unas 20 veces menor de la que produce clínica en animales. Con respecto a los BNM despolarizantes, existe una ligera prolongación de la acción de la succinilcolina en los pacientes tratados crónicamente con FAE debido a una regulación al alza de los receptores93, aunque de escasa importancia clínica. En conclusión, una adecuada monitorización intraoperatoria del bloqueo neuromuscular es fundamental debido a las alteraciones producidas por el tratamiento crónico con FAE. Anestésicos locales Se estima que la toxicidad sistémica relacionada con la anestesia regional es causa de crisis epilépticas en menos de 5/10.000 pacientes94; aunque éstas se han 38 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. V. PEDROVIEJO ET AL– Tratamiento anestésico del paciente adulto epiléptico no neuroquirúrgico registrado incluso con los anestésicos locales más modernos95, la bupivacaína es el más frecuentemente asociado96. Como en cualquier paciente, la inyección iv accidental del anestésico local durante los bloqueos neuroaxiales o periféricos es la forma más frecuente de producir una concentración plasmática tóxica del agente, aunque más raramente también puede resultar de la absorción del anestésico local desde el lugar de inyección. La magnitud de dicha absorción sistémica depende de la dosis administrada, vascularización del lugar de punción, presencia de un agente vasoconstrictor en la solución inyectada, las propiedades físicoquímicas del anestésico local y la localización del bloqueo, siendo mayor tras el bloqueo intercostal, intermedia para el bloqueo epidural y escasa para el bloqueo del plexo braquial97. En modelos experimentales, los anestésicos locales se utilizan para provocar convulsiones y comprobar la potencia antiepiléptica de distintos fármacos27-29. Dicha toxicidad de los anestésicos locales se manifiesta fundamentalmente a nivel del SNC y sistema cardiovascular. Concentraciones plasmáticas bajas pueden provocar parestesias a nivel lingual y peribucal, sabor metálico, mareo, cefalea o visión borrosa. Con mayores concentraciones plasmáticas, se produce el paso del anestésico local a través de la barrera hematoencefálica, con síntomas como irritabilidad, confusión, vértigo, acúfenos o dificultad de concentración; posteriormente, lenguaje incoherente, movimientos musculares incontrolados y finalmente crisis convulsivas tónico-clónicas y coma. La posibilidad de epilepsia inducida por anestésicos locales procede fundamentalmente de su toxicidad sistémica, por lo que no existe contraindicación para la utilización de técnicas de anestesia loco-regional en el enfermo epiléptico, siempre que se tomen las medidas oportunas. 5. Miscelánea Ninguno de los inhibidores de la acetilcolinesterasa utilizados habitualmente en anestesiología ha demostrado ser causante de actividad epileptiforme clínica o en el EEG17. Los agentes anticolinérgicos, como atropina y escopolamina, pueden causar excitabilidad por un mecanismo no bien conocido. La atropina disminuye las descargas anómalas en el EEG en pacientes con epilepsia tónico-clónica y bloquea las descargas paroxísticas inducidas por la hiperventilación o espontáneas17. El baclofeno, químicamente similar al GABA, actúa fundamentalmente a nivel espinal, disminuyendo el tono muscular. Puede causar epilepsia y debe ser retirado paulatinamente en todos los pacientes epilépticos17. La clonidina, un alfa2-agonista con propiedades 39 sedantes, ha demostrado aumentar la descarga epileptógena tras la administración de metohexital, por lo que se le supone cierta capacidad en el mapeo del foco epileptógeno17. 6. Epilepsia y embarazo La epilepsia es la enfermedad neurológica crónica más frecuente durante el embarazo, generalmente de causa desconocida y se asocia a complicaciones maternas y fetales. La relación entre embarazo y epilepsia es controvertida, ya que se ha visto que hay casos en los que disminuye la frecuencia de las crisis, mientras que en otros no se modifican o incluso se exacerban. La gestación es un periodo sensible en cuanto a factores que pueden desencadenar crisis, como la deprivación de sueño, la hiperventilación durante el trabajo de parto, ansiedad, dolor, etc., además de una posible infradosificación o mal cumplimiento terapéutico. Existen notables alteraciones farmacocinéticas durante la gestación, como el aumento del volumen de distribución o la disminución de la absorción de algunos fármacos, que hacen que sea necesaria la monitorización de los niveles plasmáticos mensualmente durante el embarazo98,99. El riesgo de anomalías fetales en gestantes que toman FAE es del 4-6%, unas 2-3 veces mayor que en hijos de madres no epilépticas100,101, siendo las más típicas los defectos de cierre del tubo neural por carbamazepina102,103 y ácido valproico, y las cardiopatías congénitas por fenitoína y fenobarbital 101. Existe escasa información sobre los efectos teratógenos de los FAE, aunque éstos son más graves si se utilizan en politerapia104,105, sobre todo los FAE clásicos. Si bien todos los FAE pasan a la leche materna en mayor o menor concentración, la lactancia no está contraindicada en las madres epilépticas de forma general. Un tipo de crisis epiléptica asociada a la gestación es la que se produce como consecuencia de la eclampsia, cuya profilaxis y tratamiento de elección sigue siendo el sulfato de magnesio106,107. Se puede ver un resumen en la Tabla 4. 7. Conclusiones Si bien el paciente epiléptico necesita una actitud expectante durante la anestesia, el manejo se basa en un adecuado control de su enfermedad basal, siendo imprescindible una revisión cuidadosa de la historia clínica, atendiendo a la evolución de la enfermedad pero también a la patología concomitante, tratamientos simultáneos o potenciales factores desencadenantes de crisis, como ayuno, estrés, privación de sueño, alcoholismo u otras drogas. Aunque una crisis convulsiva no 431 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 56, Núm. 7, 2009 TABLA 4 TABLA 5 Recomendaciones generales en el manejo de la paciente epiléptica gestante98,99,101,106 Tratamiento del estado epiléptico113,114 1. Utilizar el FAE de elección en función del tipo de epilepsia. 2. Utilizar en monoterapia, con las dosis y los niveles plasmáticos mínimos eficaces para el control de las crisis. 3. Si no es posible la monoterapia, evitar la combinación de carbamazepina, valproico y/o fenobarbital. 4. Si se utiliza valproico, fraccionar la dosis en al menos 3-4 veces al día, para evitar picos plasmáticos elevados, y reducir a menos de 800 mg/24 h a partir del 3er trimestre. 5. Evitar el valproico en caso de historia familiar de defectos del tubo neural. 6. Monitorizar niveles plasmáticos con frecuencia 7. Suplementar con ácido fólico (4 mg/día), al menos, desde los 3 meses antes de la concepción. 8. No suspender ni sustituir el FAE tras la concepción si las crisis están bien controladas, ya que no disminuye el riesgo de malformaciones y sí aumenta el riesgo de crisis. 9. Durante la lactancia, el fenobarbital puede producir síntomas de abstinencia, como nerviosismo, alteraciones de la alimentación o del sueño. represente en sí misma una contraindicación absoluta para la cirugía, se debe consultar previamente al especialista si existen cambios recientes en la evolución o frecuencia de las crisis, ya que pueden producirse eventos como el desacoplamiento flujo/metabolismo cerebral, acidosis láctica, deterioro postictal, etc. Sería incluso recomendable una monitorización electroneurofisiológica específica, siempre en función de cada tipo de paciente y de cirugía. Las distintas técnicas de procesamiento del EEG (entropía, índice biespectral, etc.) no son un monitor fidedigno de alteraciones electroencefalográficas, por lo que, aunque capaces de detectar anomalías en el EEG108,109, no permiten diagnosticar una crisis epiléptica transoperatoria. Los valores plasmáticos preoperatorios de los FAE no se determinan de forma sistemática, aunque se deben valorar en caso de cambios recientes en el régimen terapéutico o ante alteraciones clínicas del paciente, como aparición de insuficiencia renal o hepática, arritmias, trastornos electrolíticos, etc.110. Se recomienda continuar el tratamiento antiepiléptico habitual hasta la mañana de la intervención como parte de la premedicación, también en embarazadas y lactantes, y reiniciarlo precozmente en el periodo postoperatorio, en función del tiempo de ayuno111. Si éste es de menos de 12-24 horas, no es necesario sustituir la vía oral por la parenteral y se debe reiniciar el tratamiento en cuanto comience la tolerancia oral. Si el ayuno es mayor de 24 horas, a los pacientes con fenitoína, fenobarbital o valproico vía oral se les administra por vía iv la misma dosis diaria en 2-3 veces; mientras que a aquéllos con otros FAE sin presentación parenteral disponible se les puede administrar fenitoína 3-5 mg kg-1día-1 en 2-3 dosis iv, fenobarbital 2-3 mg kg-1día-1 en 2-3 dosis iv, ácido valproico 10-25 mg kg-1día-1 en 2-3 dosis iv o bien carba432 – Asegurar una adecuada ventilación del paciente y oxígeno al 100%, al mismo tiempo que monitorización de ECG, presión arterial y gasometría arterial. – Extracción de analítica: bioquímica (glucosa, parámetros de función renal y hepática, iones con magnesio) y hemograma. – Administración IV de una benzodiacepina: lorazepam 4 mg (0,5-1 mg kg-1) o diazepam 10 mg (0,15 mg kg-1), seguido de fenitoína 15-18 mg kg-1 o bien fosfenitoína o fenobarbital a dosis similares (18 mg kg-1). – Si la crisis continúa durante más de 10 minutos, administrar de nuevo otros 4 mg de lorazepam o 10 mg de diazepam. – Si persiste como crisis refractaria, administrar dosis anestésicas de tiopental (bolo de 200-300 mg en unos 20 s con otros bolos de 50 mg cada 2-3 min hasta control de la crisis, seguidos de 3-5 mg kg-1 h-1), propofol (bolo de 2 mg kg-1 seguido de perfusión de 5-10 mg kg-1 h-1) o midazolam (bolo de 0,2 mg kg-1 seguidos de perfusión de 0,1-0,4 mg kg-1 h-1), titulándose mediante EEG para alcanzar un patrón de supresión, durante al menos 24 horas. mazepina 10-20 mg kg-1día-1 en 2-4 dosis iv. Tras la cirugía, se deben monitorizar los niveles plasmáticos de los FAE durante al menos 48 horas para algunos autores111, ya que pueden existir notables variaciones en cuanto a los volúmenes de distribución, la unión a proteínas plasmáticas, el metabolismo hepático o la eliminación renal. En la inducción anestésica del paciente epiléptico se recomienda el uso de tiopental o propofol, mientras que se deben evitar ketamina y etomidato111,112. Durante el mantenimiento, se recomienda utilizar propofol y algunos halogenados, isoflurano o sevoflurano, siendo aún controvertido el uso de óxido nitroso. Los opiáceos iv, excepto la meperidina, son analgésicos seguros, aunque se debe evitar su administración en dosis elevadas111,112. El uso de opioides por vía neuroaxial es controvertido ya que, aunque excepcionales, se han publicado casos de crisis111,112. Los bloqueos periféricos y neuroaxiales no han demostrado mayores complicaciones en el paciente epiléptico, siempre que se hayan descartado alteraciones de la coagulación y trombocitopenia, efectos adversos típicos de la mayoría de los FAE. La morbimortalidad perioperatoria está aumentada en el paciente epiléptico, que es proclive a sufrir una crisis ante hipoxemia, hiperventilación, obstrucción de la vía aérea, etc., por lo que la neuromonitorización bioeléctrica se hace necesaria para optimizar la situación del paciente y, por tanto, reducir las complicaciones y costes sanitarios. El estado epiléptico se define como una o varias crisis repetidas cuya duración total es mayor de 30 minutos y constituye una urgencia médica vital. Su tratamiento consiste en asegurar una vía aérea permeable, oxígeno al 100% y la administración iv de una benzodiacepina, siendo la fenitoína o el fenobarbital tratamientos de segunda línea, pudiéndose además repetir la dosis de benzodiacepina iv113. En el niño, el tratamiento de primera elección es igualmente 40 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. V. PEDROVIEJO ET AL– Tratamiento anestésico del paciente adulto epiléptico no neuroquirúrgico una benzodiacepina, aunque se ha observado que el midazolam iv a dosis de 0,05-0,1 mg kg-1 es la más efectiva114. 28. 29. BIBLIOGRAFÍA 1. Chadwick D. Diagnosis of epilepsy. Lancet. 1990;336(8710):291-5. 2. Shorvon SD. Epidemiology, classification, natural history and genetics of epilepsy. Lancet. 1990;336(8707):93-6. 3. Proposal for revised clinical and electroencephalographic classification of epileptic seizures. From the Commission on Classification and Terminology of the International League Against Epilepsy. Epilepsia. 1981;22(4):489-501. 4. Seino M. Clasification criteria for epileptic seizures and syndromes. Epilepsy Res. 2006;70Suppl 1:S27-33. 5. 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