ASISTOLIA POR COMPRESIÓN DEL SENO CAROTIDEO TRAS

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CARTAS AL DIRECTOR
ASISTOLIA POR COMPRESIÓN DEL SENO
CAROTIDEO TRAS PUNCIÓN ACCIDENTAL
DE ARTERIA CARÓTIDA INTERNA
Sr. Director: La canulación de vías venosas centrales
presenta grandes ventajas en el manejo hemodinámico de
pacientes quirúrgicos y no quirúrgicos de cierta complejidad. Desafortunadamente, esta técnica no está libre de
complicaciones de varios tipos: mecánicas, infecciosas,
trombóticas, hemorrágicas e incluso de índole respiratoria1,2, con una gravedad variable que puede llegar a producir daño cerebral permanente e incluso la muerte del
paciente3.
Presentamos el caso de una paciente de 62 años diagnosticada de un adenocarcinoma de sigma que se programó
para la realización de una sigmoidectomía segmentaria
oncológica. No refería antecedentes médico-quirúrgicos de
interés.
En el quirófano se monitorizó según las recomendaciones de la SEDAR con electrocardiograma de 5 derivaciones, SaO2 por pulsioximetría y presión arterial no invasiva.
La inducción anestésica se realizó con 2 mg de midazolam, 200 µg de fentanilo, 180 mg de propofol y 40 mg de
bromuro de rocuronio. Se intubó la tráquea con un tubo
orotraqueal número 8 y el mantenimiento anestésico se
realizó con una mezcla de O2-aire (FiO2 0,45), ajustando el
volumen minuto para conseguir un EtCO2 entre 30 y 35
mmHg, sevoflurano (1,2 MAC), fentanilo 500 µg, y bromuro de rocuronio 30 mg. Tras la inducción se procedió a
la colocación de un catéter en la vena yugular interna derecha, canalizando accidentalmente la arteria carótida derecha. Esto provocó un hematoma laterocervical de 6 cm de
longitud por 3 cm de anchura aproximadamente (a partir
de referencias externas) que se limitó por compresión
durante 15 minutos. Se canalizó la vena subclavia derecha.
Posteriormente se inició el procedimiento quirúrgico y
coincidiendo con la colocación en posición de Trendelemburg, la paciente presentó un episodio de bradicardia
extrema y asistolia que se resolvió tras la administración
de 1 mg de atropina. Se continúa con la intervención realizándose la sigmoidectomía segmentaria con anastomosis
colocólica terminoterminal biplano. Al final de la operación se decidió su ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) para vigilancia postoperatoria y extubación
diferida cursando el posoperatorio sin incidencias. La
paciente salió de la UCI a las 24 horas y fue dada de alta
hospitalaria a los 8 días.
Durante la inserción del catéter la punción arterial, hematoma y neumotórax son las complicaciones mecánicas más
frecuentes. La punción o la canulación arterial al abordar la
vena yugular interna tiene una incidencia que varía entre el
1,4 y el 9,4%2. Conviene destacar que en relación a la frecuencia de punciones accidentales, hay pocas reclamaciones
por daños, debido a la baja aparición de grandes hematomas
cervicales que pueden obstruir la vía aérea u otras complicaciones graves1.
El evento intraoperatorio descrito anteriormente, creemos que se puede atribuir a la presión originada por el
hematoma cervical, sobre las estructuras adyacentes al
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mismo, y en particular sobre el seno carotídeo ipsilateral,
lo cual desencadenó la bradicardia extrema y la posterior
asistolia.
Otra complicación grave que nos podemos encontrar es
el taponamiento cardiaco, que se origina por la perforación
de la cava superior o de la aurícula derecha, con una mortalidad que oscila entre un 47%-77% (100% si el volumen
extravasado en el pericardio supera los 500 ml)4. Los dos
factores de riesgo que predisponen a dicha complicación
son la localización de la punta del catéter y el ángulo de
incidencia del mismo, sobre la pared de la vena o el endocardio. La migración del catéter también puede dar lugar a
la aparición de arritmias ventriculares que remiten al corregir su posición5.
Se han descrito otros eventos como la aparición de fístulas arteriovenosas, fibrilación auricular, parálisis del nervio
frénico y otras de menor gravedad como el síndrome de
Horner debido a la proximidad del tronco simpático cervical a la vena yugular, por daño directo o por presión provocada por la existencia de un hematoma cervical6,7.
Se puede concluir que durante la canulación de un acceso venoso central pueden surgir complicaciones de gravedad
variable, por lo que se debe valorar la relación riesgo-beneficio de este procedimiento. La incidencia de complicaciones es variable y depende en gran medida de la experiencia
del facultativo que realiza la técnica. No obstante, existen
en el mercado diferentes mecanismos que pueden contribuir
a disminuir estas complicaciones mejorando así los índices
de morbilidad y mortalidad de los hospitales. Entre ellos
podemos citar la monitorización de la onda de presión, lo
que nos ayudará a diferenciar una canulación arterial principalmente en pacientes en estado grave, utilización de un
ecógrafo o la comprobación de la localización del catéter
realizando una radiografía de tórax posteriormente1,8.
T. Relaño Cobián, L. E. Muñoz Alameda,
V. López Pérez, M. Del Olmo Falcones
Servicio de Anestesiología y Reanimación.
Fundación Jiménez Díaz-Capio. Madrid.
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