10 IDENTIDAD / Domingo 23 de Marzo de 2014 Bitácora N orteña “La sospecha” de Friedrich Dürrenmatt Novela insólita: en ella atestiguamos un admirable tributo a un personaje comprometido con toda la fuerza de su espíritu para cazar a un asesino donde no estará ausente el personaje memorable. Por Martín Romero [email protected] T ras haber sido operado, el comisario Bärlach lee en el hospital Salem (ubicado en Berna) un número viejo de la revista “Life” publicada en 1945. Allí el anciano, encamado, observa una fotografía del médico nazi Nehle operando sin anestesia el vientre de un prisionero en el campo de concentración de Stutthof durante la Segunda Guerra mundial. Luego Bärlach se la muestra a Hungertobel, su médico, quien empalidece al observarla pues lo lleva a sospechar que Nehle era en esos días el director de una clínica privada de Zurich. Por su parte, con olfato de sabueso, el comisario Bärlach notó la reacción del doctor ante la instantánea y le saca a éste una información clave sobre un médico parecido al chacal de Stutthof. Y ocurre lo inesperado. Sabiendo que su cuerpo carga cáncer y que le queda un año de vida, Bärlach deja la cama del hospital guiado por una imparable sed de justicia: atrapar al galeno nazi. La pluma magistral de Friedrich Dürrenmatt labra una novela insólita: “La sospecha” (1953/2013). En ella atestiguamos su admirable tributo a un personaje comprometido con toda la fuerza de su espíritu para cazar a un asesino donde no estará ausente el personaje memorable. Así, por ejemplo, Bärlach recibe al filo de la medianoche la visita en el hospital Salem de un gigante judío y sobreviviente del campo de concentración: Gulliver. El visitante, calvo e imponente, es intenso y dueño de un discurso satírico a pesar de haber descendido a las profundidades del infierno nazi. Todo su cuerpo estaba cicatrizado, resultado del trato brutal recibido por sus verdugos pero mostrando, leemos en una página del libro, que “nada había logrado destruir la majestuosidad de ese rostro y de ese hombre”. Gulliver no tarda en sacar de su chamagoso caftán (túnica forrada con pieles) “una gran botella” de vodka y dos vasitos para compartir el aguardiente con Bärlach a quien las palabras d e l sobreviviente del holocausto lo impactan para así animarlo a seguir dando batalla al mal. Nos informa el narrador: “Y el vodka empezó a surtir efecto. El comisario aún tuvo la impresión de que las cortinas de la ventana se hincharon como las velas de un barco que se alejaba velozmente, y de que a lo lejos se oía el traqueteo de una persiana al ser levantada; luego, en forma aún más imprecisa, creyó ver un cuerpo macizo y gigantesco que se sumergía en la noche; pero como por la herida abierta de la ventana irrumpió de pronto la infinita profusión del cielo estrellado, se abrió paso en el viejo un deseo tenaz e indomable de permanecer en ‘este’ mundo y luchar por otro mejor, sí, luchar incluso con su lamentable cuerpo que el cáncer seguía devorando ávida e inconteniblemente, y al que sólo daban un año de vida como máximo. Y no bien el vodka empezó a quemarle las entrañas como fuego, entonó con voz ronca la marcha bernesa, rompiendo el silencio del hospital e inquietando a los enfermos”. *** Noam Chomsky percibió que muchos gobiernos (incluido el de Estados Unidos) están hechos al gusto de los grupos de empresarios poderosos que dirigen a sus peleles que la juegan de personajes a toda madre, como el mulato Barack Obama. Al sentarse en la silla presidencial, el presidente número 44 de la Unión Americana pasaría a ser un títere más de esta mafia empresarial que trae en jaque a millones de personas. Recordemos la máxima cantada por los indignados gringos: “El 99 por ciento no tiene lo que tiene el 1 por ciento”. *** Cada año Hollywood ofrece al mundo una película donde el Diablo hace de las suyas las 24 horas del día. Curiosamente, no ha salido al mercado una cinta de calidad sobre la vida de Karl Marx, el profeta y defensor de los jodidos. ¿A qué se debe dicho desdén? *** Famoso por su frase “No preguntes lo que tu país puede hace por ti; pregunta lo que tú puedes hacer por tu país”, el gobierno imperialista de John F. Kennedy organizó el golpe de Estado en Brasil. El mismo cabrón que encueraba con los dientes a Marilyn Monroe. *** La meta: hablar como un libro de Julio Scherer. Esto es: convertirse el lector en libro. *** Cada vez que escucho el Himno Nacional mexicano me acuerdo de Pancho Villa y Emiliano Zapata; cada vez que escucho el Himno Nacional gringo pienso que lo está cantando Frank Sinatra o Phil Collins (“Oh, say can you see by the dawn’s early light/ What so proudly we hailed at the twilight’s last gleaming?”). *** En la actitud de Andrés Manuel López Obrador existe una notable voluntad de cambiar en su patria el estado de cosas y frente a una oligarquía de derecha que, en posición de sanguijuela, sigue depredando en tierra mexicana. *** La letra de Chomsky, Sartre o Foucault propone refundar el discurso político para volverlo eminente. *** País de caciques, en México se le ha puesto límites a la verdad, tan así que a la izquierda le han hurtado la Presidencia. Lo más doloroso: se la arrebataron a los desventurados. *** El poder en México quiere hacer a un lado las hazañas del pueblo. Por fortuna, muchas de ellas hallaron una casa digna en los libros hospitalarios de Carlos Monsiváis.