Unificación de Italia

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Unificación de Italia
Extraído de Escuelapedia
Tras el Congreso de Viena, Italia quedó dividida
en siete estados, todos bajo el poder del Imperio
Austríaco.
Surgieron en Italia diversas corrientes con ideas de unificación. Y fue en torno de Piemonte que la
unificación creó fuerzas. El conde Camilo Benso de Cavour, ministro de Piemonte, envió tropas italianas a
la Guerra de Crimea, a fin de lograr un aliado fuerte para conseguir expulsar a los austríacos de Italia.
Con la participación en el conflicto, Cavour recibió el derecho a participar en el Congreso de París, donde
se discutió el tema de la unificación. Napoleón III, rey de Francia, Piamonte apoya la lucha contra Austria.
Aprovechando el apoyo militar y político de los estados vecinos y de Napoleón III, en 1859 Cavour inició
una guerra contra Austria y Piamonte recibió a Lombardía.
Napoleón III, por temor a la movilización de Prusia, retiró su apoyo al movimiento de unificación, y por
medio del Tratado de Zurich firmó la paz con Austria. Este mismo tratado también estableció la formación
de una confederación de estados italianos, comandados por el Papa Pío IX, y esto amenazaba los planes
de unificación de Cavour y de Piamonte.
Los acontecimientos de 1859 provocaron una reacción violenta en el centro de Italia, insurgidos, de los
estados pertenecientes al Papa: Toscana, Parma, Módena y Romaña se unieron a Piamonte. Para ello,
Piamonte contó de nuevo con el apoyo de Napoleón III.
En 1860, el republicano Giuseppe Garibaldi lideraba a los ‘camisas rojas’, un ejército de voluntarios que
unificaron el sur de Italia y Sicilia.
En el centro de Italia, el Estado del Papa, el único que aún no había sido integrado, fue invadido por las
tropas del Piamonte. A pesar de oponerse a la instalación de una monarquía en Italia, Garibaldi, que era
republicano, decidió alejarse para no obstaculizar el proceso de unificación.
En 1861, año en que murió Cavour, Víctor Manuel II se proclamó rey de Italia. En este momento, Piamonte
ya dominaba casi toda Italia y restaba conquistar Venecia para que la unificación fuese completada.
Venecia estaba sobre la tutela de los austríacos, y el Estado papal, dominado por el Papa Pío IX. Con la
guerra entre Austria y Prusia (la Guerra de los Siete Semanas),
Venecia fue conquistada. Sin embargo, Piamonte encontró mayor resistencia en la conquista de los
Estados Pontificios. El Papa se negó a entregar su Estado y a perder Roma para los unificadores.
Napoleón III, frente al catolicismo del pueblo francés, ofreció protección al Papa, con el mantenimiento de
una guarnición en Roma. Por lo tanto, la invasión de Roma provocaría una guerra con Francia.
Sólo en 1870, con la Guerra Franco-Prusiana, los franceses dejaron Italia para enfrentar a los alemanes, y
los italianos aprovecharon esa oportunidad para invadir Roma, que definitivamente fue conquistada.
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