la voz de socorro

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ORIGINALES
Rev. Logop. Audiol., vol. VI, n.º 2 (84-88), 1986
LA VOZ DE SOCORRO
MECÁNICA DE LA VOZ DE SOCORRO Y DISFUNCIÓN VOCAL
Por F. Le Huche (Paris)
el XII Cogreso de la I.A.L.P. celebrado en Padua en 1962, J. Perelló presentaba un informe, justamente famoso, sobre
las disfonías funcionales. En él proponía una clasificación que tuviera en cuenta, a la vez, la etiología y
las eventuales lesiones laríngeas que se asocian a la
disfunción vocal. Establecía, pues, las nociones de
fononeurosis y de fonoponosis según si la etiología
revelaba más los factores psicológicos, o más los factores mecánicos relacionados con un mal uso vocal.
No estaría de más recordar esta diversidad etiológica cuando algunos autores quieren encontrar un
origen psicológico a todas las disfunciones vocales sin
lesiones orgánicas. Naturalmente «buscando bien» se
puede siempre encontrar (¿inventar?) una causa psicológica a cualquier mal uso vocal (cualquier esfuerzo). Sin embargo, en numerosos casos éste es un factor muy secundario. Pero no queremos negar el carácter primordial del factor psicológico en algunos
otros casos: es lo que nos lleva justamente a la fonoponosis y fononeurosis.
El informe del doctor Perelló tuvo, además, el interés de reafirmar, después de Tarneaud y otros, el
intricamiento entre lo orgánico y lo funcional, recordando en particular que la disfunción vocal puede generar lesiones orgánicas tales como nódulos y pólipos. Este recuerdo nos parece también muy oportuno cuando tantos laringólogos tienen tendencia a separar radicalmente los trastornos vocales que se
acompañan de lesiones orgánicas de la laringe, que
corresponden a su campo, de los trastornos vocales
sin lesiones orgánicas que no les atañen.
D
URANTE
En el mismo congreso presentábamos una comunicación titulada «Disfonía funcional y dualidad de la
respiración fonatoria». Afirmábamos que la mecánica de la respiración fonatoria es doble. Esta afirmación se apoyaba, por un lado, en la observación clínica y, por otro, en una experimentación llevada a cabo
en nosotros mismos mediante electromiografía.
Afirmábamos también que esta dualidad de la respiración fonatoria corresponde a una dualidad de la
función vocal: la voz, dijimos, sirve para dos cosas a
menudo mezcladas pero en ciertos casos perfectamente distintas: para expresarse y para actuar.
Para ilustrar esta noción, dábamos unos ejemplos
en los que la voz servía de soporte a la expresión (y a
menudo para nada más): evocar un recuerdo, manifestar impresiones, hablar solo, manifestar el descontento («refunfuñar»). Referiéndonos a la voz para actuar proponíamos los ejemplos siguientes: llamar a
alguien, dar una orden, afirmar, informar, interrogar, presentarse públicamente.
Proponíamos entonces reservar el término de voz
proyectada, a las manifestaciones vocales del segundo tipo, es decir, a las que sirven de soporte a una
acción deliberada hacia el prójimo. Notemos: lo que
distingue esencialmente estos dos modos de fonación
no es en absoluto, como podríamos creer, la intensidad de la voz (se puede afirmar con mucha fuerza sin
elevar la voz), sino la intención manifiesta de actuar
hacia el prójimo; en caso de proyección vocal tal como la entendemos aquí, esto es lo que hace que el
interlocutor se sienta necesariamente implicado. Se
trata de una diferencia que no es cuantitativa sino
Correspondencia: F. Le Huche. 9, Rue de Santay. 75116 Paris, France.
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da o voz de expresión simple), afirmábamos que se
hace muy generalmente por medio de la respiración
torácica superior, como se puede ver fácilmente observando los movimientos del manubrium del esternón de las personas que hablan tranquilamente. La
respiración torácica superior se produce por el descenso costal «en pomo de surtidor de gasolina»
(fig. 2). Esta última afirmación estaba en contradicción con la concepción clásica, todavía bastante difundida actualmente, que afirma que la única respiración normal en el transcurso de la voz es la respiración abdominal2 y que, por consiguiente, el uso de la
respiración torácica superior debe considerarse como
FIG. 1. — Movimiento de las costillas del esternón según la forma
«en pomo de surtidor de gasolina».
a) Con línea continua, posición inspiratoria.
b) Con línea discontinua, posición espiratoria.
C.D. Eje transversal (posterior) según el cual se efectúa el movimiento esterno-costal.
cualitativa; de una diferencia ligada al modo de relación que se establece entre el locutor y el interlocutor, o mejor aún, entre el remitente y él, o los destinatarios de la emisión vocal. Este punto de vista es de
un alcance práctico capital: si usted llama a alguien y
este alguien no le contesta, hay un problema. Si usted
manifiesta sus impresiones y la o las personas presentes no tienen ninguna reacción, no hay forzosamente
un problema: las personas en cuestión no están necesariamente obligadas a sentirse implicadas. Toda la
diferencia estriba en esto.
Para volver a la mecánica de la respiración fonatoria, afirmábamos que era sólo la proyección vocal lo
que reclamaba el uso de la respiración abdominal.
Así pues, se trata de la respiración abdominotorácica inferior1, con un fortalecimiento lateral del
tórax debido al descenso costal «en asa de cubo», paralelamente al encogimiento de la pared abdominal
(fig. 1). Para la voz producida sin intención declarada
de actuar hacia el prójimo (voz que no está proyecta1. Este mecanismo es inferior sólo en el nombre. Excepto la
primera, de hecho interesa igualmente a las costillas superiores.
2. Algunos autores van más lejos y afirman que la única manera de respirar es la abdominal, olvidando la evidente diversidad de
los comportamientos respiratorios que se observan según las circunstancias en un mismo individuo.
FIG. 2. — Movimiento de las costillas según la forma «asa de un
cubo». El esternón se queda fijo.
a) Línea continua, posición inspiratoria.
b) Línea discontinua, posición espiratoria.
C.D. Eje anteroposterior según el cual se efectúa el movimiento
costal.
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ORIGINALES
patológico. Nosotros afirmábamos que la respiración
torácica superior sólo es patológica cuando se utiliza
durante la proyección vocal. De hecho constatamos
que el fortalecimiento vocal se acompaña siempre del
uso de la respiración torácica superior durante la voz
proyectada. Recalcábamos que la respiración torácica superior no es patólogica en sí misma sino en su
uso durante la voz proyectada. Quedaba por explicar
el significado de la intervención de la respiración torácica superior durante el fortalecimiento vocal, y
aquí interviene la noción de la voz de socorro.
Si su vida o la vida de uno de los suyos se encuentra
de pronto amenazada por algún accidente y si tiene
que pedir socorro o gritar para avisar del peligro, lo
hará con una voz particular cuyo significado aparecerá inmediatamente a aquel, aquella, o aquellos a
quienes se dirige mucho antes de entender las posibles palabras que haya podido pronunciar. Sin duda
alguna sería interesante saber cuáles son los caracteres acústicos que permiten reconocer así, sin ambigüedad, esta llamada de socorro, esta señal de urgencia que manifiesta una movilización masiva de energía para que sea imperativamente oída y llegar a lo
que, para simplificar, llamaremos la voz de socorro.
Ciertamente esta voz será casi siempre de una fuerte intensidad y/o sobreaguda, pero estos caracteres
no son evidentemente obligatorios: en ciertos casos
la voz de socorro puede ser perfectamente eficaz incluso cuchicheada. Probablemente las constantes se
encuentran en la brusquedad del ataque vocal, la intensidad del apoyo y el carácter «encogido» del timbre. Pero hay que recordar que, en la práctica, no se
percibe una voz sino que a través de los caracteres
acústicos de la voz, se podría decir que se oye el comportamiento de una persona. Los caracteres acústicos
son sólo indicios que interpretamos teniendo en
cuenta muchos otros datos: circunstancias, contexto
de la emisión vocal, particularidades (edad, sexo,
rasgos psicológicos) de la persona que da la voz. Será
más beneficioso preguntarnos a qué comportamiento
corresponde este tipo de emisión vocal. La simple
observación nos muestra que la emisión de lo que llamamos voz de socorro se acompaña de un fuerte hundimiento del esternón compensado por una deflexión
del cuello con proyección de la cara hacia delante. Si
se observa con mayor cuidado, se nota una flexión de
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la columna vertebral en su parte alta, extendiéndose
hacia abajo tanto más cuanto mayor sea la urgencia
de la acción vocal. En su grado máximo, esta flexión
vertebral puede alcanzar la vértebras lumbares, y
comportar un balance posterior de la pelvis y una flexión de las rodillas.
Sin embargo, los movimientos de extensión y de
flexión de la columna vertebral —a menudo lo olvidamos— tienen una acción respiratoria importante
(fig. 3): aunque en la mayoría de los tratados se haga
caso omiso de los músculos extensores de la columna
vertebral, son los mismos músculos «inspiradores accesorios» auténticos. Esta flexión más o menos extendida de la columna vertebral permite realmente
realizar una presión subglótica mucho menos importante que la que pueda realizar la respiración abdominal. Notemos, sin embargo, que este mecanismo
vertebral se añade más o menos al hundimiento costal de la respiración torácica superior y principalmente a la acción de los abdominales que parecen utilizarse al máximo, como se puede observar en una persona que grita con el torso desnudo. Este suplemento
de potencia provocado por la intervención de la flexión torácica, produce, como contrapartida, la pérdida de la acción reguladora del diafragma que interviene en la respiración abdominal, debido al antagonismo abdomino-diafragmático (los abdominales estrechan la cavidad abdominal, y el diafragma se opone más o menos a esta acción). Sin duda la pérdida de
este mecanismo regulador es lo que explica la irritación de la mucosa de las cuerdas vocales cuando la
voz se ha emitido demasiado tiempo de esta manera,
lo que puede provocar una ronquera pasajera o llegar
hasta la afonía. Resumiendo, se trata de un mecanismo eficaz y capaz de producir una intensidad vocal
importante, pero su uso debe quedarse limitado en el
tiempo: se trata de un mecanismo de excepción. Después de todo, no importa mucho si su voz ha podido
servir para evitar un peligro. El único problema estriba en que esta intervención de la flexión vertebral sea
excepcional y no se convierta en un mecanismo habitual durante la fonación en general, y cuando se
proyecta la voz en particular.
Sin embargo, se diría que es exactamente esto lo
que caracteriza el comportamiento del forzamiento
vocal. Ello se explica bien cuando notamos que este
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B
A
FlG. 3. — Papel respiratorio del movimiento vertebral.
A. La extensión vertebral provoca una separación de las costillas en abanico.
B. Recíprocamente, la flexión vertebral provoca una constricción vertical de la extremidad anterior de las costillas.
mecanismo interviene no solamente cuando el sujeto
se encuentra en una situación de urgencia, sino en
cuanto experimenta una cierta dificultad para ser
oído; a partir del momento en que experimenta la
poca eficacia de su voz; a partir del momento en que
debe hacer «todo lo posible» para ser oído.
En la práctica reeducativa, se observa bastante
bien la intervención de este mecanismo adyuvante
durante la ejecución de un ejercicio titulado «respiración de la cobra». Se trata de un ejercicio en bipedestación de respiración abdominal prolongada (5” a
15”) con emisión de un ruido [ch francesa] cuya intensidad, primero débil, debe crecer progresivamente
para pararse bruscamente y llegar «al final de su respiración» sin aliento. La consigna principal en este
ejercicio es conservar constantemente la actitud de
proyección voca13. Sin embargo, durante las primeras
3. Ésta, recordémoslo, comprende cuatro elementos: 1) Intención de actuar. 2) Mirada de frente. 3) Verticalización abdominal.
4) Uso exclusivo de la respiración.
pruebas, cuando el sujeto llega a la mitad de su capacidad de respiración, infaliblemente vemos que se desencadena bruscamente un movimiento de flexión de
la porción dorsal de la columna vertebral con deflexión compensadora de la columna cervical, y dirigiendo la cara hacia delante exactamente como lo hemos descrito en la voz de socorro.
Se puede pensar que el funcionamiento (reflejo e
inconsciente) de esta flexión vertebral se desencadena por el sentimiento subconsciente de la próxima insuficiencia de la respiración. Se trata de una llamada
preventiva a este mecanismo de excepción, en la medida en que la consigna debe llegar «hasta el final» de
las posibilidades de la respiración. El interés del ejercicio es precisamente hacer ver al sujeto que puede
llegar «casi» hasta el final de su respiración sin tener
que recurrir a este mecanismo. Éste entonces pasa a
ser controlable y queda confinado a su papel de mecanismo de excepción.
Al término de este artículo vemos cómo pasamos
de la idea de mecanismos patológicos a la idea de
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usos patológicos de mecanismos normales. Esto nos
parece, de una parte, más conforme con la realidad
y, de otra parte, mucho más aceptable para el sujeto
disfónico. De hecho, es chocante oír que si se tienen
problemas vocales es porque no se sabe respirar. Es
aberrante afirmar que la respiración torácica superior
es intrínsecamente mala (¿por qué, pues, existe?). Es
mucho más fácil comprender (¡pero más largo de explicar!) que la respiración torácica superior no conviene a la proyección vocal y que la flexión torácica
normal en situación excepcional es peligrosa si se
convierte en un mecanismo muy habitual. Esta presentación de los hechos permite comprender más fácilmente cómo se constituye el círculo vicioso de la
activación, a partir del sentimiento de insuficiencia
vocal. En estas condiciones estamos preparados para
hacer el inventario de posibilidades vocales reales…
con sus límites.
Antes de terminar convendría rectificar la noción
de dualidad de la respiración fonatoria, para pasar a
la de trialidad, si se nos permite este neologismo. De
hecho no tenemos dos modalidades de la respiración
fonatoria sino tres. La primera utiliza el hundimien-
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to costal «en pomo de surtidor de gasolina», y corresponde a la voz de la expresión simple. La segunda utiliza el hundimiento costal «en asa de cubo» y
el encogimento de la pared abdominal, y corresponde a la voz proyectada. La tercera utiliza además
otros dos mecanismos, la flexión vértebro-torácica, y
corresponde a una petición de eficacia excepcional,
tal como se manifiesta en la voz de socorro.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
F. LE HUCHE: La mécanique respiratoire dans ser rapports avec
la phonation. Thèse Méd., Paris, 1959.
F. LEHUCHE: Dysphonie fonctionnelle et dualité du souffle phonatoire. Actas del XII Congreso de la I.A.L.P. Padua, 1962.
F. LE HUCHE y A. ALLALI: La Voix. I. Anatomie et Physiologie
des Organes de la Voix et de la parole. Masson, París, 1985.
III. Thérapeutique des troubles vocaux. Masson, París, 1984.
MORAN CAMPBELL: Respiratory muscles. Loyld Luck, Londres,
1958.
J. PERELLÓ: «Rapport sur les dysphonies fonctionnelles au XIIe
Congrès de l’I.A.L.P.». Folia foniatrica, 1962, 14, 150-205.
Recibido: septiembre de 1985.
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