Ofrecimiento C.P.C.y C.) prueba testimonial sin acompañar pliego (art. 200 A y S, tomo 34, pág. 141/144 Santa Fe, 8 de agosto de 2013. VISTOS: Estos autos caratulados “CARBALLO, Raúl Ramón contra MUNICIPALIDAD DE SAN JORGE sobre RECURSO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO” (Expte. C.C.A.1 n° 211, año 2011), venidos para resolver, y, CONSIDERANDO: 1. A foja 196 la parte demandada impugna la prueba testimonial ofrecida por el actor al no haber acompañado los pliegos del interrogatorio al momento de ofrecer la prueba, solicitando, en definitiva, su rechazo. Considera que en virtud de lo normado por el artículo 200 del Código Procesal Civil y Comercial, es inadmisible la prueba testimonial ofrecida sin acompañar el respectivo interrogatorio, al fijar un plazo perentorio para su presentación, vencido el cual no debe recibirse. 2. Corrido el pertinente traslado, la parte actora lo contesta a foja 199. Al respecto menciona que por un error formal no se adjuntaron los pliegos interrogatorios, motivo por el cual no se opone, desde el punto de vista estrictamente procesal, al planteo efectuado. Expone que adjunta los sobres que contienen los pliegos de las testimoniales ofrecidas, dejando a criterio de la Cámara, y mediante el recurso de una medida para mejor proveer, su admisión, citando como argumento que por un error formal no puede soslayarse la necesidad de contar con todas las pruebas que permitan al Juzgador llegar a la verdad de la cuestión planteada. 3. Aun cuando el actor dice no oponerse al planteo de la demandada, es claro que -en lo substancial- sí lo hace y con fundamento expreso en el excesivo rigor formal que implicaría no admitir la prueba testimonial en razón de un mero “error formal”. En ello le asiste razón. En efecto, más allá de la autorizada doctrina y jurisprudencia citada, no puede entenderse que el incumplimiento de la carga de “presentar al mismo tiempo [al del ofrecimiento] el interrogatorio respectivo” -impuesta por el invocado artículo 200 del Código Procesal Civil y Comercial- acarree siempre y en todos los casos nada menos que la imposibilidad de que la prueba se produzca. En primer lugar, no es ésa una consecuencia expresa en la norma; ni es posible suponerla en el sistema del Código, según el cual “la inadmisibilidad de la prueba testimonial no puede ser objeto de controversia”, debiendo los jueces decretar “siempre” el examen de los testigos, incluso “sea cual fuere su opinión al respecto” (art. 201, C.P.C. y C.). En segundo lugar, no puede marginarse que la ratio legis de la exigencia responde a circunstancias por completo extrañas a la causa. En efecto, la necesidad de acompañar los pliegos al momento del ofrecimiento puede tener alguna razón de ser cuando es necesario, ya por el Tribunal, ya por la contraparte, el examen del interrogatorio con anterioridad a la audiencia. En ese sentido, y aun cuando en el caso los testigos podrían declarar fuera del lugar del juicio, no podría soslayarse que ya se ha ordenado la reserva de los pliegos interrogatorios acompañados (f. 200), con lo que la adversaria -y, en su caso, el Tribunaligualmente podrían hacer uso de las prerrogativas a que refiere el artículo 205 de la ley ritual. Aun así, se ha señalado -bien que respecto al artículo 293 del C.P.C. de Córdoba, pero en criterio que se comparte y se estima trasladable al régimen local- que la sanción de inadmisibilidad de la prueba resulta “exagerada y desproporcionada con la omisión” del proponente, constituyendo “un claro ejemplo de un caso de abuso de la legislación procesal, el cual se produce cuanto 'las normas de gabinete' no contemplan la realidad cotidiana del hacer tribunalicio y consagran rigorismos inútiles [...]”; lo que “debe ser neutralizado por el intérprete, mediante la doctrina que prohíbe el 'excesivo rigor formal', en virtud de la cual el proceso civil no se trata ciertamente del cumplimiento de ritos caprichosos, sino del desarrollo de procedimientos destinados al establecimiento de la verdad jurídica objetiva [...]” (Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial y Contencioso Administrativo de San Francisco, causa “Berisonzi”, del 27.9.2012, La ley Online, AR/JUR/48140/2012). Por último, tampoco se trata en autos de una prueba confesional, en la cual la exigencia de presentar los pliegos con el ofrecimiento podría obedecer a un fin de lealtad entre los litigantes para no tornar inoperante la sanción de tener al absolvente por confeso en la sentencia (arts. 161 y 162, C.P.C. y C.). En suma, de la omisión -actualmente superada-que se le achaca en autos al proponente, no se siguen ni perjuicios para la demandada ni ventajas para el actor; por el contrario, tal omisión resulta superflua e irrelevante, con lo que no admitir la prueba testimonial supondría un exceso ritual incompatible con el adecuado servicio de justicia. Se agrega, finalmente, que la producción de la prueba en cuestión reviste trascendencia en razón del aporte que presupone el examen de los testigos a fin de dilucidar o esclarecer el objeto en debate y la correspondencia, o no, del derecho ejercido. Los testimonios interesan mayormente a la contienda, y sin implicar un beneficio procesal. Así ese interés predomina en el proceso nacional, en el cual se prescribe que la presentación del “interrogatorio podrá reservarse por las partes hasta la audiencia en que deben presentarse los testigos” (artículo 429, C.P.C.C.N.), sin perjuicio de los apercibimientos del desistimiento de la prueba por ausencia del proponente o de los pliegos (artículo 437, C.P.C.C.N.), o de la producción de oficio que puede disponer el Juez (artículo 452, C.P.C.C.N.). Aunque en consecuencia debe accederse a lo solicitado, las costas -sin embargo- deberán ser igualmente soportadas por el actor en razón de haber dado lugar a esta incidencia. Por lo tanto, la Cámara de lo Contencioso Administrativo N° 1 RESUELVE: Rechazar el planteo de la demandada. En consecuencia, admitir las testimoniales ofrecidas, las que serán recepcionadas en la audiencia que se designe al efecto, debiendo los testigos deponer a tenor de los pliegos acompañados. Imponer las costas al actor. Regístrese y hágase saber. Fdo. PALACIOS (en disidencia). DE MATTIA. LISA. Di Mari (Sec) DISIDENCIA DEL SEÑOR PALACIOS: El allanamiento del JUEZ actor DE CÁMARA resta DOCTOR materia ALFREDO litigiosa GABRIEL a la impugnación formulada por la demandada, correspondiendo, por ende, hacer lugar a la misma. No obstante, cabe observar que el artículo 200 del C.P.C.C. exige al tiempo del ofrecimiento de la prueba, además de expresar la identidad de los testigos, la presentación del respectivo interrogatorio, con lo cual la omisión de presentarlo en dicha oportunidad hace precluir la chance de acompañarlo con posterioridad, tornando inadmisible la prueba testimonial ofrecida en esas condiciones. Por lo demás, cabe tener en cuenta, tal como este Tribunal lo señalara en distintos precedentes, que una prueba no sólo fracasa cuando queda sin producirse en el momento fijado, sino también cuando no se ponen los medios oportunos para que pueda verificarse de modo que llegue al proceso tempestivamente y que preste la utilidad que le corresponde (“Nisalco”, A. T. 5, pág. 427; entre otros). Igualmente, ha de desestimarse la solicitud de que el Tribunal disponga como medida para mejor proveer la admisión de los pliegos en cuestión. En efecto, en los términos del artículo 20 de la ley 11.330, el ejercicio de dicha facultad es privativa del Tribunal, complementaria de la carga de probar de las partes, tendente a aclarar o completar pruebas ya realizadas, pero de modo alguno suplir o sustituir la actividad de las partes en el proceso (“Construcciones Industriales y civiles S.R.L.”, A.T.1, pág. 488).