Monición: Comenzamos nuestra oración de la mañana, en un contexto de fiesta y Cuaresma, tiempo que nos lleva a la Pascua del Señor. Estamos llamadas a renovar nuestro Sí al Señor, nuevo y fiel y recorrer el camino con conciencia cristiana y vicenciana. Hoy es tiempo de empezar de nuevo o de continuar revitalizando nuestra vocación de Hijas de la Caridad. Pidamos en este día al Espíritu avive en nosotras el fuego de la llamada, mantenga encendida nuestra lámpara, la radicalidad de nuestra respuesta y la autenticidad de una entrega viva y gozosa. Himno: Junto a ti yo viviré junto a ti yo rezaré Junto a ti adoraré junto a ti yo serviré En los pobres te veré siendo pobre serviré Con los pobres sufriré, con ellos te amaré. Fraternal será mi fe, en fraternidad quiero vivir Compartir la misma fe, compartir la misión. En mi vida encontrarás, acogida y comprensión Hoy tu amor me hace vivir, hoy tu amor me hace morir Tu amor me hace convertir, mi miseria en amor. En mi espíritu estará la humildad y sencillez Junto a ti quiero vivir, junto a ti quiero servir Junto a ti está mi ser, junto a ti está mi sí. Monición Salmo 62 El salmo 62, es el salmo del amor místico, que celebra la adhesión total a Dios, partiendo de un anhelo casi físico y llegando a su plenitud en un abrazo íntimo y perenne. La oración se hace deseo, sed y hambre, porque implica el alma y el cuerpo. Este salmo se hace vida en María, pues ella estaba profundamente unida a Dios, por eso, madrugaba para ir a su encuentro, anhelaba su presencia, todo lo concebía como venido de él y que a él debía volver. Con este mismo espíritu que nos trasmite el salmista recemos esta mañana este salmo. Ant.1: El Ángel Gabriel fue enviado a María desposada con José. Aleluya. Salmo 62 Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti, mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua. ¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria! Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios. Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote. Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos. Monición al Cántico: Constantemente van resonado en el Cantico de Daniel los tres verbos de la glorificación divina, como en una letanía: «Bendecid, alabad, ensalzad» al Señor. Éste es el espíritu de la auténtica oración y del canto: celebrar al Señor sin cesar, con la alegría de formar parte de un coro que abarca a todas las criaturas. Tomemos como modelo de alegría y de confianza a María, mujer fiel a la promesa de Dios en su vida, hecho carne en su vientre. Ant. 2: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. Aleluya. Cántico: (Cantado) Criaturas del Señor, bendecid al Señor, ensalzarlo con himnos por los siglos. Ángeles de Dios, bendecid al Señor; aguas bendecid al Señor. Aguas del espacio, bendecid al Señor, ejércitos del cielo, bendecid al Señor. Sol y luna, bendecid al Señor; astros del cielo, bendecid al Señor. BENDIGA LA TIERRA A SU SEÑOR Y LO ENSALCE POR TODOS LO SIGLOS. Lluvia y rocío, bendecid al Señor ; vientos, bendecid al Señor. Fuego y calor, bendecid al Señor; fríos y heladas, bendecid al Señor. Rocíos y nevadas, bendecid al Señor témpanos y hielos, bendecid al Señor. Nieves y escarchas, bendecid al Señor; noche y día, bendecid al Señor. BENDIGA LA TIERRA A SU SEÑOR Y LO ENSALCE POR TODOS LO SIGLOS. Luz y tinieblas, bendecid al Señor; Rayos y nubes, bendecid al Señor. Montes y cumbres, bendecid al Señor, Frutos de la tierra, bendecid al Señor. Hijos de los hombres, bendecid al Señor; Bendiga Israel a su Señor. Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor Siervos del Señor, bendecid al Señor. Monición al salmo 149 En María aprendamos a recibir, escuchar, acoger… de forma agradecida y alegre al Señor que camina a nuestro lado. Recitemos este salmo que nos invita como María a la alabanza, al júbilo, a la fiesta, porque el Señor está entre nosotros, nos acompaña, nos impulsa, nos alienta en nuestro caminar, nos sosiega en nuestra oración, nos llena de las gracias que necesitamos, nos deja paso en el camino para que seamos nosotras los que en su nombre venzamos. Ant. 3: La Virgen concibió por la Palabra, Virgen permaneció,Virgen dio luz al Salvador. SALMO 149 ( Cantado) Cantad al Señor un cántico nuevo resuene su alabanza en la asamblea; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey. Alabad su nombre con danzas, con tambores y cítaras, por que el Señor ama a su pueblo y a los humildes da su victoria. Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos: con vítores a Dios en la boca y espadas de dos filos en las manos Para tomar venganza de los pueblos y aplicar el castigo a las naciones sujetando a los reyes con argollas a los nobles con esposas de hierro. LECTURA BREVE Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de eslavo, pasando por uno de tantos y actuando como un hombre cualquiera. RESPONSORIO BREVE R/ Alégrate, María, llena de Gracia * El Señor está contigo., Alégrate. V/ Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. Gloria al Padre. Alégrate. ANTÍFONA DEL BENEDICTUS : Dios, por el gran amor con que nos amó, envió a su Hijo en una carne pecadora como la nuestra. PRECES Oremos con confianza al eterno Padre, que por medio del Ángel anunció hoy a María nuestra salvación: Tú que elegiste a la Virgen María para ser Madre de tu Hijo, -ten piedad de todos los que esperan tu redención. Tú que por la boca de Gabriel anunciaste a María el gozo y la paz, -otorga al mundo entero el gozo de la salvación y la paz verdadera. Tú que miras a los humildes y colmas de bienes a los hambrientos -da ánimo a los abatidos, socorre a los necesitados y ayuda a los moribundos. Oh Dios, para quien nada hay imposible, el único que haces obras maravillosas, -sálvanos, cuando resucites a los muertos en el último día. Padre Nuestro Oración final Señor, Tú que has querido que la Palabra se encarnase en el seno de la Virgen María, concédenos por tu bondad, que cuantos confesemos a nuestro Redentor, como Dios y como hombre verdadero, lleguemos a hacernos semejantes a Él en su naturaleza divina. Por Nuestro señor Jesucristo. Ant: “ Hágase en mí según tu palabra, hágase en mi según tu sueño hágase en mi según tú quieras hágase en mí tu amor. “(Ain Karem) MARIA ICONO DE LA FE Monición “En el contexto del Evangelio de Lucas, la mención del corazón noble y generoso, que escucha y guarda la Palabra, es un retrato implícito de la fe de la Virgen María. El mismo evangelista habla de la memoria de María, que conservaba en su corazón todo lo que escuchaba y veía, de modo que la Palabra diese fruto en su vida. La Madre del Señor es icono perfecto de la fe, como dice santa Isabel: “Bienaventurada la que ha creído”(Lc 1, 45)” (Lumen Fidei, 58) BIENAVENTURADA LA QUE HA CREÍDO En María, Hija de Sión, se cumple la larga historia de fe del Antiguo Testamento, que incluye la historia de tantas mujeres fieles, comenzando por Sara, mujeres que, junto a los patriarcas, fueron testigos del cumplimiento de las promesas de Dios y del surgimiento de la vida nueva. En la plenitud de los tiempos, la Palabra de Dios fue dirigida a María, y ella la acogió con todo su ser, en su corazón, para que tomase carne en ella y naciese como luz para los hombres. En la Madre de Jesús, la fe ha dado su mejor fruto, y cuando nuestra vida espiritual da fruto, nos llenamos de alegría, que es el signo más evidente de la grandeza de la fe. ¿Cómo vives tu vida espiritual? ¿Qué fruto está dando tu fe ? ¿ Realmente la alegría es signo de tu fe? Ant: “ Hágase en mí según tu palabra, hágase en mi según tu sueño hágase en mi según tú quieras hágase en mí tu amor. “(Ain Karem) MARÍA LA MADRE DE DIOS María, la Madre del Dios vivo. Nadie mejor que ella quien creyó, para dar testimonio auténtico de fe. Ella fue el Sagrario humano elegido por Dios para que, de su seno, naciera el Salvador; recibió el anuncio del ángel y, con corazón puro, escuchó el mensaje y vio su misión en el plan de la salvación. Sin reparos aceptó la voluntad de Dios, porque creía en Su palabra y con alegría, concibió y dio a luz al Salvador. “En la plenitud de los tiempos –escribe el Papa Francisco- la Palabra de Dios fue dirigida a María, y ella la acogió con todo su ser, en su corazón, para que tomase carne en ella y naciese como luz para los hombres.” Es por ello que la Madre de Jesús es el paradigma absoluto de la auténtica fe. Su adhesión al mensaje de Dios le dio un lugar especial en la historia salvífica. Ella es ejemplo vivo de que, quien confía en Dios, se refugia en Él, se regocija en Él, se alegra por tanto en Él. María es la Madre amorosa que nos guía, que nos enseña la fe absoluta en el mensaje de su hijo, y porque ella creyó y vio que Dios es la verdad. ¿Cómo es mi confianza en Dios? ¿Es mi vida de Hija de la Caridad un ejemplo de quién se refugia y regocija en Él? Ant: “ Hágase en mí según tu palabra, hágase en mi según tu sueño hágase en mi según tú quieras hágase en mí tu amor. “(Ain Karem) SILENCIO-COMUNICACIÓN Oración final Madre, ayuda nuestra fe! Abre nuestro oído a la Palabra, para que reconozcamos la voz de Dios y su llamada. Aviva en nosotros el deseo de seguir sus pasos, saliendo de nuestra tierra y confiando en su promesa. Ayúdanos a dejarnos tocar por su amor, para que podamos tocarlo en la fe. Ayúdanos a fiarnos plenamente de él, a creer en su amor, sobre todo en los momentos de tribulación y de cruz, cuando nuestra fe es llamada a crecer y a madurar. Siembra en nuestra fe la alegría del Resucitado. Recuérdanos que quien cree no está nunca solo. Enséñanos a mirar con los ojos de Jesús, para que él sea luz en nuestro camino. Y que esta luz de la fe crezca continuamente en nosotros, hasta que llegue el día sin ocaso, que es el mismo Cristo, tu Hijo, nuestro Señor.