Alemania: Die Linke gobierna en Turingia

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Alemania: Die Linke gobierna en Turingia
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TRIBUNA VIENTO SUR
Alemania: Die Linke gobierna
en Turingia
- solo en la web -
Fecha de publicación en línea: Viernes 12 de diciembre de
2014
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Alemania: Die Linke gobierna en Turingia
Cuando se trata de hacer previsiones, lo mejor es hacerlas sobre cosas pasadas. Ahí uno puede estar seguro de lo
que ha pasado y explicar las razones por las que se han dado. Cuando el profeta se aventura sobre el futuro corre el
riesgo de verse desmentido por los hechos. En octubre creía que, en Turingia, no sería posible acordar un gobierno
de coalición entre Die Linke, el SPD -social-democracia- y los Verdes. Me parecía casi imposible imaginar a Sigmar
Gabriel, presidente federal del SPD, explicar a la canciller demócrata-cristiana Angela Merkel, a la cabeza de la
Gran Coalición CDU/CSU-SPD que gobierna Alemania, que el SPD se convertiría en socio minoritario de un
gobierno regional dirigido por Die Linke/1. Pero, eso es lo que ha ocurrido.
Una vez que Die Linke obtuviera el 28% de los votos y se convirtiera en la segunda fuerza electoral -pese a perder
votos en cifras absolutas- y que la CDU descartara una coalición con AfD [partido de derecha extrema], el reparto de
escaños en el nuevo parlamento de Turingia no dejaba más que dos posibilidades,: o una "gran coalición" de la CDU
(34 escaños) con el SPD (12 escaños), o una coalición de Die Linke (28 escaños) con el SPD (12 escaños) y los
Verdes (6 escaños). En ambos casos, se daría una mayoría de 46 diputados contra 45; es decir, mínima. El 5 de
diciembre de 2014, después que Die Linke, el SPD y los Verdes concluyeran el acuerdo y este fuera ratificado por
los votos de sus órganos de dirección y las bases de los tres partidos/2, Bodo Ramelow, jefe de fila de Die Linke en
el Lander de Turingia, fue elegido primer ministro-presidente del gobierno regional.
A pesar de que el perfil político de Bodo Ramelow y de Die Linke de Turingia es extremadamente moderado y este
partido ha aceptado en el preámbulo del acuerdo que la RDA fuera un Unrechtsstaat (un término político intraducible
que sitúa la RDA al mismo nivel que los Nazis); la probabilidad, primero, de la coalición y la materialización del
acuerdo posteriormente, ha provocado una campaña de denuncias mediáticas y públicas nutridas por un
anticomunismo primario, en la que participan desde filonazis de todos los signos hasta conservadores y
socialdemócratas de derecha, poniendo en guardia contra la restauración del SED (el partido dirigente que ejerció el
poder en la RDA hasta noviembre de 1989) y la Stasi (policía secreta de la RDA encargada de espiar y oprimir
sistemáticamente a la población bajo aquel régimen).
Realmente grotesco. No sólo por la personalidad de Bodo Ramelow: originario de Alemania occidental y cristiano
protestante, llegó a Alemania del este tras la caída del muro para trabajar como delegado sindical, formó parte de la
dirección del ala derecha de Die Linke organizada en la corriente FDS (Foro Democrático por el Socialismo)
favorable a una adaptación al máximo a la política oficial y de la cohabitación con el SPD a nivel federal. También
resulta grotesco porque, grosso modo, el acuerdo de la coalición no promete nada más allá de un política
socialdemócrata que se podía podría poner en pie incluso sin la participación de Die Linke/3, como veremos más
adelante.
Además, considerar a Die Linke como un partido más o menos parecido al SED no tiene nada que ver con la
realidad, a pesar de que en el momento de su fundación -tras la caída del poder de Erich Honecker, Egon Krentz y
Cia.- en diciembre de 1989, el SED/PDS, optó por una continuidad formal con la SED (de hecho, y sobre todo, para
salvar al menos una parte del patrimonio del SD, pero oficialmente para no sustraerse a sus responsabilidades
históricas). El SED, en tiempo de la RDA, contaba con 2,4 millones de adherentes (sobre una población de 16
millones de habitantes). En 1990, el SED/PDS no contaba más que con 130.000. El resto prefirió hacer carrera con
el nuevo poder; mucho de entre ellos, por ejemplo, entre los cristiano-conservadores. Quienes quedaron en el
SED/PDS lo hicieron por convicción política, mientras que los otros se adhirieron al SED cuando estaba en el poder
por conformismo y para hacer carrera política.
Actualmente, Die Linke cuenta entre 65.000 y 70.000 adherentes, de los que unos cuantos miles provienen de
Alemania occidental, en gran parte tras la fusión del SED con la WASG (Alternativa electoral por el trabajo y la
justicia social, fundado el año 2005) en junio de 2007. Además, en el Die Linke actual no habrá más de 16.000
miembros provenientes del antiguo SED. En su mayoría, militantes entrados en años que siguen fieles a sus
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convicciones, a menudo nostálgicos de las conquistas sociales de la RDA, pero que, muy probablemente, en su
gran mayoría no desean la restauración del poder de un "partido dirigente" el SED.
Hace unas semanas, Gregor Gysi, presidente del grupo parlamentario de Die Linke -que de hecho actúa como
nuevo portavoz del partido por su eco mediático a pesar de que los portavoces elegidos eran Bernd Riexinger y
Katja Kipping- dijo públicamente, dándoselas de listillo, como le gusta hacer, que, en aquellos gobiernos regionales
donde gobierne Die Linke, lo "astuto" sería diferenciarse un poco, pero de forma clara, de la política que desarrollan
los gobiernos regionales dirigidos por el SPD..., aún si los márgenes de maniobra, a causa de las restringidas
competencias de los Lander, son pequeños, añadió a renglón seguido Gysi. Leído el acuerdo entre de Die Linke, el
SPD y los Verdes de Turingia, no se puede concluir que se haya logrado esa clara diferenciación.
De entrada, el reparto de las carteras en el nuevo gobierno expresa la voluntad de los dirigentes de Die Linke de
minimizar el papel de su propio partido: el SPD, especialmente débil en Turingia, obtiene los ministerios clave de
finanzas, economía e interior y los Verdes, el de justicia. El acuerdo de coalición subraya el compromiso de los
grupos coaligados con la economía de mercado, la promoción de la pequeña y mediana empresa y al "limitar la
deuda pública", que en Alemania tiene rango constitucional y sirve para justificar las drásticas políticas de austeridad
presupuestaria tanto a nivel municipal como regional y federal. Del miso modo, el acuerdo recoge declaraciones a
favor de la "eficiencia" de los órganos de gestión de lo público, y del crecimiento y el progreso económico.
Por supuesto, también se recogen algunos proyectos de reforma progresistas, como una anualidad gratuita para las
guarderías, la posibilidad de gratuidad en el transporte público local y la contratación de 500 enseñantes escolares
más, etc. Pero... todas ellas sujetas a su "viabilidad" financiera. Según Nils Böhlke/3 -aunque no he tenido tiempo de
verificar sus datos- en el acuerdo existen 123 promesas condicionadas al estudio que verifique su viabilidad
financiera.
En lo que respecta a la educación, cuya competencia en Alemania corresponde casi en su totalidad a los Lander, el
acuerdo de coalición no recoge los puntos fuertes del programa de Die Linke. Sobre todo la abolición de los
gimnasios y el establecimiento de una escuela única para todos y todas. Por otra parte, cuanto al servicio de
vigilancia política, el Verfassungsschutz ("protección de la constitución"), muchos de cuyos agentes forman parte de
organizaciones de la extrema derecha y han jugado un siniestro papel en, o alrededor de, la banda asesina del NSU
(Clandestinidad Nacional Socialista, organización clandestina de extrema derecha descubierta en 2011), ni siquiera
se plantea su disolución, sino que el refuerzo de su "control" por las instancias parlamentarias.
El acuerdo estipula que los servicios públicos no serán "deteriorados". Como lo señala Thies Gleiss/3 esta
formulación no significa que no habrá reducción de empleo en ellos. Más bien es eso lo que puede ocurrir. Porque,
en nombre de la disciplina presupuestaria, el gobierno dirigido por Die Linke "ahorrará" empleos en diferentes
sectores de los servicios públicos. A pesar de que en el programa electoral, se podía leer la rutinaria fórmula, de que
Die Linke crearía un "nuevo sector de empleos públicos". Y si es verdad que en cuestión fiscal, la capacidad de
acción de los Lander es reducida, el acuerdo podía, al menos, haber decidido llevar a cabo iniciativas para la
reintroducción del impuesto sobre las grandes fortunas o el incremento de la tasa impositivo a las rentas altas. En
ausencia de iniciativas de ese tipo, el dogma de la disciplina presupuestaria genera siempre políticas de austeridad.
Por lo que respecta al mundo laboral y a la justicia social, la propuesta en relación a un salario mínimo y a las tarifas
mínimas a respetar en las contrataciones del Estado (y también en el terreno de los derecho cogestionados de los
asalariados), son más o menos las mismas que impulsan los Lander gobernados por el SPD, como el de
Brandeburgo, e incluso en los que no participa Die Linke como en Schleswig-holstein. Y en relación a la ecología, no
existe ningún posicionamiento claro sobre el abandono de energías fósiles.
Respecto los acuerdos de libre comercio como el TTIP [Acuerdo de libre comercio entre EE UU y la UE] y el CETA
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[Acuerdo económico y comercial Canadá-UE), se ha impuesto la posición del SPD, con la coletilla de que no deben
ser "perjudiciales". Es necesario recordar que Sigmar Gabriel y el SPD comenzaron apoyando estos acuerdos a
"condición" de que no se establecieran los tribunales de arbitraje. Tras conocer que ese tema era incuestionable, el
SPD apoya los acuerdos tal como están, y ahora Die Lnke de Turingia se suma a ellos. Esto puede llevarle a
aislarse completamente del movimiento que rechaza estos acuerdos de libre-cambio que en Alemanía es bastante
amplio (no hay más que ver el gran número de gente que apoya las protestas por Internet).
Sobre la política internacional en general, el Lander de Turingia se abstendrá en el caso de que no exista una
posición común de los tres partidos de gobierno. Pero la posición sobre los acuerdos internacionales de libre cambio
hace temer que en el resto de cuestiones también pudieran darse igualmente amargas excepciones: habrá que
seguir de cera las votaciones del Lander; sobre todo en lo que respecta a las intervenciones internacionales del
ejército alemán, la Bundeswehr
Donde no existe acuerdo alguno entre los partidos coaligados es en los puntos en los cuales un gobierno dirigido por
Die Linke podría obtener un perfil de izquierda sin mucho coste económico: por ejemplo, en lo que respecta a la
cuota mínima de mujeres en el sector público y privado o en medidas contra el racismo y la homofobia. Ni siquiera
se plantean prohibir la propaganda del ejército en las escuelas ni apoyar masivamente las iniciativas antifascistas...
Seria poco convincente decir que Die Linke no debería gobernar o no debería presidir gobiernos si los resultados
electorales y las constelaciones parlamentarias se lo imponen. Pero un verdadero gobierno de izquierdas al servicio
de las y los asalariados y oprimidos, a todos los niveles, y por lo tanto a nivel del Lander, debería ser un gobierno
rebelde: rebelde contra la injusta distribución de la riqueza y de las rentas, rebelde contra la austeridad antisocial y
contra "los límites al endeudamiento", rebelde contra la destrucción de nuestras bases naturales de supervivencia,
rebelde contra la política internacional imperialista. Además de las medidas anticapitalistas propuestas, debería
tener la firmeza para apoyarse en la movilización popular emancipadora y hacer todo lo posible para reforzar la
autoorganización de gente asalariado, los sectores marginados y la juventud rebelde, porque es la única posibilidad
de hacer cambiar la relación de fuerzas y de imponer verdaderos cambios.
Pero este gobierno dirigido por Die Linke en Turingia parece orientarse, sobre todo, a sentar las bases de una
política de cogobernabilidad a nivel federal tras las elecciones de 2017 (si los resultados ofrecen esa posibilidadadaptándose aún más a las posiciones socialdemócratas y a la política exterior actual. Por su puesto, hay que
defender a Bodo Ramelow y el partido Die Linke de Turingia contra los ataques y las calumnias anticomunistas y
hay que apoyar todo lo que haga en un sentido progresista; pero, al mismo tiempo, la izquierda anticapitalista, de
dentro de fuera del partido, deberá comprometerse en reforzar los movimientos extraparlamentarios para ejercer un
máximo de presión a favor de medidas de solidaridad emancipadoras.
10/12/2014
Manuel Kellner es redactor del Sozialistische Zeitung
Traducción: VIENTO SUR
Notas
1/En una tribuna anterior escribí: "La decisión no es fácil para nadie. El CDU, si quiere poner en pie la "gran
coalición", debe aliarse con los grandes perdedores de las elecciones. Por su parte, es más que probable que el
SPD, como socio minoritario del CDU, se vea confrontado a una erosión prolongada de su electorado. De otra parte,
si elige coaligarse con Die Linke y los Verdes, no será el partido que dirija la coalición. Se verá obligado a jugar el
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papel de socio minoritario de Die Linke. No parece probable que la dirección federal del SPD pueda aceptar esta
variante. No podemos imaginar a Sigmar Gabriel, jefe federal del SPD, explicar a la canciller Angela Merkel, las
razones que han llevado a su partido a gobernar en coalición, como socio minoritario, con el CDU/CSU y, al mismo
tiempo, como socio minoritario de Die Linke en el Land de Turingia, dando pie a un gobierno regional que en el
Bundesrat (segunda cámara representativa de los Lander a nivel federl) puede abstenerse en las votaciones que
presente la gran coalición de Angel Merkel sobre las intervenciones militares..." (
http://www.vientosur.info/spip.php?article9448)
2/ http://www.die-linke-thueringen.de/fileadmin/LV_Thueringen/dokumente/koalitionsvertrag_rrg_thueringen.pdf
3/ Ver los comentarios de Thies Gleiss de la AKL (Antikapitalistische Linke, Izquierda Anticapitalista en el seno de
Die Linke) et de Nils Böhlke de la corriente Marx21 (que forma parte de International Socialist Tendency dirigida por
el SWP británico) y de la corriente Sozialistische Linke, Izquierda Socialista en el seno de Die Linke:
<href="#more-695">http://www.antikapitalistische-linke.de/?p=695#more-695 et
http://marx21.de/rot-rot-gruen-linke-politik-unter-haushaltsvorbehalt/
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