15.2. La consolidación del régimen. Las transformaciones económicas: de la autarquía al desarrollismo. Los cambios sociales. Las transformaciones económicas, de la autarquía al desarrollismo La evolución económica de España entre 1939 y 1959 se va a desarrollar bajo el signo de la autarquía. Se entiende por autarquía aquella situación en la que la economía de un país es, o pretender ser, autosuficiente respecto al exterior. Esto supone la orientación de toda la producción hacia el aprovechamiento de los propios recursos y reducir al mínimo las importaciones. España la llevó a cabo bajo una ideología de inspiración fascista pero también motivada porque el país en 1939 al término de la Guerra Civil, tenía una situación económica de verdadera crisis, el tejido productivo arrasado, deuda, hundimiento del mercado interior y exterior, Renta Nacional y per Cápita por los suelos.. todo ello afectó al sector agrario, al industrial, energético e infraestructuras, pero también se adoptó esta política debido a las dificultades que el aislamiento exterior produjo a la economía española. Hundida la producción agraria era obligado el racionamiento y el intervencionismo del Estado, buscando la autosuficiencia. Se fijaron precios, se reconvirtieron fábricas para producir bienes de 1ª necesidad,... se controlan todo tipo de exportaciones y de importaciones. Todas estas medidas económicas estaban destinadas a solucionar los graves problemas de España tras la guerra pero lo que provocaron fue una España estancada, rural, y nos alejó de las ayudas a la reconstrucción europea tras la 2GM (Plan Marshall). El hambre y el racionamiento se prolongaron hasta 1950, marcando la vida de los españoles, la política autárquica era incapaz de abastecer los mercados de productos básicos, lo que estimuló la aparición de un activo mercado negro de casi todos los productos de consumo, los traficantes conseguían acumular beneficios desorbitantes (quienes practicaban el contrabando y el estraperlo estaban en las jerarquías de Falange, en la admón o en el ejército), proliferaron sobornos, corruptelas... El país se acostumbró a vivir con las “recomendaciones”, los certificados de “buena conducta”,.. era necesario tener “padrinos” se estableció una densa red de influencias. La política autárquica, fue un completo fracaso, sin apenas crecimiento económico durante la década de los años cuarenta. La política autárquica va a ser incapaz de recuperar el tejido productivo. La inflación se disparó, la cotización de la peseta se desplomó y las divisas desaparecieron. Aunque el régimen apostó por la industrialización, creando en 1941 el Instituto Nacional de Industria (INI cuya finalidad era propulsar y financiar en servicio de la nación la creación de nuestras industrias más esenciales, defensa, siderometalúrgica, automoción nace SEAT, IBERIA, ENDESA....) la labor del INI será lastrada por el intervencionismo y la burocracia y fue escasamente eficaz. Paralelamente se nacionalizaron las comunicaciones telefónicas, el transporte aéreo y las explotaciones mineras, en unas prácticas intervencionistas que impedían cualquier recuperación. De igual modo, el estado intentó reactivar la economía mediante la aplicación de un programa de obras públicas que encontró en la construcción de pantanos su principal plasmación. ). La agricultura seguía siendo el sector más importante pero su producción era insuficiente. En los años cincuenta la situación creada por la autarquía económica era insostenible (bajos salarios, racionamiento, inflación, y estraperlo, la mayoría de la población pasaba hambre y estaba descontenta. Se hacía necesaria una apertura para combatir el estancamiento económico. La Guerra fría significó el fin del aislamiento internacional gracias al acuerdo firmado en 1953 con Estados Unidos, Tratado de Ayuda Mutua, por el que proporcionarían ayuda económica a cambio de instalar bases en España, lo que permitió una recuperación con algunos cambios: acabó el racionamiento y se liberalizaron los precios y la circulación de los productos alimenticios. El boom económico de los años 60 en la Europa Occidental llegó también a España y será el responsable que España dejara atrás el mercado negro, el estraperlo y la autarquía en general y tuviera un crecimiento importante del PIB. Un nuevo gobierno formado en 1957 incorporaba a ministros tecnócratas del Opus Dei, como Ullastres y Navarro Rubio que aprobaron el Plan de Estabilización de 1959: una operación para sanear, liberalizar y racionalizar la economía española. El plan pretendía, en un primer momento, frenar la inflación (recortó el gasto público, restringió el crédito, congeló los salarios), sanear la peseta que fue devaluada al fijar la paridad en 60 pesetas por dólar e incentivar las inversiones extranjeras, …en definitiva liberalizar la economía. En un principio estas medidas resultaron socialmente negativas, ya que se redujo el consumo y la inversión y aumentó el paro. Pero en dos años se notaron los efectos positivos y se relanzó la economía que produjo una rápida y espectacular modernización. Fueron los años de los Planes de Desarrollo, siguiendo el modelo de planificación económica indicativa, dirigidos por el Ministro de Industria López Rodó. Consistían en tres planes cuatrienales, iniciados en 1964, se fomentó la implantación industrial con ayudas e inversiones estatales en infraestructuras en siete polos de desarrollo (Burgos, Vigo, La Coruña, Huelva, Sevilla, Valladolid y Zaragoza), zonas atrasadas pero con posibilidades económicas. Los planes estimularon la industria pero raramente cumplieron sus previsiones y acentuaron los desequilibrios sectoriales y regionales. Frente al desarrollo de las zonas industriales (Cataluña, País Vasco, Madrid y los nuevos polos de desarrollo) otros territorios quedaron atrasados (Galicia, las dos Castillas, Andalucía, Extremadura). La coyuntura económica internacional ayudó a este despegue de la economía española que entre 1961 y 1964 creció a un ritmo del 8,7% anual. Crecimiento que se manifestó especialmente en la industria y en los servicios. La inflación se contuvo, no superando el 5%, a la vez que crecían los salarios reales entre un 8 y un 11% anual. Según el economista José Luis Sampedro, España creció «a pesar de los planes de desarrollo, y no por ellos». No obstante los altibajos, el desarrollo de estos años fue real, aunque desequilibrado y el régimen lo usó como propaganda presentando la industrialización como el "milagro económico español": España se convirtió en la décima potencia industrial del mundo. La renta per cápita pasó de 300 $ en 1960 (la más baja de Europa), a 1000 $ en 1970; por ejemplo, la producción de acero llegó a 7 millones de toneladas en 1970, el doble de la producida en 1965; la producción de automóviles llegó a 450.000 en ese año, diez veces más que en 1960. La industria se modernizó. La minería y la industria textil, tradicionales líderes de la industria española, perdieron importancia. En 1970, la principal industria española era una empresa de automóviles, SEAT, (el Seat 600 se convirtió en el símbolo de esos años, tanto del despegue económico español como de la creciente prosperidad material). Otras industrias importantes del país, son siderúrgicas (Altos Hornos de Vizcaya y Ensidesa), petroleras (Cepsa y Repsol), de construcción naval (Astilleros Españoles) y químicas (Riotinto y Butano). El desarrollo transformó la estructura económica del país. España dejó de ser un país agrario. En 1960 la agricultura representaba el 24% del PIB y empleaba al 42% de la población activa (cerca de cinco millones de personas); diez años más tarde, estos indicadores se habían reducido al 13% y al 29% respectivamente, empleándose en el campo menos de cuatro millones de personas. La balanza de pagos deficitaria permanentemente, redujo su déficit gracias a tres fuentes de ingresos: las inversiones extranjeras que suplieron en parte la carencia de capital pero originaron una excesiva dependencia de los países más desarrollados las divisas que enviaban los emigrantes que enviaban sus ahorros a España y los ingresos de los turistas extranjeros: el boom del turismo con 6 millones de visitantes (franceses, ingleses y alemanes, principalmente) en 1960, que pasarían a más de 30 en 1973 convirtió a España en el segundo destino turístico de Europa, por detrás de Italia y este sector se convertirá en el nuevo motor económico. Los turistas pasaron de seis millones de visitantes en 1960, cifra ya elevada, a más de treinta y cuatro millones en 1973; los ingresos derivados de esta actividad también crecieron espectacularmente, de 297 millones de dólares en 1960 a más de 3400 millones en 1975. El desarrollo económico se verá frenado a partir de 1973 como consecuencia del inicio de la crisis del petróleo y coincidió con los últimos años de vida de Franco, lo que complicó aún más la ya de por sí difícil transición. Los cambios sociales Estas transformaciones económicas produjeron cambios en la estructura de la población. Entre 1960 y 1973 la España agraria, rural y tradicional dejaba paso a una España industrial, urbana y moderna, similar a la de los países de Europa occidental se inicia en el país la sociedad de consumo, los hogares se dotaron de frigoríficos, televisores, teléfonos, las vacaciones y el automóvil, el Seat 600, estuvieron al alcance de más personas. Se produjeron también cambios profundos en la mentalidad. Los jóvenes españoles, en contacto con los turistas extranjeros, la vida urbana y la televisión (pese a la censura y manipulación continuas), tenían una concepción del mundo más abierta y tolerante que la tradicional de la España oficial; buscaban su inspiración cultural en Europa (en modo de vestir, música, pensamiento). España se secularizó. Las nuevas generaciones querían libertad, romper con los viejos controles y prejuicios sociales ganando autonomía y libertad personal no sólo económica sino también política. Características sociales generales: 1) Demográficamente hablando la población aumentó en 3,5 millones de personas entre 1960 y 1970 asociado a un ritmo desconocido hasta entonces y con una caída a gran velocidad de las tasas de mortalidad y un menor descenso de las de natalidad. La primera en torno al 8,6%o con una fuerte caída en la mortalidad infantil y la relacionada con enfermedades infecciosas. Por su parte la tasa de natalidad se situaba en el 19,7%o con una cifra media de 2,8 hijos por mujer en 1970. Se llega a 34 millones de habitantes. La mejora en la alimentación, el aumento de los salarios (aun siendo bajos respecto a los europeos) y de la renta per cápita elevó el nivel de vida de los españoles 2) Movimientos migratorios - Internos: cuatro millones de personas realizaron un éxodo rural (unos 3,5, millones de personas entre 1960 y 1970) desde las zonas deprimidas del campo, obreros agrícolas jóvenes que se dirigen hacia las zonas desarrolladas nacionales de gran atracción: País Vasco, Zaragoza, Valladolid, el litoral mediterráneo (Cataluña, Valencia, Baleares) y Málaga y Sevilla en Andalucía: se despoblaba el campo en beneficio de la ciudad - Externos: en 1960 comenzó un éxodo masivo de trabajadores hacia Europa occidental, dos millones marcharon en pleno crecimiento industrial europeo debido a la favorable coyuntura internacional principalmente a Alemania (RFA), Suiza y Francia, ya que el modelo español de crecimiento no generaba empleo suficiente para la creciente población activa. La emigración permitió contar con una llegada regular de divisas y redujo la presión laboral pero a costa del desarraigo personal, dispersión familiar y la pérdida de referentes culturales. Salvo excepciones, en general el fenómeno fue transitorio (en torno a tres años de permanencia en destino). 3) Proceso de urbanización; el crecimiento urbano esperaba esta masiva emigración de jóvenes que iniciaron la sociedad del bienestar: coche, mejores salarios, educación y sanidad más amplias, electrodomésticos, etc. Nuevos núcleos de población más pujantes con nuevas infraestructuras, carreteras, centros sanitarios, educativos, notable crecimiento de la vivienda (4.000.000 construidas entre 1960 y 1975, aunque no se acabó con el chabolismo) y las ciudades crecieron con barrios periféricos sin infraestructuras adecuadas, aparecieron nuevos ensanches y se crean “ciudades dormitorio” en la periferia de las zonas de atracción generándose núcleos inicialmente poco dotados de infraestructuras sanitarias, educativas o deportivas. 5) Trasvase continuo de población agraria al sector industrial y de servicios perdiendo el primero el 10% de sus efectivos entre 1960 y 1970 que se reparten por igual en un secundario líder (37%) y un terciario poderoso (33,5%). 6) Estructura social: clase alta son escasamente el 5%: nobleza de sangre,( fundamentalmente integrada por grandes terratenientes, el nuevo régimen ensanchará sus filas), altos funcionarios, desarrollo de una alta burguesía industrial, mercantil y financiera que fue robusteciendo ampliamente sus posiciones a través de las sucesivas fases por las que atravesó la economía española y miembros destacados de las profesiones liberales. Clases medias se convirtieron en el grupo social más amplio e importante que abarcaba el 54% de la población (comerciantes e industriales pequeños y medianos, funcionarios de la Administración, ejecutivos del sector privado y grupos obreros) y una clase baja formada por un todavía importante 41 % (trabajadores urbanos del sector industrial y servicios; con respecto al trabajador agrario éste sigue supeditado al peculiar reparto de la propiedad agraria y al tipo de cultivo característico de la zona latifundista, el problema agrario vino a resolverlo la “emigración canalizada” hacia los centros industriales interiores y exteriores, la crecida de jornales campesinos sería consecuencia lógica de la reducción de efectivos), en el horizonte se distingue la “igualdad de oportunidades”.. En definitiva en amplios círculos del antiguo proletariado urbano y rural, el nivel de vida experimentó una indiscutible crecida, forman familias cada vez más autónomas e independientes del grupo familiar extenso: unidades familiares de entre dos y cinco miembros con acceso a los bienes del consumo: vivienda, frigoríficos, lavadoras, televisión y automóvil en un inicio de sociedad de bienestar desconocido cuantitativamente hasta ahora. El estamento militar y eclesiástico tienen una consideración especial por parte del régimen, detentan posiciones excepcionales en los cuadros del nuevo régimen. 7) Se generalizaban mejoras sociales, como establecer la Ley General de Educación (1970) que ampliaba la escolarización obligatoria hasta los 14 años, lo que disminuyó el analfabetismo con los planes de crecimiento de la enseñanza primaria y secundaria, o la Ley de Bases para la Seguridad Social (1963) el Estado garantizara asistencia médica, pensiones de jubilación, y otras prestaciones a los afiliados, las vacaciones anuales .. aunque seguirán siendo insuficientes . Subió la renta per cápita multiplicándose por cuatro hasta 1979 (1176 dólares), el salario mínimo (en menor medida) y bajaba el coste de la vida cambiándose la distribución de la cesta de la compra en la que descendía el capítulo alimenticio y aumentaba el de actividades de ocio. Aún así y todo 7.000.000 de personas se calculaban aún en el umbral de la pobreza en 1970. Podemos simplificar la situación social de la España franquista señalando que la mayor parte de la riqueza productora y de la riqueza agraria están en manos de un determinado círculo social, muy reducido. Consolidación del régimen franquista El régimen franquista fue evolucionando a lo largo de los años. Pero las profundas transformaciones económicas y sociales que el país experimenta con el desarrollismo económico no fueron acompañados de las correspondientes transformaciones políticas. Debido a la coyuntura internacional, en los años sesenta se notan ciertos aires de tolerancia sin que desaparezca la dictadura ni la represión a través del Tribunal de Orden Público (1963). Se hace una política que busca la eficacia. Los tecnócratas del Opus Dei cobraron gran protagonismo político, relegando a las familias tradicionales del régimen (falangistas, militares y católicos de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas). Se promulgan nuevas leyes, que inician una tímida liberalización: · La Ley de Prensa (1966), de Manuel Fraga Iribarne, ministro de Información y Turismo, supuso la desaparición de la censura previa y una cierta permisividad en libros y espectáculos. · La ley de Libertad Religiosa (1967) por la que se reconocía la igualdad de todas las confesiones · La Ley Orgánica del Estado (1967), séptima y última de las Leyes Fundamentales, sometida a referéndum, que intentó dar una apariencia de liberalización política y aperturismo al régimen franquista, sin modificar su esencia autoritaria. Por primera vez el cargo de presidente del gobierno se separaba del de Jefe de Estado. El régimen evolucionaba hacia la llamada democracia orgánica, un modelo político representativo organizado en torno al Movimiento Nacional y sus instituciones. En 1969 Franco nombró al príncipe Juan Carlos, hijo de don Juan de Borbón, su sucesor a título de rey. Su intención era instaurar una nueva monarquía continuadora del régimen en caso de su fallecimiento. Don Juan Carlos juró fidelidad a Franco y a las Leyes Fundamentales. En los años setenta, el régimen se debilitó por la aparición de dos tendencias en su seno: - los inmovilistas: militares, falangistas, funcionarios querían mantener el franquismo sin cambios, manteniendo las esencias del Movimiento Nacional. Detuvieron las tímidas medidas liberalizadoras y endurecieron la represión. Su representante era el almirante Carrero Blanco, presidente de gobierno en 1973 (asesinado por ETA meses después). - los aperturistas: jóvenes falangistas de clases medias, demócrata cristianos veían necesario que el régimen evolucionara gradualmente creando asociaciones políticas dentro del Movimiento. En política exterior, y después del doble reconocimiento del Vaticano y los EEUU, España sigue entrando con más o menos brillantez en los organismos internacionales del entorno, ingresando en 1958 en la Organización Europea de Cooperación Económica y en el Fondo Monetario Internacional. Los tecnócratas franquistas solicitaron en 1962 el ingreso de España en la Comunidad Económica Europea, pero no lo lograron porque el régimen no era democrático, sino dictatorial, pero consiguieron la firma de un Acuerdo Preferencial en 1970, que intentó paliar la frustración de no ser aceptados. En 1968 se reconoció la independencia de Guinea Ecuatorial y en 1969 Sidi Ifni se cedió a Marruecos, (independiente desde 1956) y, tras la Marcha Verde (protagonizada por población civil marroquí y organizada en 1975 por Hassan II aprovechando la enfermedad de Franco), se repartió el Sahara español entre Marruecos y Mauritania, en el Acuerdo Tripartito de Madrid, sin tener en cuenta al pueblo saharaui. Por último, el intento de recuperación de Gibraltar terminó en fracaso y el régimen ordenó en 1969 el cierre total de la frontera (no se volvió a abrir hasta 1982).