el minero del schalke 04 que montó un estanco y se enfrentó al

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EL MINERO DEL SCHALKE 04 QUE MONTÓ
UN ESTANCO Y SE ENFRENTÓ AL NAZISMO
GOLEADOR. Marcó 265 goles en
350 partidos oficiales. “Pudo
llegar a los 1.000 tantos en total”,
aseguró su compañero Kalwitzki.
Si hay alguien
que marcó
el paso en el
conjunto de
Gelsenkirchen
fue él. La figura
más relevante
del afamado
‘Schalker
Kreisel’ y una
historia única
labrada en la
mina. El orgullo
y el trabajo. El
gol y el regate.
La leyenda
que todavía
permanece viva..
EN SU ESTANCO. Nunca soportó el
trabajo en la mina y con 21 años
decidió abrir un coqueto estanco
en el barrio de Schalke.
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EL PERSONAJE. Fue todo y más en
el Schalke 04: jugador, entrenador,
directivo, consultor... Falleció el 1
de enero de 1990.
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JAVIER SILLÉS /
C
SU ESTRENO.
Debutó con
la camiseta
del Schalke
04 con tan
solo 17 años.
El 22 de
abril de 1923
deslumbró
ante el
Sportfreunde
07 con
victoria
‘minera’ 4-1.
uando Raúl puso rumbo
a Qatar, la junta directiva
del Schalke 04 resolvió retirar su
dorsal, el ‘7’, e incluirle en el ‘Salón de la Fama’ del club como homenaje. Se convirtió en leyenda
y pasó a formar parte del elenco
de figuras más significativas en la
trayectoria de la institución minera: Willy Gies, Klaus Fischer, Stan
Libuda, Olaf Thon... y Ernst Kuzorra, el protagonista de nuestra
historia.
Helmut Schön, hombre juicioso
y prudente y el mítico entrenador
de la Alemania Federal de Maier,
Beckenbauer, Vogts, Breitner, Netzer o Müller que se proclamó campeona en la Eurocopa de 1972 y
en el Mundial de 1974, diagnosticó la magnitud de la silueta de
Kuzorra: “Para mí fue el mejor futbolista de su tiempo”. ‘Clemens’,
conocido así entre sus compañeros del Schalke 04 al haber dos
Ernst más en el equipo, era mucho
más que eso. Todo el mundo que
compartió ciertos momentos con
él le recuerda como una persona
entrañable, agradecida, orgullosa
y trabajadora fruto de una personalidad labrada entre las minas de
carbón que emergen en Gelsenkirchen, en la cuenca del Ruhr.
Nacido el 16 de octubre de
1905, era ya reconocido en el barrio de Schalke cuando apenas
era un niño debido a las grandes
dotes que demostraba con el balón en los pies. “No podía dejar de
dar una patada a cualquier piedra
que veía”, rememoraba muchos
años más tarde. Sin embargo,
su padre Karl, minero siguiendo
la tradición familiar, no imaginaba
otro futuro para su hijo que no estuviese vinculado a los pozos de
carbón. El empecinamiento paterno y los sueños de fútbol del pe-
Hijo de minero, su historia
siempre estuvo vinculada
a los pozos de carbón tan
simbólicos en Gelsenkirchen
queño Ernst provocaron más de
un enfrentamiento entre padre e
hijo. La necesidad de un trabajo
remunerado y la ilusión de la pelota. Conciliar aquel binomio antagónico era una apuesta mayúscula. Kuzorra tuvo que empezar a
bregar en la mina, pero se aplicaba para que su genuino talento no
pasase inadvertido para nadie. La
casualidad trajo consigo una oportunidad única. Estando en la grada para presenciar un partido entre el primer y segundo equipo del
Schalke, le preguntaron si quería jugar al no asistir uno de los
chicos que debía hacerlo. No lo
dudó. Se calzó las botas viejas
(cada vez que iba al campo las
llevaba con él) que le regaló Félix Unkel, hijo del presidente del
club, y saltó con brío al terreno
de juego. Jugó de asombro e hizo
cuatro goles. Tenía 14 años. Así
comenzaba su historia en ‘Die Königsblauen’...
Firmó su ingreso definitivo casi
al instante y con 17 años disputó ya su primer encuentro con
el primer equipo. El 22 de abril
de 1923 el Schalke ganó 4-1 al
Sportfreunde 07 de Essen. Kuzorra sentó cátedra y exhibió su poderoso y fulgurante regate. De ahí
en adelante no se entendería la
evolución de ‘Die Knappen’ (Los
Mineros) sin él. Era el capitán, el
corazón y el líder único. “Siempre
tuvimos un entrenador, pero yo
hacía las alineaciones y decidía
la preparación del equipo. Cuando un técnico era cambiado, alguno me rogaba: “Ernst, déjame
un año más”. Y yo contestaba:
“De ninguna manera”. Su influencia era tal que el Borussia Dortmund le fichó como técnico en
1935, en una época en la que la
rivalidad entre ambos clubes no
era tan pronunciada. Jugaba con
el Schalke y dirigía al Borussia.
Aquella aventura apenas duró un
año. Lo hizo exclusivamente por
dinero. Nunca olvidó la fatigosa labor en la mina. Seguramente ese
fue el motivo principal.
Kuzorra trabajó bajo tierra hasta los 21 años por mandato familiar. No soportaba aquello. En un
fútbol todavía no profesionalizado,
encontró una salida con el dinero
recaudado de las pequeñas dietas
que se daban y de su faena en los
yacimientos de carbón. Abrió un
estanco en el mercado de Schalke
y se alejó de la dureza propia de
la vida en la minería. La pelota se
abrió paso y él se erigió en un ídolo en el club que dominaría el ba-
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EN LA MINA.
Ernst Kuzorra
trabajó en los
yacimientos
de carbón
hasta los 21
años. Una
tradición
familiar y una
forma de vida
habitual para
los habitantes
del barrio de
Schalke.
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‘SCHALKER
KREISEL’.
Formó parte
del mejor
equipo de la
trayectoria
del Schalke y
un conjunto
que practicó
el fútbol
más estiloso
de toda la
historia de
Alemania.
lompié alemán en la década de
los años 30 y principio de los 40.
El Schalke 04 alcanzó nueve finales del campeonato germano ganando seis de ellas (1934, 1935,
1937, 1939, 1940 y 1942). La
corona más emotiva fue la primera de todas. La final se disputó el
24 de junio de 1934 y el rival era
el Nuremberg. El marcador era de
1-1 cuando el partido enfilaba su
desenlace. Kuzorra se arrastraba
casi literalmente por el campo.
Había sufrido una hernia al chocar contra un adversario. Aun con
todo, con arresto y con las escasas fuerzas que le quedaban, tuvo
tiempo de hacer el gol de la victoria. Su imagen quedó inmortalizada para siempre.
Aquel Schalke 04 no sólo fue
un equipo corajudo y victorioso,
también fue un conjunto innovador
que marcó un cambio de tenden-
El Schalke 04 ganó seis veces
el campeonato alemán entre
1934 y 1942 con Kuzorra como
jugador referente del equipo
EL NAZISMO.
Se enemistó
varias veces
con los
órganos de
poder del
régimen
nazi. Nunca
perdonó lo
que le sucedió
a su padrino
de origen
judío Leo
Sauer...
cia y creó un estilo propio y elegante, con la pelota siempre en el
centro del discurso. Kuzorra y su
adorado amigo Frtiz Szepan (también era su cuñado) interpretaron
un fútbol de pase corto, vistoso,
de apoyos constantes y de ofensiva continua llamado ‘Schalker
Kreisel’ (el rondo del Schalke).
Para muchos historiadores practicaron el juego más bello jamás
visto en Alemania y supuso un antecedente preciso al fútbol de alta
escuela del Barcelona y de Espa-
ña de los últimos años. Kuzorra y
Szepan, junto a otros como Tibulsky, Bornemann o Kalwitzki, lideraron la edad dorada del club minero. “Me subía a los árboles con
tal de verles jugar”, contaba Fritz
Walter, campeón del mundo con
Alemania en 1954.
‘Clemens’ era el gol y el desequilibrio, su cuñado ponía el
pase y fijaba la pauta. Kuzorra
marcó 265 dianas en 350 partidos oficiales. “Calculo que pudo
llegar en total a los 1.000 goles
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ONCE DE
LUJO. Aquel
Schalke 04,
nacido y
vertebrado
bajo la dura
faena de la
mina, era
un grupo
equilibrado,
amigo y
fraternal.
Kuzorra era el
líder.
con la camiseta azul”, dijo en su
día su compañero Ernst Kalwitzki.
En noviembre de 1933 le hizo 14
tantos a una selección del Langendreer en un amistoso. Fue un
icono inmejorable del Schalke y
del deporte alemán de la época,
pero apenas tuvo peso en ‘Die
Mannschaft’.
Kuzorra debutó con la selección en 1927 con un empate ante
Holanda. Luego vistió 11 veces
más la camiseta de Alemania
marcando siete goles, pero nun-
ca se hizo con la titularidad. Tuvo
que ver desde el banquillo los Juegos Olímpicos de Amsterdam de
1928. Es difícil encontrar explicación a tal situación. Se dice que
no se llevaba bien con el seleccionador Otto Nerz. Otras voces aluden a que no era una figura bien
vista en el régimen nazi. Quizá fueron ambas cosas. Las crónicas de
la época ya recogían ciertas informaciones sobre algún desencuentro entre Nerz y Kuzorra. También
se puede recapitular el ‘desplan-
SÍMBOLO.
Su leyenda
permanece
viva y todavía
hoy existe
una página
web exclusiva
donde se
pueden
adquirir
todo tipo de
productos
relacionados
con su figura.
te’ que tuvo con las autoridades
deportivas nazis al no querer recoger la copa de subcampeón del
campeonato alemán de 1941. “Lo
que nosotros hemos perdido hoy
aquí es por política, no por deporte”, aseveró ‘Clemens’ nada más
terminar el encuentro. El Schalke
ganaba 3-0 al Rapid de Viena hasta los 15 minutos finales, pero el
partido acabó 3-4. Según recogen
análisis posteriores, al régimen
nazi le interesaba que un equipo
de la Austria invadida saliese campeón. “Ganar un partido es más
impor tante que conquistar una
ciudad del Este”, repetía siempre
Goebbels. No fue el único desencuentro de Kuzorra con el nacionalsocialismo. El Schalke 04 tuvo
que publicar una carta abierta en
1934 en la célebre revista ‘Kicker’ que contenía la fecha de nacimiento y la ascendencia de los pa-
Sólo jugó 12 partidos con
Alemania al llevarse mal con
el seleccionador Otto Nerz y
enfrentarse al régimen nazi
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PURO EN
MANO. Todo
el mundo
recuerda su
imagen con
un cigarro
o un puro
humeante. Su
ascendencia
en las
decisiones
del club tuvo
siempre gran
valor.
dres de sus jugadores. Nombres
como Zajons, Kalwitzki o Tibulsky
o el propio Kuzorra no tenían en
apariencia un ‘germen ario’. Además, Kuzorra vio como uno de sus
padrinos Leo Sauer, de origen judío, que le había dado dinero para
sacarse la licencia de conducir y
le había empleado después como
conductor, fue llevado a un campo
de concentración cercano a Riga.
Nunca perdonó aquello. Se da la
circunstancia que el Ministerio de
Propaganda utilizó los éxitos del
Schalke 04 para vender ‘La Nueva Alemania’.
Después de la Segunda Guerra
Mundial, sus apariciones con ‘Die
Königsblauen’ se redujeron y decidió poner fin a su carrera en 1950
en un partido ante el Atlético Mineiro de Brasil. El viejo GlückaufKampfbahn, con capacidad para
35.000 espectadores, se llenó
para brindarle una merecida despedida. Se fue a su estanco, aunque su vínculo con el club minero
era indisoluble. Hizo de todo. Fue
asistente técnico del entrenador
A su último adiós acudieron
más de 1.000 personas.
“Fue un salvadidas para el
Schalke”, dijo el parroco
Sloban Cendic en 1971, miembro
de la junta directiva, consultor...
Siempre con su humeante cigarro en la mano, cualquier palabra
suya adquiría un valor categórico
en las oficinas de la institución
de Gelsenkirchen. “Mi Schalke
ya no está”, afirmó con cier to
desencanto cuando se inauguró el ‘Parkstadion’, hoy ‘Veltins
Arena’, en 1973 con motivo de la
disputa del Mundial en Alemania
Occidental un año más tarde. En
1980 fue condecorado con la Orden de Mérito de la República Federal de Alemania y en 1985 fue
nombrado Ciudadano de Honor
de Gelsenkirchen. Falleció el 1 de
enero de 1990.
Su entierro fue una muestra
más de la relevancia de su figura
en el Schalke 04. Más de 1.000
SU ENTIERRO.
El sepelio
tuvo que ser
celebrado
dos veces al
no llegar en
la primera
ocasión por
un atasco
el entonces
presidente
del Schalke
04 Günter
Eichberg.
personas acudieron al sepelio celebrado en el cementerio de Rosenhügel. Con la bandera azul del
club colocada sobre el féretro,
el padre Hans-Joachim Dohm no
tuvo más remedio que pronunciar
un sermón cargado de referencias
futbolísticas: “De quien voy a hablar tiene bien ganada la fama de
su autoría. Siempre fue un salvavidas para el Schalke. El más grande”. Iba a ser su último adiós,
pero el por entonces presidente
del equipo de la cuenca del Ruhr,
Günter Eichberg, no pudo llegar al
entierro por un atasco después
de haber interrumpido sus vacaciones en las Bahamas. Reclamó
la repetición del acto solemne con
un círculo selecto de invitados y el
padre Hans-Joachim Dohm volvió
a reiterar las mismas palabras.
La leyenda de Ernst ‘Clemens’
Kuzorra permanece hoy viva. La
afición azul no ha dejado morir a
un personaje de su envergadura.
La actual dirección de la oficina
del Schalke 04 es Ernst Kuzorra,
número 1. Existe una web exclusiva donde se pueden comprar todo
tipo de productos suyos y el principal foro de seguidores del Schalke
en Internet lleva su nombre. Incluso goza del honor de aparecer en
una de las frases más recordadas
emitida por un presidente de Alemania. Johannes Rau, jefe de estado entre 1999 y 2004, respondió así a una polémica generada
por el hecho de que no hubiese
ningún estadio con nombre de mujer: “¿Y cómo se deben llamar?
¿El estadio de la mujer de Ernst
Kuzorra?”.
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LOS GRANDES
CUÑADOS.
Compartió
equipo con
su amigo
y cuñado
Fritz Szepan.
Kuzorra era el
gol y el regate,
mientras que
su ‘hermano’
ponía la
pausa y el
estilo.
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