La Reina de las Nieves

Anuncio
Capítulo 4
La Reina de las Nieves
Una novela de Carmen Martín Gaite
Memoria e identidad personal: la llave del futuro
Un libro de lectura para tratar de forma integrada la Lengua y la Literatura, y
para plantear temas de interés sobre el entorno -próximo y lejano- y sobre la
multiplicidad de los tiempos -el pasado, el presente y el futuro-.
Esta novela de finales del siglo XX nos sirve como archivo de experiencias de
vida, como muestra de técnicas de escritura y de lectura, por tanto, como
herramienta para desarrollar las destrezas de la competencia comunicativa.
Trataremos sobre los temas y las técnicas narrativas de la novela, pero
también sobre cuestiones de gramática oracional y textual (cohesión,
marcadores textuales, estilos indirectos).
Leonardo Villalba, en la segunda parte de La Reina de las Nieves, nos
acompaña a investigar sobre los mecanismos y las sorpresas de la memoria.
Aprenderemos, especialmente, que la memoria no sólo mira al pasado, sino
que es la columna sobre la que se construye el presente y en donde se asienta
el futuro.
El proceso de la investigación, su aprendizaje lento y la obtención de
resultados en un trabajo bien hecho, es la tarea final de esta parte.
Hacia esta tarea tiende el resto de los materiales: aprender a seleccionar la
información, aprender a procesarla y a elaborar un discurso propio, bien
construido.
Leeremos en profundidad textos de un libro de ensayo y de investigación
sobre la memoria. Nos ayudarán José Antonio Marina, José María Ruiz Vargas y
Antonio Muñoz Molina.
La Reina de las Nieves
Carmen Martín Gaite
1
Un libro de lectura integrado en las secuencias didácticas
Primera parte de la novela
 Aproximación al capítulo 1: temas, técnicas narrativas, gramática, marcadores
textuales.
 Comentario de los capítulos 1, 2 y 3.
 Tarea para después de la lectura del capítulo 1 de La Reina de las Nieves: elaboración
de un reportaje.
1
Imágenes:
- Fotografía de Carmen Martín Gaite. http://hilvanesyretales.blogspot.com/search?updated-max=2010-0727T20%3A28%3A00%2B02%3A00&max-results=7
- Kay en la plaza con trineo, en el cuento de La Reina de las Nieves (versión de C. Andersen). Ilustraciones de A.
Archipova en la Editorial Everest
- Portada de la novela. Ed. Anagrama.
Documento 14
La Reina de las Nieves
Estructura general de la novela
Sobre la composición
La construcción de la novela La Reina de las Nieves forma lo que se podría llamar
en narrativa un montaje, es decir, los capítulos se suceden sin seguir el orden lineal de la
historia de un solo personaje (no
( hay un solo espacio, ni un único tiempo
tiempo, ni aparece la
sucesión lógica de un solo acontecimiento), sino que se muestran alternando las distintas
líneas vitales de personajes diferentes y distintas perspectivas para contar la historia.
Pero no sólo la discontinuidad aparece en la ilación de los capítulos, también nos
perdemos en el desarrollo
desarrollo del argumento, si no estamos muy atentos a las pistas del
narrador, dentro de cada uno de los capítulos: por ejemplo, en el capítulo 2 de la 1ª parte
(“Celda con luz de luna”), Filo (después sabremos que se trata de Leonardo Villalba) habla,
al contar a Julián sus “sueños”, de su vida pasada, recuerda escenas y personajes sobre
todo de su infancia, cuando su abuela le contaba cuentos (p. 99). Pero es en la 2ª parte
(“De los cuadernos de Leonardo")
Leonardo ) cuando, sin una lectura atenta, podemos pensar que
Leonardo está ya en la Quinta Blanca. No
N es así: se trata de un desplazamiento en el
tiempo y en el espacio, dirigido por sus recuerdos.
Vamos a explicar esto con más detenimiento.
Esquema general. Tipo de narrador
En LA PRIMERA PARTE encontramos a un narrador en 3ª persona que cuenta la
historia. A primera vista parece un narrador omnisciente; sin embargo, a medida que
avanzamos en la lectura,
lectura comprobamos que la narración está focalizada desde la
perspectiva de las gentes
ntes del pueblo;
pueblo; especial importancia cobran aquí los relatos, los
recuerdos y las sensaciones de Rosa Figueroa, antigua sirviente de la Quinta Blanca.
En LA SEGUNDA PARTE, subtitulada “De los cuadernos de Leonardo”, el narrador
cambia radicalmente, y toma la identidad de uno de los personajes: el protagonista de
la novela1 Leonardo Villalba:
Villalba un narrador en primera persona
ersona protagonista
protagonista.
El recurso que emplea la autora para construir este narrador
narrador, y ayudar a los
lectores a introducirse en el cambio de perspectiva que se supone la segunda parte
(mucho más amplia que la primera y la última), nos la indica el subtítulo: “De los
cuadernos
rnos de Leonardo”. Parece que el narrador “omnisciente” nos ofrece aquí las
interioridades de Leonardo Villalba porque ha tenido acceso a sus cuadernos de notas
notas. Ya
nos había adelantado en el segundo capítulo que el Filo escribía lo que inventaba y sobre
1
O uno de los protagonistas,
protagonistas si consideramos que, del mismo modo, Casilda Iriarte también es
personaje fundamental de la narración.
todo que contaba historias y sueños (adornados muchas veces con mentiras). Aunque no
aparece de forma explícita este proceso, indirectamente podríamos pensar en un
narrador editor.
Es precisamente la autorrepresentación de Leonardo, su introspección, el buceo
por sus recuerdos y la construcción que va tejiendo entre el pasado y el presente lo que
consigue el objetivo que se había propuesto el protagonista y nos conduce a los lectores
al desenlace de la historia. Por eso, la autora ha necesitado mayor número de páginas
para desarrollar esta parte, y, ha escogido, además, el narrador adecuado, el que expresa
de forma más directa los vericuetos de los pensamientos, los sentimientos, las dudas, en
definitiva, la interioridad del personaje.
En LA TERCERA PARTE vuelve a aparecer el narrador en 3ª persona; esta vez la
focalización está unida a la perspectiva de Casilda Iriarte, la actual señora de la Quinta
Blanca (y en ocasiones a la perspectiva -antes de que llegue Leonardo- de su
interlocutor, Mauricio Brito).
Se completa la historia, se recogen todos los cabos sueltos que los distintos
narradores, y los personajes a través de ellos, han ido dejando a lo largo del texto: todos
cobran sentido, especialmente se unen en el climax final las dos fábulas (o historias): la
del cuento maravilloso que Andersen versionó, La Reina de las Nieves, y las historias
unidas de Leonardo Villalba y Casilda Iriarte.
Documento 15
La Reina de las Nieves
Capítulo I: "Muerte de Rosa Figueroa"
Focalización, voces y personajes
El narrador del capítulo primero es una narrador en tercera persona, con un tipo
particular de omnisciencia: está situado en una perspectiva concreta, que le permite
conocer sólo un ángulo de la historia. Este tipo de focalización en narrativa se llama
omnisciencia selectiva.
Aunque cuando empezamos a leer la novela aún no lo sabemos, el narrador de este
capítulo no pertenece al círculo de los protagonistas de la historia. Cuenta desde la
perspectiva de las gentes del pueblo (en casi todos los fragmentos): personajes fugaces
en la novela. Hombres y mujeres que hablan de la señora que vive en la Quinta Blanca;
que son testigos de sus paseos solitarios hasta el faro ("casi todos los días").
Muchachas de Cuenca. Lorenzo Goñi, 1950.
http://www.lorenzogoni.com/Links/Obra.html
La persona cuyo nombre aparece en el título del capítulo se podría considerar al
principio de la historia un personaje secundario, de todas maneras no aparece hasta la
página 17: Rosa Figueroa "una aldeana vieja, que había prestado servicios de recadera y
hortelana" en la Quinta Blanca. A partir de aquí, empezamos a escuchar su voz, primero
de forma indirecta, a través de sus relatos sobre los habitantes de la Quinta Blanca,
contados oralmente a las gentes de la aldea. Después aparecen también diálogos: el
pasado traído al presente; los personajes hablando en estilo directo, guiados por el
narrador. Rosa Figueroa se muestra para sus vecinos -dentro de la novela- como un
narrador testigo secundario: cuenta cosas que sucedieron en la Quinta Blanca cuando
vivía la antigua señora (doña Inés Guitián); habla sobre los personajes, comienza a ofrecer
datos que le lector va recogiendo interesado porque quiere ir conociendo a los
protagonistas de la historia: nos damos cuenta muy pronto de que Rosa Figueroa no
pertenece al círculo de los protagonistas, pero nos los presenta, nos vamos aproximando
a ellos desde fuera, poco a poco, sin saber mucho al principio, como las gentes del pueblo.
Así estamos los lectores al principio de la novela.
Se trata de un recurso dentro de la narración que la autora (por encima del
narrador y de la historia) ha sabido manejar con acierto, puesto que los lectores nos
encontramos en este primer capítulo como las gentes de la aldea: estamos fuera,
bastante alejados de la historia, y, como ellos, sentimos curiosidad, queremos conocer
lo que pasaba en la Quinta Blanca, queremos saber cómo eran sus habitantes y qué ha
pasado con ellos: "Y él del chico qué te dijo?, pregunta una de la mujeres a Rosa,
interesándose por su interesante encuentro con el hijo de doña Inés Guitián. ¿Quién es
ese chico?, ¿qué pasa con él? nos preguntamos los lectores, o nos lo preguntaremos más
tarde, cuando nos demos cuenta de que es uno de los protagonistas de la historia.
Espacio. Tiempo. Expectativas
Los lugares principales que aparecen en este capítulo son la aldea y la Quinta
Blanca (también aparece el faro; recordemos que la aldea estaba a medio camino en la
Quinta Blanca y el faro). Para este primer capítulo, el que abre la novela, los tres lugares
son importantes: en la aldea y sus gentes, como hemos dicho, se sitúa la perspectiva
desde la que se narra; en el resto de la novela, descubriremos más adelante, serán claves
la Quinta Blanca y el faro.
El narrador nos sitúa en el presente de la historia, al inicio de una búsqueda que va
a tener lugar en el interior del protagonista, Leonardo Villalba; aunque esto no lo
sabremos hasta la segunda parte. Por ahora, el narrador va incluyendo, a manera de
píldoras pequeñas, que el lector pueda ir asimilando, referencias al pasado y a las
conexiones entre el pasado y el presente. Crea una serie de expectativas que irán
entretejiendo, lentamente, la intriga de la novela. Algunas de estas expectativas son
decisivas en el desarrollo de la historia; otras podríamos pensar más adelante que son
insignificantes, sin embargo, tienen una función precisa, crean el ambiente de fascinación
y de búsqueda que necesitan todas las reconstrucciones (y la lectura de una novela es una
reconstrucción).
Contar historias. La búsqueda de interlocutor
Contar historias, inventar, escribir; buscar un interlocutor para que las escuche o las
lea son temas fundamentales de La Reina de las Nieves. Y temas recurrentes en las obras
de Carmen Martín Gaite, tanto en las obras de ficción como en sus trabajos de ensayo
sobre la creación literaria: La búsqueda de interlocutor y otras búsquedas (1972) y El
cuento de nunca acabar (1982). Es también la representación simbólica del escritor que
cuenta su historia para que un lector la "escuche" por medio de la lectura.
En este primer capítulo las historias son orales1 (narraciones orales) contadas desde
fuera (Rosa pertenecía al círculo cercano a la familia, pero no era de la familia, y, sobre
todo, ya no vivía en la casa). Poco a poco la creación de historias, la escucha, la lectura y la
interpretación irán convirtiéndose en el eje de la novela.
1
"La vieja Rosa remataba su relato, cuando le daba tiempo a rematarlo sin que el oyente se le
fuera..."
Documento 16
La Reina de las Nieves
Primera parte. Capítulos II y III
Capítulo II: "Celda con luz de luna"
Espacio y personajes
Este capítulo II supone para el lector un cambio brusco. El título del capítulo indica
el lugar en donde se desarrollan los acontecimientos: una celda.. Alguien está en la cárcel.
En el capítulo I, en el diálogo entre Rosa Figueroa y una mujer de la aldea, el lector
había "escuchado" que "el chico andaba en malos pasos". Quizá -podríamos
podríamos pensar
pensar- ese
chico, nieto de doña Inés Guitián, del que Rosa Figueroa decía que era un alma de Dios,
está en la celda "con luz de luna". Sin embargo, no es este joven el que focaliza el relato
en este capítulo,, sino que es un tal Julián Expósito. El narrador presenta los
pensamientos, las dudas, las reflexiones, los sentimientos alborotados de Julián Expósito
Expósito,
aunque para ello utiliza muchas veces a lo largo del capítulo, un lenguaje
lenguaje culto -propio de
un narrador culto- un registro que no le corresponde al personaje: nos vamos dando
cuenta de que Julián es un hombre poco instruido. La razón de este "desdoble" es que
que, en
el discurso de muchos fragmentos,
fragmentos el narradorr utiliza el estilo indirecto libre1: el
narrador, sin perder su voz, muestra el punto de vista, los pensamientos y los
sentimientos del personaje.
La autora aprovecha la técnica de la omnisciencia selectiva a ir aproximando al
lector a las vidas de los personajes principales de la novela. Aquí se trata de otro
personaje secundario, prácticamente fugaz con relación a la totalidad de la novela (no
vuelve a aparecer; desaparece definitivamente, como el papel que deja escrito). Y es el
que nos va mostrando la
l personalidad del Filo; ess un compañero de celda al que sólo
conoce desde hace unos meses, pero está siendo importante para él, lo considera su
1
Se diferencia del estilo directo libre en que le narrador en ningún momento pierde su tono
cuidado y literario. Y hay marcas formales que nos muestran que habla el narrador (tiempo de los
verbos, etc., es decir,, construcción de las frases en estilo indirecto).
amigo. La amistad y la relación auténtica entre las personas es uno de las temáticas
importantes de la novela.
Sólo al final del capítulo, el narrador nos dirá cuál es el verdadero nombre del Filo:
Leonardo Villalba. Quizá lo podríamos relacionar con el hijo de aquel Eugenio cuyas
iniciales, E.V.Q., estaban bordadas en el pañuelo con que quería ser enterrada Rosa
Figueroa.
Tiempo y estructura narrativa
En el capítulo II el tiempo narrativo salta constantemente de un presente (que abre
y cierra el capítulo) a un pasado cercano -la noche anterior- y a otros pasados también
próximos -la tarde de la traición. Aparece también una analepsis2 de más alcance: en el
sueño y en el recuerdo del Filo volvemos a su infancia, cuando estaba en la Quinta Blanca
y su abuela le contaba cuentos; cuando "acompañaba" a la mujer del cuadro que sufría
ante el naufragio de una embarcación.
Turner: "Tempestad de nieve, barco de vapor frente a Harbour's Mouth" (1842) (a la izquierda).
Miranda, "La tempestad", 1916 (a la derecha).
El capítulo presenta una estructura concéntrica: se abre y se cierra con la
referencia al tiempo presente de la narración, la mañana en que conducen a Leonardo
Villalba al hospital penitenciario. Durante esta mañana, Julián Expósito recuerda el
acontecimiento que le ha producido sufrimiento y angustia: él había hablado con uno de
los guardias ("mi compañero hace y dice cosas raras"). Recuerda la última noche en la
celda con el Filo, y aparecen ante el lector los datos más significativos sobre Leonardo
2
Vuelta al pasado. El diccionario de la RAE define la analepsis como un pasaje retrospectivo que
rompe la secuencia cronológica de una obra literaria.
Villalba -contador de historias, lector, escritor, soñador, inventor de historias)-, sobre su
personalidad y sobre sus recuerdos, sus fantasmas y sus deseos.
Participación del lector
El lector tiene que participar de forma muy activa en la lectura de la novela, casi
ha de colaborar en el proceso de creación; se va acercando a la historia y a los personajes
principales de la novela a través de círculos concéntricos, de fuera hacia adentro, proceso
que culminará en la segunda parte, cuando entremos de lleno en la interioridad de
Leonardo.
El lector deberá ir recogiendo los datos esparcidos por el narrador a lo largo de los
capítulos de esta primera parte, deberá unirlos para encontrar el sentido de la novela. En
realidad, la autora está moviendo los hilos del juego de la lectura creativa, está jugando
con nosotros como jugaba la abuela de Leonardo con él, con las adivinanzas y otros
juegos de palabras, sobre todo, proponiendo la búsqueda del significado de los cuentos3.
Hay muchas pistas (como migajas de pan en el camino): las iniciales del hijo de
doña Inés Guitián, el apodo de Leonardo en la cárcel, el nombre que firma la carta que lee
la señora de la Quinta Blanca, aquel "Querida Casilda".; las referencias a una tal Gertrudis
(la "mala de la película" a lo largo de la novela); el chico, que andaba en malos pasos,
decían; Leonardo en la cárcel, la traición de Julián Expósito, la traición de Leonardo a la
chica pelirroja y a su hijo.... (el tema del hombre lobo para el hombre, el abismo y la
búsqueda de salvación; aquello que nos presentaba la autora, fuera del texto narrativo,
en la cita introductoria de Djuna Barnes).
3
Ver la pág. 97 y ss. Nos referimos a las páginas de la edición de 1994.
Documento 17
Capítulo III: "La
La isla de las gaviotas"
Conexión con el capítulo anterior
El título y el contenido de este capítulo remite enseguida al lector al final del
capítulo segundo, cuando Leonardo Villalba, el Filo,, propone a Julián Expósito que se
relaje y lo conduce a través de una técnica de concentración, llevado de la mano,
mediante la voz de aquel amigo que lo introducía por el hueco de la luna hacia otra
realidad más profunda:
"Relájate..., es primavera..., ya se oye el mar, se huele... Mira, ¿no ves el mar?...
todo lo cubre el vaivén del mar, como un balanceo suave, "pumba-plas"...
"pumba plas"... Es el origen del
mundo. El fin del mundo.
mundo No hay tiempo ya, ni esquinas.. Y si en ese e momento, ya casi de
noche, miras
ras muy fijo al islote de las gaviotas..."
gav
(pp. 41 y 42).
Leonardo conduce a su amigo, por medio de las habilidades semi-ocultas
semi ocultas del cuerpo
(relajación) y de la mente (concentración), hacia un lugar situado en un plano diferente
("el nivel alfa". Leonardo ha utilizado para la relajación corporal y como ayuda a la
concentración, el sondo rítmico del corazón, expresado en el balanceo del suave del mar,
"pumba-plas"
plas" y como símbolo de lugar ideal ha utilizado la isla de las gaviotas4.
También la autora ha conducido
conducido al lector, sobre la voz de este chico que cuenta
historias fantásticas pero gratificantes, a un lugar clave en la novela: la isla de las gaviotas.
La isla de las gaviotas funciona, en la estructura del capítulo III y en todo el relato, como
un símbolo.
o. Encontramos aquí algunos datos, pero éste, como otros símbolos, se van
llenando de sentido a medida que avanza la lectura y la comprensión de la novela.
4
Ver un ejemplo de técnica de relajación y concentración en
http://www.filosofiayliteratura.org/relajacion.htm
La "isla de las gaviotas" es el título del capítulo III; es el lugar frente al que se sitúan
la señora de la Quinta Blanca y el viejo Antonio Moura (la isla aparece como un tema
recurrente en medio del diálogo que mantienen "las dos figuras románticas"; es el lugar al
que llegaba, después de la travesía peligrosa a nado por el mar, Sila, la nieta del farero,
cuando era adolescente.
Narrador. Personajes. Tiempo y espacio narrativos
El narrador de este capítulo también utiliza la tercera persona del singular y
también, como en los anteriores, presenta una omnisciencia selectiva. Sin embargo, la
perspectiva utilizada aquí no es la de un único personaje. Aparecen a lo largo del capítulo
cuatro focalizaciones, según el momento del relato que narra.
1. La focalización más importante es la de la señora de la Quinta Blanca, que
contempla la naturaleza, observa la grupo de turistas, mira al mar, escucha a Antonio
Maura y, sobre todo en este capítulo, siente y experimenta emociones.
2. A través del recurso de la carta que lee la señora, encontramos (aunque no se
trata del narrador principal del relato) un narrador en primera persona: Eugenio, la
persona que firma la misiva, el que cuenta los conflictos psicológicos de Gertrudis, su
mujer, y sus problemas internos.
3. Como interlocutor aparece el viejo de la cicatriz en la mejilla, Antonio Maura. No
es sólo quien escucha al personaje que ocupa la perspectiva del narrador, sino que él
mismo, en ciertos momentos, acapara la focalización. A través de su actitud de escucha,
de su visión, de sus palabras, ofrece al lector un conocimiento más amplio de la escena y
de las historias que aparecen en ella; es una pieza clave para la organización del relato,
por lo que sabe y lo que siente, y sobre todo porque consigue que el personaje principal
hable y se abra.
4. Aparece aún una cuarta focalización (aunque ocupe pocas líneas): es la
perspectiva del profesor de barbita rubia que contempla de lejos a "las dos figuras
románticas", impasibles ante la tempestad que se avecinaba, el que hubiera dado
cualquier cosa para saber quiénes eran y de lo que hablaban, el que sintió que
abandonaba allí, al lado del faro, algo irrecuperable. Una focalización desde fuera del
círculo de los protagonistas, como aparecía en el primer capítulo.
Esta focalización, desde lejos, vuelve a aparecer hacia el final del capítulo: un
narrador en tercera persona mira desde fuera de la escena, aparentemente sin ver nada
más que la superficie de los personajes: "En mitad de la colina, se pararon unos instantes
para despedirse. Un relámpago iluminó sus figuras. Ella era bastante más alta". (p. 57). Es
como si el profesor turista aún contemplara de lejos el cuadro.
Respecto al tiempo, destacamos que el capítulo III comienza con un deíctico
temporal: "Aquella tarde de principios de septiembre". El tiempo narrativo del capítulo
se desarrolla durante esa tarde, hasta el crepúsculo ("el sol era una bola de metralla
naranja un poco apaisada por el centro, lo iba a incendiar todo en su caída") y la llegada
de la noche ("se está haciendo de noche y tenemos la tormenta encima", p. 56); en la
última frase del capítulo aparece una referencia rápida a la noche que llegó después:
"aquella noche tuvo mucha fiebre".
Dentro de ese período "tarde-noche", se muestran al lector otros tiempos
evocados por las voces y el pensamiento de los personajes, principalmente tiempos
pasados, del recuerdo:
1. El tiempo -los tiempos- a los que se refiere la CARTA leída en silencio por la
señora de la Quinta Blanca ("pasaremos una temporada en Chicago"), futuro respecto al
presente de la carta; "el psiquiatra dice", presente durativo o presente que indica un
pasado próximo en el presente de la redacción de la carta; "estoy", "me gustaría",
presente de la escritura; "me enamoré de ti", pasado; y los presentes intemporales , de
verdades eternas para Eugenio: "Leonardo y tú pertenecéis a una raza diferente". Aparece
también un tipo de presente que, como acto de habla quiere realizar -en el mismo acto
de pronunciar o escribir la palabra- lo que significa: "Te invoco como una diosa
inabarcable", "te adoro".
2. El tiempo pasado que trae a la memoria Antonio Moura (analepsis) en el diálogo
con la señora de la Quinta: los tiempos pasados de Fabián, su hija y después su nieta.
3. El presente intemporal del diálogo entre los personajes "extravagantes y
románticos": referencias literarias (La dama del mar de Ibsen), referencias a los temas y a
la construcción novelística, a la condición ficticia o real de las historias y las obras
creativas.
También el futuro aparece en la narración (prolepsis), no como una anticipación
directa de la historia, sino ofreciendo conexiones con la vida de los personajes, con sus
intuiciones, una puerta abierta que crea expectativas al lector:
- El profesor americano piensa en las clases que le esperan como "una sombra
alevosa de muerte".
- La pregunta de Eugenio a Casilda en su carta: "¿Cómo puedes seguir teniendo
esperanza en que todo se arreglará solo?"
- Las [historias] verdaderas, cuando no conoces el final, te tienen más en vilo". El
final de la historia de la nieta del farero no aparece explícitamente en el capítulo. El viejo
maestro sólo sabe que era desgraciada, pero no conoce con exactitud qué fue de Sila
desde los diecisiete años. Sin embargo, percibimos que en las últimas páginas del capítulo
se establece una complicidad sin palabras entre los dos personajes y que Antonio Moura
se ha dado cuenta de algo importante, quizá el lector, desde fuera, también (es una
puerta abierta hacia la comprensión de las historias de la novela).
Hay una cuestión más sobre el tiempo en este capítulo, justamente en la unión del
tiempo y el espacio: “Es lo que tiene este sitio, que le enseña a uno a vivir al margen de las
fechas” (p. 50). Este sitio es el que enseña a vivir sin estar pendientes del tiempo, a vivir el
tiempo de una forma profunda, casi atemporal. En esta coordenada se une el tiempo y el
espacio, más allá de los límites del tiempo.
El espacio en este capítulo está reducido a las proximidades del faro, al acantilado,
desde donde se ve el mar y la isla de las gaviotas: es el “lugar ideal” al que nos conducía
Leonardo por el hueco de la luna en el capítulo II. Aquí es el mar el que trae las historias”,
como dice el viejo Antonio, un personaje que funciona como el ayudante benefactor en
los cuentos
uentos maravillosos5.
Un lugar que ha hecho posible que Antonio Moura viva más allá y más dentro del
tiempo; también es el lugar que ha tirado de Casilda (¿hemos
¿hemos comprendido por qué?
qué?).
Además, como vamos intuyendo por los datos, es el lugar que conecta a Leonardo con su
infancia, por tanto con sus raíces (en bastantes sentidos), la clave para encontrarse a sí
mismo (será el descubrimiento de la novela).
La finesa, en el cuento de La Reina de las Nieves (versión de C. Andersen).
Ilustraciones de A. Archipova
Arc
en la Editorial Everest
5
En el capítulo II de la segunda parte, hay una explicación por parte del narrador protagonista
(Leonardo en sus cuadernos) de este tipo de personajes, secundarios, pero decisivos para el
funcionamiento de laa historia. Son herederos de uno de los “actantes”” de los cuentos populares
(para este tipo de funciones se puede ver el libro de Propp, La morfología del cuento
cuento. Ed. Akal,
Madrid, 1998. Primera edición: 1928. Se pueden encontrar fragmentos de este libro en
http://www.bdp.org.ar/facultad/catedras/comsoc/redaccion1/unidades/2008/04/morfologia_del_
http://www.bdp.org.ar/facultad/catedras/comsoc/redaccion1/unidades/2008/04/morfologia_del_
cuento.php
Descargar