¿Por qué buscamos a Jesús? Juan 6, 27-40 Por: Sra. Elizabeth Olmeda Ortiz, Asistente Administrativo Decanato de Estudiantes El Evangelio de San Juan es uno lleno de enseñanzas para todos porque tiene muchos signos que nos llevan a creer en Jesús como el verdadero Pan de Vida. En todas las comunidades hay muchas cosas en común y parecidas. Todos dependemos especialmente del alimento para vivir. No podemos decir: “Hoy no voy a comer porque comí ayer o no me hace falta”. Si recordamos lo que le sucedió a los israelitas en el desierto, vemos que ellos dependían del maná que bajaba del cielo. (Exodo 14, 4) El maná sólo duraba un día, por lo que siempre esperaban por él. Esto le pasó también a las personas que buscaban a Jesús después de la multiplicación de los panes y los peces para saciar su hambre, sin darse cuenta que su hambre seria saciada por el mismo Jesús quién es el verdadero Pan de Vida. Jesús les dijo: Trabajen, no por el alimento de un día, sino por el alimento que permanece y da vida eterna Este se lo dará el Hijo del hombre; Él ha sido marcado con el sello del Padre. Entonces le preguntaron: ¿Qué tenemos que hacer para trabajar en las obras de Dios? Jesús respondió: La obra de Dios es ésta, creer en aquel que Dios ha enviado. (Juan 6, 27-29). Hoy día actuamos de forma parecida a los israelitas y la muchedumbre que seguía a Jesús. A muchos nos falta la fe, esa fe tan importante para confiar y creer en Jesús, aun en los momentos más difíciles. Jesús les dijo que trabajen no por el alimento de un día, sino por el alimento que perdura. ¿Cómo hemos de hacerlo? Estas y otras preguntas le hacían a Jesús y le dicen a Jesús que sus antepasados comieron el maná en el desierto, según dice la Escritura. Jesús les dice que no fue Moisés quien les dio pan del cielo, sino su Padre el que el da el verdadero pan del cielo. (Juan 6, 32-33) Si leemos en el capítulo16, versículo y el 19 del libro del Exodo, los israelitas habían recibido instrucciones de no guardar el maná por más de un día, pero aquellos que no lo hicieron, el trigo se les daño y le dio gusanos. El pan bajado del cielo es Alguien y no algo y ese es Jesús. El pan perece, sólo nos mantiene por un tiempo y también nosotros moriremos, pero el verdadero Pan de Vida nos da la eterna. “Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed”. (Juan 6, 30-35) Confía en Jesús, Él te sacia a pesar de todo. Nosotros sentimos con hambre y sed de verdad, pero sólo en Jesucristo podemos saciar esta necesidad. Si en realidad buscamos esta verdad, no la procuremos en otro lugar más que en Jesús. Tomamos decisiones y actuamos porque creemos que las mismas están bien, así que ¿por qué no vamos a confiar en Jesús? Precisamente en este tiempo difícil que todos estamos viviendo, no sólo en Puerto Rico, sino en el mundo entero, pidamos con mucho fervor para que ese Pan bajado del cielo, Jesús nos ayude a liberarnos de las ataduras y que nos aumente nuestra fe y así estar cada vez más unidos a Él. “Señor, danos siempre de ese pan”. (Juan 6, 34) ¿Buscamos a Jesús para tener la vida que nos ofrece? ¿Hemos encontrado a Jesús? ¿Qué nos falta para encontrarlo? OREMOS: Por quienes viven en el mismo desierto de los israelitas para que puedan abrir su corazón y recibir el verdadero Pan de Vida y por quienes les falta la fe para que puedan conseguir la seguridad que sólo la da Jesús. “Padre Nuestro que estás en el cielo…danos hoy nuestro pan de cada día…”