LA TECNOLOGÍA DE LA MANO DE LA ÉTICA

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LA TECNOLOGÍA DE LA MANO DE LA ÉTICA
FREIBERGER, Federico Omar
Escuela de Educación Media Nº 6 - Bernardino Rivadavia, Azul, Buenos
Aires
Profesor guía: BISSIO, Elsa Graciela
¿Ha contribuido la tecnología al desarrollo de la humanidad? ¿Es proporcional la
relación entre el desarrollo de la ciencia y la tecnología con respecto al progreso de la
humanidad en sus aspectos sociales, culturales, ambientales, educacionales o políticos?
¿Es el avance de la tecnología la solución al hambre, la pobreza y la enfermedad?
Sin duda que la tecnología y la ciencia, nos ha llevado por caminos que ninguno
de nuestros antecesores científicos hubieran imaginado. Las posibilidades que hoy nos
ofrecen el transporte o la comunicación pareciera que sólo serán efímeras y que pronto
surgirá un nuevo avance que nos permita explorar sensaciones y experiencias nuevas.
Hoy en día ya resulta natural disponer de un teléfono celular o una computadora
personal, sin hacer mención del alcance y difusión de la televisión por cable, por aire, o
satelital.
La medicina es también un área que ha crecido y se ha desarrollado a pasos
agigantados en las últimas décadas, al punto de lograr salvar muchas vidas gracias a
estos avances tecnológicos. Partimos desde las primitivas hierbas medicinales(que hoy
también forman parte de la medicina homeopática o alternativa) hasta llegar a los
complejos sistemas de análisis y tratamientos por radiación(Por ejemplo, un compuesto
con contenido de iodo radiactivo suministrado a un paciente permite investigar las
glándulas tiroides a través de un detector especial que obtiene la imagen del órgano
estudiado.)
La tecnología de la industria automotriz ha dado a las grandes marcas ahorros de
tiempo, de dinero, hasta de espacio. Más de la mitad de los robots existentes en el
mundo son utilizados para hacer automóviles, siendo las compañías automotrices
altamente automatizadas gracias al uso de los brazos robot, quedando la mayoría de los
seres humanos en tareas de supervisión o mantenimiento de robots y otras máquinas. Al
ser los robots máquinas pueden trabajar de día y de noche en una línea de ensamble sin
reducir nada de su desempeño y reduciendo los costos de producción, lo que, en un
mercado tan competitivo como el actual, es muy importante a la hora de establecer el
mejor precio y así vender el producto.
Ahora bien, este progreso científico-tecnológico ha conducido a la humanidad,
en todo sentido, a una estratificación cada vez más aguda y más marcada. No nos es
difícil ver a un “cartonero” recogiendo los cartones que otra persona de mejor posición
socio-económica ha dejado afuera de su casa o negocio. Cada día las cifras de hambre y
pobreza aumentan de una manera alertante, las villas miserias aumentan semana a
semana y cada vez podemos ver más gente viviendo en basureros, alimentándose y
hasta vistiéndose con lo que de ellos obtiene.
Cabe preguntarse entonces, ¿Es el desarrollo tecnológico igual a progreso de la
humanidad? Oscar Varsavsky, en su estilo socialista, plantea sus dudas. Él hace
hincapié en utilizar la ciencia para el cambio social. Afirma que el investigador debe ser
consciente del peligro que significa continuar haciendo una ciencia que no sirva a los
propósitos del cambio social. Dice que la ciencia, adecuadamente modificada, es un
instrumento indispensable, pero además es un fin en sí misma; es la manera de
satisfacer la necesidad vital de comprender al mundo.
Por sus experiencias en países del 3er mundo, Gandhi llega a la conclusión de
que la modernización técnica (así llamaba él a lo que nosotros hoy decimos que es
tecnología) genera mayor desempleo, y como consecuencia de esta falta de trabajo, se
concluye en un aumento de la pobreza. Tal es el caso de aquellas empresas o industrias
que dejan a cientos, incluso a miles de familias sin sustento debido a que la mano de
obra es reemplazada por tecnología de avanzada como los robots de las grandes marcas
automotrices que mencionábamos antes, o la fábrica de azulejos “San Lorenzo”,
ubicada en la ciudad de Azul, que reemplazó a cerca de novecientos empleados por la
tecnología de punta para ese rubro: robots automatizados.
También vemos que en los países no desarrollados, o del 3er mundo, es donde
terminan muchos de los desechos que son generados por los países desarrollados. Como
es el caso de los desechos nucleares generados en Australia que concluyen su travesía
en Argentina.
Por otro lado, no debemos olvidar la cantidad de inventos y de elementos
creados con un fin benéfico, pero que terminan siendo usados como instrumentos de
destrucción. Como es el caso de, lo que es para mí, el mayor y mejor invento de la
humanidad hasta el día de hoy: la energía nuclear. Es impresionante el hecho de que con
tan poca cantidad de materia se pueda llegar a generar tanta cantidad de energía
pudiendo esta ser aprovechada para el abastecimiento de ciudades y pueblos en todo el
mundo. Pero sin duda que en la mente de Einstein no figuraban las ciudades de
Hiroshima y Nagasaki, ejemplos vivos de un desfasaje total de un descubrimiento que
se había diseñado para el bien y sin embargo terminó siendo utilizado no con fines de
progreso sino de, todo lo contrario, desgracia y muerte. Alfred Nobel, al crear la
dinamita, tampoco imaginó la magnitud de los daños que ésta puede, sin duda que ha
podido, llegar a ocasionar. De hecho, arrepentido del daño que su invención ocasionó,
dejó su fortuna para premiar a todos aquellos seres humanos que son bienhechores de la
humanidad creando, así, los premios Nóbeles.
Es necesario, entonces, preguntarse qué elementos nos ofrece hoy la ética para
contrarrestar estos efectos no deseados.
Dijo Sócrates, “hace mal el que no sabe”. Pero ¿El bien depende del
conocimiento? De difícil respuesta es esta pregunta, pero aún siendo así, ¿quiénes son
los que deberían formarse? ¿Dónde se deben formar? ¿Quiénes deben ser los
encargados de formarlos?
Con certeza afirmo que el ámbito ideal para la formación ética es la escuela. En
ella comienzan a formarse quienes a futuro, serán quienes marquen el rumbo de nuestra
nación o aún el rumbo de otras naciones. Es en la escuela donde esas mentes jóvenes
pueden ser moldeadas, formadas, desde un principio, y de esa formación se obtendrán
políticos, científicos, médicos, sociólogos, etc. Si fuera posible mentalizar de una
manera correcta a ese joven, podemos asegurar que su obrar en el futuro no será para
mal, sino que será para bien: Bien de sí mismo, bien de la comunidad a la que pertenece,
y en definitiva, bien de la humanidad. Y así, la calidad de vida de la humanidad iría
progresivamente mejorando. Podríamos ver reformas en hospitales, políticos que
trataran de ser honestos, científicos que orienten sus investigaciones con criterios
puramente constructivos; en definitiva, una sociedad transformada por ese cambio de
mentalidad y de manera de obrar. Es en ese marco en el que el progreso de la
humanidad se equipararía con el desarrollo de la tecnología y la ciencia.
Pero ese ideal de mentalidad, esa formación ética, necesita ser enseñada de una
forma transversal, es decir, que debe estar presente en todos los contenidos y materias
de nuestros sistemas educativos.
Al analizar las planificaciones docentes en función de esta transversalidad, se
observan expresiones como: respeto, solidaridad, hábitos de trabajo, trabajo individual,
tolerancia ante las opiniones del otro, interés, esmero, entre otras.
Sin duda que el educar en valores y actitudes es muchas veces más difícil que el
demandar al alumno respuestas provenientes exclusivamente de sus recursos
intelectuales, y estas expresiones mencionadas anteriormente derivan en alguna que otra
clase “alusiva” como si fuera un compromiso para justificarse, muchas veces, el mismo
profesor o profesora a sí mismo. Esa escasa importancia dada a este tipo de contenidos
concluyen en el actual vacío de valores y en la ignorancia del funcionamiento de la
ciencia y la tecnología en nuestra cultura.
El primer paso a dar hacia la mejora de la calidad de vida de nuestro planeta y
sistema humanitario, sería entonces, una profunda reforma en los programas educativos
en todos los niveles. Así, se asegurará el correcto funcionamiento del sistema nacional y
mundial y comenzaremos a ver, entonces, descubrimientos e invenciones que
contribuyan a la paz, gente, científicos o no, que no sólo piense en función de sí mismo,
sino que lo haga en función del prójimo, de aquél que tenemos a un lado.
Entonces ¿Es la tecnología y la ciencia la repuesta al hambre y la pobreza? Si
logramos ese cambio de mentalidad, sí. Ese cambio traería aparejado el buen uso de la
tecnología, lo que contribuiría a que esa estratificación no sea tan marcada; al respeto,
entre nosotros; y, en definitiva, a un gran mejoramiento de nuestra calidad de vida.
Como conclusión de este trabajo, vemos cuánto la tecnología ha ayudado a las
distintas áreas del sistema social en el que vivimos. Cada avance de la tecnología
redunda sin duda en una mejora de la calidad de vida, pero, no todos tenemos la
posibilidad de acceder a esos beneficios debido a que no todos podemos estar en el
estrato más alto de la sociedad, sino al contrario, la mayoría de nosotros estamos en el
estrato medio bajo. Está en nosotros el tratar de esforzarnos para cambiar esa situación
y, como futuros o actuales profesionales, pensar un poco más en el prójimo y relegar al
segundo plano lo que queremos para nuestro beneficio.
Si todo el dinero que se invierte en el desarrollo de la tecnología, se utilizara
para el desarrollo alimentario y para la medicina, el hambre y varias enfermedades
podrían ser solucionadas.
Si como científicos y profesionales procuramos no sólo nuestro bien, sino
también el bien del otro, podremos hacer, entonces, que nuestra tecnología valga la pena
y que nuestra ciencia sea para el completo bienestar de la humanidad.
¿En qué medida han contribuido, o no, la investigación científica y los
desarrollos tecnológicos al mejoramiento de la calidad de vida de la humanidad?
No cabe duda que la respuesta a esta pregunta es complicada y extensa. Y según
Foucault, ninguna verdad, es decir, ninguna respuesta, es una idea inmutable y eterna
que existiría más allá de cualquier “contaminación” humana. Sino, por el contrario, la
verdad es una producción social y dependerá del contexto espacio-temporal en el que
vivamos.
Este trabajo me ha hecho ver que el sistema educativo actual posee muchas
carencias, como ya antes mencionamos, por ejemplo, la carencia de los contenidos de
tipo éticos. Que la tecnología, si bien tiene sus puntos negativos, está al servicio de la
humanidad y que está en nuestras manos el contribuir al progreso del planeta o no. Si
nos lo proponemos, podemos hacer que los estratos en los que cada uno se enmarca no
sean tan profundos, sino que la equidad, en mayor o menor medida, exista en nuestra
sociedad. A través de las investigaciones que he realizado concluyo que la mayor
herramienta para la superación de la tecnología como herramienta de destrucción es la
formación ética del ciudadano y científico.
El hambre, la destrucción, la pobreza, la enfermedad... sólo de la mano de la
ciencia podemos reducir la existencia de estas problemáticas y conducir, finalmente, a la
humanidad, a una buena y estable calidad de vida.
Bibliografía
a. Energía Nuclear. Walter Ronald Cibils Machado, Coronel de Artillería del
Ejército Nacional y Profesor graduado de Matemática de Montevideo, Uruguay.
www.monografías.com
b. “Educar para la Paz “Autor: David Díaz, Congreso de Córdoba en Octubre de
2003
c. “Alfabetización Tecnológica” Artículo de revista Zona Educativa. Febrero de
1998
d. “Ciencia y Tecnología en Venezuela” www.monografías.com
e. “Ecofalacias” Miguel Grinberg. Edit. Galerna. Edic. 1999
f. “Desarrollo y modificación: El enfoque Gandhiano”
g. “Ciencia y tecnología” www.monografias.com
h. “Robótica” Adrián Gámez Cersosimo, Boris Schosinsky Salazar
www.monografias.com
i. “Varsavsky, Hacia una política científica nacional” Buenos Aires Edit.
periferia 1972
j. “Hacia una visión crítica” E. Díaz y M. Heler, Buenos Aires, Biblos, 1992
k. “Proyectos y Metodologías de la investigación” María Rosa Lorenzo, Marcela
Zangaro. Ediciones Aula Taller.
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