Bienestar Campesino - Corporación Viva la Ciudadanía

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Bienestar Campesino
La paz anhelada corresponde a saldar una deuda histórica con
el campesinado colombiano, es una cuestión de equidad, de
materializar unos derechos del mundo moderno como es el
acceso a lo más elemental un puesto de salud, una escuela, vías
de acceso que den fin al aislamiento que termina matando.
Llevar las conquistas del mundo moderno al campo es lo
mínimo que puede hacerse.
Mauricio Castaño H.
Historiador – http://colombiakritica.blogspot.com/
La modernidad en Colombia ha sido incompleta. La ciudad concentra los
servicios mientras que en el campo son inexistentes. El campesinado
colombiano ha sido condenado a la miseria sin puestos de salud, sin vías de
acceso, sin educación. Ya recordamos las motivaciones de hace más de
cincuenta años de algunos campesinos en alzarse en armas contra el Estado
colombiano, pedían al gobierno atención al campo llevando vías de acceso,
escuelas, puestos de salud. La respuesta fue la bala, la toma de Marquetalia en
donde estaban los campesinos que exigían beneficiarse del progreso de la
sociedad moderna.
Nadie discute hoy la miseria en la que viven nuestros campesinos que apenas si
logran dos comidas regulares durante el día, otros tan sólo tienen para hervir
agua con un plátano. Esta inequidad tantas veces denunciada y tantos intentos
fallidos por darle solución, es la misma que hoy se retoma con los Acuerdos
Finales de la Habana, es la misma contemplada en la Ley agraria 160, nada
nuevo bajo el sol; y este mismo deseo es el que los sectores más reaccionarios
del país se oponen, quieren seguir alimentando sus riquezas con la miseria del
campesinado, acaparar grandes extensiones de tierra para sus fines lucrativos
o criminales con el tema del narcotráfico. Es una postura aberrante construir
riqueza sobre el sufrimiento de los campesinos pobres.
Los campesinos además de su pobreza les toca padecer la guerra, las balas
caen en el campo y no en las ciudades, quienes batallan son los campesinos
que los obligan a guerrear en cualquiera de los bandos, los jóvenes citadinos no
lo hacen, junto a sus padres encuentran miles de argucias para evadir el servicio
militar. Ya se comprenderá porqué en las ciudades se azuza tan fácil para
continuar el plomo. La inequidad alimenta a esos ricos inescrupulosos que roban
la tierra y no les importe que los campesinos mueran de hambre. Ejemplo fue el
llamado programa Agroingreso durante el gobierno de Álvaro Uribe, en el cual
los dineros destinados a los campesinos terminaron en los bolsillos de los
políticos y empresarios.
Pero si es de razón humanitaria una Reforma Agraria tardía, ¿por qué saltan
opositores para impedirla? Las altas rentas de la venta de armas, los cultivos
ilícitos, acaparar grandes extensiones de tierras permiten acceder a grandes
riquezas difíciles de renunciar para mentalidades mafiosas. Otra razón más es
que quienes se oponen tienen rabo de paja y lo deseado sería que ellos mismos
comandaran la negociación para pactar la impunidad en una Asamblea
Constituyente.
La paz anhelada corresponde a saldar una deuda histórica con el campesinado
colombiano, es una cuestión de equidad, de materializar unos derechos del
mundo moderno como es el acceso a lo más elemental como es un puesto de
salud, una escuela, vías de acceso que den fin al aislamiento que termina
matando. Llevar las conquistas del mundo moderno al campo es lo mínimo que
puede hacerse. Esperemos estar a la altura para decidir por el Sí y acabar con
tanto sufrimiento con los campesinos colombianos. Esto es hacer justicia, así de
simple.
Edición 510 – Semana del 2 al 8 de Septiembre de 2016
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