Dictamen de la Procuración General: El Tribunal del Trabajo n° 1 de Mar del Plata dispuso hacer lugar a la demanda promovida por E.L. , por derecho propio y en representación de su hija menor de edad M.N. , contra la Compañía Lureza S.A., en concepto de indemnización por el accidente de trabajo en el que perdiera la vida C. E.N. , compañero y padre, respectivamente, de las actoras, en el marco de la ley 24.557 (fs. 283/290 vta.). La parte demandada impugnó dicho pronunciamiento mediante recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley (v. escrito de fs. 297/303), cuya vista recibo de fs. 322. I. En su fundamento, denuncia el recurrente la violación de los arts. 6 incs. 1° y 2° de la ley 24.557; 26, 29, 44 inc. "d", 47 y 63 de la ley 11.653; 330, 354 y 375 del Código Procesal Civil y Comercial; 10 y 15 de la Constitución local y 17 y 18 de la Carta Magna de la Nación, así como también de la doctrina legal que cita. Se agravia, en sustancia, de la valoración que de los hechos efectuó el juzgador de origen así como de su posterior calificación jurídica, al sostener que la muerte del Sr. N. de ningún modo admite ser conceptualizada como "accidente de trabajo" en los términos de lo dispuesto por el art. 6 de la ley 24.557 ni, por ende, subsumido el reclamo de autos dentro de su ámbito de aplicación, en la medida que, según afirma, no quedó acreditada la existencia de nexo causal o concausal entre el deceso del dependiente -ni las circunstancias en las que el mismo tuvo lugar- y las tareas por él desempeñadas como supervisor del minimercado ubicado en la estación de servicio de la demandada. Con tal aserto, conclusión comienza arribada en el el el propósito agraviado veredicto de por en evidenciar impugnar orden a que la N. sufrió un accidente por el hecho o en ocasión del trabajo, pues entiende que es producto de la absurda interpretación que de la pericia médica rendida en autos realizaron los juzgadores de grado al receptar y asignar carácter categórico y concluyente a ciertas consideraciones que el galeno actuante formuló a modo conjetural e hipotético. Reprocha, asimismo, al sentenciante que haya omitido considerar que el auxilio prestado por N. en la emergencia suscitada en el vehículo de Espina, no fue una tarea impuesta por el empleador sino que obedeció a su decisión voluntaria y espontánea, circunstancia ésta en la que también se apoya para reflejar que el evento dañoso aconteció en razón de que el dependiente dejó de lado transitoriamente sus tareas para acudir a colaborar en la extinción de un incendio del automóvil de un desconocido que se encontraba a 70 metros del lugar de trabajo. Tacha, finalmente, de dogmática y huérfana de respaldo fáctico y legal la afirmación volcada en la sentencia en el sentido de que N. sufrió un accidente previsto en el art. 6 inc. 1° de la ley 24.557 por el hecho o en ocasión demostró que del su trabajo, deceso desde pudiera que -insiste- vincularse no causal se o concausalmente con las tareas desempeñadas a las órdenes de la accionada, presupuesto indispensable para el nacimiento de la obligación de indemnizar a sus derechohabientes que culmina- arbitrariamente la sentencia impugnada impuso a su representada. II. El recurso, en mi opinión, no debe prosperar. 1. En el fallo de los hechos, el tribunal del trabajo interviniente tuvo por acreditado que el día 27 de diciembre de 1997 que el señor Espina llegó a la estación de servicios donde trabajaba el señor C. E. N. -compañero requiriendo y padre auxilio de las para reclamantes apagar el de autos-, incendio de las instalaciones eléctricas de su vehículo que se encontraba estacionado frente requerimiento, a portando dicha estación. matafuegos, se Que ante dirigieron el varios empleados, entre los cuales se hallaba el nombrado N. , quien se derrumbó sobre un compañero, siendo trasladado en ambulancia a la guardia del Hospital O. Allende con diagnóstico de "Intoxicación por anhídrido carbónico" para ser posteriormente trasladado a la Clínica 25 de Mayo, donde falleció el día 30 de diciembre de 1997 (v. fs. 283 vta./284). Quedó asimismo establecido en función de lo informado por el perito médico designado en autos, que la causa del deceso de N. fue un paro cardiorrespiratorio por Hemorragia Subaracnoidea así como también los factores concausales de la referida dolencia señalados por el galeno actuante (v. fs. 284 vta./285). En mérito de las circunstancias fácticas sentadas en el veredicto de mención, los jueces de grado resolvieron en la posterior etapa de sentencia, hacer lugar al reclamo resarcitorio incoado en la presente causa, al sostener que el infortunio padecido por N. mientras realizaba tareas para la demandada, encuadra en el concepto de contingencia al que alude el art. 6 de la ley 24.557 cuyo inciso 1° considera accidente de trabajo todo acontecimiento súbito y violento ocurrido por el hecho o en ocasión de trabajo. Invocó, además, en abono de tal decisión la doctrina elaborada por V.E. en la L.36.830, sent. del 23-IX-1986 (v. fs. 287 vta./288). causa alegaciones vertidas 2. Tengo en la para mí que impugnación, las resultan insuficientes para conmover las motivaciones sobre las que se asienta el decisorio en crítica. a) Corresponde, en primer lugar, desestimar las críticas destinadas a desmerecer por la vía del absurdo realizada tanto por la los ponderación juzgadores de de la pericia mérito médica cuanto las conclusiones fácticas extraídas de dicha labor, pues -a mi ver- no llegan a superar el plano de la mera opinión discrepante del quejoso en torno a la eficacia convictiva que, en ejercicio asignaron a dicho de facultades medio reservadas, probatorio, con el los jueces inocultable propósito de hacer primar su criterio por sobre el seguido en el fallo, método éste que en reiteradas ocasiones esa Suprema Corte ha considerado impropio a los fines de evidenciar la invocada anomalía invalidante (conf. S.C.B.A. causas L.59.255, sent. del 12-VIII-1997 y L.61.967, sent. del 28-X-1997). b) Firme entonces la existencia de conexión causal entre el episodio protagonizado por N. el 27 de diciembre de 1997 y su fallecimiento ocurrido tres días después conforme quedó establecido en el fallo, corresponde abordar ahora el agravio destinado a cuestionar el encuadramiento legal de los hechos realizado por el tribunal "a quo", para lo cual bastará examinar si las circunstancias fácticas de la causa han sido adecuadamente subsumidas en la norma legal correspondiente, típica cuestión de calificación jurídica propia de la aplicación del derecho, como inveteradamente lo tiene dicho ese Alto Tribunal (conf. S.C.B.A. causas L.53.672, sent. del 4-X1994 y L.61.766, sent. del 12-VIII-1997, entre muchas más). Y bien, es mi parecer que la decisión de asignar carácter laboral al infortunio del que derivó el fallecimiento del compañero y padre de las reclamantes de autos, no merece reproche jurídico alguno en la medida que encuentra debida adecuación en el marco de lo prescripto por el art. 6, inc. 1° de la Ley de Riesgos de Trabajo. En efecto, el precepto en comentario se halla situado en el Capítulo III del citado cuerpo legal destinado a la regulación de las contingencias y situaciones cubiertas y, en lo que aquí importa, reza: "Se considera accidente de trabajo a todo acontecimiento súbito y violento ocurrido por el hecho o en ocasión del trabajo..." (el subrayado me pertenece). Puede decirse entonces, siguiendo a Néstor T. Corte y José Daniel Machado en "Siniestralidad Laboral. Ley 24.557", Ed. Rubinzal Culzoni, año, pág. 276 y sigtes., que la aludida fórmula legal estatuye como presupuesto fáctico configurativo de la derivación laboral del infortunio, la existencia de un acontecimiento súbito y violento y tres hipótesis o "... variantes alternativas de imputación causal de autoría.", siendo una de ellas aquélla en la cual "...el trabajo ha proporcionado "la ocasión" de sufrir el daño." Ello sentado, no abrigo dudas en el sentido de que ha sido ésta la variante actuada en el fallo para calificar de laboral al infortunio que costara la vida al señor N. , pues así se desprende de la doctrina legal emanada de la causa L.36.830, sent. del 23-IX-1986 invocada por el tribunal "a quo", que si bien traduce la interpretación del sistema reparatorio consagrado en la antigua ley 9688 hoy derogada, resulta ilustrativa para comprender los fundamentos sobre los que se cimenta la solución adoptada que, como adelanté, comparto en un todo. En ese entendimiento, lejos de hacer mérito a relación de actualidad o contemporaneidad como equivocadamente lo presenta el agraviado, el tribunal interviniente resarcitoria virtud de declaró incoada considerar la en que procedencia las el de presentes la pretensión actuaciones, cumplimiento de su en débito laboral constituyó la causa ocasional del daño sufrido por el dependiente o, en otras palabras, el desempeño de sus tareas configuró el antecedente necesario o condicionante para que tuviera lugar el evento dañoso, erigiéndose en medio sin el cual el daño muy probablemente no hubiera sobrevenido. Traspoladas las precedentes consideraciones al concreto escenario fáctico descripto en la sentencia, resulta innegable que el cumplimiento del trabajo de N. en la estación de servicio de la demandada se erigió en causa ocasional para que acudiera al pedido de auxilio de quien allí se dirigió para apagar el incendio de las instalaciones eléctricas de su vehículo, conclusión que no se halla enervada por la circunstancia de que sus tareas específicas estuvieran afectadas al minimercado situado en el establecimiento, como pretende el apelante, desde que el solo hecho de prestar su débito laboral en la explotación de la empleadora dedicada a la atención y servicio de vehículos automotores, lo sometió al riesgo que acabó con su vida. Y es en este aspecto que cobra relevancia la pericia médica practicada en autos, cuya evaluación permitió al sentenciante de origen vincular el episodio al que fue expuesto N. "en ocasión" de su trabajo con su lamentable deceso. En mérito de lo que llevo dicho, estimo que el encuadramiento legal de los hechos realizada por el tribunal del trabajo actuante en el marco de lo dispuesto por el art. 6, inc. 1º de la Ley 24.557 resulta ajustado a derecho, por lo que recomiendo que V.E. confirme el pronunciamiento de grado que declaró la procedencia de la indemnización pretendida por E.L. , por sí y en de lo representación de su hija menor de edad M.N. . III. Como consecuencia expuesto, considero -como anticipé- que V.E. debe rechazar el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley que dejo examinado. La Plata, 2 de agosto de 2004 Juan Angel De Oliveira A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 26 de noviembre de 2008, habiéndose dispuesto en el establecido, Acuerdo de 2078, que conformidad deberá con lo observarse el siguiente orden de votación: doctores Hitters, de Lázzari, Negri, Suprema Pettigiani, Corte de se reúnen Justicia los en señores acuerdo jueces ordinario de la para pronunciar sentencia definitiva en la causa L. 83.586, "L. , E. contra Cía. Lureza S.A. Indemnización". A N T E C E D E N T E S El Tribunal del Trabajo N° 1 de Mar del Plata acogió la acción deducida, con costas a la vencida. Esta dedujo inaplicabilidad de ley. recurso extraordinario de Oído el señor Subprocurador General, dictada la providencia de autos y hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte decidió plantear y votar la siguiente C U E S T I O N ¿Es fundado el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley? V O T A C I O N A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Hitters dijo: I. El tribunal del trabajo hizo lugar a la acción incoada por E. L. -por sí y en representación de su hija menor de edad M. E. N. - contra "Compañía Lureza S.A.", mediante la cual le habían reclamado -con fundamento en los arts. 6, 15 y 18 de la ley 24.557- el cobro de una indemnización por el accidente de trabajo ocurrido el día 27-XII-1997, que ocasionara la muerte del señor C. E.N. , concubino y padre de las accionantes. Resolvió de esa manera por entender que el fallecimiento del trabajador se produjo como consecuencia del accidente momento de servicios que padeció hallarse explotada en prestando por la la fecha tareas en demandada. indicada, la en el estación de Puntualizó el sentenciante que, en esa oportunidad, la víctima concurrió, junto con otros compañeros de trabajo, a prestar auxilio al señor Mario frente a Espina, la cuyo estación automóvil de se había servicios y incendiado que, mientras intentaban extinguir el fuego, aquél se derrumbó sobre un compañero, siendo trasladado a la guardia del hospital con diagnóstico de "intoxicación por anhídrido carbónico", falleciendo tres días más tarde. Con sustento en la pericia médica -y teniendo en cuenta, además, infortunio, que apto N. para se el encontraba, al momento cumplimiento de sus del tareas, careciendo de incapacidades preexistentes- el a quo arribó a la conclusión de que la accionada debía responder por las consecuencias derivadas de la muerte del operario, toda vez que -en su opinión- el siniestro acaecido debía ser encuadrado en el marco del art. 6 de la ley 24.557, que define al accidente de trabajo -en tanto contingencia indemnizable- como "todo acontecimiento súbito y violento ocurrido por el hecho o en ocasión del trabajo". Fundó, legal que esta identificado asimismo, Suprema como L. el Corte 36.830, decisorio sentara "Coria" en en la el (sent. doctrina precedente del 23-IX- 1986), donde se resolvió que "debe reputarse acaecido 'en ocasión del dependiente trabajo' en el accidente circunstancias de sufrido haber por el suspendido transitoriamente la tarea que cumplía para su empleador para abocarse a un acto de solidaridad humana, sin desmedro del cumplimiento de sus obligaciones laborales ni desobedeciendo órdenes expresas del principal" (vered., fs. 283/285 vta. y sent., fs. 286/290 vta.). II. En el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley, la vencida denuncia absurdo en la valoración de la prueba y violación de los arts. 6 de la ley 24.557; 26, 29, 44 inc. d), 47 y 63 de la ley 11.653; 330, 354 y 375 del Código Procesal Civil y Comercial; 10 y 15 de la Constitución de la Provincia de Buenos Aires y 17 y 18 de la Constitución nacional, así como de la doctrina legal que cita (fs. 297/303). Plantea los siguientes agravios: 1. En primer lugar, señala que -contrariamente a lo que resolvió el juzgador- no existió nexo de causalidad alguno entre la muerte del trabajador (ocurrida al colaborar con un desconocido para extinguir el fuego de su vehículo) y las tareas que desempeñaba para la accionada (repositor de mercaderías en el minimercado anexo a la estación de servicios). Al respecto, sostiene que -tal como se afirmó en la réplica- el trabajador falleció como consecuencia de una enfermedad inculpable: la "hemorragia cerebral subaracnoidea" que desencadenó el paro cardiorrespiratorio no traumático que ocasionó el deceso. Por lo tanto -añadeel a quo incurrió en absurdo en la valoración de la pericia médica al concluir que -con sustento en ese elemento probatorio- se demostró que el accidente se produjo con motivo o en ocasión del trabajo. Agrega que el dictamen pericial en cuestión está "lleno de términos hipotéticos", lo que resulta indicativo de que el experto analizó diferentes posibilidades, pero en modo alguno concluyó que la muerte hubiera acaecido como consecuencia necesaria de un accidente de trabajo. 2. En la misma línea argumentativa, destaca que el sentenciante ha violado el art. 6 de la ley 24.557, toda vez que no se ha probado en autos que el fallecimiento del trabajador se hubiera producido por el hecho o en ocasión del trabajo, ya que N. dejó de prestar servicios para acudir a colaborar con la extinción del incendio, sin que el empleador le asignara esa tarea, la cual resultaba completamente ajena a sus labores. 3. También denuncia que el fallo atacado ha violado la doctrina legal de esta Suprema Corte que indica y culmina señalando que es "inconstitucional" la interpretación que ha efectuado el a quo para condenar a la accionada, afirmación que fundamenta con cita de la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación ("Rodríguez c/Cía. Embotelladora Argentina", sent. del 15IV-1993), en cuanto se ha pronunciado por la "fuerte presunción de inconstitucionalidad que surge de toda norma -o de su interpretación- que obligue al pago de una deuda en principio ajena". III. En mi opinión, el recurso no debe prosperar. 1. No se halla controvertido en autos que el accidentado -concubino y padre de las accionantes- falleció el día 30-XII-1997, tras haberse desvanecido el día 27 del mismo mes y año, mientras -junto con otros compañeros de labor- auxiliaban a un automovilista cuyo vehículo se había incendiado en las cercanías de la estación de servicios en la que se encontraban prestando tareas bajo dependencia de la accionada. Tales extremos, invocados en la demanda, no fueron negados en la réplica y, consecuentemente, el a quo los tuvo por ciertos. En cambio, disintieron las partes respecto al motivo de la muerte del causante, pues mientras la actora -con el objeto de demostrar el nexo causal entre la muerte y las labores- alegó consecuencia de acaecida ocasión en contrario- una postuló que se inhalación del que trabajo, se había de la derivó producido anhídrido carbónico accionada de una como -por el enfermedad inculpable del trabajador y, a todo evento, cuestionó que el hecho que motivó el deceso pudiera ser encuadrado como un accidente de trabajo en los términos del art. 6 de la ley 24.557. 2. El juzgador, como quedó dicho, se inclinó por la tesis actoral, en la inteligencia que resultó demostrado que la muerte de N. se produjo como consecuencia de un accidente de trabajo, condenando a la accionada a abonar la indemnización por muerte establecida en la ley 24.557. Conclusión que -en mi criterio- debe permanecer inconmovible porque no ha sido eficazmente rebatida por la quejosa. 3. No acierta la recurrente en cuanto se dirige a cuestionar la conclusión fáctica del tribunal en orden a la vinculación causal entre el siniestro y el fallecimiento del señor N. . a. Reiteradamente ha declarado esta Suprema Corte que establecer si en el caso se demostró o no, con la prueba aportada, el acaecimiento del accidente de trabajo invocado, constituye una típica cuestión de hecho en principio irrevisable en la instancia extraordinaria, salvo la eficaz denuncia y acabada demostración de la existencia de absurdo en la conducta de los jueces de grado (conf. causas L. 57.642, "Bazán", sent. del 14-XI-1995; L. 60.107, "Martínez", sent. del 16-IX-1997; L. 63.823, "Sanz", sent. del 17-III-1998; L. 72.786, "Fernández", sent. del 28-VIII2002). Asimismo, es doctrina de este Tribunal que la determinación de la existencia de relación causal entre la muerte y el trabajo constituye una cuestión de hecho privativa de los jueces de grado, ajena a la revisión casatoria salvo el supuesto excepcional de absurdo (conf. causas L. 41.019, "Díaz", sent. del 31-X-1989; L. 70.447, "Molina de Montespier", sent. del 14-II-2001). b. Si bien es cierto que la impugnante ha denunciado el indicado defecto sentencial, no lo es menos que no alcanza a demostrar su configuración. Centra su crítica la impugnante en la valoración de la pericia médica, con sustento en la cual el a quo tuvo por probado que la muerte de N. se produjo consecuencia del infortunio padecido segunda, 283 vta./285). Específicamente, señalar fs. que el deceso aconteció como (vered., como cuestión insiste derivación de en una enfermedad inculpable preexistente del trabajador. Además, afirma que el experto médico indicó una mera probabilidad de que el fallecimiento hubiera acaecido por los motivos que el tribunal estableció, mas no una certeza, lo que -a su juicio- se desprende de los términos hipotéticos utilizados por el perito. Empero, contrariamente a lo que aduce, de la pericia se desprende que, confrontados los exámenes médicos a los que se había sometido el trabajador, no existían antecedentes en los cuales se hubiera expuesto signología o sintomatología que hiciera presumir la existencia de una afección vascular cerebral previa (pericia, fs. 206). Asimismo -tras explicar minuciosamente los efectos que pudo provocar al occiso la inhalación de humo- añadió el experto que "la víctima no necesariamente debe tener una patología orgánica previa (congénita o adquirida) que condicione o favorezca la presentación de aquellas afecciones o complicaciones antes mencionadas" (fs. 209 vta.). De manera tal que en modo alguno puede tildarse de absurda la conclusión del juzgador en cuanto señaló que N. carecía de incapacidades o enfermedades preexistentes (vered., fs. 284 vta.). Por lo demás, la circunstancia de que el experto hubiera utilizado un tiempo verbal condicional en nada obsta al valor probatorio de la pericia, toda vez que el galeno -que no puede reputarse omnisciente ni presenció los hechos sobre los que dictaminó- se limitó a ilustrar, de conformidad a sus conocimientos científicos, acerca de las causas que pudieron determinar la muerte del trabajador, conclusiones que el tribunal finalmente hizo suyas (vered., fs. 285), otorgándoles de esa manera -y en ejercicio de una función privativa- valor convictivo, por lo que de ninguna manera advierto que la apreciación del a quo haya caído en los límites del absurdo. Finalmente, la circunstancia aislada de que en la experticia se haya determinado que, efectivamente, N. murió a causa de un "paro cardiorrespiratorio por hemorragia subaracnoidea" no implica que el perito haya coincidido con la posición de la accionada -como lo pretende la recurrente- pues soslaya que también se determinó en la pericia que ello ocurrió como corolario de diversos factores (esfuerzo, intoxicación y envenenamiento por gases producidos por la ignición del automotor, asfixia, pico hipertensivo, traumatismo de cráneo, etc., ver fs. 210 vta.) y no como consecuencia de una enfermedad preexistente que -como ha quedado expuesto- la demandada no logró acreditar. En definitiva, no ha podido la quejosa demostrar -repito- el absurdo que invoca. Al respecto se impone recordar que no cualquier disentimiento autoriza a tener por configurado el absurdo; en consecuencia, no es suficiente manifestar que la apreciación efectuada por el juez es discutible, opinable o poco convincente, porque se requiere algo más: la demostración del vicio lógico del razonamiento, o una grosera desinterpretación material de alguna prueba, al punto de haber llevado al tribunal a establecer conclusiones contradictorias entre constancias resultan 83.326, que "Bertone", claramente sí sent. o de del insostenibles, inconciliables la causa (conf. 15-III-2006, con causa entre las L. otras), defectos todos ellos que, como ha quedado de manifiesto, la impugnante no ha logrado evidenciar. 4. Tampoco resulta de recibo el agravio vinculado a la violación del art. 6 de la ley 24.557 y la doctrina legal de esta Suprema Corte. a. Ello así, pues, en mi opinión, no logra la impugnante derribar la conclusión del tribunal en cuanto consideró que la muerte del dependiente se produjo "en ocasión del trabajo". Considero que también en este punto el embate es insuficiente, pues se agota en la denuncia de la violación del precepto indicado y -fundamentalmente- de la doctrina legal de este Tribunal, en relación a la cual se limita a identificar determinados precedentes, mas sin siquiera enunciar su contenido ni, mucho menos, intentar acreditar de qué manera habría sido transgredida en el fallo atacado. b. Tampoco es relevante para modificar la decisión impugnada la circunstancia de que el trabajador hubiera fallecido desarrollando una actividad ajena a sus labores (conducto por el cual la recurrente pretende demostrar que el siniestro no se produjo en ocasión del trabajo), pues -como con claridad lo señala en su dictamen el señor Subprocurador General, ver fs. 326/327- la conclusión del tribunal de grado no se sustentó en la mera circunstancia de que el siniestro se hubiera producido en el lugar y tiempo de trabajo, sino en el hecho de que el cumplimiento de su débito laboral constituyó la causa ocasional del daño sufrido. Lo expuesto se demuestra con sólo recordar que el tribunal culminó fundamentando su resolución en la doctrina legal que esta Corte sentara en la causa L. 36.830, "Coria" (sent. del 23-IX-1986), a la que -acertadamente- declaró aplicable en la especie. Tal como se señaló en el precedente de marras, si la ejecución del trabajo de la víctima fue lo que la llevó al lugar donde sufrió el siniestro, el trabajo fue la ocasión o causa ocasional del hecho. De modo tal que -como lo declaró entonces esta Suprema Corte- debe reputarse acaecido "en ocasión del trabajo" el accidente sufrido por el dependiente en circunstancias de haber suspendido transitoriamente la tarea que cumplía para su empleador para abocarse a un acto de solidaridad humana, sin desmedro del cumplimiento de sus obligaciones laborales ni desobedeciendo órdenes expresas del principal (conf. causa L. 36.830 cit., publicada en "Acuerdos y Sentencias", t. 1986-III, pág. 321). Por lo tanto -no habiéndose siquiera invocado el incumplimiento de órdenes expresas de la patronal y resultando indudable el loable acto de solidaridad humana realizado por el trabajador, quien desinteresadamente concurrió a auxiliar a un desconocido a quien se le había incendiado el automóvil, falleciendo en el intento- se impone concluir que -de conformidad con la doctrina legal citada- el accidente se produjo en ocasión del trabajo, por lo que la accionada debe responder por las consecuencias derivadas del infortunio (cfr., en el mismo sentido, dictamen del Subprocurador General, fs. 326/327). 5. Para concluir, cabe señalar que la "inconstitucionalidad" de la interpretación efectuada por el a quo que -con sustento en la jurisprudencia de la Corte federal- plantea la quejosa, resulta por completo infundada, no sólo porque el precedente invocado ninguna relación guarda especie, sino sentencia con las porque reconoció circunstancias -a en todo evento- cabeza de la debatidas la deuda accionada en la que la en modo alguno le resulta ajena, toda vez que -según se demostró en la causa en conclusión inatacada- la patronal se encontraba autoasegurada en los términos de la ley 24.557 (vered., cuestión tercera, obligación de fs. abonar 285 la y vta.). En indemnización consecuencia, la reclamada la en especie resulta, indiscutiblemente, un deber jurídico que la ley ha fijado de modo personal y directo a la demandada (arts. 26 y 30, ley 24.557). IV. rechazar el En virtud recurso de deducido lo y expuesto, confirmar corresponde la sentencia impugnada. Costas a la vencida (art. 289 del C.P.C.C.). Voto por la negativa. Los señores jueces doctores de Lázzari, Negri y Pettigiani, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Hitters, votaron también por la negativa. Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente S E N T E N C I A Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, de conformidad con lo dictaminado por el señor Subprocurador General, se rechaza el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley traído; con costas (art. 289, C.P.C.C.). Notifíquese y devuélvase.