Dictamen de la Procuración General:

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Dictamen de la Procuración General:
El Tribunal del Trabajo n° 1 de
Mar del Plata dispuso hacer lugar a la demanda promovida
por E.L. , por derecho propio y en representación de su
hija menor de edad M.N. , contra la Compañía Lureza S.A.,
en concepto de indemnización por el accidente de trabajo en
el
que
perdiera
la
vida
C.
E.N.
,
compañero
y
padre,
respectivamente, de las actoras, en el marco de la ley
24.557 (fs. 283/290 vta.).
La parte demandada impugnó dicho
pronunciamiento
mediante
recurso
extraordinario
de
inaplicabilidad de ley (v. escrito de fs. 297/303), cuya
vista recibo de fs. 322.
I. En su fundamento, denuncia el
recurrente la violación de los arts. 6 incs. 1° y 2° de la
ley 24.557; 26, 29, 44 inc. "d", 47 y 63 de la ley 11.653;
330, 354 y 375 del Código Procesal Civil y Comercial; 10 y
15 de la Constitución local y 17 y 18 de la Carta Magna de
la Nación, así como también de la doctrina legal que cita.
Se agravia, en sustancia, de la
valoración que de los hechos efectuó el juzgador de origen
así como de su posterior calificación jurídica, al sostener
que
la
muerte
del
Sr.
N.
de
ningún
modo
admite
ser
conceptualizada como "accidente de trabajo" en los términos
de lo dispuesto por el art. 6 de la ley 24.557 ni, por
ende, subsumido el reclamo de autos dentro de su ámbito de
aplicación,
en
la
medida
que,
según
afirma,
no
quedó
acreditada la existencia de nexo causal o concausal entre
el deceso del dependiente -ni las circunstancias en las que
el mismo tuvo lugar- y las tareas por él desempeñadas como
supervisor
del
minimercado
ubicado
en
la
estación
de
servicio de la demandada.
Con
tal
aserto,
conclusión
comienza
arribada
en
el
el
el
propósito
agraviado
veredicto
de
por
en
evidenciar
impugnar
orden
a
que
la
N.
sufrió un accidente por el hecho o en ocasión del trabajo,
pues entiende que es producto de la absurda interpretación
que de la pericia médica rendida en autos realizaron los
juzgadores
de
grado
al
receptar
y
asignar
carácter
categórico y concluyente a ciertas consideraciones que el
galeno actuante formuló a modo conjetural e hipotético.
Reprocha,
asimismo,
al
sentenciante que haya omitido considerar que el auxilio
prestado por N. en la emergencia suscitada en el vehículo
de Espina, no fue una tarea impuesta por el empleador sino
que
obedeció
a
su
decisión
voluntaria
y
espontánea,
circunstancia ésta en la que también se apoya para reflejar
que
el
evento
dañoso
aconteció
en
razón
de
que
el
dependiente dejó de lado transitoriamente sus tareas para
acudir
a
colaborar
en
la
extinción
de
un
incendio
del
automóvil de un desconocido que se encontraba a 70 metros
del lugar de trabajo.
Tacha, finalmente, de dogmática y
huérfana de respaldo fáctico y legal la afirmación volcada
en la sentencia en el sentido de que N. sufrió un accidente
previsto en el art. 6 inc. 1° de la ley 24.557 por el hecho
o
en
ocasión
demostró
que
del
su
trabajo,
deceso
desde
pudiera
que
-insiste-
vincularse
no
causal
se
o
concausalmente con las tareas desempeñadas a las órdenes de
la accionada, presupuesto indispensable para el nacimiento
de la obligación de indemnizar a sus derechohabientes que culmina- arbitrariamente la sentencia impugnada impuso a su
representada.
II. El recurso, en mi opinión, no
debe prosperar.
1. En el fallo de los hechos, el
tribunal del trabajo interviniente tuvo por acreditado que
el día 27 de diciembre de 1997 que el señor Espina llegó a
la estación de servicios donde trabajaba el señor C. E. N.
-compañero
requiriendo
y
padre
auxilio
de
las
para
reclamantes
apagar
el
de
autos-,
incendio
de
las
instalaciones eléctricas de su vehículo que se encontraba
estacionado
frente
requerimiento,
a
portando
dicha
estación.
matafuegos,
se
Que
ante
dirigieron
el
varios
empleados, entre los cuales se hallaba el nombrado N. ,
quien se derrumbó sobre un compañero, siendo trasladado en
ambulancia
a
la
guardia
del
Hospital
O.
Allende
con
diagnóstico de "Intoxicación por anhídrido carbónico" para
ser
posteriormente
trasladado
a
la
Clínica
25
de
Mayo,
donde falleció el día 30 de diciembre de 1997 (v. fs. 283
vta./284).
Quedó
asimismo
establecido
en
función de lo informado por el perito médico designado en
autos,
que
la
causa
del
deceso
de
N.
fue
un
paro
cardiorrespiratorio por Hemorragia Subaracnoidea así como
también los factores concausales de la referida dolencia
señalados por el galeno actuante (v. fs. 284 vta./285).
En mérito de las circunstancias
fácticas sentadas en el veredicto de mención, los jueces de
grado resolvieron en la posterior etapa de sentencia, hacer
lugar al reclamo resarcitorio incoado en la presente causa,
al
sostener
que
el
infortunio
padecido
por
N.
mientras
realizaba tareas para la demandada, encuadra en el concepto
de contingencia al que alude el art. 6 de la ley 24.557
cuyo
inciso
1°
considera
accidente
de
trabajo
todo
acontecimiento súbito y violento ocurrido por el hecho o en
ocasión de trabajo.
Invocó, además, en abono de tal
decisión
la
doctrina
elaborada
por
V.E.
en
la
L.36.830, sent. del 23-IX-1986 (v. fs. 287 vta./288).
causa
alegaciones
vertidas
2.
Tengo
en
la
para
mí
que
impugnación,
las
resultan
insuficientes para conmover las motivaciones sobre las que
se asienta el decisorio en crítica.
a) Corresponde, en primer lugar,
desestimar las críticas destinadas a desmerecer por la vía
del
absurdo
realizada
tanto
por
la
los
ponderación
juzgadores
de
de
la
pericia
mérito
médica
cuanto
las
conclusiones fácticas extraídas de dicha labor, pues -a mi
ver-
no
llegan
a
superar
el
plano
de
la
mera
opinión
discrepante del quejoso en torno a la eficacia convictiva
que,
en
ejercicio
asignaron
a
dicho
de
facultades
medio
reservadas,
probatorio,
con
el
los
jueces
inocultable
propósito de hacer primar su criterio por sobre el seguido
en el fallo, método éste que en reiteradas ocasiones esa
Suprema
Corte
ha
considerado
impropio
a
los
fines
de
evidenciar la invocada anomalía invalidante (conf. S.C.B.A.
causas L.59.255, sent. del 12-VIII-1997 y L.61.967, sent.
del 28-X-1997).
b) Firme entonces la existencia
de conexión causal entre el episodio protagonizado por N.
el 27 de diciembre de 1997 y su fallecimiento ocurrido tres
días
después
conforme
quedó
establecido
en
el
fallo,
corresponde abordar ahora el agravio destinado a cuestionar
el
encuadramiento
legal
de
los
hechos
realizado
por
el
tribunal "a quo", para lo cual bastará examinar si las
circunstancias fácticas de la causa han sido adecuadamente
subsumidas
en
la
norma
legal
correspondiente,
típica
cuestión de calificación jurídica propia de la aplicación
del derecho, como inveteradamente lo tiene dicho ese Alto
Tribunal (conf. S.C.B.A. causas L.53.672, sent. del 4-X1994 y L.61.766, sent. del 12-VIII-1997, entre muchas más).
Y
bien,
es
mi
parecer
que
la
decisión de asignar carácter laboral al infortunio del que
derivó
el
fallecimiento
del
compañero
y
padre
de
las
reclamantes de autos, no merece reproche jurídico alguno en
la medida que encuentra debida adecuación en el marco de lo
prescripto por el art. 6, inc. 1° de la Ley de Riesgos de
Trabajo.
En
efecto,
el
precepto
en
comentario se halla situado en el Capítulo III del citado
cuerpo legal destinado a la regulación de las contingencias
y situaciones cubiertas y, en lo que aquí importa, reza:
"Se considera accidente de trabajo a todo acontecimiento
súbito y violento ocurrido por el hecho o en ocasión del
trabajo..." (el subrayado me pertenece).
Puede decirse entonces, siguiendo
a Néstor T. Corte y José Daniel Machado en "Siniestralidad
Laboral. Ley 24.557", Ed. Rubinzal Culzoni, año, pág. 276 y
sigtes.,
que
la
aludida
fórmula
legal
estatuye
como
presupuesto fáctico configurativo de la derivación laboral
del infortunio, la existencia de un acontecimiento súbito y
violento y tres hipótesis o "... variantes alternativas de
imputación causal de autoría.", siendo una de ellas aquélla
en la cual "...el trabajo ha proporcionado "la ocasión" de
sufrir el daño."
Ello sentado, no abrigo dudas en
el sentido de que ha sido ésta la variante actuada en el
fallo para calificar de laboral al infortunio que costara
la vida al señor N. , pues así se desprende de la doctrina
legal emanada de la causa L.36.830, sent. del 23-IX-1986
invocada por el tribunal "a quo", que si bien traduce la
interpretación
del
sistema
reparatorio
consagrado
en
la
antigua ley 9688 hoy derogada, resulta ilustrativa para
comprender
los
fundamentos
sobre
los
que
se
cimenta
la
solución adoptada que, como adelanté, comparto en un todo.
En
ese
entendimiento,
lejos
de
hacer mérito a relación de actualidad o contemporaneidad
como equivocadamente lo presenta el agraviado, el tribunal
interviniente
resarcitoria
virtud
de
declaró
incoada
considerar
la
en
que
procedencia
las
el
de
presentes
la
pretensión
actuaciones,
cumplimiento
de
su
en
débito
laboral constituyó la causa ocasional del daño sufrido por
el dependiente o, en otras palabras, el desempeño de sus
tareas configuró el antecedente necesario o condicionante
para que tuviera lugar el evento dañoso, erigiéndose en
medio sin el cual el daño muy probablemente no hubiera
sobrevenido.
Traspoladas
las
precedentes
consideraciones al concreto escenario fáctico descripto en
la sentencia, resulta innegable que el cumplimiento del
trabajo de N. en la estación de servicio de la demandada se
erigió en causa ocasional para que acudiera al pedido de
auxilio de quien allí se dirigió para apagar el incendio de
las instalaciones eléctricas de su vehículo, conclusión que
no se halla enervada por la circunstancia de que sus tareas
específicas estuvieran afectadas al minimercado situado en
el establecimiento, como pretende el apelante, desde que el
solo hecho de prestar su débito laboral en la explotación
de
la
empleadora
dedicada
a
la
atención
y
servicio
de
vehículos automotores, lo sometió al riesgo que acabó con
su vida.
Y es en este aspecto que cobra
relevancia
la
pericia
médica
practicada
en
autos,
cuya
evaluación permitió al sentenciante de origen vincular el
episodio al que fue expuesto N. "en ocasión" de su trabajo
con su lamentable deceso.
En mérito de lo que llevo dicho,
estimo que el encuadramiento legal de los hechos realizada
por el tribunal del trabajo actuante en el marco de lo
dispuesto por el art. 6, inc. 1º de la Ley 24.557 resulta
ajustado a derecho, por lo que recomiendo que V.E. confirme
el pronunciamiento de grado que declaró la procedencia de
la
indemnización
pretendida
por
E.L.
,
por
sí
y
en
de
lo
representación de su hija menor de edad M.N. .
III.
Como
consecuencia
expuesto, considero -como anticipé- que V.E. debe rechazar
el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley que
dejo examinado.
La Plata, 2 de agosto de 2004 Juan Angel De Oliveira
A C U E R D O
En la ciudad de La Plata, a 26 de noviembre de
2008,
habiéndose
dispuesto
en
el
establecido,
Acuerdo
de
2078,
que
conformidad
deberá
con
lo
observarse
el
siguiente orden de votación: doctores Hitters, de Lázzari,
Negri,
Suprema
Pettigiani,
Corte
de
se
reúnen
Justicia
los
en
señores
acuerdo
jueces
ordinario
de
la
para
pronunciar sentencia definitiva en la causa L. 83.586, "L.
, E. contra Cía. Lureza S.A. Indemnización".
A N T E C E D E N T E S
El Tribunal del Trabajo N° 1 de Mar del Plata
acogió la acción deducida, con costas a la vencida.
Esta
dedujo
inaplicabilidad de ley.
recurso
extraordinario
de
Oído el señor Subprocurador General, dictada la
providencia de autos y hallándose la causa en estado de
pronunciar sentencia, la Suprema Corte decidió plantear y
votar la siguiente
C U E S T I O N
¿Es
fundado
el
recurso
extraordinario
de
inaplicabilidad de ley?
V O T A C I O N
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor
Hitters dijo:
I. El tribunal del trabajo hizo lugar a la acción
incoada por E. L. -por sí y en representación de su hija
menor de edad M. E. N. - contra "Compañía Lureza S.A.",
mediante la cual le habían reclamado -con fundamento en los
arts.
6,
15
y
18
de
la
ley
24.557-
el
cobro
de
una
indemnización por el accidente de trabajo ocurrido el día
27-XII-1997, que ocasionara la muerte del señor C. E.N. ,
concubino y padre de las accionantes.
Resolvió
de
esa
manera
por
entender
que
el
fallecimiento del trabajador se produjo como consecuencia
del
accidente
momento
de
servicios
que
padeció
hallarse
explotada
en
prestando
por
la
la
fecha
tareas
en
demandada.
indicada,
la
en
el
estación
de
Puntualizó
el
sentenciante que, en esa oportunidad, la víctima concurrió,
junto con otros compañeros de trabajo, a prestar auxilio al
señor
Mario
frente
a
Espina,
la
cuyo
estación
automóvil
de
se
había
servicios
y
incendiado
que,
mientras
intentaban extinguir el fuego, aquél se derrumbó sobre un
compañero, siendo trasladado a la guardia del hospital con
diagnóstico
de
"intoxicación
por
anhídrido
carbónico",
falleciendo tres días más tarde.
Con sustento en la pericia médica -y teniendo en
cuenta,
además,
infortunio,
que
apto
N.
para
se
el
encontraba,
al
momento
cumplimiento
de
sus
del
tareas,
careciendo de incapacidades preexistentes- el a quo arribó
a la conclusión de que la accionada debía responder por las
consecuencias derivadas de la muerte del operario, toda vez
que
-en
su
opinión-
el
siniestro
acaecido
debía
ser
encuadrado en el marco del art. 6 de la ley 24.557, que
define
al
accidente
de
trabajo
-en
tanto
contingencia
indemnizable- como "todo acontecimiento súbito y violento
ocurrido por el hecho o en ocasión del trabajo".
Fundó,
legal
que
esta
identificado
asimismo,
Suprema
como
L.
el
Corte
36.830,
decisorio
sentara
"Coria"
en
en
la
el
(sent.
doctrina
precedente
del
23-IX-
1986), donde se resolvió que "debe reputarse acaecido 'en
ocasión
del
dependiente
trabajo'
en
el
accidente
circunstancias
de
sufrido
haber
por
el
suspendido
transitoriamente la tarea que cumplía para su empleador
para abocarse a un acto de solidaridad humana, sin desmedro
del
cumplimiento
de
sus
obligaciones
laborales
ni
desobedeciendo órdenes expresas del principal" (vered., fs.
283/285 vta. y sent., fs. 286/290 vta.).
II.
En
el
recurso
extraordinario
de
inaplicabilidad de ley, la vencida denuncia absurdo en la
valoración de la prueba y violación de los arts. 6 de la
ley 24.557; 26, 29, 44 inc. d), 47 y 63 de la ley 11.653;
330, 354 y 375 del Código Procesal Civil y Comercial; 10 y
15 de la Constitución de la Provincia de Buenos Aires y 17
y 18 de la Constitución nacional, así como de la doctrina
legal que cita (fs. 297/303).
Plantea los siguientes agravios:
1. En primer lugar, señala que -contrariamente a
lo que resolvió el juzgador- no existió nexo de causalidad
alguno
entre
la
muerte
del
trabajador
(ocurrida
al
colaborar con un desconocido para extinguir el fuego de su
vehículo) y las tareas que desempeñaba para la accionada
(repositor
de
mercaderías
en
el
minimercado
anexo
a
la
estación de servicios).
Al respecto, sostiene que -tal como se afirmó en
la réplica- el trabajador falleció como consecuencia de una
enfermedad
inculpable:
la
"hemorragia
cerebral
subaracnoidea" que desencadenó el paro cardiorrespiratorio
no traumático que ocasionó el deceso. Por lo tanto -añadeel a quo incurrió en absurdo en la valoración de la pericia
médica
al
concluir
que
-con
sustento
en
ese
elemento
probatorio- se demostró que el accidente se produjo con
motivo o en ocasión del trabajo. Agrega que el dictamen
pericial en cuestión está "lleno de términos hipotéticos",
lo
que
resulta
indicativo
de
que
el
experto
analizó
diferentes posibilidades, pero en modo alguno concluyó que
la muerte hubiera acaecido como consecuencia necesaria de
un accidente de trabajo.
2. En la misma línea argumentativa, destaca que
el sentenciante ha violado el art. 6 de la ley 24.557, toda
vez que no se ha probado en autos que el fallecimiento del
trabajador se hubiera producido por el hecho o en ocasión
del
trabajo,
ya
que
N.
dejó
de
prestar
servicios
para
acudir a colaborar con la extinción del incendio, sin que
el
empleador
le
asignara
esa
tarea,
la
cual
resultaba
completamente ajena a sus labores.
3.
También
denuncia
que
el
fallo
atacado
ha
violado la doctrina legal de esta Suprema Corte que indica
y
culmina
señalando
que
es
"inconstitucional"
la
interpretación que ha efectuado el a quo para condenar a la
accionada,
afirmación
que
fundamenta
con
cita
de
la
jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación
("Rodríguez c/Cía. Embotelladora Argentina", sent. del 15IV-1993),
en
cuanto
se
ha
pronunciado
por
la
"fuerte
presunción de inconstitucionalidad que surge de toda norma
-o de su interpretación- que obligue al pago de una deuda
en principio ajena".
III. En mi opinión, el recurso no debe prosperar.
1.
No
se
halla
controvertido
en
autos
que
el
accidentado -concubino y padre de las accionantes- falleció
el día 30-XII-1997, tras haberse desvanecido el día 27 del
mismo mes y año, mientras -junto con otros compañeros de
labor- auxiliaban a un automovilista cuyo vehículo se había
incendiado en las cercanías de la estación de servicios en
la que se encontraban prestando tareas bajo dependencia de
la accionada. Tales extremos, invocados en la demanda, no
fueron negados en la réplica y, consecuentemente, el a quo
los tuvo por ciertos.
En
cambio,
disintieron
las
partes
respecto
al
motivo de la muerte del causante, pues mientras la actora
-con el objeto de demostrar el nexo causal entre la muerte
y
las
labores-
alegó
consecuencia
de
acaecida
ocasión
en
contrario-
una
postuló
que
se
inhalación
del
que
trabajo,
se
había
de
la
derivó
producido
anhídrido
carbónico
accionada
de
una
como
-por
el
enfermedad
inculpable del trabajador y, a todo evento, cuestionó que
el hecho que motivó el deceso pudiera ser encuadrado como
un accidente de trabajo en los términos del art. 6 de la
ley 24.557.
2. El juzgador, como quedó dicho, se inclinó por
la tesis actoral, en la inteligencia que resultó demostrado
que la muerte de N. se produjo como consecuencia de un
accidente de trabajo, condenando a la accionada a abonar la
indemnización por muerte establecida en la ley 24.557.
Conclusión que -en mi criterio- debe permanecer
inconmovible porque no ha sido eficazmente rebatida por la
quejosa.
3. No acierta la recurrente en cuanto se dirige a
cuestionar la conclusión fáctica del tribunal en orden a la
vinculación causal entre el siniestro y el fallecimiento
del señor N. .
a. Reiteradamente ha declarado esta Suprema Corte
que establecer si en el caso se demostró o no, con la
prueba aportada, el acaecimiento del accidente de trabajo
invocado,
constituye
una
típica
cuestión
de
hecho
en
principio irrevisable en la instancia extraordinaria, salvo
la eficaz denuncia y acabada demostración de la existencia
de absurdo en la conducta de los jueces de grado (conf.
causas L. 57.642, "Bazán", sent. del 14-XI-1995; L. 60.107,
"Martínez", sent. del 16-IX-1997; L. 63.823, "Sanz", sent.
del 17-III-1998; L. 72.786, "Fernández", sent. del 28-VIII2002).
Asimismo, es doctrina de este Tribunal que la
determinación de la existencia de relación causal entre la
muerte
y
el
trabajo
constituye
una
cuestión
de
hecho
privativa
de
los
jueces
de
grado,
ajena
a
la
revisión
casatoria salvo el supuesto excepcional de absurdo (conf.
causas L. 41.019, "Díaz", sent. del 31-X-1989; L. 70.447,
"Molina de Montespier", sent. del 14-II-2001).
b.
Si
bien
es
cierto
que
la
impugnante
ha
denunciado el indicado defecto sentencial, no lo es menos
que no alcanza a demostrar su configuración.
Centra su crítica la impugnante en la valoración
de la pericia médica, con sustento en la cual el a quo tuvo
por
probado
que
la
muerte
de
N.
se
produjo
consecuencia
del
infortunio
padecido
segunda,
283
vta./285).
Específicamente,
señalar
fs.
que
el
deceso
aconteció
como
(vered.,
como
cuestión
insiste
derivación
de
en
una
enfermedad inculpable preexistente del trabajador. Además,
afirma que el experto médico indicó una mera probabilidad
de que el fallecimiento hubiera acaecido por los motivos
que el tribunal estableció, mas no una certeza, lo que -a
su
juicio-
se
desprende
de
los
términos
hipotéticos
utilizados por el perito.
Empero,
contrariamente
a
lo
que
aduce,
de
la
pericia se desprende que, confrontados los exámenes médicos
a los que se había sometido el trabajador, no existían
antecedentes en los cuales se hubiera expuesto signología o
sintomatología que hiciera presumir la existencia de una
afección
vascular
cerebral
previa
(pericia,
fs.
206).
Asimismo -tras explicar minuciosamente los efectos que pudo
provocar al occiso la inhalación de humo- añadió el experto
que "la víctima no necesariamente debe tener una patología
orgánica previa (congénita o adquirida) que condicione o
favorezca
la
presentación
de
aquellas
afecciones
o
complicaciones antes mencionadas" (fs. 209 vta.). De manera
tal
que
en
modo
alguno
puede
tildarse
de
absurda
la
conclusión del juzgador en cuanto señaló que N. carecía de
incapacidades o enfermedades preexistentes (vered., fs. 284
vta.).
Por lo demás, la circunstancia de que el experto
hubiera
utilizado
un
tiempo
verbal
condicional
en
nada
obsta al valor probatorio de la pericia, toda vez que el
galeno -que no puede reputarse omnisciente ni presenció los
hechos sobre los que dictaminó- se limitó a ilustrar, de
conformidad a sus conocimientos científicos, acerca de las
causas que pudieron determinar la muerte del trabajador,
conclusiones que el tribunal finalmente hizo suyas (vered.,
fs. 285), otorgándoles de esa manera -y en ejercicio de una
función privativa- valor convictivo, por lo que de ninguna
manera advierto que la apreciación del a quo haya caído en
los límites del absurdo.
Finalmente, la circunstancia aislada de que en la
experticia se haya determinado que, efectivamente, N. murió
a
causa
de
un
"paro
cardiorrespiratorio
por
hemorragia
subaracnoidea" no implica que el perito haya coincidido con
la
posición
de
la
accionada
-como
lo
pretende
la
recurrente- pues soslaya que también se determinó en la
pericia
que
ello
ocurrió
como
corolario
de
diversos
factores (esfuerzo, intoxicación y envenenamiento por gases
producidos por la ignición del automotor, asfixia, pico
hipertensivo,
traumatismo
de
cráneo,
etc.,
ver
fs.
210
vta.) y no como consecuencia de una enfermedad preexistente
que
-como
ha
quedado
expuesto-
la
demandada
no
logró
acreditar.
En definitiva, no ha podido la quejosa demostrar
-repito-
el
absurdo
que
invoca.
Al
respecto
se
impone
recordar que no cualquier disentimiento autoriza a tener
por
configurado
el
absurdo;
en
consecuencia,
no
es
suficiente manifestar que la apreciación efectuada por el
juez es discutible, opinable o poco convincente, porque se
requiere algo más: la demostración del vicio lógico del
razonamiento, o una grosera desinterpretación material de
alguna prueba, al punto de haber llevado al tribunal a
establecer
conclusiones
contradictorias
entre
constancias
resultan
83.326,
que
"Bertone",
claramente
sí
sent.
o
de
del
insostenibles,
inconciliables
la
causa
(conf.
15-III-2006,
con
causa
entre
las
L.
otras),
defectos todos ellos que, como ha quedado de manifiesto, la
impugnante no ha logrado evidenciar.
4. Tampoco resulta de recibo el agravio vinculado
a la violación del art. 6 de la ley 24.557 y la doctrina
legal de esta Suprema Corte.
a. Ello así, pues, en mi opinión, no logra la
impugnante derribar la conclusión del tribunal en cuanto
consideró
que
la
muerte
del
dependiente
se
produjo
"en
ocasión del trabajo".
Considero que también en este punto el embate es
insuficiente, pues se agota en la denuncia de la violación
del precepto indicado y -fundamentalmente- de la doctrina
legal de este Tribunal, en relación a la cual se limita a
identificar
determinados
precedentes,
mas
sin
siquiera
enunciar su contenido ni, mucho menos, intentar acreditar
de qué manera habría sido transgredida en el fallo atacado.
b.
Tampoco
es
relevante
para
modificar
la
decisión impugnada la circunstancia de que el trabajador
hubiera fallecido desarrollando una actividad ajena a sus
labores
(conducto
por
el
cual
la
recurrente
pretende
demostrar que el siniestro no se produjo en ocasión del
trabajo), pues -como con claridad lo señala en su dictamen
el
señor
Subprocurador
General,
ver
fs.
326/327-
la
conclusión del tribunal de grado no se sustentó en la mera
circunstancia de que el siniestro se hubiera producido en
el lugar y tiempo de trabajo, sino en el hecho de que el
cumplimiento
de
su
débito
laboral
constituyó
la
causa
ocasional del daño sufrido.
Lo expuesto se demuestra con sólo recordar que el
tribunal culminó fundamentando su resolución en la doctrina
legal que esta Corte sentara en la causa L. 36.830, "Coria"
(sent. del 23-IX-1986), a la que -acertadamente- declaró
aplicable en la especie.
Tal como se señaló en el precedente de marras, si
la ejecución del trabajo de la víctima fue lo que la llevó
al
lugar
donde
sufrió
el
siniestro,
el
trabajo
fue
la
ocasión o causa ocasional del hecho. De modo tal que -como
lo
declaró
entonces
esta
Suprema
Corte-
debe
reputarse
acaecido "en ocasión del trabajo" el accidente sufrido por
el
dependiente
en
circunstancias
de
haber
suspendido
transitoriamente la tarea que cumplía para su empleador
para abocarse a un acto de solidaridad humana, sin desmedro
del
cumplimiento
de
sus
obligaciones
laborales
ni
desobedeciendo órdenes expresas del principal (conf. causa
L. 36.830 cit., publicada en "Acuerdos y Sentencias", t.
1986-III, pág. 321).
Por lo tanto -no habiéndose siquiera invocado el
incumplimiento
de
órdenes
expresas
de
la
patronal
y
resultando indudable el loable acto de solidaridad humana
realizado
por
el
trabajador,
quien
desinteresadamente
concurrió a auxiliar a un desconocido a quien se le había
incendiado
el
automóvil,
falleciendo
en
el
intento-
se
impone concluir que -de conformidad con la doctrina legal
citada- el accidente se produjo en ocasión del trabajo, por
lo que la accionada debe responder por las consecuencias
derivadas
del
infortunio
(cfr.,
en
el
mismo
sentido,
dictamen del Subprocurador General, fs. 326/327).
5.
Para
concluir,
cabe
señalar
que
la
"inconstitucionalidad" de la interpretación efectuada por
el a quo que -con sustento en la jurisprudencia de la Corte
federal-
plantea
la
quejosa,
resulta
por
completo
infundada, no sólo porque el precedente invocado ninguna
relación
guarda
especie,
sino
sentencia
con
las
porque
reconoció
circunstancias
-a
en
todo
evento-
cabeza
de
la
debatidas
la
deuda
accionada
en
la
que
la
en
modo
alguno le resulta ajena, toda vez que -según se demostró en
la causa en conclusión inatacada- la patronal se encontraba
autoasegurada en los términos de la ley 24.557 (vered.,
cuestión
tercera,
obligación
de
fs.
abonar
285
la
y
vta.).
En
indemnización
consecuencia,
la
reclamada
la
en
especie resulta, indiscutiblemente, un deber jurídico que
la ley ha fijado de modo personal y directo a la demandada
(arts. 26 y 30, ley 24.557).
IV.
rechazar
el
En
virtud
recurso
de
deducido
lo
y
expuesto,
confirmar
corresponde
la
sentencia
impugnada.
Costas a la vencida (art. 289 del C.P.C.C.).
Voto por la negativa.
Los
señores
jueces
doctores
de
Lázzari,
Negri y Pettigiani, por los mismos fundamentos del señor
Juez doctor Hitters, votaron también por la negativa.
Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la
siguiente
S E N T E N C I A
Por lo expuesto en el acuerdo que antecede,
de
conformidad
con
lo
dictaminado
por
el
señor
Subprocurador General, se rechaza el recurso extraordinario
de inaplicabilidad de ley traído; con costas (art. 289,
C.P.C.C.).
Notifíquese y devuélvase.
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