La muerte y la doncella I -V librosyliteratura.es /la-muerte-la-doncella-v.html Susana Hernández La muerte y la doncella I -V, de Elfriede Jelinek 9788481918816 Editorial pre-textos Un grupo de lectoras y amigas, y por iniciativa de Ale (Bibliobulímica ´s), nos hemos propuesto un gran y curioso reto, leer en dos años a todas las Premios Nobel de Literatura. No me pareció complicado ya que son tan solo doce y salen a un libro cada dos meses. Empecé mis lecturas con El conservador, de Nadine Gordimer, libro del que pienso hablarles cuando lo tenga un poco más digerido. Ahora nos adentrarnos en el mundo literario de Elfriede Jelinek. Hacía tiempo que no leía teatro. Y nunca había leído a Jelinek, así que acercarme a esta autora austríaca, tachada por muchos de radical, a través de estas obras cortas de teatro me pareció interesante; eso y que, estuve tentada de empezar por su obra más conocida, Deseo, pero temía que el dolor se apoderase de la lectura y debiera abandonarla. Así que dejándome llevar en esta ocasión por mi amiga Icíar, y con auténtico miedo en el cuerpo, inicié la lectura de “La muerte y la doncella I-V”. ¿Han leído ustedes algo de esta Premio Nobel? Yo solo sabía que era Austriaca, poco más, y resulta que esta mujer es una de las más destacadas y controvertidas escritoras contemporáneas de habla alemana que ha aportado una gran obra lírica, narrativa y teatral. Quizá a ustedes, como a mí, les ayude a reconocerla mejor saber que es la autora de “La pianista”, que fue llevada al cine en 1983, y protagonizada por Isabelle Huppert. Elfriede Jelinek fue ganadora en 1998 del Premio Georg Büchner, que es la más alta distinción en lengua alemana. Claro, que entre sus novelas figuran ‘Los amantes’, ‘Los excluidos’, ‘El ansia’ y aquella de la que antes les comentaba que me daba cierto miedo leer: Deseo Jelinek ha sido la décima mujer (de un total de doce) galardonada con el Nobel de Literatura (2004). El jurado le concedió el premio por “el flujo musical de voces y contravoces en sus novelas y obras de teatro, que con un extraordinario entusiasmo lingüístico revelan el absurdo de los clichés sociales y su subyugante poder”. Dicen que Jelinek se mostró sorprendida por haber sido honrada con el galardón y señaló que lamentablemente no podría recogerlo personalmente en diciembre por motivos de enfermedad. “Por supuesto que me alegro, no tiene sentido negarlo, pero siento en realidad más desesperación que alegría. No me siento preparada como persona para hacer frente a la opinión pública”. También añadió: “Soy elogiada como autora dramática cuando en realidad yo no sé nada de teatro. Escribo contra el teatro. No me imagino nada más absurdo que personas vivas en un escenario”. Efectivamente no fue a recoger su premio, pero estuvo allí y habló a los presentes a través de la gran pantalla. Mi primera reacción al ir leyendo “La muerte y la princesa I-V”, fue de enfado, me daba la impresión de que esta mujer tenía mucho que decir y ofrecer al mundo, y sobre todo a las mujeres, pero su especial forma de afrontar la literatura, de no ser cómoda para el lector, de hacer complicado lo que podría ser más fácil, me superaba. Ella es la que podría hacer entender a muchas más mujeres que deben vivir sus vidas, las propias, que deben ser independientes, o lo que es lo mismo, que no deben buscar la dependencia, que su propia vida tiene sentido, y que mientras las mujeres esperan, los hombres viven. Pero les digo que algo tiene esta obra que seguro que me llevará a otras de esta misma autora, aunque me cueste, porque Jelinek deja poso, algún tipo de mensaje subliminal habrá en esas pequeñas obras de teatro que te dejan desarmada ante ti misma. Sí hay una fuerte crítica social, pero lo más importante es el análisis que presenta sobre la condición de mujer. Otro tema fundamental es el modo en que utiliza el lenguaje, que la verdad es que empiezo a pensar que lo hace de forma premeditada y con cierta alevosía, quizá para dar más fuerza a su pensamiento feminista ¿Un lenguaje creado para golpear directamente a la conciencia de la mujer? Puede ser, y cuanto más lo pienso más interés siento por esta escritora. Al parecer, y debido a su feminismo radical y a sus ideas de izquierdas, llegó a sufrir en su país el ataque de los partidos de derecha y sus obras llegaron a ser prohibidas en los teatros públicos austriacos. Hechos desde luego muy lamentables. La muerte y la doncella son cinco obras teatrales y un breve ensayo. Para sus tres primeras obras utiliza personajes clásicos: Blancanieves, la Bella Durmiente y Rosamunda. La cuarta es un monólogo que tienen como protagonista a Jacqueline Kennedy, y el siguiente a Silvia Plath e Inge Bachmann, que tienen en común haber sido ambas poetisas y suicidas. Pero la utilización de todos estos personajes no es para recrear absolutamente nada de ellos, sino para destrozarlos. La autora hace del sarcasmo su arma más afilada lo que le aporta a su literatura una gran riqueza lingüística. MI amiga Anabel es cuentoterapeuta, Jelinek también, porque ha utilizado esas clásicas lecturas para llegar a lo más profundo del ser humano. Ambas saben de la importancia de acercarse a los clásicos infantiles, cuentos que luego veremos en la literatura de adultos, y en la música, pero sobre todo en la vida real. La autora, en este libro, como al parecer en el resto de su obra, machaca sobre lo que algunos llaman “sus obsesiones”: Las princesas sin vida propia y la servidumbre de la mujer en el sexo. Pero yo quiero añadir que es necesario, porque son realidades sin asumir o, al menos, sin superar. Y lo más triste es que la mayor parte de las mujeres nunca hayan reflexionado sobre estos temas. Susana Hernández