Mesa 5. Patología cerebral subcortical Demencia y Parkinson P. Gil-Gregorio La enfermedad de Parkinson se caracteriza por la presencia, básicamente, de manifestaciones en el área motora. Sin embargo, en los últimos años se ha observado cómo el espectro clínico de esta entidad es mucho más amplio e incluye manifestaciones en el área cognitiva. La presencia de manifestaciones neuropsicológicas es un claro predictor de demencia en la enfermedad de Parkinson, con las consecuencias que eso conlleva. La prevalencia de demencia en la enfermedad de Parkinson varía ampliamente en los diferentes estudios. Los factores que contribuyen a esta gran variabilidad son múltiples: estudios pequeños, métodos de selección de la muestra, criterios diagnósticos de demencia/deterioro cognitivo e instrumentos utilizados en la valoración cognitiva. Los estudios de casos y controles han revelado que la demencia es de dos a ocho veces más frecuente en pacientes con enfermedad de Parkinson que en sujetos controles de la misma edad. También se han obtenido datos sobre los factores de riesgo de demencia como son: edad, edad de comienzo de la enfermedad, duración y gravedad de la enfermedad, y patrones clínicos específicos. Los trastornos neuropsicológicos suelen estar presentes desde el comienzo, y se pueden detectar en los pacientes diagnosticados de novo. Son independientes del síndrome motor y afectan sobre todo a funciones frontales. Éstos consisten en lentitud de los procesos mentales y de la toma de decisiones, perseveración, disminución de la fluidez verbal, alteración de la memoria de trabajo o secuenciación cognitiva y también de las tareas visuoespaciales. Estas manifestaciones clí- © Viguera Editores SL 2008. PSICOGERIATRÍA 2008; 0: 29-30 nicas se han relacionado con el déficit dopaminérgico mesolímbico o mesocortical. El defecto neuropsicológico precoz que indica más riesgo de evolución hacia la demencia es la pérdida de la fluidez verbal. La demencia asociada a la enfermedad de Parkinson tiene una base neuropatológica y neuroquímica multifactorial, y en cada paciente intervienen con distinto peso la edad, la asociación con la enfermedad vascular cerebral, la aparición de otras degeneraciones neuronales de tipo Alzheimer, el efecto de los fármacos y la extensión de la patología de la α-sinucleína a la corteza cerebral. En la valoración cognitiva de pacientes con enfermedad de Parkinson se han utilizado instrumentos desarrollados y validados para la enfermedad de Alzheimer, como puede ser el Mini-Mental State Examination (MMSE). Este instrumento pierde capacidad discriminatoria para capturar aspectos específicos de la enfermedad de Parkinson. En consecuencia, se deben utilizar herramientas desarrolladas y validadas de forma específica para esta patología como la Scales for Outcomes in Parkinson Disease-cognition (SCOPA-cog). Un punto interesante y de debate es la relación entre demencia-Parkinson y la demencia con cuerpos difusos de Lewy. Aunque son dos entidades diferentes, hoy se piensa que representan los dos extremos de un espectro clínico que combina parkinsonismo y alteraciones cognitivas. Los hallazgos patológicos de estos dos síndromes son generalmente indistinguibles y difieren sólo en el grado de degeneración en ciertas áreas regionales, sobre todo sustancia negra. El Unidad de Demencias. Servicio de Geriatría. Hospital Clínico San Carlos. Madrid, España. 29 P. Gil-Gregorio año que separa estos dos síndromes (tiempo entre parkinsonismo y demencia) es útil desde un punto de vista descriptivo, pero debe ser reconocido como arbitrario. La visión de la demencia de cuerpos de Lewy como un subtipo de la enfermedad de Parkinson parece más cercana a la realidad. Las nuevas opciones terapéuticas para el tratamiento sintomático de la enfermedad de Alzhei- 30 mer tienen también cabida en la demencia-Parkinson. Los inhibidores de acetilcolinesterasa, como la rivastigmina, pueden aportar y aportan resultados que obligan a su instauración en este tipo de población. Quedan abiertas nuevas puertas a ensayos clínicos con fármacos como la resegilina, que pueden establecer un nexo común terapéutico entre demencia y enfermedad de Parkinson. © Viguera Editores SL 2008. PSICOGERIATRÍA 2008; 0: 29-30