Libretos teatro atril

Anuncio
1
El sastrecillo Valiente
Título: El sastrecillo Valiente
Autor: Adaptado del cuento de Los Hermanos Grimm
Personajes: Narrador, Sastre, Gigante de la montaña, Cortesanos, Gigante 1, Gigante 2.
Escenario: Se recomienda su representación con títeres por la complejidad de personajes y
escenarios.
Narrador: Lo que cambio la vida de este humilde sastre, no ha sido obra de la casualidad, ni el
simple destino, sino de su ingenio que lo llevó por el buen camino.
Una mañana se le antojo para el desayuno una tostada con mermelada, después de prepararla, la
llevó consigo al taller para disfrutarla, pero esta lucia tan deliciosa, que pronto las moscas
comenzaron a rondarla.
(El sastre, trata de espantar las moscas sobre su tostada en repetidas ocasiones, pero ellas
siempre vuelven)
Sastre:¡Eh, quién las invitó a ustedes!
Narrador: Pero las moscas, que no entendían su idioma, lejos de hacerle caso, volvían a la carga.
Por fin el sastrecito perdió la paciencia, sacó un pedazo de paño y empezó a echar golpes. Al
levantar el pañuelo, se dio cuenta que había acabado con todas ellas.
Sastre: ¡De lo que soy capaz!, la ciudad entera tendrá que enterarse de esto, ¡Qué digo la ciudad!,
¡El mundo entero!
Narrador: Para lograr su cometido, decidió bordar su gran hazaña en un cinturón: SIETE DE UN
GOLPE, decía. Y salió a mostrarle al mundo su nueva habilidad, llevando solamente un queso
viejo en el bolsillo y un pájaro que le hacía compañía.
En su marcha se encontró un gigante.
Sastre: ¡Buenos días, camarada!
Gigante de la montaña: ¡Quítate de mí vista, miserable criatura!
Sastre: ¿Ah, sí? (le enseñó el cinturón) ¡Aquí puedes leer qué clase de hombre soy!
Narrador: El gigante vio el emblema “siete de un golpe” en su cinturón y pensó que el sastrecillo
había derrotado a siete hombres de una. Por eso le mostró sus respetos, pero no muy seguro de
su fortaleza, le retó con una serie de pruebas.
(El gigante agarra una piedra y la exprime hasta sacarle unas gotas de agua)
Gigante de la montaña: A ver si lo haces, ya que eres tan fuerte!
Narrador: El sastre mete la mano en el bolsillo saca el queso y lo aprieta hasta sacarle todo el
jugo. Muy impresionado, pero no conforme con esto, el gigante toma una piedra y la arroja muy
lejos.
2
Gigante de la montaña: Anda, a ver si haces algo parecido.
Sastre: Un buen tiro, aunque la piedra volvió a caer a tierra. Ahora verás.
Narrador: Saca al pájaro del bolsillo, lo arroja al aire. El pájaro, encantado con su libertad, alza
rápido el vuelo y se pierde de vista.
Sastre: ¿Qué te pareció este tiro, camarada?
Narrador: El gigante se quedó sin palabras, y propuso nuevos retos. A los cuales el sastre salió
victorioso. Finalmente, tuvo que aceptar la valentía de aquel hombrecillo.
Gigante de la montaña: Ya que eres tan valiente, ven conmigo a nuestra casa y pasa la noche con
nosotros.
Narrador: El sastrecito aceptó la invitación y lo siguió. Cuando llegaron a la caverna, encontraron a
varios gigantes sentados junto al fuego, comiendo. Le enseñaron una cama para dormir, sin
embargo, era demasiado grande para él, así que, en vez de acomodarse en ella, se acurrucó en
un rincón. A medianoche, el gigante se levantó y, descargó un formidable golpe sobre la cama.
Luego volvió a acostarse, pensando que había acabado para siempre a tan impertinente
sastrecillo. A la madrugada, los gigantes, se disponían a marcharse al bosque cuando, de pronto,
vieron al hombrecillo contento saltando en la cueva, aquello fue más de lo que podían soportar, y
pensando que iba a matarlos a todos, salieron corriendo, cada uno por su lado. Y el sastre
prosiguió su camino. Tras mucho andar, llegó al jardín de un palacio real, y como se sentía muy
cansado, se echó a dormir sobre la hierba. Mientras estaba así durmiendo, se le acercaron varios
cortesanos, lo examinaron par todas partes y leyeron la inscripción: SIETE DE UN GOLPE.
Cortesanos: ¡Ah!. ¿Qué hace aquí tan terrible hombre de guerra, ahora que estamos en paz? Sin
duda, será algún poderoso caballero.
Narrador: Y corrieron a dar la noticia al rey, diciendo que sería un hombre extremadamente valioso
en la guerra contra los gigantes. Así cuando el sastre despertó se encontró con la noticia de que
obtendría la mitad del condado y la mano de la princesa, si los libraba de los gigantes.
Sastre: Justamente he venido con ese propósito. Estoy dispuesto a servir al rey.
Acabaré muy pronto con los dos gigantes.
Narrador: Así, pues, el sastrecito se puso en camino al bosque, seguido por cien jinetes.
Sastre: Esperen aquí. Yo solo acabaré con los gigantes.
Corrió hasta encontrar a los gigantes que dormían tranquilamente, y aprovechó la ocasión para
tirarles piedras, se echaron la culpa mutuamente, y terminaron peleándose entre ellos.
Gigante 1: ¿Por qué me pegas?
Gigante 2: Estás soñando. Yo no te he pegado.
Narrador: Los dos se enfurecieron tanto que arrancaron de cuajo dos árboles enteros y estuvieron
aporreándose el uno al otro hasta que los dos cayeron muertos de cansancio. Entonces el
sastrecito se posó sobre ellos para que los jinetes pudiesen apreciar que había vencido.
Sastre: Se acabaron los gigantes, aunque debo confesar que el trabajo fue duro.
3
Narrador: No contento, el rey le encargó otra misión, deshacerse de un unicornio que vivía en el
bosque, y para ello el sastrecillo engaño al animal, el cual envistió contra un árbol y se quedó allí
atrapado. Siendo poco para su majestad una tarea más se le fue encomendada, atrapar al
dichoso jabalí que destrozaba los cultivos; el sastre consiguió encerrarle en una capilla.
Habiendo logrado todas esas hazañas, el rey tuvo ahora que cumplir su promesa y le dio la mano
de su hija y la mitad del reino.
Se celebró la boda con gran esplendor, y allí fue que se convirtió en todo un rey el sastrecito
valiente.
(Termina la obra con la boda del sastrecillo y la princesa)
Narrador: Con todas sus hazañas dejó más que asombrada a la gente, pues a pesar de su
pequeño tamaño y delgada figura había conseguido aplastar a tales fieras, y no fue una labor de
fuerza o valentía, el sastre confió ante todo en su potencial, poniendo en práctica su astucia e
inteligencia en cada situación.
4
Comadreja no tiene personalidad
Autor:Dana
Categoría: Obras de Teatro Infantiles
N° Participantes: 3
Ambientación (Escenarios): El patio de un colegio
Personajes: Comadreja, Paloma, Zorrito y sus amigos.
Libreto / Guión:
recreo
Comadreja y Paloma están charlando en el patio a solas y mirando a Zorrito mientras juega con
sus amigos.
Antes de seguir leyendo, aprieta estos botones sociales de Facebook, Twitter y Google Plus para
que estés enterado cuando hagamos una publicación:
Comadreja: (extasiada)
– ¡Es que me gusta tanto Paloma! ¿No ves lo mono que está cuando pierde la pelota y se queda
un poco triste y enfadado?
Paloma: (mirando con incredulidad)
– Sí que te ha dado fuerte con Zorrito, Comadreja. Deberías pensar de vez en cuando en otra
cosa, por ejemplo los deberes que tenemos para mañana. Hoy no los has traído hechos y la
profesora te ha puesto un punto negativo.
Comadreja: (soñadora)
– ¡Pero qué poco romántica eres Paloma! Cuando una chica está pensando en su príncipe el
tiempo vuela. Es por eso que no me dio tiempo a hacer los deberes. – vuelve su mirada de nuevo
a Zorrito – ¡Ay! ¿Tú crees que le gustaré?
Paloma: (cansada de volver siempre al mismo tema)
– No lo sé, quizá deberías preguntarle tu misma y acabar con este rollo.
Comadreja: (mira fijamente a Paloma y su mirada se vuelve muy decidida)
– Es lo que voy a hacer ahora mismo. ¡Ayayayay! ¡Deseame suerte Palo! – lo dice de repente
aterrada con los posibles desenlaces de su confesión.
Paloma: (levantando el puño y con tono para infundir ánimo)
5
– Venga Comadreja, sólo sé tu misma y di lo que sientes y todo irá bien.
Narrador:
Comadreja se dirige despacio y tímidamente al grupo de Zorrito y sus amigos que siguen jugando
a la pelota, ajenos a la atención que suscitan en Comadreja y Paloma. Paloma llega casi al lado
de Zorrito y le hace señales para que se acerque a dónde está ella, pero él parece no darse
cuenta. Entonces Comadreja decide acercarse ella, con tan mala suerte que el balón pasa por allí
y hace que se resbale abriendo las piernas y rompiéndose el pantalón.
Zorrito y sus amigos empiezan a reírse a carcajadas de la cómica situación y Paloma lo ve y se
levanta rápido a socorrerla.
Amigos de Zorrito:
– Qué te pasa Comadreja, ¿has engordado un poco y la ropa ya no te da sí? - todos se ríen de
buena gana hasta que ven el rostro desolado de Comadreja y el enfado de Paloma. – Comadreja
es broma, de verdad. Chica no te enfades.
Paloma:
– Vamos Comadreja, yo te ayudo y lo arreglamos en seguida. - se lleva a Comadreja del brazo
mientras esta aguanta las lágrimas como puede.
Narrador:
Los jóvenes en seguida siguen con sus juegos, aunque Zorrito se queda mirando un rato más a
Comadreja y Paloma mientras se marchan con el rostro algo preocupado.
Escena 2:
Narrador:
Comadreja y Paloma están en otra parte del patio más alejada. Paloma intenta atarle un jersey en
la cintura a Comadreja para que no se vea el roto mientras esta solloza.
Comadreja:
– Pero ¿has oído lo que han dicho? Me han llamado gorda y Zorrito se ha reído con ellos.
Paloma: (con el ceño fruncido)
– Han dicho que era una broma. Seguramente no era con mala intención, es solo que son idiotas.
Comadreja: (con desesperanza)
– Zorrito piensa que estoy gorda.
Paloma: (a punto de perder la paciencia)
– Zorrito no ha dicho nada de eso, además no estás gorda Comadreja.
Narrador:
Pero Comadreja no está escuchando lo que dice, se encuentra sumida en sus pensamientos.
Entonces, suena la alarma que envía a la gente para clase y ambas se van.
6
Escena 3:
Narrador:
Han pasado unas semanas y Comadreja está flaca y desmejorada. De nuevo se encuentran en el
patio todos los personajes anteriores, esta vez Zorrito y sus amigos jugando a las canicas y ellas a
la comba. Comadreja apenas puede saltar, está sin fuerzas.
Paloma: (enfadada y preocupada)
– Comadreja tienes muy mal aspecto, nunca llevas nada para comer en el recreo y estás muy
delgada.
Comadreja:
– Hago dieta para gustarle a Zorrito.
Paloma:
– Antes estabas muy contenta con cómo eres, antes de que esos tontos te hiciesen esa broma. –
hace una pausa mientras la mira negando con la cabeza - ¿No te das cuenta de que esto no está
bien? Pareces una baba de lo débil que estás.
Comadreja: (de nuevo muy decidida)
– Solo importa que Zorrito me quiera y que nadie se vuelva a reír de mi y llamarme gorda. Mañana
le pediré salir a Zorrito otra vez, ya no soy gorda así que espero que me diga que sí.
Narrador:
Paloma la mira sin poderse creer qué ha sido de su amiga.
Escena 4:
Narrador:
La misma escena de siempre, el recreo y ambos grupos jugando por su cuenta pero no
demasiado separados. Comadreja se encuentra de pie mirando a Zorrito mientras Paloma la mira
a ella.
Comadreja:
– Bien, allá voy. – Paloma no contesta solo la mira con un gesto reprobador y gira la cabeza hacia
un lado enfadada.
Narrador:
Comadreja se acerca a Zorrito y le llama para que se acerque a ella. Él la ve y ambos se van a un
aparte.
Comadreja:
– Escucha Zorrito… - se pone muy roja – verás yo querría saber si… si saldrías conmigo.
Zorrito: (tambien azorado)
7
– Lo siento Comadreja, pero no.
Comadreja: (le mira sorprendida)
– Pero, ¿porqué?
Zorrito:
– Estás tan flaca y con esa mirada cansada, siempre triste… no eres la misma de antes. Solo
mirarte me causa tristeza. Me gustabas cuando eras tu misma y no parabas de reírte, hacer
bromas y jugar con Paloma.
Narrador:
Comadreja mientras escucha sus palabras anonadada, dándose cuenta e su error y de que lo
mejor es comportarse como uno es de verdad.
Comadreja: (intentando recomponerse)
– No pasa nada Zorrito, lo entiendo… - sin más se da la vuelta se va, triste pero de alguna manera
más fuerte. Zorrito por su parte sale de escena y entonces Comadreja afirma como hablando sola
– ¡Qué poca personalidad he tenido! Y por eso ya no le gusto a Zorrito ¡Nunca volveré a cambiar
una opinión o broma tonta de los demás!
8
Cangrejo y la ley del más fuerte
Autor:Dana
Categoría: Obras de Teatro Infantiles
N° Participantes: 3
Ambientación (Escenarios): Una playa o el fondo del mar
Personajes: El cangrejo, la langosta y el centollo.
Introducción:
Un cangrejo se encuentra en la playa tiritando de frío y con su maleta en una pinza, caminando de
un lugar para otro de lado como hacen los cangrejos y con aspecto preocupado.
Libreto / Guión:
Guión:
Escena 1
Cangrejo: (quejándose para sí)
– ¡Ay! pobre de mi. Expulsado de mi hogar por un centollo, ¡como si no fuera suficiente con el
tamaño que tienen esos abusones!
Antes de seguir leyendo, aprieta estos botones sociales de Facebook, Twitter y Google Plus para
que estés enterado cuando hagamos una publicación:
Narrador:
Mientras tanto, entra en escena una langosta medio metida en una concha que lleva a cuestas.
Cangrejo:
– Buenos días, señora langosta – el cangrejo saluda gentil levantando sombrero.
Langosta: (mirándole, al nota su presencias gracias al saludo)
– Buenos días, caballero.
Narrador:
La langosta se dispone a seguir su camino y salir de escena, pero mientras cangrejo se mantiene
inclinado en su saludo, se coge la barbilla como si hubiese tenido de repente una gran idea.
Cangrejo: (acercándose de repente a la langosta con ademanes de galán)
– Señora langosta, discúlpeme, pero no puedo evitar preguntarme donde va tan bella crustácea
sin acompañante.
Langosta: (se da la vuelta al principio sorprendida, pero después se ríe algo ruborizada)
9
– ¡Oh! Ji ji… ¡Qué cosas dice señor cangrejo! Pues me encontraba de camino a un baile.
Cangrejo: (fingiendo desolación)
– Vaya, ¿no será para ir a ver a alguno de sus enamorados? Sinceramente, es algo que realmente
me decepcionaría.
Langosta: (ruborizada)
– Señor, esas no son cosas que se le deban preguntar a una dama de buenas a primeras.
Cangrejo: (haciendo de nuevo un salido con su sombrero)
– Le ruego que me disculpe de nuevo, bella langosta. – de nuevo levanta la mirada para preguntar
– ¿Me permite llamarla así?
Langosta: (retira el rostro digna pero sonriendo)
– Por esta vez acepto sus disculpas y se lo permito, cangrejo.
Narrador:
Después de un breve silencio en el que la langosta continua ruborizada y mirando hacia otro lado,
el cangrejo continúa con su cortejo.
Cangrejo:
– Sé que le estoy robando el tiempo que podría estar pasando en el baile, pero creo que puedo
compensárselo. – le tiende la mano a la langosta mientras hace una reverencia – Me pregunto si
le concedería este baile a un consumado bailarín.
Langosta: (se nuevo riendo nerviosamente)
– ¡Oh! Ji ji ji… no sé. ¿Aquí en medio de la arena? - intenta serenarse mientras hace que lo está
pensando, muy satisfecha con el hecho de que la corteje el cangrejo. Mientras el cangrejo espera
mirándola con su sonrisa de conquistador – Está bien, acepto.
Narrador:
Cangrejo se pone a tararear una canción mientras coge a la langosta y se ponen a bailar, el
cangrejo de vez en cuando da unos giros bruscos que hacen que la langosta grite y se ría. Cada
vez el baile es de más vueltas, más bruscas y la langosta empieza a dar gritos pero más de susto
que de satisfacción, ya que su concha está amenaza con saltar por los aires. Al final, no hacen
más que girar y la cocha acaba desprendiéndose y saliendo disparada a un lado. Cangrejo
aprovecha, suelta a la langosta y coge la concha, llevándosela consigo fuera de escena mientras
la langosta intenta recuperarse del mareo.
Langosta: (mareada y escandalizada)
– ¡Oh no! ¡Lo único que quería era llevarse mi choncha! ¡Qué tonta he sido! - de repente mira a su
alrededor y se siente desnuda sin su concha, por lo que mira a todas partes como tapándose y
aterrorizada. – Madre mía, ¡que no me vea nadie! – Sale despavorida de escena.
Escena 2
Narrador:
10
Aparece de nuevo cangrejo, cómodamente asentándose en la concha, colocando dentro las cosas
que tenía en su maleta con primor.
Cangrejo: (para sí)
– Ja ja ja, ¡esa boba langosta! Al final, he conseguido ser más listo y conseguir una casa nueva a
costa de su credulidad.
Narrador:
Se sigue riendo celebrando su inteligencia, y no se da cuenta de que un gran centollo aparece
lentamente por escena hasta quedarse parado justo detrás de él. A los pocos segundos se da la
vuelta y de repente le ve parado ante él y se lleva un susto.
Cangrejo: (caminando de lado alejándose poco a poco e intentando ser conciliador).
– Pero, ¿qué haces aquí centollo? ¿acaso no deberías estar disfrutando de mi antigua casa?
Centollo:
– Tu casa ya no la tengo, así que ahora vas a tener que darme esta.
Cangrejo: (cada vez más asustado y empezando a recoger de nuevo sus cosas y meterlas en la
maleta disimuladamente)
– Pe pe perro, ¿qué ha pasado?
Centollo:
– Un gigantesco niño humano la cogió y solo tuve suerte de saltar rápidamente para salvar mi
pellejo.
Cangrejo: (ha terminado de meter sus cosas y poco a poco intenta alejarse con su concha)
– ¡Qué terrorífico!
Centollo: (acercándose de nuevo a el con superioridad)
– ¿Sabes lo que va a ser terrorífico? Lo que te haré como no te alejes ya de mi nueva casa.
Cangrejo: (derrotado y alejándose de su nueva adquisición para que el centollo pueda cogerla)
– Está bien, está bien.
Narrador:
El centollo se aleja fuera de escena arrastrando la concha y el cangrejo de queda en el suelo
sentado mirando cómo se aleja de nuevo su cada, con su maleta y desolado como al principio.
Cangrejo: (para sí)
– Ay… ¿de que sirve ser un canalla cuando siempre hay otro más canalla todavía que se queda
siempre con todo?
11
El problema del rey
Autor:Dana
Categoría: Obras de Teatro Infantiles, Obras de Teatro muy Cortas
N° Participantes: 4
Ambientación (Escenarios): Escena 1: Salón del Trono, una habitación grande y espaciosa
decorada con estandartes y recuerdos de guerra. Escena 2: Dependencias de Faisal, un
dormitorio de tamaño mediano, de decoración sencilla, en la que destaca una gran libreria repleta
de viejos pergaminos y frascos de cristal que almacenan todo tipo de líquidos. Escena 3: Salón de
baile del Rey. Una estancia muy amplia y despejada, con una iluminación ténue e íntima.
Personajes: El Rey, Manolita, Faisal y Tomás
Introducción:
El rey Jofré II no entiende por qué la joven y bella Manolita no quiere casarse con él, siendo el rey
más poderoso de todos los reinos y cualquiera desearía ser su reina. Además, durante los últimos
días ha advertido que sus súbditos no quieren estar cerca de él. Desesperado, busca consejo en
su válido y mejor amigo Tomás. Tomás sabe que la joven Manolita no quiere casarsease con el
rey porque éste ha descuidado su higiene personal para atender a la guerra con el reino vecino,
pero no se atreve a decírselo por si desata su ira. Huele tan mal que todos sus consejeros se
esconden de él y nadie le dice nada para no enfurecerlo. Jofré II acude a Faisal, el sabio de su
castillo, en busca de alguna pócima que arregle su situación.
Libreto / Guión:
ESCENA 1
(Salón del trono. Está el REY junto a TOMÁS)
REY: No entiendo porque Manolita no quiso bailar el minué conmigo durante la celebración del
solsticio de invierno.
Antes de seguir leyendo, aprieta estos botones sociales de Facebook, Twitter y Google Plus para
que estés enterado cuando hagamos una publicación:
TOMÁS: Sin duda vuestra regia presencia la impresiona tanto que no se atreve a acercarse a vos.
REY: No, no es eso. Siento que me rehuye, y no solo ella: mis súbditos salen corriendo de la
cámara cubriendo su nariz cuando llego.
TOMÁS: Vos merecéis algo mas que un par de súbditos cobardes y una mujer que no lo ama.
REY: Siempre he querido casarme con Manolita y un rey debería poder casarse con quién
quisiera
TOMÁS: Hasta un rey debe asumir el desdén de una mujer. Sin duda lady Mercedes será una
esposa y una reina más adecuada para vos.
12
REY: ¡No os tolero que me habléis con ese tono, súbdito!
TOMÁS: (A parte) Si le digo que Manolita no quiere casarse con él por ese apestoso olor que le
acompaña por no lavarse nunca seguro que se siente humillado y hace clavar mi cabeza en una
pica.
REY: Iré a ver al sabio Faisal para que me de un filtro de amor con el que Manolita caiga rendida a
mis regios brazos.
rey
ESCENA 2
(Dependencias de Faisal. (FAISAL y EL REY)
REY: Sabio Faisal, como ya sabréis, hace semanas que pretendo el amor de la joven Manolita,
pero ella siempre me rehuye y no quiere bailar el minué conmigo.
FAISAL: Entiendo lo triste de vuestra situación, majestad…
REY: Vengo a que me deis un filtro de amor con el que cautivar el corazón de la joven Manolita.
FAISAL: Mucho me temo que no podré ayudaros en esta empresa, majestad… No dispongo de
ninguna pócima capaz de crear un amor tan fuerte como para pasar por alto vuestro… (se
detiene en seco)
REY: ¿Mi qué, sabio?
FAISAL: Vuestro digno porte, majestad… Tenéis una presencia tan regia que todas las muchachas
del reino se sienten intimidadas.
REY: Entonces, ¿qué remedio proponéis?
FAISAL: Un momento, majestad….
(FAISAL se pone a rebuscar entre sus estanterías repletas de frascos con líquidos
resplandecientes. Tras tomar dos frascos, se los tiende al rey)
REY: ¿Qué es esto?
FAISAL: Es una pócima mágica, procedente de los hombres antiguos, alteza…. Su nombre es,
Agua y Jabón… Esto es el Agua… y esto el Jabón.
REY: Si es una fórmula de los hombres antiguos, no me cabe duda que surtirá un efecto óptimo y
lograré al fin mis regios propósitos.
FAISAL: Debéis recordar aplicarlo en vuestro regio cuerpo cada noche, haya luna llena o luna
nueva… Es importante que seas constante en su uso, cuando se os acabe, venid a por más.
REY: Gracias, mi leal sabio… Haré que recibáis un regalo como señal de recompensa.
FAISAL: Majestad, me honráis con vuestra generosidad…
ESCENA 3
13
(Salón de baile del rey. MANOLITA y EL REY)
EL REY: Lady Manolita, os suplico una vez más que esta noche bailéis el minué conmigo
(MANOLITA se siente extrañada ante el buen olor del monarca.)
MANOLITA: Veo que os habéis librado de ese desagradable olor…
EL REY: Sin duda mis enemigos me lanzaron un maleficio para que mis súbditos me rehuyeran,
pero el sabio Faisal me ha dado una fórmula ancestral, a base de agua y jabón, para librarme del
maleficio. He aplicado esas sustancias en mi cuerpo y ahora soy libre de la maldición.
MANOLITA: Eso me llena de alegría, mi joven rey. Con gusto bailaré el minué con vos esta noche
y todas las noches de mi vida como vuestra esposa y reina.
EL REY: Vuestra decisión ha llenado de dicha mi corazón. Bendita la hora que en que apliqué la
ancestral fórmula de agua y jabón sobre mi cuerpo.
(Aparece el sabio FAISAL y se dirige al público)
FAISAL: Y vosotros no debéis descuidar vuestra higiene personal recurriendo al agua y al jabón
cada día. Aunque la verdadera belleza se encuentra en el interior, como ocurre con este
bondadoso rey, es importante tener un cuerpo limpio, ir peinados, arreglados y perfumados para
causar buena impresión.
14
El monstruo de la basura
Autor:Dana
Categoría: Obras de Teatro Infantiles
N° Participantes: 4
Ambientación (Escenarios): La habitación de un niño, muy desordenada y llena de trastos / Una
cocina con una mesa y sillas para comer.
Personajes: Pierre, su hermano Darío, su madre y el monstruo.
Libreto / Guión:
Introducción:
El niño Pierre se encuentra jugando alegremente en una habitación llena de juguetes por el suelo,
la cama sin hacer, los libros por todas partes, ropa fuera de su sitio, etc. De repente, su madre
entra en la habitación y se pone a mirar alrededor enfadada.
Guión:
Escena 1
Madre: (con tono enfadado)
Antes de seguir leyendo, aprieta estos botones sociales de Facebook, Twitter y Google Plus para
que estés enterado cuando hagamos una publicación:
– Pero Pierre, ¿has visto cómo tienes esto? Más te vale recogerlo hijo, un día te va a comer tanto
desorden.
Pierre:
– ¿Qué dices mamá? Tampoco pasa nada… es mi habitación y yo estoy así a gusto – su madre le
echa una mirada asesina que le hace ver que está yendo demasiado lejos.- De acuerdo, luego la
recogeré.
Madre: (amenazante)
– Que no tenga que verla así de nuevo Pierre. Te aviso de que vamos a comer en 5 minutos.
Pierre:
-Sí, mamá.
Narrador:
15
La madre de Pierre sale de la habitación y Pierre se ríe un poco de que su madre piense que va a
recoger. Se levanta dejándolo todo tal cual y sale también de la habitación.
Escena 2
Narrador:
Pierre, su madre y su hermano mayor adolescente Darío se encuentran en la cocina comiendo.
Darío: (con todo un tanto malvado)
– Me ha dicho mamá que tienes la habitación como una leonera. - Pierre hace como que no oye lo
que dice su hermano - Sí, ignórame pero te voy a decir una cosa. Cuando un niño empieza a
descuidar mucho su habitación dejando todas las cosas desordenadas acaba formándose un
monstruo. Le llaman el monstruo de la basura y cuando es muy poderoso acaba comiéndose al
niño que duerme en esa habitación.
Narrador:
Mientras su hermano dice esto, Pierre ha estado haciendo que le ignoraba sin mirarle, pero su
cara se ha teñido con algo de miedo sin poder evitarlo.
Madre:
– ¡Darío no asustes a tu hermano! - ahora continua dirigiéndose a Pierre – Hijo, lo que dice tu
hermano es solo una broma, no existen tales monstruos. Pero como no recojas ese desastre, te
prometo que tendrás un buen castigo.
Pierre:
– ¡No tengo ningún miedo! – pero su rostro traiciona sus palabras. – Ya he acabado mamá, me
voy a la habitación. – sin más Pierre salta de la mesa y se dirige fuera de escena.
Madre:
– ¡Pierre! …Este niño nunca recoge, ni siquiera su propio plato. ¡Pierre te has ido sin recoger tu
plato! – no obtiene respuesta y se queda mirando al lugar por el que se ha ido Pierre enfadada
mientras Darío la mira con expresión algo divertida.
Escena 3
Narrador:
Pierre se encuentra de nuevo en su habitación jugando, la habitación en el mismo estado
desastroso. De repente, oye un ruido y se dirige asustado a mirar qué puede ser. Levanta unos
juguetes y ve que no es nada. Sigue jugando, pero al poco tiempo vuelve a detectar algo y se da
la vuelta despacio pensando que va a encontrar algo detrás de sí. Una vez más, no hay nada.
Pierre: (enfadado y para sí)
– Ese idiota Darío, metiéndome miedo con sus cuentos.
Narrador:
16
Pierre busca entre uno de los montones y saca unos cascos, se los pone y sigue jugando
despreocupadamente. Mientras detrás de el se puede ver como unos montones se ropa y otras
cosas se van moviendo lentamente y uniéndose sin que Pierre se de cuenta de nada.
Escena 4
Narrador:
De nuevo en la cocina se encuentran Pierre, Darío y su madre comiendo de nuevo.
Madre:
– Pierre, ¿has hecho lo que te dije ayer?
Pierre: (nervioso, mira hacia todas partes intentando encontrar palabras con las que librarse del
enfado de su madre)
– Ehh… pues… estoy en ello mamá.
Madre: (mira a Pierre fijamente y con el ceño fruncido)
– Después iré a ver si lo has hecho Pierre… será mejor que hayas recogido todo.
Darío: (mientras mira divertido la escena, le divierte que su madre regañe a Pierre)
– Eso será si no se lo come antes el monstruo de la basura. - mira fijamente a Pierre fingiendo
estar muy serio – En cualquier momento saltará sobre ti y… ¡ham! – dice mientras con la mano
hace como si fueran unas fauces atrapando algo.
Narrador:
Pierre se queda mirando esa mano que simula unas fauces con cara aterrorizada por un
momento, pero en seguida gira la cabeza haciéndose el digno y cruzándose de brazos.
Pierre:
– ¡No soy un bebé para que me asustes con esa tontería!
Madre:
– Darío, hijo, te he dicho que no le digas esas cosas a tu hermano.
Darío: (falsamente arrepentido)
– Está bien mamá.
Narrador:
Pierre mientras mira a su hermano con el ceño fruncido, come rápidamente y se va tal como hizo
la primera vez, sin recoger nada.
Madre:
– ¡Pie…! – recapacita – En fin, da igual, este chico no tiene remedio. – dirigiéndose de nuevo a
Darío – No vuelvas a decirle esas cosas, que lo estás aterrorizando.
17
Darío: (riendo)
– Si estuviera aterrorizado ya habría recogido sus cosas, ¿no?
Narrador:
Su madre no contesta pero le echa una mirada fulminante que le hace saber que no está de
acuerdo con eso.
Escena 5
Narrador:
Pierre vuelve a su habitación, el montón que antes había empezado a formarse ya es bastante
grande, pero no se da cuenta debido a cómo está todo de desordenado. Sigue jugando
despreocupadamente con los cascos sin ver que la forma ha empezado a levantarse y acercarse
a el poco a poco. Es una especie de monstruo formado por mucha ropa y algunas cosas, de unos
2 metros de altura. Se acerca por detrás de Pierre, lentamente. De repente Pierre se gira y ve la
inmensa mole de desorden y se pone las manos sobre la boca aterrorizado mientras da unos
pasos hacia a atrás.
Pierre:
– Pero, pero, pe… tú no existes.
Monstruo: (riendo)
– Ja ja ja ja… No existía, pero tú me has creado, porque tenías miedo de mí. Poco a poco gracias
a eso he ido cogiendo forma… gracias a tu miedo o tu desorden. Uno me da dado el cuerpo y el
otro la vida.
Pierre: (completamente aterrorizado, mirando con los ojos como platos al monstruo y
retrocediendo hasta que ya no puede más)
– ¡Por favor, no me comas! Prometo que recogeré todo, ¡lo juro!
Monstruo:
– Ya es demasiado tarde, niño.
Narrador:
El monstruo se abalanza sobre el niño y lo cubre con todas esas cosas que Pierre tenía tiradas de
cualquier manera por la habitación. Se cierra el telón.
18
El poder de la indecisión
Autor:Dana
Categoría: Obras de Teatro Cómicas
N° Participantes: 4
Ambientación (Escenarios): La entrada de una casa normal, con una repisa, una percha con
abrigos y un paragüero. / Una panadería con un mostrador, la estantería del pan y una vitrina junto
al mostrado con diferentes pasteles y tartas.
Personajes: Juan, su mujer, el panadero y una mujer en la cola.
Libreto / Guión:
Una mujer y su marido se encuentran en la entrada de la casa, ella va a coger su sombrero y se lo
coloca sobre la cabeza.
Antes de seguir leyendo, aprieta estos botones sociales de Facebook, Twitter y Google Plus para
que estés enterado cuando hagamos una publicación:
Escena 1:
Juan: (con prisa)
-Entonces, ¿qué es lo que tengo que traer al final?
Su mujer:
-El pan y algo de merienda para los invitados que llegan a las 6 de la tarde. – la mujer hace
amago de irse.
Juan:
– ¿Algo como qué? – Juan toca el brazo a su mujer y la mira pidiendo ayuda.
Su mujer:
– No sé, algún dulce. Coge algo de lo que veas en la panadería, que siempre tienen ricos pasteles
y eso. – lo dice mientras coge a su marido, abre la puerta y lo lleva hacia fuera. - Date prisa, ¡que
ya sabes la cola que se forma!
Juan:
– Lo sé, ya voy, ya voy. - Se coloca el sombrero que hay en la percha – ¿Ni siquiera me vas a dar
un beso?
Su mujer:
19
– Claro que sí – Se inclina y besa a su marido en la mejilla-. Venga, que se hace tarde Juan. -lo
dice mientras cierra la puerta tras de sí. De repente se da cuenta de algo y vuelve a abrir la
puerta, gritando-. ¡No te olvides de los pasteles, que nos conocemos!
Escena 2:
Narrador:
Juan es el primero de una larga cola que se forma tras de sí. Mira al panadero, un hombre grueso
con gran bigote, que lo va a atender con alivio.
Juan:
– Menos mal, ya he llegado, parecía que no iba a ser nunca. – sonríe.
Panadero:
– Es lo que tiene ser la única panadería del pueblo señor, pero le puedo decir que la espera ha
merecido la pena, ¡ja ja!. – La risa del panadero es potente y enérgica.
Juan: (vagamente intimidado por su risa)
– Bien, déme dos barras de pan por favor.
Panadero: (señala a la vitrina con los pasteles)
– Y, ¿no quiere el señor alguno de nuestros ricos pasteles?
Narrador:
A Juan de repente se le ilumina la cara, mira hacia un lado pensando en lo que le habría ocurrido
si llega a aparecer sin los pasteles.
Juan:
– Sí, sí, claro. Vaya, casi se me olvidan y mi mujer me mata. – lo dice señalando cómicamente su
cuello.
Panadero:
-Ni que lo diga, estas cosas las mujeres las llevan muy mal, ¡ja ja! - de nuevo ríe – Entonces,
dígame señor qué es lo que se va a llevar.
Juan: (indeciso)
– Verá, van a venir 4 invitados: 2 niños y 2 adultos. Usted tiene más experiencia, ¿qué le parece a
usted que debería llevarme?
Panadero:
– Pues, con los niños lo que no falla es el chocolate. Sin duda una tarta de chocolate es una
opción ideal.
Juan:
– Oh, no, no puede ser chocolate. Mi mujer es alérgica al chocolate.
20
Panadero:
– Entonces quizá una clásico pastel de fresas con nata podría ser una buena opción.
Juan: (sigue indeciso)
– Ehm, sí tiene razón, aunque temo que hay uno de los niños, no recuerdo ahora cual, a quien no
le gusta nada. No querría dejar al pobre niño sin tomar dulce. – le mira buscando comprensión.
Narrador:
El panadero comienza a ponerse nervioso, hay aún mucha gente en la cola y Juan le está
entreteniendo demasiado. Mira al reloj y la cola intentando dar a entender a Juan que debería
darse prisa, pero este parece no darse cuenta de las señales del panadero y sigue durante unos
largos segundos mirando fijamente a la vitrina como si fuera a encontrar la respuesta grabada en
el cristal .
Panadero:
– Señor, no hay cosa más cierta en este mundo que esto: a veces no se puede contentar a todos.
Juan: (con cierta indignación)
-Pero cómo me dice eso hombre, alguna solución tiene que haber, todo el mundo celebra
meriendas con sus amigos y no resultan tan conflictivas. ¿No estará usted haciendo las cosas
más complicadas de lo que en realidad son?
Panadero: (con los ojos como platos)
– Señor, creo que es usted el que se ve incapaz de elegir un simple pastel.
Narrador:
Una señora, que va justo después en la cola que Juan, lleva tiempo escuchando la conversación y
poniendo toda clase de caras desde la impaciencia, pasando por la consternación y algo de ira.
Cada vez se acerca más a la pareja que discute sobre pasteles, más y más harta de la absurda
conversación.
Señora:
– Señores, ¿me disculpan por favor? - capta la atención de los dos hombres que ya se miran
fijamente, enfadados. – Creo que existe una solución perfecta para este problema, si me permite
que se la diga.
Juan: (esperanzado)
– Sí, por favor dígame.
Señora:
– Lo único que tiene que hacer usted es comprar ambos pasteles. Así cada persona podrá elegir
entre ellos cual le gusta más.
Narrador:
21
Juan y el panadero se quedan con la boca a abierta por un momento. Después se miran y se
sonríen nerviosamente.
Juan:
– Por supuesto, ¡qué tonto he sido! Por favor señor, póngame los dos pasteles.
Panadero:
– En un segundo los tiene. -Se apresura a prepararlo, aliviado.
Narrador:
Juan sale de la panadería, recibiendo el aplauso de toda la fila mientras se aproximaba a la
puerta.
Escena 3:
Narrador:
Juan llega a su casa por fin, su esposa le abre la puerta y entra apresuradamente ofreciéndole un
paquete.
Juan:
– Ya estoy aquí cariño, ahí tienes los pasteles.
Su mujer:
– ¡Madre mía lo que has tardado! – se dedica a observar el paquete en busca de algo mientras va
frunciendo el ceño poco a poco y mirando con cara asesina a su marido- Juan… Juan, Juan,
Juan. ¿Dónde está el pan?
Narrador:
El telón se cierra con un súbito ataque de terror de Juan ante su olvido y la cara con la que le mira
su esposa.
22
Las clases de canto
Autor:Dana
Categoría: Obras de Teatro Cómicas, Obras de Teatro Largas
N° Participantes: 5
Ambientación (Escenarios): Escena 1: Un escenario vacío un poco desordenado y en proceso de
decoración para el día del espectáculo. Escena 2: El escenario ya un poco más ordenado y los
personajes ensayando para el gran día. Escena 3: La casa de Querubini. Un lugar tranquilo para
tomar un café y ensayar con Giusepini. Escena 4: El escenario bien arreglado y con público.
Personajes: (5) Papini, Ambrosini, Giovani, Giusepini y Querubini
Introducción:
Papini está a punto de finalizar su nueva ópera para ser estrenada. Sin embargo, esta compañía
necesita encontrar un tenor que haga el papel de protagonista, algo para lo que Giovanni, otro
compositor que tiene celos de Papini, está dispuesto a hacer todo lo posible para que salga mal.
Libreto / Guión:
ESCENA 1
Nos encontramos en el escenario vacío, con elementos de decoración desperdigados, que todavía
están siendo montados.
(Papini está componiendo sentado al clave, concentrado,cuando entra Ambrosini, director de la
compañía de ópera Pianissimo).
Antes de seguir leyendo, aprieta estos botones sociales de Facebook, Twitter y Google Plus para
que estés enterado cuando hagamos una publicación:
AMBROSINI: Buenas tardes, Papini, espero que tu ópera esté pronto terminada y podamos
comenzar pronto los ensayos.
PAPINI: Gracias, Ambrosini, tan sólo me queda corregir el dúo y añadir un par de recitativos. Creo
que estará listo para mañana.
AMBROSINI: No sabes cuanto me alegra oír eso, Papini. Cuando estrenemos tu ópera no me
cabe duda de que te convertirás en un afamado compositor.
PAPINI: Me alegras que tengas tanta fe depositada en mi.
AMBROSINI: No dudo de tu talento, sin embargo, tenemos un problema…
PAPINI: ¿Qué sucede?
AMBROSINI: Nuestro tenor se ha quedado afónico y necesitamos encontrar a alguien que lo
reemplace antes del estreno.
23
PAPINI: Vaya por Dios, qué desgracia…. Bueno, que no cunda el pánico, Italia está llena de
buenos tenores.
AMBROSINI: Por algo es la cuna de la ópera.
(Llaman a la puerta)
PAPINI: Adelante…
(Entra GIOVANI)
GIOVANI: (con fingida afectación) Buenas tardes, señores… ya me he enterado de la desgracia,
es una pena que un tenor tan bueno se haya quedado afónico cuando falta tan poco para el
estreno
AMBROSINI: Sí, se conoce que forzó la voz demasiado en un ensayo y se quedó afónico. No
sabemos cuando podrá volver a cantar.
PAPINI: Estábamos comentando que será preciso encontrar un nuevo tenor que sustituya al
nuestro.
GIOVANI: Pues están de suerte, señores… Casualmente vengo a recomendarles a Giussepini, un
tenor bastante desconocido que sin embargo tiene una voz bellísima y un talento natural para el
bel canto.
AMBROSINI: Eso es maravilloso, Giovani…
PAPINI: Si es verdad que tiene tanto talento, será un honor que interprete mi ópera.
GIOVANI: Per il mio amico estoy dispuesto a hacer lo que sea.
(Se dan la mano)
GIOVANI: (Quien se aleja del grupo y se para a hablar, sin que le oigan los otros) Papini cree que
puede componer mejores óperas que yo, pero se va ha llevar una buena sorpresa en el estreno.
Ése infeliz de Giussepini cree que canta bien, pero tiene una voz tan horrible que sin duda hará
que el estreno sea un desastre, y entonces yo seré el mejor compositor de Italia. (se ríe
maquiavélico)
Tenor
ESCENA 2
(La escena se situa en el teatro, durante el ensayo de la ópera de Papini.)
Está Ambrosini, el director de la compañía, Papini, el compositor,y el barítono Querubini)
AMBROSINI: Dónde se habrá metido ese Giovani con el tenor… sólo quedan tres días para el
estreno…. Ah, por ahí viene
(Entran GIOVANI y GIUSEPINI)
GIOVANI: Buenas tardes, señores… Les presento al señor Giusepini, uno de los mejores tenores
de toda Italia (Se ríe disimuladamente)
24
GIUSSEPINI: Encantado de conocerles, señores… Estoy deseoso de volver a cantar en el Scala,
donde tantos laureles obtuve cantando junto a los más grandes de la ópera. Aquí interpreté al
celoso Otelo, al ambicioso Macbeth, y el público se rompía las manos de tanto aplaudir.Por culpa
de la mano negra y la envidia, hace tiempo que no subo a un escenario… Ya era hora de que me
llamaran.
PAPINI: Me llena de alegría que un tenor de su trayectoria vaya a estrenar mi ópera… Me gustaría
que me hiciera una demostración cantándome el aria del segundo acto por favor… (le tiende la
partitura y se sienta al clave para acompañarle)
GIUSEPPINI: Por supuesto, caballero… (Se aclara la garganta)
GIOVANI: ¡No, no, no! El maestro debe reservar su voz para el estreno…Además, Giuseppini no
necesita ensayar, con tan solo echar un vistazo a la partitura, es capaz de memorizar cada nota y
cantar como los ángeles.
(Se aparta del grupo y mientras se frota las manos afirma: Si lo escuchan cantar antes del
estreno, se descubrirá el pastel…)
(QUERUBINI el barítono de la compañía, ha estando viendo la escena en silencio. Se adelanta, y
habla para él, sin que los demás personajes le escuchen.)
QUERUBINI: Por Dios, pero si este es Giussepinni. Perdió la cabeza cuando le dijeron que no
tenía talento para cantar ópera, y desde entonces está convencido de que canta de maravilla y ha
cantado todas las óperas de Verdi con gran éxito, cuando la verdad es que jamás se ha subido a
un escenario… por fortuna del público.
Un día por el campo se encontró con tres molinos de viento y creyó que eran los tres tenores; por
no hablar de aquella vez, que escuchó un rebaño de ovejas y se puso a aplaudir por cantar tan
maravillosamente La Traviata.
Pobre hombre…. jamás pudo cumplir su sueño.Sin duda Giovani quiere que el estreno sea un
desastre para hundir a Papini y ocupar su lugar como el mejor compositor de Italia. (Se queda
pensando…) Ya sé, yo le enseñaré a cantar y puliré su voz… Solo quedan tres días para el
estreno, pero sé que puedo hacerlo
ESCENA 3
(La tercera escena tiene lugar en casa de Querubini, quien ha invitado a Giusepini para tomar café
y pulir algunas cosillas de su voz. Querubini está sentado frente al clave y Giusepini delante de él)
GIUSEPINI: No veo necesidad de esto, yo ya soy un gran cantante y no necesito que me den
lecciones.
QUERUBINI: No me cabe duda de que canta usted muy bien, pero siempre se puede mejorar un
poco
GIUSEPINI: Tienes razón, joven…
QUERUBINI: Venga, cánteme la escala musical
GIUSEPINI: (Con mucha torpeza) Doooo, reeeee, faaaaaa.
QUERUBINI: No, no…. Después del re viene el mi, venga, otra vez…
GIUSEPINI: Doooo, reeeee, miiiii, faaaaa, soooool… (un ataque de tos le obliga a parar)
25
QUERUBINI: (En voz muy baja) Madre mía, y solo faltan dos días… Esto va a ser un desastre
(Dirigiéndose a Giusepini) Venga dejemos la escala, vamos a ensaya el aria del segundo acto…
(GIUSEPINI se pone a cantar con mucha torpeza con una voz muy desagradable)
QUERUBINI: (Mientras GIUSEPINI canta) Afine bien…… Cuidado con las corcheas…. Ese
fraseo…. (En voz muy baja) Estoy perdido…
ESCENA FINAL
(La última escena tiene lugar durante el estreno de la ópera de Papini. El público ocupa sus
asientos, y GIUSEPINI sale a cantar al escenario. Si se escenifica la obra, se puede poner una
grabación de cualquier ópera mientras el actor hace como que canta, para simular que ha
aprendido finalmente a cantar y lo hace muy bien.)
(Cuando GIUSEPINI termina de cantar, el público rompe a aplaudir y a ovacionarle. GIOVANI no
da crédito a lo que acaba de ocurrir)
GIOVANI: ( Aparte, enfadado) Maldita sea, ahora resulta que canta de maravilla y Papini ha vuelto
a triunfar.
AMBROSINI: Ha sido un éxito. Felicidades, Papini, lo has vuelto a conseguir.
GIOVANI: (Disimulando su enfado) Me alegro que hayas vuelto a triunfar.
PAPINI: Ese tenor que me has conseguido es formidable, no lo conocía. Con ese talento, no tengo
ninguna duda de que le aguarda una carrera brillante, pese a su edad.
QUERUBINI: Sí, nunca es tarde para aprender y cumplir los sueños. Pero hay que esforzarse en
aprender y no creerse nunca más de lo que uno es.
Descargar