Slamdog Millionaire Slumdog Millionarie (2008), película dirigida por el director Danny Boyle (Trainspotting y The Beach), tiene el mérito de ser una película con vocación comercial con diferentes niveles de lectura. Ganadora de 8 estatuillas Oscar del 2009, entre ellas el Oscar a la mejor película y al mejor director, explica la historia de Jamal Malik, un joven proveniente de un suburbio (slumdog) de Bombay que participa en el famoso programa ¿Quien quiere ser millonario? Las preguntas que el joven Jamal tiene que responder en el programa hacen de hilo conductor de la trama, ya que narra su trayectoria llena de hechos y vivencias, muchas de ellas de una extrema vulnerabilidad. Jamal, debido a sus vivencias, a pesar de ser un joven humilde y sin estudios, es capaz de responder a todas las preguntas que le hace el presentador. El valor de esta película, aislando lecturas culturales deterministas como podría ser la de un destino escrito y, por lo tanto, predeterminado, radica en la resiliencia demostrada por el joven Jamal. Si entendemos la resiliencia como la capacidad de afrontar las dificultades y adversidades ya sea a nivel emocional, psicológico, familiares, sociales y/o de naturaleza económica y, a pesar de las mismas, salir fortalecido a nivel personal, veremos que el protagonista es una persona que representa de manera indiscutible esta capacidad de incorporar vivencias personales durísimas (más todavía desde una mirada occidental) y transformarlas en saberes y bagaje propio, en experiencias con sentido por el futuro. No obstante, ¿cuál es el anclaje de Jamal? ¿Qué es lo que le permite que a pesar de la tensión y dureza de las situaciones, como los materiales resilientes, no se rompa? Pues una capacidad para mirar adelante, la capacidad de saber amar de manera constructiva (el amor por su hermano así como por la chica que motiva muchas de sus acciones) y la capacidad de integrar las experiencias desde una óptica positiva. Por lo tanto, más allá de los elementos susceptibles de crítica de la película, Slumdog Millionaire nos puede permitir iniciar un debate tant difícil como apasionante. 14 kilómetros “Catorce Kilómetros” es la distancia que separa África del continente europeo por el Estrecho de Gibraltar. La película, dirigida por Gerardo Olivares, relata el viaje de 3 jóvenes a través del Sáhara, pasando por países como Malí, Níger, Argelia y Marruecos. El objetivo de estos jóvenes es llegar a Europa para poder escapar de la miseria y, en último término, conseguir una vida mejor. La película relata el fenómeno de la inmigración desde perspectivas diferentes, hecho por lo que resulta una película harto interesante. Por un lado, muestra la emigración como una realidad más allá de las estadísticas, centrada en las vivencias concretas de 3 jóvenes que parten de situaciones personales diferentes. Por otro lado, muestra la travesía de estos jóvenes por el África, una parte del proceso migratorio desconocida, puesto que las noticias recogen con más frecuencia la llegada de pateras a las fronteras como el inicio del viaje migratorio. Aun así, normalmente las migraciones de los más jóvenes no aparecen en los medios de comunicación, constituyendo un colectivo invisible a los ojos de nuestra sociedad. Esta película facilita ciertas reflexiones. Primero, los niños y jóvenes menores que emigran lo hacen por motivaciones multicausales: económicas, sociales, políticas y culturales, y tienen un proyecto migratorio propio. Segunda reflexión, estos niños y jóvenes hacen un viaje en el espacio, recorriendo no un único país, sino más de uno para llegar a su destino. Por lo tanto, hacen también un viaje en el tiempo, dada su edad temprana. Tercer elemento de reflexión, la migración de las chicas es menos frecuente, pero se encuentra más oculta y más afectada por situaciones de exclusión social. Cuarta reflexión, el desconocimiento sobre el fenómeno de la migración de los menores no facilita la defensa de sus derechos, a menudo tratados antes como inmigrantes que como niños a las sociedades de acogida. Buba Kanou, Violeta Sunny y Mukela Kanou son 3 protagonistas desconocidos, pero con historias que se repiten en otras caras y otros ojos. Con esta película podemos acceder a una realidad invisibilizada con más profundidad y adquirir conciencia sobre la misma. Rebelde La protagonista de este largometraje, Komona, una niña de 14 años, explica su historia a su bebé en un juego continuo de flashbacks y recuerdos vividos. Confrontando realidad y fantasía, esta película relata el drama de la vida de los niños soldados que se enfrentan a la crueldad de un mundo que no perdona a la infancia. No perdona, no la salva, la castiga. La película, dirigida por Kim Nguyen, muestra la busqueda del amor y la felicidad frente situaciones de dureza extrema, poniendo de relieve la capacidad de lucha de Komona para encontrar una salida a su realidad inmediata. En el continente africano, como en otras partes del mundo, los niños son utilizados como soldados en los conflictos armados. En la República del Congo, por ejemplo, el coltan, el mineral de la muerte, es un mineral utilizado de manera masiva en la fabricación de móviles y portátiles, y motivo de enfrentamiento armado por su valor estratégico en algunos países africanos. Estos conflictos, lejos de nuestros ojos, secuestran las vidas de niños que se quedan, literalmente, sin infancia. Esta película facilita ciertas reflexiones. Primera reflexión, la infancia no se concibe del mismo modo en todas las sociedades. Por lo tanto, no se protege de la misma manera a pesar del carácter internacional de la Convención de los Derechos de los Niños. En segundo lugar, los conflictos armados están vinculados a intereses de agentes internos de los propios países, pero también de agentes externos de fuera de los países donde tienen lugar los conflictos. Tercer apunte: la violencia es extrema y condiciona no solamente el presente de los niños, sino también el futuro, al cual se les niega el derecho. Además, en el caso de las niñas, el abuso y la violación sexual son hechos frecuentes. Cuarto apunte, estos niños no solamente se enfrentan con la violencia, sino que lo tienen que asumir. Quinto, estos niños a menudo pierden el vínculo familiar y se encuentran aislados en una cotidianidad que los forma para cumplir objetivos y sobrevivir. Pierden raíces, pero también proyectos personales. En definitiva, la vida y el testimonio de Komona nos pone sobre la mesa una cuestión primordial: ¿qué mundo queremos? ¿Qué mundo estamos dispuestos a asumir? Montse Soria y Jonatan Sánchez Fundación Pere Tarrés