Una de cada ochenta personas comparte el mal de Beckham

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V
Ocio y Tendencias | 61
MIÉRCOLES
5 DE ABRIL DEL 2006
EL CHISME
La primera cocina
Se llama Frankfurt y la diseñó en
1925 Margarete Schütte-Lihotzky,
miembro de la Bauhaus. Aunque pueda parecer
vulgar, es todo un hito, pues está considerada la
primera cocina moderna de la historia: barata
y pensada para que la mujer pasase el menor
tiempo posible ante los fogones.
| LO MÁS ÚTIL | SALUD|
El trastorno obsesivo compulsivo fue trastornar la calidad de vida
Una de cada ochenta personas
comparte el mal de Beckham
Los enfermos
conjuran sus
obsesiones a través
de complicados
rituales
Fernanda Tabarés
redacción
 Tiene 20 años. Y teme perder
objetos que considera importantes aunque objetivamente
son intrascendentes. Al principio dedicaba cinco minutos
a verificar si todo el material escolar estaba en su mochila. Pero
acabó necesitando seis horas.
«Por temor a perder sus pertenencias ha dejado de salir a la
calle y, cuando lo hace, vuelve
sobre sus pasos para repasar y
revisar que no se le ha caído
nada de los bolsillos. Al caminar lo hace mirando hacia atrás.
Las últimas salidas las hizo con
un pantalón sin bolsillos, para
que no se le pudiera caer nada
y para que tampoco pudiera
entrar nada. (...) En ocasiones,
por no poder controlar lo que
tocó en la calle, se queda vestido durante días».
El caso es uno de los más llamativos de los que aparecen
recogidos en una revista de
neuropsiquiatría y describe
un ejemplo extremo de trastorno obsesivo compulsivo
(TOC), una enfermedad que
ha puesto de actualidad el
futbolista David Beckham,
que el lunes confesaba que
es una de las víctimas de una
patología que también padecía
el personaje que interpretaba
Jack Nicholson en la película
Mejor... imposible.
Grados
«Las personas que padecen este
trastorno necesitan recurrir a
determinados pensamientos o
acciones para poder tranquilizarse». Laura Ageitos es psicóloga del centro de psicología y
logopedia Logpsic, en A Coruña, y asegura que el TOC es un
trastorno mucho más frecuente
de lo que pudiera parecer. «Depende del grado, pero puede ser
una patología que limita mucho
la calidad de vida. Los enfermos
son conscientes de lo que están haciendo pero no pueden
evitarlo».
Una de cada ochenta personas padece TOC, un trastorno
de ansiedad que, según la OMS,
es uno de los cinco problemas
psicológicos más discapacitantes, que afecta también a
los niños y que no debe con-
C Ó M O R E C O NO C E RL O |
Es TOC ...
No es TOC ...
 Lavarse las manos cien
veces al día, hasta que se
ponen rojas y ásperas.
 Lavarse, indefectiblemente, las manos antes de cada
comida.
 Cerrar una y otra vez la
puerta, durante media hora,
antes de irse a trabajar.
 Comprobar todas las
noches que la puerta y las
ventanas de la casa están cerradas, antes de acostarse.
 Conservar los periódicos
durante 19 años «por si
acaso» y sin tener ningún
sistema de archivo.
 Emplear todo el tiempo
libre y todo el dinero a coleccionar arte.
 Golpear el marco de la
puerta de entrada a la clase
—un universitario, por ejemplo— durante 14 veces antes
de entrar.
 Practicar — si hablamos
de un músico por ejemplo—
un pasaje difícil una y otra
vez hasta que complace el
resultado.
 Ordenar alfabéticamente
todos los productos de los
armarios de la cocina o
organizar toda la ropa por
colores.
 Quedarse en la oficina
hasta que la mesa de trabajo está limpia y las tareas
pendientes, resueltas.
fundirse con comportamientos
más o menos maniáticos. «Estamos hablando de lavarse las
manos, por ejemplo, 50 veces,
o de seguir complicadísimos
rituales de limpieza o de creer
que por el simple hecho de
respirar te vas a contaminar».
Los enfermos padecen ideas
o pensamientos inquietantes
que no pueden controlar y que
conjuran a través de rituales de
comportamiento que, si no se
atajan, suelen complicarse
con el tiempo hasta extremos
increíbles. Aunque cada enfermo es un mundo, existen
algunos rituales comunes. Los
de limpieza (el enfermo evita
posibles focos, reales o imaginarios, de suciedad como pasar
al lado de basura), repetición
y comprobación (los más habituales obligan al paciente a
cerciorarse, repetidamente, de
que se ha cerrado el gas o la
puerta, pero a veces necesitan
determinar que no se ha matado a la persona con la que se
acaban de cruzar) son los más
frecuentes, junto con los de
acumulación y orden.
Aunque a veces puede
aparecer asociado a otras
enfermedades, el TOC es una
patología en sí misma. «Cuando
está bien diagnosticado, es un
trastorno independiente, que
además necesita ser tratado
con medicación para reducir
la ansiedad, al margen del tratamiento psicológico», explica
Laura Ageitos.
VICTOR FRAILE
Beckham está obsesionado con el orden y los números pares
Testimonios
«No salgo de la ducha sin
enjabonarme 41 veces»
Las obsesiones de los pacientes pueden
condicionar gravemente su vida
 A chicos y a grandes. A
hombres y a mujeres. Estos
son algunos casos recogidos
en la página de la asociación
de enfermos con TOC y
familiares (www.asociaciontoc.org):
La ordenada. «Por las mañanas, tardaba ni se sabe cuánto
en salir de casa para ir a la
escuela. Daba la sensación de
que siempre tenía problemas
con la profesora de quinto
por llegar tarde. Pero, cómo
explicarle que el cerebro me
decía ‘Ana, todas las mañanas,
antes de salir de casa, tienes
que comprobar que todos tus
zapatos están perfectamente
alineados en el armario’. La
señorita Estévez habría pensado que estaba loca. Nunca
le dije nada sobre lo difícil
que me resultaba prepararme
por las mañanas. Durante casi
un año, me pasé una hora diaria como mínimo intentando
colocar los zapatos en el
armario de forma ‘correcta’,
y así poder irme tranquila a
la escuela. Nunca pude averiguar qué era lo que convertía
en ‘correcto’ algo que tenía
entre manos. Era como tener
un intenso picor. Si no me rascaba, me sentía incómoda. Me
decía a mí misma que si podía
tocar cinco veces la pared de
donde colgaba un gran mapa
de España nada malo me
ocurriría...».
La insistente. «No puedo dejar de saltar sobre las rendijas
de la acera hasta hacerlo 99
veces. Temo que a mi madre
le pase algo terrible si no lo
hago».
El obsesivo. «No puedo salir del vestuario del gimnasio
hasta que los lazos de los cordones de las zapatillas tienen
el mismo tamaño».
El limpio. «Tengo 14 años.
Todos los días llego tarde al
colegio porque no puedo salir
de la ducha hasta enjabonarme, exactamente, 41 veces».
El pulcro. «Tengo 13 años.
La gente me dice que soy
muy listo, peroyo no lo sé:
no puedo sacar adelante mis
tareas escolares. No quiero
decir que sea vago, pero me
cuesta mucho, sobre todo
cuando mi mente no para de
decirme locuras. Por ejemplo, que tengo que contar el
número de veces que respiro
o cuántas medidas higiénicas
he tomado últimamente. Entonces tengo que contener
la respiración cada vez que
paso por delante de una rejilla de ventilación, porque
hay gérmenes que salen de
ahí. También debo tener
cuidado con los gérmenes
que puedan tener los pomos
de las puertas. Siempre que
tengo que tocar el pomo de
la puerta de una clase, mi
corazón comienza a latir con
fuerza y me pongo a temblar:
Así que tengo que lavarme las
manos siete veces; siete es mi
número mágico».
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