La arqueología de Tlatelolco

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La arqueología
de Tlatelolco
De la Colonia a los
sesenta del siglo xx
Eduardo Matos Moctezuma
fotos. página anterior: b. de Swan / Raíces. arriba: m.a. Pacheco/ Raíces
Dirán ahora algunos lectores muy curiosos
que cómo pudimos alcanzar a saber que en
el cimiento de aquel gran cu echaron oro y
plata y piedras de chalchihuís ricas y semillas, y lo rociaban con sangre humana de indios que sacrificaban, habiendo sobre mil
años que se fabricó y se hizo. A esto doy por
respuesta que desde que ganamos aquella
fuerte y gran ciudad y se repartieron los solares, que luego propusimos que en aquel
gran cu habíamos de hacer la iglesia de nuestro patrón y guiador señor Santiago, y cupo
mucha parte de la del solar del alto cu para
el solar de la santa iglesia para aquel cu de
Huichilobos, y cuando habrían los cimientos para hacerlos más fijos, hallaron mucho
oro, plata, chalchihuís, perlas, aljófar y otras
piedras (Díaz del Castillo, t. I, 1943).
Página anterior: En Tlatelolco se encuentran representadas tres épocas históricas: la prehispánica,
la colonial y la moderna. Arriba: La mayor parte de los edificios que actualmente se observan en la plaza principal de Tlatelolco fueron excavados en la década de los sesenta del siglo xx.
mientos del lugar se hicieron de ellos y
sólo quedan las palabras de Bernal Díaz
del Castillo, que son a todas luces elocuentes: como parte de la destrucción de los
templos indígenas considerados como
obra del demonio, ahora se iniciaba la obra
de los ángeles con el pillaje producto del
triunfo militar.
Con estas palabras se refiere Bernal Díaz
del Castillo al Templo Mayor de Tlatelolco, aunque exagera en la antigüedad
del monumento. Es fácil imaginar que
de aquellos hallazgos se desconoce la
suerte que tuvieron, aunque es posible
pensar que quienes abrieron los cimientos para construir los primeros asenta-
E. E
E. F
Coatepantli
E. D3
Un dato interesante al respecto lo tenemos en la Iglesia de Santiago, ubicada sobre la parte posterior del Templo Mayor
de Tlatelolco, como lo dice el cronista soldado. La destrucción de este último y de
otros templos traía aparejada la utilización
de la piedra para la edificación de la iglesia,
como se puede apreciar en los muros de la
Exploraciones en la
Zona arqueológica
de Tlatelolco
E. C
E. B
E. D1
E. D2
El Gran Basamento
Templo II
Norte
Osario
Templo I
Norte
E. G
E. A
E. J
E. I
E. K
E. H
Plaza de las Tres Culturas
Zona Chica
Los resultados de los trabajos en la zona arqueológica de Tlatelolco –realizados por
destacados investigadores y que abarcan desde 1944 hasta la fecha– confirman las
maravillas de ese sitio de las que ya hablaban el cronista español Bernal Díaz del Castillo, en el siglo xvi, y el estudioso Antonio León y Gama, en el xviii.
38 / Arqueología Mexicana
Dibujo: Víctor Rangel. levantamiento topográfico: leonardo de la Luz
Templo Redondo
Templo
Mayor
Iglesia de Santiago
Tlatelolco
E. M o Templo Calendárico
E. O’
E. O
E. P
E. Q
E. R o Templo de
Ehécatl-Quetzalcóatl
Sim bología
E. L o Templo de las Pinturas
E. N
E. X
E. S
E. T
E. Y
E. U
E. Z
E. W o El Palacio
1944-1952
1960-1964
Exconvento de
Santiago Tlatelolco
1965-1968
1987-1993
2007
E. = Estructura
E. V o Altar V
la arqueología de tlatelolco
/ 39
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misma. En efecto, en la parte externa del
ábside de la iglesia aún se ve, empotrado,
un bloque de piedra con el rostro de una
deidad que podría ser un Tláloc que ve hacia el norte. Otras piedras muestran talla
prehispánica.
Siglo xviii
Asentado el poder peninsular, muchos
años debieron de pasar para que se volviera a poner atención en Tlatelolco, último
reducto de la resistencia mexica. Correspondió al sabio don Antonio León y Gama
hacer mención de las riquezas que allí podrían encontrarse en el “Discurso preliminar” de su Descripción histórica y cronológica de
las dos piedras…, publicada en 1792, en la
que dice:
Siempre he tenido el pensamiento de que en
la plaza principal de esta ciudad, y en la del
barrio de Santiago Tlatelolco se habían de
hallar muchos preciosos monumentos de la
antigüedad mexicana […] y habiendo sido la
segunda plaza de Tlatelolco el último lugar
donde se retiraron y mantuvieron los indios
hasta el día de la toma de la ciudad; es de
creer que allí hubieran ido conduciendo así
sus penates, ó ligeros idolillos, que de todas
materias (aún de las más preciosas, según las
facultades de sus dueños) fabricaban y guardaban dentro de sus propias casas, como todas las alhajas y tesoros que poseían […] es,
pues, de creer, que todo esto, o la mayor parte de ello esté debajo de la tierra de Tlatelolco (León y Gama, 1990, pp. 1-2).
Siglo xix
Las noticias con que contamos nos llevan
a finales del siglo xix, cuando por el interés de España de celebrar el cuarto centenario del descubrimiento de América, invitaron a muchos países –entre ellos
México– a participar en una gran exposición que tendría lugar en Madrid en 1892.
Para ello, nuestro país creó la Junta Colombina, encabezada originalmente por don
Joaquín García Icazbalceta y con la participación de Alfredo Chavero, José María
Vigil, Francisco del Paso y Troncoso, José
Reprografías: Salvador Guilliem
Atrio del templo de Santiago Tlatelolco, 1944. Foto de Antonieta Espejo.
Etapas I y II del Templo Mayor de Tlatelolco, 1948. Foto de Antonieta Espejo.
María de Agreda y Sánchez y Francisco
Sosa, a la que se incorporaron poco después Luis González Obregón y Jesús Galindo y Villa. Para el tema que tratamos, se
tiene información de que dicha junta ordenó que se realizaran trabajos de excavación en la plaza de Tlatelolco y cerca del tecpan, y que los trabajos se encomendaron al
coronel Manuel Ticó, quien los comenzó
el 28 de junio de 1892. Se practicaron calas de hasta 20 m de longitud y 5.30 m de
profundidad. La prensa de la época dice al
respecto:
Frente al Tecpan, a un metro de profundidad, se encontraron unas capas de cuarenta
centímetros de yeso ó una sustancia parecida blanca, fina y superpuestas de una manera uniforme como si fueran hojas de papel;
profundizando otro metro, se encontró lo
mismo; luego otro y al final una escalinata
pintada de azul, fabricada con una argamasa parecida al asfalto.
Había allí una cripta y cinco osamentas
humanas con sus atributos, entre los cuales
se distinguen unos pitos o chirimías de ba-
De los objetos grandes se encontraron
tres monolitos, uno de los cuales parece ser
piedra de los sacrificios; bastones de mando de barro y de piedra; tres ídolos de barro, huecos; una jarra con mascarones y culebras; una pipa para fumar tabaco; un vaso
pintado de verde y azul, de gran ornamentación, y un vaso semejante al de los asirios
(El Monitor Republicano, 1892, p. 230).
Como puede verse, no fueron pocos los
vestigios hallados. Pero vale la pena mencionar que un año más tarde, el 15 de julio
de 1893 y ya terminados los festejos de Madrid, el coronel Ticó seguía despachándose
con la cuchara grande en Tlatelolco, como
se consigna en una nota del Monitor Republicano en la que se da cuenta del hallazgo de:
“…objetos de obsidiana y meorita de los
que usaban los indios como adornos, piedras artísticamente labradas y pequeñísimos
bajo relieves notables por lo completo de
los detalles de las figuras que representan”
(El Monitor Republicano, 1893, p. 254).
Siglo xx
Fue hasta 1944 que dio comienzo un proyecto de investigación en Tlatelolco encabezado por don Pablo Martínez del Río,
quien contó con la estrecha colaboración
de Antonieta Espejo, arqueóloga del
inah . Dicho proyecto se concibió a
partir del interés mostrado
por Robert H. Bar-
Templo Mayor de Tlatelolco, 1948. Foto de Antonieta Espejo.
Etapa I del Templo Mayor de Tlatelolco, 1948. Foto de Antonieta Espejo.
En 1944 comenzaron las primeras investigaciones arqueológicas en Tlatelolco, encabezadas por don Pablo Martínez del Río, quien contó con la colaboración de la arqueóloga Antonieta Espejo.
40 / Arqueología Mexicana
rro barnizado, algunos tan completos que
se pueden tocar en ellos; un mascarón de tezontle de remota antigüedad, con una abertura en su parte superior donde se ponía el
ulli sagrado y un sello con la cruz de Quetzalcóatl que servía para que se pintaran la cara
los antiguos mexica.
En las demás se recogieron como 400
ídolos pequeños (penates), de los cuales hay
uno que representa la Diosa del Agua y otros
á Tezcatlipoca; como 1,000 dardos y flechas
de obsidiana, otra de serpentina, pebeteros de
los llamados humazos con que se incensaba
a los ídolos y pedacitos de concha, que está
comprobado se usaban por los indios para
sus adornos.
Igualmente hay todos los objetos necesarios para el juego de pelota, perfectamente conservados, etc.
Brasero con la representación
de una deidad relacionada
con el Sol y la vegetación.
Tlatelolco. mna.
Foto: Boris de Swan / Raíces
la arqueología de tlatelolco
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low. Dice Martínez del Río acerca de
esto:
1944-1948. Los trabajos emprendidos duraron varios años, entre 1944 y 1948, y sus
resultados se publicaron en diversos números de las Memorias de la Academia Mexicana de la Historia bajo el título de Tlatelolco a través de los tiempos. En efecto, en sus
páginas podemos constatar que se trató de
un trabajo interdisciplinario que incluía un
buen número de temas, tanto prehispáni-
cos como coloniales. Se contó con la colaboración de destacados especialistas, entre los que mencionaré a don Pablo
Martínez del Río, quien, entre otras cosas,
siempre escribía la nota preliminar del volumen correspondiente. Los aportes de
Barlow son numerosos, así como los de
Antonieta Espejo, quien reportaba de su
diario de campo los pormenores de la excavación arqueológica. También se contó
con la colaboración de James B. Griffin,
dedicada a la cerámica del lugar y azteca en
general; el recuento de esculturas recupe-
Foto: Francisco González Rul
La idea de practicar algunas exploraciones
de carácter arqueológico en Tlatelolco, se
debe a nuestro colaborador el señor Robert H. Barlow, de la Universidad de California, quien, después de haberse dedicado durante algún tiempo al estudio de las
diversas fuentes antiguas que se ocupan del
pasado de ese lugar, concibió el proyecto
de abrir algunos pozos estratigráficos en
ciertos solares actualmente desprovistos
de construcción a fin de obtener un buen
número de fragmentos de cerámica (Martínez del Río, 1944).
Entierro múltiple en el patio sur, 1964. Foto de Eduardo Contreras.
El entierro 14 fue excavado por Eduardo Matos, 1961. Foto de Francisco González Rul.
Un cráneo del entierro 14 tenía restos de ramas de pino. Foto de Francisco González Rul.
Reprografías: Salvador Guilliem
Entierros en el patio sur, 1964. Foto de Francisco González Rul
En el entierro 14 se localizaron restos óseos de varios individuos. Foto de Francisco González Rul.
En la década de los sesenta del siglo xx se construyó el conjunto urbano Nonoalco-Tlatelolco. A raíz de estos trabajos, el inah emprendió trabajos de rescate arqueológico.
42 / Arqueología Mexicana
radas fue de Salvador Mateos Higuera; y
no faltan las firmas en algún artículo de Alfonso Caso y Jean Charlot, así como la de
Arturo Monzón y muchos más.
Algo que nos sorprendió desde la primera vez que tuvimos en nuestras manos
estos escritos fue cómo en el número I
aparece, quizá por primera vez en la
arqueología mexicana, la utilización
de foto aérea. Don Pablo hace un
análisis del barrio de Santiago y a
partir de una fotografía describe las
características del sitio. Por otra
parte, la recuperación parcial de algunas etapas constructivas del
Templo Mayor y ofrendas asociadas se acompaña de planos, dibujos y fotografías que forman un
buen acopio de información acerca de lo realizado. Algo interesante es la manera en que se trataron
de conservar restos de madera y
púas de maguey, para lo cual se
emplearon baños de alcohol
sustituyendo el agua presente
en los objetos por una solución
de celuloide en acetona o por
parafina líquida. Quizá actualmente y con los avances de la
restauración en México esto
suene un tanto exótico, pero
muestra el interés por preservar los restos orgánicos. Baste
señalar que con todos estos trabajos se daba un paso significativo no sólo en el aspecto arqueológico, sino para la
comprensión en general del Tlatelolco prehispánico y colonial.
Década de los sesenta. Años más
tarde, con motivo de la construcción del conjunto urbanístico
Nonoalco-Tlatelolco, bajo las órdenes del arquitecto Mario Pani, en
la década de los sesenta del siglo xx,
comenzó el rescate arqueológico a
cargo del inah, dirigido por Francisco González Rul, quien nos invitó a participar a Braulio García
y a mí (por entonces yo era estudiante de la carrera de arqueología). Me correspondió excavar,
y enumerar piedra por piedra,
un templo de planta casi cuadrada, con una sección circular en la parte posterior, que sería
trasladado a otro lugar para su
preservación. El edificio tenía su fachada
principal hacia el oriente. También colaboré en la excavación de los primeros 56 entierros de los cientos que posteriormente
se encontrarían dentro del recinto o en plaza principal de Tlatelolco. La mayoría de
Escultura de cerámica relacionada con
el culto a la fertilidad. Tlatelolco. mna.
Foto: Boris de Swan / Raíces
estos primeros entierros se localizó debajo de la prolongación de San Juan de Letrán, ahora Eje Central Lázaro Cárdenas.
Un buen número era de infantes y otro tanto de adultos en posición flexionada, acompañados con ofrendas formadas por ollas,
cajetes, malacates y en ocasiones con piezas de madera y otros materiales, como se
aprecia en el cuadro adjunto. Cabe señalar que la enorme cantidad de entierros
encontrada dentro del recinto ceremonial siempre atrajo mi atención. Cubrían un área extensa y estratigráficamente se ubicaban desde niveles muy
superficiales hasta a cierta profundidad, muy cerca uno de otros o colocados uno encima de otro. También se hallaron verdaderos osarios
con partes separadas del esqueleto.
Aunque algunos de esos restos muestran huellas de sacrificios, en otros se trata de entierros acompañados de su ajuar
mortuorio, lo que indica que los individuos murieron debido a la
hambruna de 1454, la guerra de
conquista de Axayácatl en 1473
o la última resistencia mexica durante la conquista española de
1521. La colocación de entierros
dentro de ese espacio resulta insólita pues recintos como este no
eran lugar para enterramientos,
como puede constatarse en el Templo Mayor de Tenochtitlan.
Los edificios que actualmente
observamos en la plaza principal de
Tlatelolco fueron excavados por
aquel entonces. Varios años de trabajo bajo diferentes coordinadores
dieron por resultado el conocer las
etapas constructivas del Templo
Mayor y algunos de los edificios aledaños (González Rul, 1998). Éstos
fueron nombrados con letras y uno de
los hallazgos más significativos fue el
del límite norte y parte del sur del recinto ceremonial, una plataforma formada por muros con escaleras alternadas cambiaron la idea de que el
coatepantli o muro de serpientes que
delimitaba la plaza principal tanto de
Tlatelolco como de Tenochtitlan
fuera eso, un muro. Años más tarde pudimos corroborar lo anterior
en Tenochtitlan, en donde en la parte posterior del Templo Mayor hallamos un tramo de la gran platala arqueología de tlatelolco
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forma, a la que se accedía por escaleras
que se alternaban con muros. Con lo anterior
se seguía la vieja tradición presente desde
Teotihuacan, estado de México (Ciudadela, Pirámide del Sol), de encerrar el espacio sagrado con el templo principal y otros
dentro de un perímetro formado por una
gran plataforma con accesos restringidos.
También se localizaron restos de pintura mural en el interior de algunos aposentos, los que fueron atendidos por personal
especializado en restauración para su desprendimiento y posterior tratamiento.
Como parte del ajuar mortuorio de los entierros se recuperaron restos de telas, calabaza y madera, que fueron trasladados para
su conservación al ex convento de Churubusco y al entonces Departamento de Prehistoria del inah.
Década de los ochenta. Fue hacia esta década cuando dio comienzo un nuevo proyecto de investigación que contó con el patrocinio del inah y de la Universidad de
Colorado, Boulder, en el que incorporé a
Francisco Hinojosa y a Salvador Guilliem.
Este último fue finalmente nombrado
como encargado de campo y se llevaron a
cabo diversos trabajos, a los que se dedica
un artículo en este número de Arqueología
Mexicana. Años después, el Departamento
de Salvamento Arqueológico del inah realizó el rescate arqueológico en el predio en
donde se construirían edificios de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Una de sus
integrantes, la arqueóloga Margarita Carballal, incluye también un texto sobre los
trabajos realizados.
No cabe duda que aquellas palabras dichas por León y Gama en el siglo xviii acerca de la importancia de Tlatelolco guardaban mucho de verdad…
Entierros en Tlatelolco
Entierro sin número. A 8.50 m al norte del templo redondo y a 1.90 m de profundidad del piso de 1920. Posición: Entierro secundario. El cráneo y los huesos tenían pintura roja.
Infante como de 12 años. En uno de los huesos largos de la
pierna tiene un corte. Ajuar mortuorio: Cajete tapado por
un cajete trípode; también hay dos cajetitos y una ollita, uno
dentro de otro. El cráneo está rodeado por un cajete con decoración blanco sobre rojo.
Entierros 7, 8, 9, 10. Los tres primeros estaban sobre la plataforma del Templo 1 Norte, y el 10, sobre la escalinata. Posición: El
9 pertenece a un infante. Ajuar mortuorio: No hay ofrendas.
Entierro 11. Ubicado debajo de un brasero que estaba junto
a la plataforma del Templo 1 Norte, a 50 cm de la alfarda central. Posición: Flexionado; parece haber sido envuelto en un
petate con los brazos cruzados sobre el pecho. Por el ajuar parece ser femenino adulto. Hay otros huesos diseminados que
pertenecen a otro entierro. Ajuar mortuorio: 11 piezas cerámicas: cajete rojo con decoración en negro y blanco; dos platos, una ollita, un cajete pequeño, comal, dos malacates para
tejido, otras piezas con copal adentro, un machete para telar
de madera (enviado a laboratorio para su conservación).
Entierro 12. Debajo del anterior, Templo 1 Norte. Posición:
Flexionado, en decúbito dorsal. Hay huesos de otros individuos diseminados por toda el área (falanges, dientes). Ajuar
mortuorio: Cajete trípode, tres cajetitos –uno dentro de otro–,
un cajete trípode, una ollita, una figurilla y malacates.
Entierro 13. Debajo del 11 y el 12, Templo 1 Norte. Posición:
Infante en posición fetal. Cráneo muy destruido, orientado hacia el norte; 10 cm al este había muchos restos óseos sin relación anatómica. Ajuar mortuorio: Un tiesto sobre la cara.
Entierro 13-A. Junto al Templo 1 Norte. Posición: Entierro
múltiple; había varias mandíbulas. Ajuar mortuorio: Flautas,
restos de madera; enviados a laboratorio.
Entierro 14. Junto con los anteriores. Posición: Flexionado
en norma lateral derecha, cráneo hacia el este. Adulto. Ajuar
mortuorio: Dos ollitas con tres asas, dos cajetitos trípodes,
una ollita, dos platos, malacates y navajas de obsidiana. Tenía
conchas cerca del cuello (¿collar?). Un silbato de barro.
Entierros 14-E-14-Q. El osario se encontró frente a la fachada principal del Templo 1 Norte, fachada que ve al este. Más
al este hay un adoratorio (Altar 2) sobre una plataforma y tiene dos escaleras, una que ve al este y la otra al oeste. Quizá el
osario comienza desde el entierro 12. Posición: Gran osario
con enorme número de huesos sin relación anatómica. Hay
cráneos, mandíbulas, costillas, vértebras, huesos largos, iliacos, etc., en una revoltura evidente, mezclados con tiestos, madera y vegetales en forma de coronas. La acumulación ósea es
impresionante. Ajuar mortuorio: Sin ofrenda.
Eduardo Matos Moctezuma. Maestro en ciencias
antropológicas por la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Profesor emérito del inah y miembro
de El Colegio Nacional. Coordinador general del
Proyecto Templo Mayor y del Programa de Arqueología Urbana. Miembro del Comité Cientifico-Editorial de esta revista.
44 / Arqueología Mexicana
Entierro 24. Al este de la plataforma, a 4.15 m de la alfarda
central. Posición: Infante, flexionado. Ajuar mortuorio:
Orejera de obsidiana y olla con asa a la altura de los iliacos.
Entierro 51. A 17 cm al este de la plataforma y a 3.16 m al sur
de la alfarda; 83 cm por debajo de la plataforma. Posición:
Doble entierro, flexionados. El que se encuentra más al norte
está en decúbito dorsal, con las piernas encogidas y hacia la izquierda; cráneos al poniente. Ajuar mortuorio: Sin ofrenda.
Entierro 42. A 3.90 m al este de la plataforma y a 4.10 m al
sur de la alfarda; 69 cm por debajo de la plataforma. Posición: Infante, no se aprecia bien su posición. Ajuar mortuorio: Restos de madera encima y un plato.
Entierro 52. A 85 cm al este de la plataforma y a 3.90 m al
sur de la alfarda; 95 cm por debajo de la plataforma. Posición: Flexionado en decúbito dorsal, con las piernas hacia la
derecha y los brazos extendidos; sin cráneo, que debió estar
hacia el poniente. Ajuar mortuorio: Cajete pequeño, cerca
de donde debió estar el cráneo, con huesos dentro.
Entierro 25. Al este de la plataforma, a 2.40 m de la alfarda
central. Posición: Joven, flexionado en norma lateral derecha. El brazo derecho pasa debajo de las piernas y el izquierdo está flexionado sobre el abdomen; cráneo al este. Ajuar
mortuorio: Dos cajetes sencillos –uno dentro del otro– y cinco malacates de barro.
Entierro 17. A 30 cm al norte del entierro 16; el cráneo está
a 2.90 m de la plataforma. Posición: Infante muy destruido,
posiblemente flexionado; cráneo hacia el este. Ajuar mortuorio: Sin ofrenda.
Entierro 26. Al este de la plataforma, a 4.70 m de la alfarda
central. Posición: Flexionado en norma lateral izquierda; cráneo, muy destruido, al poniente. Ajuar mortuorio: Tronco
cerca del cráneo y malacates de barro.
Entierro sin número. Sobre la plataforma del Templo 1 Norte, a 70 cm de la mitad de la alfarda norte. Posición: Se trata de
tres mandíbulas de adultos. Ajuar mortuorio: Sin ofrenda.
Entierro 27. Al este de la plataforma, a 5.90 m de la alfarda central. Posición: Posible adulto, flexionado en decúbito ventral o
en norma lateral muy derecha. Ajuar mortuorio: Sin ofrenda.
Entierros 44-46. No hay registro.
Entierro 18. A 4.10 m al norte de la alfarda norte del Templo 1 Norte. Posición: Restos óseos de animal, posiblemente moderno. Ajuar mortuorio: Sin ofrenda.
Entierro 28. Al este de la plataforma, a 2.01 m de la alfarda
y a 48 cm por debajo de la plataforma. Posición: Adulto,
flexionado en norma lateral derecha; brazos sobre el abdomen y cráneo al este. Ajuar mortuorio: Plato roto sobre el
cráneo y otro junto en mismas condiciones.
Entierro 47. A 3.44 m al este de la plataforma y a 3.70 m al
sur de la alfarda; a 1.05 m por debajo de la plataforma. Posición: Adulto, flexionado en norma lateral derecha. Abundante petate por todos lados (¿fardo?); cráneo al sur. Ajuar mortuorio: Sahumador completo, al este; cerca de la cabeza, dos
vasijas pequeñas con una figurita adentro, una ollita y otras
figuritas, espinas de maguey.
Entierro 19. A 16 cm al este de la plataforma del Templo 1
Norte, al nivel del piso. Posición: Infante, flexionado en decúbito dorsal, muy destruido; cráneo hacia el este. Ajuar mortuorio: Sin ofrenda.
Entierro 20. A 66 cm al este de la plataforma del Templo 1
Norte; 34 cm por arriba del piso de la plataforma. Tanto el 19
como el 20 estaban debajo de lo que parece ser un horno o
pozo, ubicado frente al templo. Posición: Adulto, flexionado en decúbito dorsal; dentadura en buen estado. Ajuar mortuorio: Sin ofrenda.
Entierro 21. Frente al Templo 1 Norte, 2.80 m al sur de la alfarda central y 74 cm al este de la plataforma. Posición: Flexionado en norma lateral derecha; cráneo hacia el este. Por debajo se ven huesos de otro entierro, flexionado. Ajuar
mortuorio: Encima tiene cajetes y hay telas cerca de los pies.
Entierro 22. Debajo del entierro 21, a un lado del 23. Posición: Flexionado, adulto en decúbito dorsal (piernas inclinadas hacia la izquierda) con los brazos sobre el pecho; cráneo
hacia el este. Ajuar mortuorio: Una navaja de obsidiana debajo de la mandíbula y otra en las costillas.
Entierro 23. Junto al 22, al sur del mismo y ambos están 50
cm más abajo de un adoratorio, por lo que son más antiguos
que éste. Posición: Adulto, flexionado, en decúbito dorsal
con los brazos detrás de la espalda; cráneo al este. Ajuar mortuorio: Sin ofrenda.
N
N
Entierro 41. Casi debajo del anterior, a 3.54 m al este de la
plataforma y a 2.79 m al sur de la alfarda; 78 cm por debajo
de la plataforma. Posición: Infante, flexionado en decúbito
dorsal; el cráneo tiene color rojo y está al poniente. Ajuar
mortuorio: Sin ofrenda.
Entierro 16. Frente a la fachada de la plataforma del Templo
1 Norte. Posición: Infante flexionado en decúbito dorsal,
con los brazos cruzados sobre el pecho y el cráneo hacia el
oeste. Ajuar mortuorio: Había un pedazo de madera sobre
los huesos largos inferiores.
Entierro 43. A 4.20 m al este de la plataforma y a 6.25 al sur
de la alfarda; casi al mismo nivel de la plataforma. Posición:
Joven, flexionado en decúbito dorsal; cráneo al este y los brazos sobre el pecho. Ajuar mortuorio: Por lo menos seis piezas (cajetes, ollas).
Entierro 53. A 50 cm al este de la plataforma y a 4.25 m al
sur de la alfarda; a 1.30 m por debajo de la plataforma. Posición: Adulto, flexionado en decúbito dorsal, el brazo derecho está extendido y el izquierdo sobre el pecho; cráneo al
poniente. Ajuar mortuorio: Cajete rojo, cajete trípode encima del cual hay una calabaza pintada de azul, una ollita en forma de perro, una escudilla y una olla para agua; dos machetes de telar hechos en madera.
Entierro 29. Cerca del cráneo del 28, al sureste, a 3.17 m de
la plataforma. Posición: Infante; no se puede precisar posición, ya que está incompleto y el cráneo está muy destruido.
Ajuar mortuorio: Sin ofrenda.
Entierro 30. A 3.74 m al este de la plataforma y 56 cm por
debajo de ella. Posición: Infante, flexionado en decúbito dorsal con las piernas muy abiertas; un brazo sobre el abdomen
y otro alargado; cráneo al poniente. Ajuar mortuorio: Algunos tiestos.
Entierro 31. Al sur del 30, a 3.70 m de la plataforma y 20 cm
por debajo de ella. Posición: Adulto, flexionado en decúbito dorsal con los brazos cruzados sobre el abdomen. Se ve
que fue enterrado en fardo; cráneo al este. Ajuar mortuorio:
Sin ofrenda.
Entierro 32. A 2.75 m al este de la plataforma y 35 cm por
debajo de ella. Posición: Infante, flexionado en decúbito dorsal; cráneo al este. Se ve que fue enterrado en fardo. Ajuar
mortuorio: Dos cajetitos y un cajete sencillo rojo con decoración blanca, un malacate; los dos cajetitos y el malacate están cerca de los pies.
N
N
Entierro 48. A 3.60 m al este de la plataforma y a 2.31 m al
sur de la alfarda; a 1.10 m por debajo de la plataforma. Posición: Adulto, flexionado en decúbito dorsal; cráneo al poniente. Ajuar mortuorio: Orejera abajo del apófisis mastoides; vasija ceremonial con asas horizontales y una vasija
con una madera encajada a manera de asa; madera; calabaza con semillas.
Entierro 54. Interior del Templo 1 Norte, cerca de la subestructura. Posición: Entierro secundario; cráneo con color
rojo. Ajuar mortuorio: Tiestos y navaja de obsidiana.
Entierro sin número. Al norte del Altar 2. Posición: 12
mandíbulas y restos del cráneo. Ajuar mortuorio: Púas de
maguey y un tiesto.
Entierro 55. A 2.65 m de la esquina noroeste del Altar 2 y a 85
cm de profundidad. Posición: Decúbito dorsal sin miembros
inferiores; el cráneo está hacia la izquierda y no tiene cara; cráneo al poniente. Ajuar mortuorio: Piedra verde y una punta.
Entierro 56. A 45 cm de la plataforma poniente del Altar 2,
frente a la alfarda sur; a 1.53 m por debajo del desplante del
Altar 2. Posición: Adulto, flexionado en norma lateral derecha; tenía petate por debajo. Se encontró dentro del gran osario (entierro 14). Ajuar mortuorio: Sin ofrenda.
Entierro 33. Más al sur de los anteriores, a 6.71 m al sur de
la alfarda central y a 2.82 m al este de la plataforma. Posición:
Infante, flexionado con el cráneo boca abajo; muy destruido.
Ajuar mortuorio: Malacates, cuenta de piedra verde y hueso trabajado.
Entierros 34-38. No hay registro. Excavados por otro arqueólogo.
DIBUJOS: CÉSAR FERNÁNDEZ / RAÍCES
Para leer más…
Díaz del Castillo, Bernal, Historia verdadera de la conquista de
la Nueva España, Editorial Nuevo Mundo, México, 1943.
León y Gama, Antonio, Descripción histórica y cronológica de
las dos piedras…, edición facsimilar de la 2ª ed. de 1832,
inah, México, 1990.
El Monitor Republicano, citas tomadas de Sonia Lombardo
de Ruiz, El pasado prehispánico en la cultura nacional, vol.
I, Serie Antologías, inah, México, 1994.
Martínez del Río, Pablo, Tlatelolco a través de los tiempos,
Academia Mexicana de la Historia, México, 1944.
González Rul, Francisco, Urbanismo y arquitectura en Tlatelolco, Colección Científica, núm. 346, inah, México, 1998.
Entierro 15. Al lado de la plataforma del Templo 1 Norte, a
10 cm del entierro 14. Posición: Flexionado; cráneo hacia el
sur. Ajuar mortuorio: Un molcajete, dos cajetitos sencillos,
un plato, una ollita; al sur había restos de un brasero.
Eduardo Matos Moctezuma
N
Entierro 39. A 20 cm de la plataforma y a 4.07 m, de la alfarda; 40 cm por debajo de la plataforma. Posición: Flexionado
en decúbito dorsal y los brazos sobre la pelvis. Sobre él se excavaron dos calotas infantiles con restos de madera y brasero y un
cajete; cráneo al poniente. Ajuar mortuorio: Dos cajetes sencillos –uno dentro de otro– y lo que parece ser una calabaza.
Entierro 49. A 16 cm al este de la plataforma y a 2.15 m
al sur de la alfarda; 83 cm por debajo de la plataforma.
Posición: Difícil saber su posición; cráneo –con restos
de color rojo– al poniente. Ajuar mortuorio: Ofrenda
encima del cuerpo (un plato negro, otro naranja, dos ollas
de boca ancha).
Entierro 40. A 3.65 m al este de la plataforma y a 2.39 m al
sur de la alfarda; 42 cm por debajo de la plataforma. Posición: Infante, flexionado en decúbito dorsal, había muchos
restos de petate encima y una piedra junto al cráneo, que estaba al poniente. Ajuar mortuorio: Sin ofrenda.
Entierro 50. Al lado del 49, a 10 cm al este de la plataforma
y a 2.70 m al sur de la alfarda; 83 cm por debajo de la plataforma. Posición: La abundante ofrenda que tiene encima impide ver posición, sólo se ve el cráneo. Ajuar mortuorio: Platos trípodes, pequeñas vasijas.
Entierro 57. Frente a la escalera de la pequeña plataforma que
ve al poniente. Posición: Adulto, flexionado en decúbito dorsal, con los brazos a los lados y las piernas inclinadas hacia la
derecha; cráneo al poniente. Ajuar mortuorio: Sin ofrenda.
Entierro 58. Junto al anterior, hacia el norte, cerca de la alfarda norte de la pequeña plataforma y al igual que el anterior
50 cm por debajo de la plataforma. Posición: Infante flexionado. Ajuar mortuorio: Cajete trípode pequeño, con decoración blanco sobre naranja y tiestos.
Entierros 59-60. En el osario (entierro 14). El 59 está a 1.45
m casi frente a la alfarda sur de la pequeña plataforma; el 60
está frente a la alfarda norte y a 2.90 m al norte del 59. Posición: Están dentro del osario. El 59, adulto, flexionado en
decúbito dorsal, con los brazos sobre el pecho; cráneo al poniente. El 60 sólo es un cráneo y vértebras; cráneo al este.
Ajuar mortuorio: En el osario hay coronas y madera.
la arqueología de tlatelolco
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