LA VERDAD SOBRE LA CASTRACIÓN Hace unos días recibí una consulta o más bien se me pedía mi opinión como veterinario sobre unas declaraciones de un etólogo -desconozco si veterinario- en las que criticaba duramente la práctica de la castración en perros y gatos. Más tarde, a través del correo electrónico, otra persona me pedía nuevamente mi opinión al respecto. Cómo parece ser que el tema preocupa en algunos sectores del sector animalista, me he decidido a explicar lo que pienso al respecto. Creo que tengo un amplio conocimiento de las relaciones afectivas y de convivencia entre los pequeños animales -perros y gatos- y el ser humano, fruto de los casi treinta años que llevo ejerciendo la profesión de clínico, y que por tanto mis opiniones no se basan en pensamientos abstractos, sino en hechos prácticos y demostrados. Para una mejor compresión de mis explicaciones, pondré en diversos apartados lo que el etólogo comenta en la entrevista, y a continuación expresaré lo que pienso al respecto. En rojo aparecen las manifestaciones del entrevistado y en negro mis contestaciones. Entrevistamos al etólogo Enrique César Lerena de la Serna, quien nos ofreció un original enfoque acerca de las castraciones. El científico es delegado por Sudamérica de la Sociedad Etológica Internacional, socio honorario de la Fundación de Ecología Científica de Argentina y autor de más de 2500 artículos y ensayos publicados en distintos medios. ¿Qué opinión le merece las castraciones de perros y gatos? La castración es el medio más draconiano y vejatorio de quitar las capacidades psicofísicas al animal, convirtiéndolo en un ser blando y anodino. Se trata de un método que amputa no sólo los genitales sino también, en nombre de la salud y la higiene, procede a la regulación de los instintos. No es posible defender las castraciones y, simultáneamente, adherir una posición naturalista. El premio Nóbel Konrad Lorenz decía: ‘que la gente castre a sus mascotas y además excuse el hecho en razones científicas demuestra el grado de perversión y cinismo. No sólo es un cultura depravada, sino científicamente depravada’. Desconozco si una eminencia en etología como Lorenz dijo lo que el entrevistado nos cuenta, pero podemos decir que deberíamos distinguir claramente entre lo que es un animal doméstico y un animal salvaje. No debemos olvidar que Lorenz trabajó con lobos y pretendió hacer de ellos, en algunas de sus experiencias, un animal doméstico. Él se erigió en jefe de una manada, introduciendo el componente humano en una familia de cánidos salvajes, los lobos. ¿Había perversión o cinismo en su iniciativa? ¿Podríamos interpretar sus conclusiones como válidas teniendo en cuenta que un animal que no pertenece a esa especie, interactuaba con ellos lejos del medio natural en que normalmente se desenvuelven? En el mundo del perro doméstico no ocurre eso, ya que el ser humano es, desde que se produjo la domesticación, el líder. Se equivoca el señor Lorenz en su afirmación, ya que es en razones científicas en las que se basan las prácticas de la castración. Aquí nadie busca excusas, tan sólo busca el bienestar de los animales que conviven con el hombre, y del que salen beneficiadas todas las especies que entran en el debate, felinos, cánidos, y humanos. Así ha sido y será durante mucho tiempo. Efectivamente, la castración se realiza entre otras razones por cuestiones de higiene, y si me apuran también de salud, pero esta práctica no transforma a un perro o a un gato en anodinos. Son millones los perros y gatos castrados que demuestran la inconsistencia de dicha afirmación. Las razones de higiene son evidentes: ¿cuántos gatos serían capaces de inhibir sus instintos de territorialidad mediante el marcaje con orina y heces si no estuvieran castrados? ¿Cuántos humanos serían capaces de convivir con ellos permitiendo que orinaran y defecaran en cualquier lugar de su casa? ¿Cuántos serían capaces de soportar el hedor de la orina de un gato macho entero? En esta cuestión, la convivencia es la que manda. El gato, tal y como lo entendemos actualmente es un animal doméstico y el compartir con el nuestra existencia, viene condicionado por la inhibición de sus instintos sexuales. Si un animal no puede reproducirse en libertad, con lo que evidentemente sufrirá, ¿no es más adecuado evitarle ese sufrimiento? Tanto los machos como las hembras de la especie felina que viven en nuestros hogares, dejan de comer y son infelices durante sus largos periodos de celo, llegando algunos a intentar escapar, pensando que encontraran consuelo a sus deseos e instintos. Conozco muchos perros que pasan largos periodos de tiempo masturbándose y muchos otros que levantan la pata para orinar dentro de su hogar; muchos son los que aúllan o ladran por la noche cuando los efluvios de una hembra en celo próxima les llegan a su olfato; por no hablar de aquellos que derivan la agresividad hacia sus propietarios por su actitud dominante, o que se masturban con sus piernas de forma constante. Me podrá decir el señor etólogo que este tipo de comportamientos pueden ser reconducidos, pero en honor a la verdad, no siempre es posible si no se acompaña de la castración. Quizás prefiera someter a estos animales a largos y muchas veces inútiles tratamientos, a base de medicamentos y terapias conductuales, que quiera o no, también están desarrolladas para inhibir un comportamiento instintivo y por tanto natural. ¿Cambiamos entonces la cirugía por la química y la terapia psicosomática? ¿Por qué es un método tan difundido y proclamado por las sociedades protectoras? Horrible y paradójico destino el de un perro (o un gato), abandonado primero y, después, ser ‘protegido’ por una de estas asociaciones de cosmetólogos de la urbanidad. Protección, en el lenguaje de las autodenominadas ‘Protectoras’, significa:1) Que le corten los testículos o los ovarios; 2) Vivir siempre en una jaula (a puro arroz y polenta) y, si por feo nadie lo retira del lugar, en poco tiempo: 3) Eutanasia ‘piadosa’. Puede uno preguntarse el porqué de las castraciones si, lo más probable, permanecerán aislados en una celda hasta su muerte, me respondieron: ‘Para evitar que sufran los reclamos amorosos’. ¡Textual! ¡Eso es piedad! Muy de las ligas antisexuales patrocinadas por la reina Victoria quien, casualmente, dirigió la primer institución ‘Protectora’ de Animales. Las protectoras de animales, como su propio nombre indica, siempre buscan lo mejor para los perros y gatos que recogen. Otra cosa es que lo consigan ante la escasez de medios con los que cuentan. Según el entrevistado sería mejor que estos animales recogidos camparan a sus anchas por las ciudades pasando hambre, frío y calamidades, hasta encontrar la muerte en cualquier esquina. Les deberíamos dejar que copularan a sus anchas, que se transmitieran enfermedades entre ellos, que estuvieran llenos de parásitos, y que incluso los machos se mataran por conseguir los favores de una hembra o viceversa. Señor mío: esto no lo toleraría nadie y menos las autoridades sanitarias. ¿En que mundo vive usted? Por desgracia, cada día es mayor el número de abandonos, y no hay instalaciones suficientes para mantener vivos a tantos animales sin hogar. Y sí, un animal sufre cuando no puede ver satisfechos sus deseos sexuales, no le quepa la menor duda. Ahora bien, quizás usted prefiera que la muerte la encuentre en una carretera en vez de a través de una inyección letal. Si el grado de concienciación en cuanto a la castración fuera el que debería de ser, no nos encontraríamos en la situación que usted describe para las protectoras de animales. Cuando se está trabajando de forma sería para el establecimiento de colonias de gatos controladas, usted nos cuenta que es mejor que los gatos de la calle se reproduzcan a su libre albedrío y que cuando haya demasiados, lleguen los laceros, los capturen, los metan en un camión y les den muerte. Quedarán los que quedarán, porque enfermedades tan devastadoras como las víricas y parasitarias habrán acabado con muchos de ellos. Sin testículos no, pero llenos de notoedres, sí, por poner un ejemplo. La mayoría de los veterinarios adhieren a esta práctica, ¿Cuál es el motivo? Algunos por rédito y otros por ignorancia. Los castradores desconocen la función del vomeronasal y que, naturalmente, luego de la cirugía de testículos u ovarios, sigue recibiendo las feromonas, los reclamos sexuales, hasta el fin de los días. Ese órgano – descubierto hace 300 años- al parecer no figura en los apuntes de la facultad que les dio licencia para ser tan cortantes y tan rudos. Los castradores ignoran que los perros sueñan; que ni la oniria ni los instintos se destruyen con el bisturí. Al elegir el eufemismo de "esterilización" para no llamar al dolor por su nombre, parecen desconocer que el idioma los acusa allí donde se esconden: Esterilizar viene del Gr. stéreoo, privar, y ésta, de la palabra stygós, ‘odio, inquina grave’. Muchos veterinarios castradores, incoherentemente, se oponen a la otectomía y a la caudectomía (corte de orejas y de cola) porque ‘no adhieren a la mutilación’ Evidentemente, para usted me encuentro con que, según sus declaraciones soy un ignorante y lo único que busco es aumentar mi cuenta corriente castrando animales domésticos. No desconozco la fisiología de la reproducción, pero si puedo decir que usted en este caso no dice la verdad. Conozco cientos de perros y de gatos que no muestran el mínimo interés por las hembras de su misma especie una vez castrados, y a la inversa. Perros que mostraban una agresividad desmedida hacía otros machos cuando habían olido las feromonas femeninas a las que usted hace referencia, y que una vez castrados se olvidaron por completo de ellas. Perros que hoy conviven y juegan en los parques con los machos a los que anteriormente no podían soportar a un metro de distancia. Conozco cientos de gatos cuya convivencia con otros machos era imposible antes de la castración y que hoy conviven bajo escasos metros cuadrados participando en juegos comunes. Igual para usted sería mucho más humano que se cercenaran las yugulares o se sacaran los ojos entre ellos. Sería una buena manera de controlar la natalidad, y dejar que sólo los más fuertes sobrevivieran. Y añado que soy de los que hace muchos años se niegan al corte de orejas, ya que reconozco que no se persigue más que un cambio de estética en un animal. La castración no tiene nada que ver con estas prácticas. ¿Cuáles son las consecuencias perjudiciales de la castración? Las patologías somáticas y conductales del castrado llenan un libro y vacían a un ser. Las observaciones de etólogos y científicos como Leyhausen, Berardi, Silver, Nudermann, entre otros, no admiten dudas. Los síntomas abundan: se comprobó alopecia, peladuras endocrinas en relieves epidérmicos, quelonios en el extremo de la cola y muslos, seborreas, descamaciones y opacidad capilar. En caninos y felinos machos se ha observado hemorragias urinarias. En hembras castradas hubo hematurias con la proximidad de hembras enteras. Frecuentemente los perros y gatos castrados incurren en el ‘Idiotismo de Bechterev’, conducta incurable, que se caracteriza por el intento de orinar o defecar para obtener algún sustituto del placer sexual. Perros y gatos castrados son sorprendidos en actitudes maternales, además de incrementarse las estereotipias al nivel de la demencia trágica e imbecil. En todos los mamíferos, las hembras resultan más afectadas por la castración que los machos, tanto en fobias, neurosis y estereotipias. Zuckermann describe suicidios de gatos y perros machos castrados arrojándose al vacío desde las alturas. ¿Conoce usted todas las patologías endocrinas que se derivan de las glándulas sexuales? Pues vamos a dar un repaso: -Sensible a estrogenos en hembras: DESEQUILIBRIO OVÁRICO II No se da tanto en hembras castradas como en hembras enteras, por una deficiencia o desequilibrio de estrógenos, aunque en muchas ocasiones las concentraciones de estradiol son normales. También puede deberse a deficiencia en la secreción de hormonales adrenales, que como usted sabrá nada tienen que ver con los órganos sexuales. -Hiperestrogenismo en hembras: DESEQUILIBRIO OVÁRICO I Se produce por la presencia de ovarios poliquísticos, tumores ováricos o sobredosis de estrógenos exógenos. También puede ser debida a conversión periférica anormal de hormonas sexuales o a la producción ectópica de la misma. Curiosamente se da en perras enteras. -Hiperestrogenismo: MACHOS CANINOS CON TUMORES TESTICULARES Exceso de estrógenos (o rara vez hiperprogesteronismo) debido a tumor de células de Sertoli. El criptorquidismo predispone a la formación de tumores testiculares. Se da en machos enteros; por lo usual de edad media o avanzada. -Hiperandrogenismo ASOCIADO A TUMORES TESTICULARES Tumores testiculares productores de andrógenos en machos caninos enteros. -SINDROME FEMINIZANTE MASCULINO IDIOPÁTICO Se da en machos caninos enteros de edad media, aunque las concentraciones de hormonas sexuales son normales. -SINDROME SENSIBLE A LA CASTRACIÓN Se da en machos enteros con testículos normales entre los 1-4 años -DESEQUILIBRIO DE HORMONAS SEXUALES ADRENALES Se da tanto en perras y perros tanto castrados como enteros. Y por fin, UNA, que se presenta en machos castrados y que es la que se conoce como ALOPECIA SENSIBLE A LA TESTOSTERONA. Todas esas alteraciones que usted describe a nivel cutáneo son muchísimo más frecuentes en perros y perras enteros que en los castrados, cómo creo que he dejado claro. Por lo tanto, demuestra un profundo desconocimiento en lo que afirma. Con respecto a las patologías que afectan al APARATO URINARIO, son mucho más frecuentes en machos y hembras enteras que en los castrados. La razón es sencilla: cuando estos animales están en celo se produce una congestión del tracto genito urinario que lleva a la presentación de estas enfermedades. ¿Sabe usted que el número de micciones aumenta de forma exponencial cuando un animal doméstico esta en celo? ¿Explicaría esto las hematurias de las que habla? Tan sólo hay una patología que afecta a las hembras castradas y que es la incontinencia urinaria, pero le aseguro que su incidencia no es muy alta, y que además es de sencillo tratamiento. De cualquier modo, también hay perras enteras que la presentan. ¿Comportamientos maternales, suicidios, idiotismo, esterotipias? La verdad es que no sé de que habla. Conozco perros y gatos suicidas que saltan por los balcones, pero no por que le hayan quitado sus atributos. ¿Le preguntó el investigador a los animales que se habían suicidado la razón por la que lo hicieron? Y no me diga que es que la mayoría de los que lo hicieron estaban castrados, porque esa deducción carece del más mínimo rigor científico. ¿Sin castraciones, cómo evitar el abandono de animales y la superpoblación? El tema es serio y no para tomar a la ligera, pero las castraciones comportan un anacronismo, pues se hallan alternativas que no producen los incuestionables trastornos surgidos con la castración. Existen anticonceptivos orales e inyectables, traslativos de celo, desodorizantes y anaferomónicos, pesarios y diafragmas, dispositivos intrauterinos (DIUC) y abortivos. Además de métodos quirúrgicos que no alteran la psiquis, como la ligadura de trompas y la vasectomía. Efectivamente el tema es serio, y por eso mis contestaciones. Cuando se sabe que una de las principales causas de cáncer de mama y de diabetes en perros y gatos es el uso de los anticonceptivos orales o inyectados, usted preconiza su uso. No sé si se refiere usted a los derivados de la progesterona que se usan para inhibir el celo o a los medicamentos que se usan para provocar abortos. Me da lo mismo que lo mismo me da. Tanto unos como otros son venenos cuando entran el organismo. Una sola inyección o un sólo tratamiento oral con alguno de estos medicamentos, puede provocar enfermedades sumamente graves. A lo ya indicado anteriormente, se añadiría, en el caso del uso de estrógenos, la muerte por hemorragia por deprivación de la médula espinal. La ligadura de trompas y la vasectomía son prácticas que a veces realizamos, pero que no impedirán todos los inconvenientes explicados, excepto el de la preñez no deseada, aunque debo matizar que en hembras no se ligan las trompas, sino que extirpa el útero dejando los ovarios. Y para concluir un dato rotundo y científico: el 90% de las hembras castradas antes de su primer celo, no tendrán JAMÁS, cáncer de mama, y el 83% de las castradas después del primero, tampoco. En cuanto a los machos se evitan graves problemas de comportamiento, patologías prostáticas, y enfermedades testiculares. José Enrique Zaldívar Laguía Veterinario http://www.blogveterinario.com