Alabando a Dios por su fidelidad en tiempo de crisis

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Alabando a Dios por su fidelidad en tiempo de crisis
(1r. domingo de Adviento)
(Lamentaciones 3:6-24, Salmo 42)
Introducción: Al empezar la temporada de Adviento de este año, las noticias están llenas
de historias que causan angustia, la palabra “crisis” abunda, y nunca faltan tragedias y
desastres. ¿Terminará todo el 21 de diciembre, día en que los Mayas supuestamente
predijeron el fin del mundo? Echemos un vistazo a las noticias de la semana.
Medio Oriente: Los israelíes y palestinos reanudan su conflicto y los sirios nunca pararon.
La vida en Damasco se ha tornado más complicada esta semana debido a una disrupción
en las comunicaciones, y se ha predicho que el total de refugiados sirios huidos del país
llegará a los 700.000 a finales de este año –algunos incluso han huido al vecino Iraq, donde
hubo más bombardeos terroristas la semana pasada. La tensión continúa en Afganistán,
donde la economía del país depende fuertemente del comercio de drogas (ellos suplen el
90% del opio para hacer heroína, contribuyendo así a la insurgencia talibán, cuyos señores
de la guerra explotan a los lugareños con amenazas y violencia). ¿Alguien se atreve a
decir, “jo jo jo”?
África: Las campañas rebeldes continúan en la República Democrática del Congo, lo que
aumenta el número de personas desplazadas en la región (hay 3.2 millones de refugiados
en África, sin contar otros 12 millones de ‘desplazados internos’). En Nigeria la secta
islamista Boko Haram ha ido incrementando sus actividades en contra de los cristianos (y
el resto de la sociedad) en un intento de imponer la ley sharía en el país.
Lejano Oriente: En Tíbet continúan las autoinmolaciones como protesta al gobierno
impuesto desde Beijing; más de 80 personas se han prendido fuego desde el año pasado,
cuatro más lo hicieron la semana pasada.
Europa: Recientemente la tasa de desempleo en la eurozona alcanzó un nuevo récord,
mientras que en España el desempleo llegó al 26%. Las medidas draconianas que el
gobierno español ha impuesto en un intento de rebajar la deuda han encontrado oposición
por parte de huelguistas, manifestantes y detractores de todo tipo.
Medio ambiente: Las víctimas del huracán Sandy en Nueva Jersey siguen sin recuperarse
de todos los daños y pérdidas; han perdido sus posesiones, sus hogares han sido
destruidos y sus vidas están en ruinas. Mientras tanto los casquetes polares que se van
derritiendo han añadido 11 centímetros al nivel del mar en las últimas dos décadas, y la
tasa de aceleración del derretimiento del hielo polar supone una verdadera amenaza para
las comunidades costeras de todo el mundo. Los partidos ecologistas consideran que esta
es una de las cuestiones más urgentes de nuestro tiempo.
Otras noticias: Algunas tiendas en la ciudad siberiana de Tomsk han empezado a vender
‘Kits apocalípticos’, que contienen artículos que se consideran útiles para cuando acabe el
mundo a finales de mes: una lata de sardinas, cerillas, jabón, velas, medicinas y vendajes,
además de una botella de vodka.
¿Significa el Adviento lo que dice la canción ‘Tis the season to be jolly? (Es tiempo de estar
alegre). Las noticias de hoy definitivamente no nos ponen de humor navideño. Parece más
un tiempo en el que el mundo necesita esperanza. ¿Podría ser que solamente necesitemos
un mejor márquetin, o más artículos de lujo y cruceros recreativos para tener el espíritu
navideño? ¿Solucionaría eso los problemas del mundo, acabaría con el dolor, llenaría el
vacío, o traería la paz a la tierra? ¡Sabemos que no! Propongámonos entonces no dejarnos
engañar por la comercialización de la navidad ni dejarnos seducir por otra celebración
materialista del nacimiento de nuestro Señor.
1) Nuestro mundo confuso y desastroso se parece mucho al desastroso mundo del profeta
Jeremías en el siglo VI a. C., donde predicó un mensaje difícil y con pocos frutos durante
casi 40 años (comenzando con el reinado de Josías en 626 a. C. hasta la caída de Jerusalén
en 587).
Jeremías vio pasar 5 reyes; la infidelidad de Judá al pacto era tan evidente y su confianza
estaba tan desplazada que la nación no tenía oídos para el mensaje de arrepentimiento y
conversión de Jeremías. Mantenían su religiosidad con gran pompa y circunstancia y al
mismo tiempo rompían las leyes de Dios continuamente, alabando a los baales e incluso
construyendo altares donde quemaban a sus hijos en sacrificio.
Parece que Israel tuvo que irse lo más lejos posible de Dios para poder entender su
verdadera necesidad. Tuvieron que satisfacer sus pasiones pecaminosas hasta el
agotamiento total antes de darse cuenta de que estaban en un callejón sin salida. Tuvieron
que experimentar el fondo de su depravación y perdición antes de empezar a anhelar al
Mesías y libertador que se les había prometido. De lo contrario, simplemente no podrían
apreciar la magnitud de los grandes actos de salvación que Dios había hecho por ellos.
De hecho, se habían alejado tanto del ideal de Dios que el mensaje de Jeremías solamente
se centraba en la destrucción, devastación y exilio que vendrían. Esto, por supuesto, hizo
de Jeremías un profeta poco popular entre los líderes religiosos y políticos. Así que
Jeremías sufrió mucho por su fidelidad a la verdad: sus propios conciudadanos planeaban
matarlo; fue golpeado y puesto en el cepo por el sacerdote Pasur; estaba en conflicto
constante con los falsos profetas de Jerusalén, quienes lo ponían en ridículo públicamente;
fue perseguido por los hombres del rey quienes, bajo el rey Sedequías, lo echaron a una
cisterna donde se hundiría en el barro (tenían la intención de dejarlo morir de hambre), e
incluso después de su rescate permaneció el resto del asedio en prisión hasta que los
babilonios tomaron el poder.
A los ojos de muchos, excepto a los de Dios, Jeremías estaba luchando una ‘batalla perdida’.
Sin embargo, cuando la destrucción ocurrió, tal y como Jeremías había profetizado, él no
estaba lleno de gozo y satisfacción; ¡este era el cumplimiento de su peor pesadilla!
Jeremías simplemente continúo llorando.
2) Jeremías intentó transformar su tristeza en poesía. Ese es el tema del libro de
Lamentaciones: desde el punto de vista humano era una especie de terapia para Jeremías
por lo que había ocurrido en Israel; desde el punto de vista divino representaba la tristeza
y el llanto de Dios mismo por la infidelidad e incredulidad de Israel (y nuestra).
El dolor y angustia de las metáforas de Jeremías son casi inaguantables a medida que
derrama su alma delante de Dios. Pero debemos recordar que lo que había presenciado
era la peor tragedia en la historia de Israel: la destrucción del templo y la ciudad de
Jerusalén, la aniquilación o exilio de sus habitantes, la pérdida de todo lo que amaban y la
obliteración de toda su esperanza.
Su lamentación refleja la devastación en Judá y en el alma de Jeremías. En caso de que no
hayas leído el libro de Lamentaciones debes prepararte para lo que dice sobre Dios:
6
Me obliga a vivir en las tinieblas,
como a los que hace tiempo murieron.
Me tiene encerrado, no puedo escapar;
me ha puesto pesadas cadenas.
8 Por más que grito y pido ayuda,
él se niega a escuchar mi oración.
9 Ha sembrado de piedras mi camino;
ha torcido mis senderos.
7
Me vigila como oso agazapado;
me acecha como león.
11 Me aparta del camino para despedazarme;
¡me deja del todo desvalido!
12 Con el arco tenso,
me ha hecho el blanco de sus flechas.
10
Me ha partido el corazón
con las flechas de su aljaba.
14 Soy el hazmerreír de todo mi pueblo;
todo el día me cantan parodias.
15 Me ha llenado de amargura,
me ha saturado de hiel.
13
Me ha estrellado contra el suelo;
me ha hecho morder el polvo.
17 Me ha quitado la paz;
ya no recuerdo lo que es la dicha.
18 Y digo: «La vida se me acaba,
junto con mi esperanza en el SEÑOR.»
16
19
Recuerda que ando errante y afligido,
que me embargan la hiel y la amargura.
20
Siempre tengo esto presente,
y por eso me deprimo.
(Lamentaciones 3: 6-20)
¿Pueden estas palabras venir de un verdadero profeta de Dios? ¿Cuán deprimido crees que
estaba Jeremías? Ten en mente que él estaba derramando su angustia delante de Dios;
¡Dios puede con nuestros peores sentimientos! Ya que Jeremías le estaba diciendo esto a
Dios en medio de su llanto y dolor, el Señor de repente intervino en su dolor como la luz
del sol se abre paso entre nubes oscuras y le dio las maravillosas palabras que siguen:
21
Pero algo más me viene a la memoria,
lo cual me llena de esperanza:
El gran amor del SEÑOR nunca se acaba,
y su compasión jamás se agota.
23 Cada mañana se renuevan sus bondades;
¡muy grande es su fidelidad!
24 Por tanto, digo:
«El SEÑOR es todo lo que tengo.
¡En él esperaré!»
22
(Lamentaciones 3:21-24)
3) ¡Qué brillante declaración de fe en medio de la desolación total! Esta enorme verdad
espiritual fue dada a Jeremías en el momento de sus más profundas heridas, en el
momento de la más oscura tragedia de su nación. Cuando se encontraba en el más sombrío
pozo de desesperación fue cuando la más radiante revelación de parte de Dios apareció en
su horizonte.
¿Puedes cantar “Great is thy faithfulness” (Grande es tu fidelidad) cuando las cosas van peor
en tu vida? La palabra de Dios dice que puedes porque Dios es digno de confianza en
medio de nuestras peores pesadillas; cuando la esperanza parece perdida podemos seguir
cantando “Great is thy faithfulness…”
Podemos cantar porque cuando los recursos de la humanidad se habían acabado, cuando
se hizo evidente que los esfuerzos humanos nunca llegarían a nada más que a un ciclo de
“mata y muere, usa y sé usado, pisotea y sé pisoteado” -cuando más desesperadamente
necesitábamos un salvador, Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer bajo la ley para
redimir a aquellos que estaban bajo la ley y eran condenados por la ley sin esperanza de
indulto. De modo que pudiéramos recibir todos los derechos al ser llamados hijos, con el
Espíritu de su Hijo en nosotros incitándonos a decir “Abba, Padre”.
De esto se trata Adviento – de ejercitar nuestro deseo de un salvador, aprender a añorar al
salvador que Dios envió, llegar a entender cuán desesperadamente lo necesitamos, ver
nuestras peores dificultades como preparación para su venida y su gobierno sobre
nuestras vidas y nuestro mundo.
Conclusión: ¿Aprovecharás este tiempo de Adviento para ejercitar tu necesidad del
Salvador? ¿Lucharás por ver tu más profunda tristeza y tu mayor carga desde el punto de
vista de Dios? Cualesquiera que sean los retos que tengas por delante, están preparando
tu corazón para tener más hambre del único Salvador que este mundo conocerá.
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