64 adolescente confíe en la personas de su entorno y en su misma persona175, y este sentido de vida de impotencia se traslada hacia otras esferas, inclusive la de actuaciones posteriores. Se indica que este sentido de impotencia es el resultado de un proceso repetitivo de sometimiento a eventos de carácter compulsivos, desarrollado por adultos que obligan al menor de edad a tolerar o realizar determinadas conductas. Se trata de una situación de ejercicio de poder, en la cual el menor de edad es sometido, sin que pueda evitar tal patrón continuo de abuso de su autonomía. Ello se va generalizando, lo cual crea en el menor de edad el sentido de desvalimiento e impotencia, asumiendo la idea de que ese estado personal no puede cambiarlo, y ello es mayor en los ámbitos de abuso sexual. Esta situación, según se señala, se compone de tres aspectos: la sensación de angustia y pérdida de control, la reacción automatizada como mecanismo ante el distrés y el escepticismo del menor de edad. Se dice que una de las consecuencias notables de la sensación de impotencia es la angustia que se desarrolla en el menor de edad de edad ante la ofensa sistemática, y el sentido de que no controla su vida, y de que la misma se encuentra en riesgo. Ello les afecta emocionalmente y desarrolla un sentido de vulnerabilidad e impotencia con la angustia que ello implica176, y este rememoramiento causa intenso sufrimiento porque la reexperimenación afecta la vida cotidiana de la persona que sufre esta situación177. Precisamente el otro aspecto a considerar es el bloqueo que se genera como mecanismo de defensa ante la situación estresante, por cuanto se sostiene que ante estos estímulos que vuelven a revivir el trauma y que generan angustia y desvalimiento, el organismo se condiciona para glandularmente segregar sustancias químicas que permiten una respuesta de defensa, lo cual genera una especie de distrés condicionado que altera psicofísicamente al menor de edad178 lo 175 *$5%$5,12-(&.(152'(-³3RUTXpODVIDPLOLDVDEXVDQGHVXVKLMRV(QIRTXHHFROyJLFRVREUHHOPDOWUDWRGHQLxRV\ adolescentes” Op. cit. p 235. 176 6REUHHVHIHQyPHQR*2/(0$1'DQLHO³/DLQWHOLJHQFLDHPRFLRQDO(GLWRULDO6XPDGH/HWUDV0p[LFR')S< XVXDOPHQWHVHVHxDODTXHODSHUVRQDTXHH[SHULPHQWDHVWDVLWXDFLyQHPRFLRQDOKDVLGRREMHWRGHJUDYHVGDxRVRDPHQD]DV DVXLQWHJULGDGItVLFDRPHQWDO3RUHOORHOIHQyPHQRGHGHVYDOLPLHQWRTXHVHJHQHUD\ODVUHDFFLRQHVHPRFLRQDOHVTXH implican se asocian al Trastorno de estrés postraumático, al grado de reexperimentar el hecho traumático –cuestión Welss FLWDGRSRU*ROHPDQ±KDSXHVWRGHPDQL¿HVWRTXHH[SHULPHQWRVFRQDQLPDOHV±UDWDV±GHWHUPLQDTXHHOWHPRUVHGHVDUUROOD ante la repetición del hecho traumático. 177 6H LQGLFD TXH OD JUDYHGDG GHO FXDGUR SXHGH VHU WDO TXH OD UHH[SHULPHQWDFLyQ SXHGH VHU LGpQWLFD DO VXIULPLHQWR YLYLGR DO PRPHQWRGHODDJUHVLyQ\HOORGHWHUPLQDXQDVLWXDFLyQGHDQJXVWLDDQWHXQDVLWXDFLyQGHH[SRVLFLyQTXHUHFXHUGHHOHYHQWR SRUORFXDOORVPHFDQLVPRVGHOSURFHVRSHQDOSXHGHQJHQHUDUHVWDVLWXDFLyQSURYRFDQGRDQJXVWLDTXHHQPXFKDVRFDVLRQHV HVEORTXHDGDPHGLDQWHODHYDVLyQDQWHHVWtPXORVDVRFLDGRVSRUORVPHQRUHVGHHGDGFRQODVLWXDFLyQWUDXPiWLFD 178 GOLEMAN Daniel. “La inteligencia emocional” Op cit. pp. 346/347. Sobre el particular, citando a Charney, el autor mencionado LQGLFDTXHHQHVWHWLSRGHWUDVWRUQRVHPRFLRQDOHVDIHFWDQLQFOXVLYHORVSURFHVRVGHDSUHQGL]DMH\PHPRULDSRUFXDQWRODV PRGL¿FDFLRQHV D QLYHO FHUHEUDO VRQ WDQ LQWHQVRV TXH OD DPtJGDOD FHUHEUDO ±OXJDU TXH PDQHMD ODV UHDFFLRQHV GH DOHUWD \ SHOLJURSHURHQXQVHQWLGR³SULPLWLYR´±UHDFFLRQDH[FHVLYDPHQWHFDGDYH]TXHVHSUHVHQWDDOJXQDFLUFXQVWDQFLDTXHHYRFD ODVLWXDFLyQWUDXPiWLFD(QHVHFRQWH[WRGHEHFRQVLGHUDUVHTXHHOSURFHVRGHHYRFDFLyQTXHGDDIHFWDGRSRUFXDQWRHOPHQRU de edad no puede describir correctamente los recuerdos, y en el ámbito del sufrimiento esos recuerdos se presentan como vividos en tiempo real.