Diagonal // Del 3 al 16 de marzo de 2005 6 // GLOBAL IMÁN JAMÁS // EX DIRECTORA DEL OBSERVATORIO DE LA OCUPACIÓN DE IRAQ “A lo largo de la historia, cuando hay ocupación, hay resistencia” Imán Jamás, periodista y traductora residente en Bagdad, dirigió hasta el pasado verano el Observatorio de la Ocupación, una organización internacional cuya fun- ción consiste en documentar los daños ocasionados por la ocupación estadounidense a la sociedad iraquí tanto en el terreno político y económico como en el ámbito de los derechos humanos. La resistencia, el papel de las mujeres o de los medios en el conflicto, son algunos de los temas que repasa en esta entrevista. Sylvain Cherkaoui Eduardo Pérez Redacción DIAGONAL: La versión oficial afirma que la resistencia está formada por nostálgicos de Saddam Hussein y por grupos cercanos a Al Qaeda. ¿Cuál es su composición real? IMÁN JAMÁS: A lo largo de la historia humana, cuando hay ocupación, hay resistencia. En todas partes, incluso en América cuando estaba ocupada por los británicos, hubo una revolución para expulsarles. Es algo natural. La mayoría de la resistencia, ya sea armada o política, es iraquí. Quizá algunos son del partido Baaz. A propósito, Baaz es algo distinto a Saddam Hussein, y que seas baazista no significa que no tengas derecho a defender tu país. En cuanto a los terroristas islámicos, eso es propaganda. Ocupar Iraq es una parte de la guerra contra el terrorismo, según dice Bush. Así que tienen que decir que la resistencia es terrorista, para darse un pretexto. D.: ¿Son legítimos los ataques suicidas o aquellos en los que mueren civiles? I. J.: Los ataques suicidas, si son contra un vehículo estadounidense o una base militar, son resistencia. Pero si el ataque es contra una mezquita, una iglesia o un mercado, no lo es. D.: ¿Por qué algunos grupos teóricamente de izquierda, como el Partido Comunista Iraquí, han colaborado con las autoridades controladas por los norteamericanos? I.J.: Es muy extraño para el Partido Comunista participar en una Autoridad de la Ocupación imperialista y capitalista. Yo le he preguntado sobre esto a su secretario general, y me dijo que creen que es mejor para ellos estar dentro de la Autoridad ahora, mientras el futuro iraquí está siendo comprado. Yo creo que es como todos los partidos comunistas: quieren estar en el poder. D.: En numerosos países se ha desarrollado un potente movimiento anti-guerra. I. J.: Sí, es fantástico y está mostrándose solidario y ayudando al pueblo iraquí, pero me gustaría comentar que tengo amigos en él y me dicen qué tengo que hacer. Yo les digo: “No, gracias. Quizá sea así en tu país, pero no en Iraq”. D.: Las torturas en prisiones iraquíes se han definido como “casos aislados”, y los bombardeos a bodas o fiestas, como “errores”. I. J.: Las torturas no son casos aislados. Es una política sistemática de las tropas estadounidenses en las cárceles. Son crímenes, y por supuesto los militares deben ser investigados y castigados por ellos. La gente muere bajo tortura, se encuentran cuerpos con signos de tortura en las calles y hospitales. En cuanto a los bombardeos, cubrí uno de estos incidentes, el pasado abril. Cuarenta y cinco GERARDO PISARELLO* “ “ Las torturas a detenidos son una política sistemática de los estadounidenses en las cárceles iraquíes Incluso en América, cuando estaba ocupada por los británicos, hubo una revolución para expulsarles ” ” personas fueron asesinadas. Se trataba de una boda en medio del desierto. Si te fijas en los detalles, no puedes decir que es un error, porque llegaron, miraron, mataron a todo el mundo y bombardearon las casas. Si fue un error, ¿por qué hicieron todo eso? qué no darnos. Los salarios estaban muy bajos, así que muchas mujeres dejaron de trabajar porque no merece la pena cuando el salario ni siquiera cubre el transporte. En consecuencia, muchas se quedaron en casa. La situación era mala, pero no tanto como ahora. D.: ¿Ha cambiado la situación de las mujeres con esta guerra? I. J.: Primero se dio la guerra entre Irán e Iraq. Las mujeres sufrieron mucho. Muchos de sus hombres murieron: maridos, padres, hijos... Mi hermano murió en esa guerra. Después, estuvimos bajo sanciones económicas durante 13 años. Fueron las sanciones más largas y exhaustivas impuestas por Naciones Unidas. Desde mi experiencia personal como mujer iraquí, y madre, y esposa, puedo decir que fue muy severo, muy cruel, criminal. Ha matado a millones de iraquíes, desmantelado la sociedad y creado muchos problemas socioeconómicos. Cuando estos problemas llegan a la familia, es la mujer sobre todo la que se enfrenta a ellos. Además, bajo las sanciones el Estado era muy pobre. Todos los ingresos iban a la ONU, y ésta decidía qué darnos y D.: ¿Cuál es la situación de la prensa? I. J.: Oh, es muy libre (risas). No, estoy bromeando. Hay cientos de periódicos, televisiones y radios. Cada uno cuenta la situación desde su punto de vista, pero tienen que tener mucho cuidado con no criticar la ocupación. Por orden de los estadounidenses, ninguna noticia que instigue a la violencia está permitida. Por supuesto, esto es muy amplio, y muchos periódicos han sido cerrados, y algunos medios bombardeados. Y los trabajadores están furiosos, porque tienen salarios muy bajos y saben que el presupuesto es enorme. Iniciativa de apoyo para Iraq "Desde la guerra, más niños en Iraq están malnutridos, menos están protegidos contra enfermedades inmunológicas prevenibles y ha habido un incremento en la incidencia de enfermedades diarreicas", ha afirmado Roger Wright, director de Unicef en Iraq. Según la Campaña Estatal contra la Ocupación y por la Soberanía de Iraq (CEOSI), éste es uno de los efectos de la crisis de la sanidad pública, causada a su vez por "las trabas de los ocupantes y la corrupción rampante de las nuevas autoridades". Para combatir esta situación, la CEOSI ha puesto en marcha una "iniciativa de apoyo material a la población iraquí", con la que recauda fondos para adquirir material, que será entregado a centros sanitarios del país, "sin someterse a las autoridades de ocupación y ministeriales". Esta iniciativa surgió primeramente como una campaña de solidaridad con Faluya, víctima en noviembre de uno de los asaltos militares que, según Jamás, "están alimentando el odio y deseo de venganza contra los estadounidenses". Más información en www.nodo50.org/iraq. D.: ¿Cuál es la solución? I. J.: Primero, y principalmente, acabar con la ocupación. Todas las tropas ocupantes deben abandonar Iraq inmediatamente y sin ninguna condición. Segundo, debería haber una investigación sobre qué ocurrió en Iraq, por qué fue atacado, por qué hubo matanzas como en Faluya... Además, Iraq debería ser compensado por todos sus recursos saqueados, por todas sus instalaciones destruidas, por toda la gente que muere, es herida, arrestada o ve destruidas sus propiedades. Ahora algunas familias son compensadas, pero de una manera que es más humillante que la muerte. Conozco a una mujer cuyo marido, hijo y dos hijas murieron por disparos aleatorios cuando iban en un coche. Y le dieron 10.000 dólares, una vergüenza. En tercer lugar, la ONU debería ayudar a los iraquíes, a todos los partidos políticos, a tener una conferencia nacional para decidir por ellos mismos qué hacer con Iraq. Tras la ocupación, porque bajo ella no será justo. Eppure si muove o intentaron casi todo. Echaron mano de las palabras más audaces –“Constitución”, “Convención”– para granjearse la adhesión que las cumbres intergubernamentales y la fría tecnocracia de Bruselas nunca consiguieron. Aunque la apuesta de fondo se redujo a dejar blindadas las viejas manías monetaristas de la Unión, escenificaron su propio “proceso constituyente”. Confiaron las riendas a su más recio jinete y se aseguraron de que los ejecutivos de los estados mantuvieran una estricta vigilancia para que nada se saliera de su cauce. El Gobierno quiso ser el primero en someter a escrutinio popular el nuevo invento. Nunca se propuso, sin embargo, enmendar lo que el proceso de elaboración del Tratado ya había torcido. Al contrario. Las viejas promesas de “democracia deliberativa” y de “talante republicano” pronto se desvanecieron en una exhibición propia de los peores regímenes plebiscitarios. Con un margen de dos años por delante, se desempolvó con premura la vía del referéndum, forzando así la anuencia del Tribunal Constitucional. El aparato mediático y los recursos puestos al servicio de la defensa del “sí” fueron imponentes. Tras el escaparate de una supuesta “Plataforma Cívica”, las grandes empresas recordaron la necesidad de apoyar una Unión basada en la “solidaridad, la justicia y la paz”. La televisión basura y los rostros de algunos famosos sirvieron para difundir los aspectos más amables del texto ocultando, en cambio, sus perfiles militaristas o su núcleo duro neoliberal. En una reedición de viejas maneras estalinistas, las voces críticas con el Tratado fueron borradas o minimizadas en las pantallas y en la prensa. Muchas plataformas del “no” tuvieron problemas para reunirse e incluso para manifestarse. Ante la evidencia de la asimetría, la propia Junta Electoral Central se vio obligada a amonestar a un gobierno que no dudó en tocar el terreno de la ilegalidad. Pero no fue suficiente. A pesar del férreo consenso impuesto por los valedores del Tratado, el índice de participación en el referéndum ha sido el más bajo desde la caída del franquismo y uno de los más pobres en el ámbito de las consultas europeas. Las posiciones críticas a favor de “otra Europa”, por su parte, han conseguido abrirse un espacio digno que servirá para apuntalar sensibilidades similares no sólo en el resto de la Unión, sino también fuera de ella. En realidad, de cara a las élites de la Unión, y sobre todo de cara a consultas más problemáticas, como la francesa, el expediente exhibido por los defensores del Tratado Constitucional es más bien poco convincente. Como el aprendiz de brujo, han desatado fuerzas y temas “constituyentes” que acaso no puedan ya controlar. Algo se mueve en Europa. L El autor *Gerardo Pisarello es autor de La Constitución Europea y sus mitos