HOMILIA 29º. DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Santo Tomás Moro, un mártir de la Iglesia, un estadista inglés y disidente del gobierno de Inglaterra en el siglo 16, dijo una vez: "un buen sirviente del rey, pero primero de Dios." Estas palabras realmente me hablan cuando se piensa en la lectura de hoy del Evangelio de Mateo. Escuchamos en el Evangelio de dos grupos diversos: los discípulos de los fariseos y sus rivales políticos y religiosos, los herodianos están tratando de engañar a Jesús en decir que ellos no necesitan pagar impuestos al Imperio Romano. Jesús entiende lo que están haciendo y responde llamándolos "hipócritas" y les dice que si necesitan pagarle al gobierno, pero también hay que pagar a Dios lo que legítimamente le pertenece a Dios. Jesús les está diciendo que tanto el gobierno como Dios requieren ciertas lealtades de ellos. ¿Qué tiene esto que ver con nosotros hoy? Bueno, sigue siendo lo mismo unos dos mil años más tarde. Somos ciudadanos de dos reinos: el territorio político o país en el que vivimos y el Reino de Dios y a los dos les debemos. Nosotros, que vivimos en una sociedad democrática debemos pagar nuestros impuestos a nuestro gobierno por el bien de la sociedad. Es la ley de la tierra y es necesario para que el gobierno sea capaz de proporcionar servicios a todos los ciudadanos de la tierra. Puede que no nos guste, tal vez no nos guste cómo se gasta el dinero o por qué causa se gasta, pero todavía es la ley de la tierra. Todos dependemos de alguna manera de nuestro gobierno civil y la autoridad. Se puede cumplir las leyes para proteger a todos los ciudadanos, para financiar a un militar para la protección, para proporcionar educación, los servicios médicos, la construcción de carreteras e infraestructura, o un sistema de bienestar social para ayudar a los discapacitados, ancianos y/o desempleados. Pero a veces este reino puede entrar en conflicto con el reino de Dios. Aquí es donde tenemos el reto de vivir de acuerdo con las enseñanzas del Evangelio y la vida de Cristo. Si las personas no están siendo tratadas con justicia y dignidad, si existe el prejuicio racial o religioso, si se están aprobando leyes inmorales, hay que hablar de una manera no violenta, viviendo y enseñando el camino del Evangelio por la forma en que vivimos nuestras vidas. Podemos dar el ejemplo y no sólo sentarnos y quejarnos. Podemos, y debemos, tomar el tiempo para votar por nuestros líderes gubernamentales cuando sintamos que los lideres no están haciendo las cosas como Dios quiere que sean. Necesitamos vivir y votar por nuestra conciencia cristiana, siempre recordando que Jesús vivió con amor y compasión para todos. Esta es la responsabilidad que todos tenemos para el Reino de Dios y podemos dar pequeños pasos para hacer esto aquí, en San Bartolomé, donde la caridad y el amor deben comenzar y crecer desde adentro. En este momento me gustaría invitar a Enrique y Lilia Hernández a pasar para que nos hablen acerca de las muchas oportunidades que tenemos de devolverle al Reino de Dios, a través de nuestro tiempo, talento y tesoro, y para ayudar a promover el mensaje del Evangelio.