Las ciudades amuralladas de la memoria

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UNIVERSIDAD
DE
MÉxICO
la infancia no hubo lugar para la tierra,
Las ciudades amuralladas
de la memoria
lEÓN
GUILLERMO
territorio sólo nutrido por la presencia
del hombre, único y capaz de fertilizarla,
dade vida: sólo existió "el espejismo de su
ausencia". La falta de la tierra y el varón
GUTIÉRREZ
que la cultivara dio paso a la edificación
de calles yciudades desiertas yamuralladas
en la argamasa del sueño y la memoria:
oquedades donde se anudaron las cenizas
arianne Toussaint en la plaquette
ella como quien suelta al aire la cometa
del fuego, las astillas del desamparo y las
Murallas nos entrega tres poemas
multicolor, suave, lenta pero definitiva-
heridas de un cielo rasgado de torres.
sólidos, rotundos, elaborados con
mente.
M
el arte y la minuciosidad de las antiguas
Marianne Toussaint evoca e invoca a
En la afirmación del día como fundi-
tejedoras de rueca. Los hilos de su poesía
ciónde tiempo ymovimiento, reside la ten-
nosos por la pulcritud del lenguaje y los
son también antiguos, noches de insom-
sión poética creada por Marianne Tous-
trazos finos, precisos, firmes con que de-
nio y la infatigable memoria de la infan-
saint; tarde, mediodía, noche, equivalen
limita cada verso, y por la luz como ele-
cia, criatura caprichosa que nos adelanta y
a la rotación de la tierra, movimiento que
mento regente de los tres poemas, aunque
nos sorprende en su cruda desnudez, ante
en el poemario se presenta como el equi-
hay murallas que hacen crecer alargadas
la cual no hay escapatoria posible, sino el
librio que armoniza yda sentido a lo inmó-
combate frontal, tomarla de la mano yjun-
vil como un todo circular.
sombras.
En "Comienzo a deshabitada" la luz
Para BellaJozef, la poesía es la recon-
abre el poema, pero no la luz límpida yfres-
mentos con la delectación del sabor añejo
ciliación del ayer, hoy y mañana. Marianne
ca, es la luz de la tarde filtrada a través de
de los dulces infantiles, para finalmente
Toussaint reconcilia a la mujer poeta con
los huecos de la jacaranda, y tampoco es la
emerger limpios, livianos, despedirnos de
la niña exiliada en murmullos comprimidos en
propia, es la de Ella, la madre, la cómplice
con quien el yo se funde en la soledad del
partícu-
paisaje del destierro, para juntas deambular prisioneras en la ciudad amurallada de
tos hundirnos, ahogarnos y tragar los sedi-
las de luz y
sombradonde existía "una
jauladentro de
otra". En el poe-
tersticios es la tensión
por la que transitan en
el sueño de la ciudad interior que la habita tres
de los cuatro elementos:
yo que se buscaba "en el polvillo de los
libros" y "noches de ladrido y rumor de
lluvia". Las voces se amalgaman en el
el fuego purificadorcomo
pira, flama, tea, luz roja
insostenible que calcina y clarifica; el aire,
viento acañonado que
muerde al silencio, capaz de derribar las
murallas y los linderosdelanoche;
el agua es llanto, venas de
ríos, sudor,
humedad.
En el destierro de
nosotras para juntas llorar y recoger la
"imagen en el espejo llovido de la tar-
ma "La torre del pá-
I
I
la memoria.
Al igual que el primer poema, mantiene la estructura polifónica conformada por la segunda y tercera persona: tú
y ella que se unifican en una, la siempre
madre, la siempre sola que a veces se precipita "como agua para cantar", a quien
se dirige el yo del exilio, del destierro, el
jaro" eldíaconsus in-
I
la luz para crear poemas luminosos; lumi-
.69.
de". Finalmente, en los dos últimos versos el yo se desprende y crea su propia
luz, se aleja del destierro interior, deshabitándolo como quien suelta el cometa,
suave, lenta pero definitivamente. •
Marianne Toussaint, Murallas, SOCIOCULTUR
20 pp.
(Mercado de poesía), México, 1996.
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