La sociedad internacional: su efectividad frente al

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LA SOCIEDAD INTERNACIONAL: SU EFECTIVIDAD FRENTE AL
“EJE DEL MAL”
Autor:
ANDRÉS FELIPE GIRAL DÁVILA
Comunicador Social- Periodista de la Universidad de La Sabana, Magíster en
Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana.
Profesor tiempo completo, Facultad de Comunicación, Universidad de Medellín.
(actual). Profesor de Relaciones Internacionales, Análisis de Coyuntura e
Investigación de Medios en la facultad de Comunicación Social y Periodismo de
la Universidad de La Sabana. (2007). Profesor de Análisis de Inteligencia en la
Academia del Departamento Administrativo de Seguridad DAS. (2007)
Ha trabajado en proyectos investigativos para Transparencia por Colombia.
Trabajos académicos: Álvaro Uribe Vélez: ¿Unanimidad de opinión?
Universidad de La Sabana, 2003. “El debate realismo-idealismo en la actual
guerra contra el terror, Pontificia Universidad Javeriana, 2006.
Fecha de recepción: 7 de julio de 2008
Fecha de aprobación: 2 de octubre de 2008
Resumen:
La guerra de Irak, el enriquecimiento de Uranio por parte de Irán, las pruebas
nucleares realizadas por Corea del Norte y la guerra de Oriente Medio entre
Israel y Hezbolá, han sido situaciones que han puesto a prueba la efectividad
de la teoría de la sociedad internacional en un contexto de lucha antiterrorista.
Frente a Irak, esta teoría fue desvirtuada porque Estados Unidos actuó de
forma unilateral violando las normas internacionales. Entretanto, la diplomacia,
la multilateralidad, la disuasión nuclear y el papel de las organizaciones
internacionales han tenido un papel protagónico en Irán, Corea del Norte y a
guerra entre Israel y Hezbolá, situación que ha permitido que dicha teoría
mantenga su efectividad frente a un marcado interés de Estados Unidos por
actuar de forma unilateral llevado por sus intereses.
Palabras claves: Sociedad Internacional, Teoría Relaciones Internacionales,
Terrorismo, eje del mal, Estados Unidos.
The International Society: its effectiveness front „axis of evil‟
Abstract
Iraq‟s war, Iran‟s uranium enrichment, North Korea‟s nuclear test and the War
between Israel and Hezbollah in Middle East, had been situation that to put on
approval International Society Theory‟s effectiveness in a context of anti terror
war. In Iraq, this theory was distorted because United States acted following a
unilateralism politic in which United States infringed the international law.
Meanwhile, diplomacy, multilateralism, nuclear détente and International
Organization they have had a protagonist paper in Iran, North Korea an War
between Israel and Hezbollah. This situation have permitted that International
Society Theory keep a certain effectiveness in view of a serious interest of
United States for acting unilaterally.
Key Words: International Society, International Relations Theory, Terrorism,
axis of evil, United States.
La sociedad internacional:
Su efectividad frente al „eje del mal‟
Andrés Felipe Giraldo Dávila
El sistema internacional ha padecido serios quebrantos que debilitan de cierta
forma la estructura de una sociedad de Estados debidamente conformada.
La guerra en Irak iniciada en 2003, el enriquecimiento de uranio por parte del
gobierno teocrático de Irán, la guerra entre Israel y Hezbolá en territorio
libanés, sumado a las pruebas nucleares impartidas por el gobierno de Kim
Jong Il en Corea del Norte, han sido hechos que han puesto en duda la eficacia
de una sociedad internacional teóricamente propuesta. Cada una tiene como
común denominador la guerra explícita o la amenaza de conflicto, así como el
quebrantamiento de los intereses, normas y principios que riñen con los
presupuestos otorgados por la teoría de la sociedad de Estados.
El orden en la vida social se sostiene bajo tres pilares fundamentales1; en
primera instancia, las sociedades propenden por asegurar la vida producto de
la violencia latente; de otra parte, los pactos y promesas establecidas por la
sociedad deben ser respetados; y en tercera medida, las sociedades
promulgan una defensa o aseguramiento de sus pertenencias. Dichos
parámetros del orden social moderno, al ser trasladados al ámbito de los
Estados-nación, se traducen en evitar la guerra, cumplir los tratados y no
infringir la soberanía de las unidades políticas.
Para cumplir con estos elementos básicos del orden, los Estados deben, de
forma autónoma, circunscribirse en unos principios, normas e intereses
comunes en aras de fortalecer la sociedad internacional. El interés del Estado

Andrés Giraldo es magíster en Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana,
actualmente es profesor de Geopolítica, Comunicación Pública y Política y Teoría de Públicos en la
Facultad de Comunicación de la Universidad de Medellín. [email protected]
1
Bull, Hedley. (2005), La sociedad anárquica: un estudio sobre el orden en la política mundial, Madrid,
Catarata, p. 57.
comulga con los objetivos que cada unidad política persigue dentro del sistema
internacional teniendo como soporte sus capacidades de actuar en la política
mundial; en cuanto a las normas, este elemento gira en órbita con el respeto de
las leyes internacionales por parte de los Estados, en donde las instituciones
intergubernamentales son las encargadas de vigilar el cumplimiento de la
normatividad. “Una sociedad de Estados existe cuando un grupo de Estados,
consciente de sus intereses y valores comunes, forman una sociedad en el
sentido de que se consideran unidos por una serie de normas comunes que
regulan sus relaciones y de que colaboran en el funcionamiento de
instituciones comunes.”2
Esta postulación paradigmática clásica propuesta por la escuela inglesa de las
relaciones internacionales, en época de Guerra Fría, se soportaba con la
consolidación de una serie de instituciones teóricas como el derecho
internacional, el balance de poder, la diplomacia, el papel de las grandes
potencias y la guerra. Estos componentes de la teoría de la sociedad
internacional se consagraron bajo la premisa de que en la Guerra Fría la
estructura estaba dominada por la anarquía, que consiste en a ausencia de un
gobierno mundial que regule las pautas y los comportamientos internacionales,
por lo que a los mismos Estados-nación les corresponde afianzar unas normas
y pactos para consolidar la coexistencia y cooperación entre las distintas
unidades políticas para llegar, a través de esas normas, a la solidificación de
una justicia mundial o cosmopolita. En este sentido, la teoría de la sociedad
internacional formulada por Hedley Bull
en 1977 contempló una serie de
instituciones que coadyuvaron al mantenimiento de un orden internacional
sistémico, en el cual todos los Estados se encontraron unidos y entrelazados
por una serie de intereses que hacían parte de un sistema integral. Sin
embargo, el fin último de esa sociedad internacional postulada consistía en
que, gracias al orden establecido por el respeto de las normas, los pactos y la
soberanía, el siguiente paso del sistema internacional era el alcance universal
de la moral, o en otras palabras, la consolidación de una justicia global.
2
Bull… op. Cit, p. 65.
Dichos ejes de esta teoría internacional estaban diseñados bajo un esquema
bipolar del mundo, en donde las dos superpotencias –Estados Unidos y la
Unión Soviética- sometían a sus respectivas áreas geopolíticas de influencia en
una confrontación ideológica con el objeto de preservar la supervivencia de la
raza humana. Bajo esta estructura, se consolidaron las pautas, normas e
intereses que organizaron al sistema internacional dentro de un entramado de
tentativas de conflicto y cooperación. “El comunismo es el mal de la
humanidad”, se llegó a promulgar desde el bando estadounidense. A su vez, se
edificaron una serie de instituciones que aliviaron de cierta forma las amenazas
de guerra, como por ejemplo la disuasión nuclear mutua; y, se diseñaron toda
una cadena de organizaciones internacionales que desde su inicio tuvieron
como finalidad la preservación de la paz y la búsqueda de intereses
cooperativos para el conjunto del sistema mundial.
Con la caída del muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética, dicha
estructura se transformó; los paradigmas explicativos se modificaron, situación
que sometió a la teoría de la sociedad internacional por un camino doctrinario
en el cual se tuvo que adaptar al contexto de la globalización, por lo que su
explicación teórica se dirigió a lo que se denomina gobernanza global, un
criterio más que idealista en su concepción3, ya que con la hegemonía de
Estados Unidos en la década de los noventa, esta serie de posturas
universalistas se amoldaron a una estrategia de dominio a escala planetaria
matizada en la puesta en escena de la ideología neoliberal, de democratización
y libre mercado como los valores „justos y necesarios‟ para que el conjunto de
las naciones lograran un desarrollo óptimo. La dimensión económica pasó a
ocupar el primer orden político del mundo impulsado desde La Casa Blanca, ya
que el enemigo militar había desaparecido y la ideología „pagana‟ ya no existía.
Por ello, la Tercera Ola de la Globalización se materializó y alcanzó todos os
rincones del planeta.
3
La gobernanza global se refiere un conjunto de acuerdos para el manejo de temas, resolución de
conflictos y la ubicación de diversos intereses en los que están implicados tanto los Estados como los
actores no estatales quienes deben trabajar juntos en el manejo de los asuntos globales. También se refiere
a los canales transnacionales, la construcción de instituciones y las normas entre las empresas, los cuales
deben consolidar una justicia cosmopolita. Véase: Makinda, Samuel. (2002), “Hedley Bull and global
governance: a note on IR theory”, Australian Journal of International Affairs, Vol. 56, No. 3, pp. 361371.
Los atentados del 11 de septiembre de 2001 (11-S) propiciaron un golpe
fulminante al corazón ideológico de la potencia hegemónica: Estados Unidos.
Toda esa estrategia globalizadora de los años noventa se vino a pique al igual
que las Torres Gemelas, edificios que representaban el desarrollo capitalista. Al
mismo tiempo, el Pentágono en llamas, símbolo de la invulnerabilidad de la
nación, significó que en un mundo globalizado nadie está a salvo ni se puede
declarar totalmente protegido, ya que por más tecnología, recursos e
inteligencia que se posea, un minúsculo grupo puede utilizar bombas
„novedosas‟ como los aviones para producir daño y pánico.
Los atentados, producto mediático de la información al instante en vivo y en
directo, produjo un odio a los „otros‟, es decir, a aquellos que están en contravía
con los valores que llevaron a Occidente a la consolidación del desarrollo. Pero
fue precisamente producto de ese desarrollo que se formaron asimetrías,
pobrezas, excluidos y atrasados que, al regarse en tierras subdesarrolladas,
brotan las más extremas formas de violencia como voz de protesta a la
hegemonía de Estados Unidos. Por ello el gobierno Bush, al ver en el piso sus
principales símbolos de la cultura liberal y democrática, trajo de nuevo a
escena la seguridad de la nación como el pilar de su política externa, ya que
existen Estados corruptos e inestables institucionalmente que “no comparten
los valores de nuestro progreso”, que además, están relacionados con unas
cadenas oscuras de terrorismo transnacional. Luego del 11-S se dibujaron los
nuevos enemigos de la actual coyuntura internacional: las organizaciones
terroristas y los Estados pícaros que poseen Armas de Destrucción Masiva
(ADM). Ambos aúnan esfuerzos para amenazar los valores que han sustentado
el desarrollo de la humanidad. Por ello, la seguridad y defensa nacional con
una proyección internacional sustituyó una década de prioridades económicas
que habían consolidada a Estados Unidos como la hiperpotencia global.
Los atentados terroristas del 11-S coadyuvaron a que Estados Unidos tuviese
una excusa más que justificada para tomar la vocería mundial en la aplicación
de políticas encaminadas a salvar al mundo de los grupos terroristas y Estados
mafiosos que poseen armas nucleares. El 11-S relegó a un segundo plano los
principios facultativos de la sociedad internacional, priorizando la acción
racional; egoísta; preventiva; inmediata; por fuera de la ley internacional, si es
necesario; en el cual la seguridad nacional volvió a ocupar el primer renglón
dentro de un ámbito internacional timoneado por Washington en aras de
eliminar ese enemigo en „común‟. Sin embargo, es necesario precisar que, ante
la promulgación de la Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos un
año después de los ataques, la doctrina de política exterior estadounidense
desde el 11-S deambula entre conceptos hobbesianos de constante tensión y
parámetros ideológicos que comulgarían con una formación de sociedad de
Estados debidamente conformada4. La Estrategia de Washington priorizó la
protección, defensa y seguridad de la nación, a su vez que definió una serie de
valores como la democracia y el libre mercado, que al ser aplicados en todos
los rincones del mundo, eliminarían al terrorismo internacional.
Para hacerlo, Estados Unidos también diseñó un nuevo mapa geoestratégico
de acción prioritaria para borrar el terrorismo global. El señalamiento de puntos
geográficos de primera necesidad de acción es la puesta en marcha de una
doctrina justificada para que el gobierno estadounidense ejerza el dominio
militar planetario. La denominación por parte del gobierno Bush del „eje del
mal‟5 actúa acorde a sus intereses geoestratégicos del actor racional, porque
utilizó sus capacidades militares, económicas y políticas para enviar un
mensaje al mundo acerca de sus futuras decisiones en política exterior.
Si bien en sus primeros puntos doctrinarios Estados Unidos pormenorizó una
acción unilateral “si es necesario” para salvar al mundo del mal, también la
burocracia de la Casa Blanca dejó un margen para la acción „adecuada‟ que
deberán cumplir las principales instituciones internacional en aras de cumplir
con los fines de la sociedad mundial. Estados Unidos también utilizó los puntos
4
La Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos de 2002 contiene nueve puntos. Los primeros 4
puntos dibujan una posición realista del actor racional que pretende eliminar las cadenas oscuras de
terrorismo internacional y contener a los Estados mafiosos que desarrollan Armas de Destrucción Masiva.
En tanto que del punto 5 al 9, Estados Unidos defiende unos valores que contribuirán al fortalecimiento
de la justicia mundial o cosmopolita: el desarrollo económico, la preservación del medio ambiente, la
eliminación de la pobreza, la consolidación de la democracia y la salud mundial. En:
http://www.whitehouse.gov/nsc/nss.html
5
Para identificar a Estados peligrosos: Irak, Irán, Corea del Norte, Siria, Libia, Sudán y Cuba.
fundamentales de la moral internacional como una serie de valores que el
mundo debe acoger como los únicos “justos y necesarios” para borrar de la faz
de La Tierra al terrorismo.
Esta lucha frontal contra el terrorismo mundial iniciada hace cinco años y
encabezada por Estados Unidos afianzó en primera página una línea realista
de protegerse así mismo, pero de de forma paralela contempló la iniciativa para
la promoción de valores universalmente aceptados, que son los que en última
instancia pretenden encontrar un valor significativo al paradigma de la sociedad
internacional. En el mismo sentido, el comportamiento del gobierno
norteamericano frente a lo que denominó „eje del mal‟ –Irak, Irán y Corea del
Norte- experimentó actuaciones duales, ya que frente a Irak, Estados Unidos
actuó bajo parámetros realistas del actor racional relegando o violando las
instituciones acordadas por la sociedad internacional; en tanto que, frente a los
otros dos bastiones del eje, Irán y Corea del Norte, el tratamiento que le ha
dado Washington ha estado matizado por la participación y el llamamiento a la
comunidad internacional para que juegue un papel vital en la solución de las
controversias. “En los grandes momentos de la nación convergen realismo e
idealismo dando una línea de continuidad a la acción exterior del Estado.” 6
II
En marzo de 2003, Estados Unidos inauguró de forma oficial su lucha contra
“los herederos de las ideologías más asesinas del siglo XX” 7: los terroristas. La
invasión a Bagdad por parte de las tropas estadounidenses y aliadas con el
objeto de derribar el régimen autoritario, corrupto, represivo y terrorista de
Sadam Husein le propinó un duro revés al paradigma de la sociedad
internacional, ya que violó la ley internacional consignada en el artículo 51 de la
Carta de las Naciones Unidas, la cual contempla que cuando un miembro de la
6
Este argumento es defendido por Henry Kissinger en su libro Diplomacia. En: Pardo de Santayana, José.
(2003), “Una guerra para cambiar el mundo”, Política Exterior, mayo-junio, p. 10.
7
Reporte de George W. Bush el 20 de septiembre de 2001. En: Hirsh, Michael. (2002, septiembreoctubre), “Bush and the World”, Foreign Affairs, Vol. 81, No. 5. Consultado en base de datos, [en línea]
https://bases.javeriana.edu.co
Organización es atacado, este tiene la facultad de actuar. Sin embargo,
Estados Unidos atacó a Irak sin una amenaza latente so pretexto del no
cumplimiento por parte de Bagdad de la resolución 1441 del Consejo de
Seguridad que lo conminaba al desarme nuclear. Por ello, Washington actuó
bajo los intereses de su Estrategia de seguridad preventiva dejando al traste el
imperio de la ley internacional, ya que “el Congreso otorgó a Bush la potestad
de utilizar la fuerza contra Irak sin obtener la aprobación previa de la ONU”8
debido a que consideraron al régimen iraquí como un Estado que amenaza la
seguridad internacional por el hecho, no probado aún, de la existencia de
armas nucleares.
Prevaleció el realismo clásico agraviando o irrespetando uno de los principios
básicos para el sostenimiento del orden social como lo son las normas
pactadas. Una serie de miembros de la comunidad de Estados actuaron
aliados con Estados Unidos, menoscabando los valores consignados por la
institución internacional de las Naciones Unidas que ellos mismos han
integrado porque han considerado que hacer parte de esta organización es vital
para sus intereses respectivos.
Pero el tema de Irak era aún más relevante a la hora de la praxis política, ya
que Washington necesitaba demostrarle al mundo, especialmente a los
terroristas, su capacidad de acción unilateral y que la confrontación contra el
mal de la humanidad iba por el sendero correcto. La reivindicación al 11-S
inició con pie firme. Irak se convirtió en el conejillo de indias de la Estrategia
antiterrorista estadounidense, “la guerra era necesaria porque respondía a las
condiciones ideales para aplicar, por primera vez, la nueva doctrina estratégica
en su forma más evidente y descarnada”9. Por un lado, el régimen de Husein
resultó más vulnerable, más penetrable y más fácil de inferir; segundo porque
se comprobó que Irak no era esa gran potencia nuclear que amenazaba
seriamente la paz mundial, situación que permitió una rápida ocupación y
desmantelamiento posterior de la dictadura de Husein; y, tercero, el régimen de
8
Glennon, Michael. (2003, julio-septiembre), “¿Por qué fracasó el Consejo de Seguridad?” Foreign
Affairs en Español, [en línea] http://www.foreignaffairs-esp.org
9
Medina, Guillermo. (2003, mayo-junio), “Irak, la punta del Iceberg”, Política Exterior, Madrid, p. 141.
Bagdad “no gozaba de popularidad dentro de la comunidad árabe.”10 La guerra
de Irak fue la excusa perfecta para estimular a una sociedad estadounidense
sacudida por el 11-S, así como sirvió para generar un golpe de opinión a escala
global. La guerra contra el terrorismo había iniciado. El objetivo de salvar al
mundo del un mal protagonizado por terroristas que se escudan en Estados
corruptos dio su puntapié inicial. La seguridad vociferada por Estados Unidos,
una seguridad que debe ser compartida por el total de los países del mundo,
fueron premisas que se materializaron con el primer bombardeo a Bagdad en
marzo de 2003.
Tras cerca de cuatro años de confrontación, se han agudizado las formas de
violencia, las prácticas terroristas no han cesado, día tras día se registran
bombas por parte de militantes chiítas contra el régimen, los costos de la
guerra han sido incalculables, la democracia instaurada ha sido tímida en su
efectividad y se estima que la reconstrucción y recuperación de la población
iraquí llevará cerca de 20 años en ser consolidada.
Ante estos preceptos, si bien la teoría de la sociedad internacional fue
socavada en su esencia, corresponde a la misma comunidad de Estados
cumplir
un
papel central
en
la
solución
de
una
política
unilateral
estadounidense poco efectiva. La idea futura de dejar a Irak en manos de
fuerzas conjuntas de la ONU apunta en esta dirección. A su vez, muestran
algunas señas de la ineficacia de la guerra unilateral mostrada hasta el
momento.
III
Se estima que el umbral nuclear de Irán está llegando a su límite permitido. La
preocupación de esta situación ha prendido las alarmas en toda la comunidad
internacional, especialmente en la conducta de Estados Unidos que no soporta
10
Ajami, Fuad. (2003, enero-marzo), “Irak y el futuro de los árabes”, Foreign Affairs en Español. [en
línea] http://www.foreignaffairs-esp.org
un Irán „nuclearizado‟. Por un lado, este régimen teocrático ha tratado de
socavar la ya de por sí inestable situación dentro de Irak, pero por otro parte,
para Washington, un Irán convertido en potencial Estado nuclear, es en verdad
una seria preocupación.
Las políticas para contrarrestar al régimen de los mullahs no pueden ser las
mismas recetas que se han impartido en Irak desde 2003. Invadir Irán con
ejércitos aliados resultaría inoperante, ya que el país es más extenso en
territorio y los costes de una posible intervención sacudirían los cimientos de la
economía estadounidense ya desgastada por la misión iraquí.
La única reacción al enriquecimiento de uranio impartido por el gobierno de
Mahmoud Ahmadinejad es el bloqueo y aislacionismo económico iraní que
proviene desde la Casa Blanca. Pese a inscribir a Irán dentro del eje maligno,
Estados Unidos ha hecho un llamado a la comunidad internacional para que la
solución al tema iraní sea llevado de la mano por una acción multilateral. La
diplomacia, institución defendida por los teóricos de la sociedad de Estados,
toma importancia política para tratar el tema nuclear de Irán. Por ello, el
gobierno de George W. Bush ha celebrado la intervención negociada que han
realizado Francia, Alemania y Reino Unido frente al tema nuclear, así como el
papel de las inspecciones hechas por la Agencia Internacional de Energía
Atómica con sede en Viena.
Desde el señalamiento de Irán dentro del „eje del mal‟, las fricciones y
divisiones en materia de política exterior se han hecho sentir en la burocracia
clerical iraní. Los de línea dura han argumentado que para sostener la
revolución islámica será necesario sacrificar una economía bloqueada a costa
de un mayor programa nuclear que proteja a la nación de una posible
intervención del „Gran Satán‟. Al otro costado están los moderados
conservadores quienes defienden un desarrollo nacional, se han mostrado
neutrales frente a la invasión de Bagdad y prefieren evitar un desequilibrio
social interno por parte de los grupos extremistas, los cuales han tratado de
inferir en la ocupación iraquí. Ambos grupos tienen un equilibrio de poder
interno y han permitido de facto que el papel iraní ante la ocupación de Irak no
se haya materializado en desórdenes generalizados.
El temor hacia el poder nuclear de Irán no se ha subestimado; es más, Estados
Unidos ha viabilizado la solución a este tema por medio de mecanismos
multilaterales que hacen eficiente el papel de la sociedad internacional dentro
de un ambiente convulsivo de la política mundial. La resolución 173711 del 23
de diciembre de 2006 por parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas
hizo un llamado a Irán para que utilice su enriquecimiento de uranio para
asuntos pacíficos y energéticos, así como celebra el papel realizado por la
Agencia Internacional de Energía Atómica y la Unión Europea en las
negociaciones con Irán acerca de sus objetivos nucleares. Sin embargo, la
resolución deja entrever que se muestra con preocupación los alcances del
potencial nuclear de esta nación. Alí Larijani, representante de la seguridad
nacional de Irán argumentó que la resolución del Consejo de Seguridad “no
pararía los esfuerzos del enriquecimiento de uranio”12, ya que no resulta
efectivo para la política iraní en el sentido que su meta principal es jugar un
papel activo en Oriente Medio debido al intervencionismo por parte de Estados
Unidos y al aumento de las tropas por parte del gobierno Bush en Irak.
Irán mantendrá su programa nuclear hasta que Washington reconozca la
importancia de esta nación en la región, se suspendan las sanciones
económicas y ante todo, se retire del „eje del mal‟, ya que al estar inscrito como
tal, Teherán considera que su amenaza a la soberanía permanecerá latente. El
juego nuclear disuasivo, que fue una de las instituciones de la sociedad
internacional de la Guerra Fría, ahora adquiere un nuevo tinte de importancia
en la política internacional. Si para los iraníes, la contención nuclear es el arma
de su estrategia política para alcanzar sus intereses, para Estados Unidos es
una amenaza a la seguridad mundial. “Aunque Teherán ha sido agresivo,
antiestadounidense y asesino, su conducta no ha sido ni irracional ni
11
[en línea] http://daccessdds.un.org/doc/UNDOC/GEN/N06/681/45/PDF/N0668145.pdf?OpenElement
recuperado: 18 de febrero de 2007, 00:46 hs.
12
Ignatius, David. (2006, 6 de diciembre), “The Price of Iran’s Help”, Washigton Post, p. A25.
precipitada”13, porque lo que busca es su estabilidad y papel central en una
cada vez más convulsionada región.
El papel de la comunidad internacional y sus instituciones más representativas
para el tema iraní, como lo son el Consejo de Seguridad y la Agencia
Internacional de Energía Atómica, deberán encontrar las soluciones a la
inestable conducta iraní, sacar provecho de las tensiones internas padecidas
por la burocracia de este régimen clerical y poner énfasis en la cooperación
económica e integración de la nación en el comercio internacional a cambio de
un moderado comportamiento en su programa armamentista, ya que a
diferencia de la política unilateral estadounidense en Irak, resulta poco probable
una intervención militar de Estados Unidos en una potencia nuclear reconocida
y que preocupa al conjunto de la comunidad internacional. Como señaló un
reciente editorial del Washington Post: “llevado por la debacle del plan de
posguerra en Irak, no hay una verdadera razón para que el señor Bush ejecute
otra acción de guerra”14, y menos con un país tan importante en la región como
Irán que ha sido el inspirador de la revolución islámica.
IV
De un tenor similar al iraní es la situación de Corea del Norte. Este país
complementa el rompecabezas de lo que se denomina „eje del mal‟. A
diferencia del régimen teocrático de Teherán, Corea del Norte vive una política
interna de cohesión, nacionalista y radical, frente al intervencionismo
estadounidense. El populista Kim Jong Il ha promocionado un proyecto
nacionalista autoritario con miras a evitar la invasión de Washington en su
territorio, el cual consta de un férreo programa nuclear que ha sido conocido
por toda la opinión pública mundial cuando se realizaron las prácticas en el
norte del país el 9 de octubre de 2006. Fue un acto intimidatorio de Corea del
13
Pollack, Kenneth y Takeyh, Ray. (2005, abril-junio). “Objetivo: Teherán”, Foreign Affairs en Español,
[en línea] http://www.foreignaffairs-esp.org
14
Editorial (2007, 19 de febrero): “The Iran Options”, Washington Post, p. B06.
Norte para demostrarle al mundo de sus verdaderas intenciones, pero a parte
de ello, las pruebas llevadas a cabo reflejaron los intereses nacionales de esta
nación que pretende contener una política intervencionista de Estados Unidos.
Corea del Norte “quiere ser reconocido como una potencia nuclear, ellos están
asumiendo que es la única opción para mantenerse seguros, tendremos que
esperar y ver si ellos están en lo correcto”15. Tal aseveración pone en
manifiesto que a los norcoreanos no les interesa sacrificar su pobreza, atraso y
déficit a costa de un proyecto nuclear nacionalista antiestadounidense.
Si a Washington le preocupa la situación, a los países colindantes con Corea
del Norte mucho más; por ello, mientras Japón se une más a las posturas
estadounidenses de bloqueo y aislacionismo, China y Corea del Sur apuestan
al retorno de los diálogos multinivel, ya que consideran que esta prueba llevada
a cabo por Kim es un mensaje a la comunidad internacional para que se borre
del „eje del mal‟ y cooperen económicamente con Corea del Norte.
Lo que se evidencia en la Península de Corea es un equilibrio de poder
regional mediante la disuasión nuclear, por lo que se estima que este
presupuesto explicativo de la teoría de la sociedad internacional (el equilibrio
de poder) está adquiriendo una nueva relevancia en el comportamiento de los
Estados para alcanzar sus intereses. En tal sentido y en la misma línea con el
tema iraní, a Estados Unidos no le interesa una intervención unilateral
militarista e la región, pese a que tiene bases militares en Corea del Sur. De un
lado, porque resultaría oneroso para Washington embarcarse en una guerra
cuando aún el tema de Irak no está resuelto; y de otro, porque Corea del Norte
es otra potencia nuclear notable.
Las respuestas ante la situación norcoreana se matizaron en las resoluciones
1695 y 1718 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en las cuales se
condenaron las prácticas nucleares como un atentado contra la estabilidad y la
seguridad internacional, así como se hizo un llamado al grupo de los Seis
(Estados Unidos, China, Japón, Rusia y las dos Coreas) a que reanuden los
15
Faiola, Anthony y Fan, Maureen. (2006, 10 de octubre de 2006), “North Korea’s Political, Economic
Gamble”, Washington Post, p. A12.
diálogos diplomáticos para estabilizar la situación en la Península, o de lo
contrario se establecerían bloqueos más severos contra el régimen de la
República Democrática de Corea. De la misma forma se autorizó a la Agencia
Internacional de Energía Atómica para que supervise los programas de misiles
antibalísticos y realice un inventario de los componentes armamentistas de
Pyongyan. Así como el sismo que produjo la prueba nuclear, de la misma
intensidad fue el remesón en la comunidad política internacional, que de
inmediato acudió a Naciones Unidas para emitir las políticas al respecto.
Para el gobierno Bush, las pruebas norcoreanas deben ser llevadas al Consejo
de Seguridad, como en efecto se hizo; no obstante, “las transferencias de
material y armas nucleares de Corea del Norte a otros Estados o entidades no
estatales serían consideradas como una grave amenaza para Estados Unidos
y tendría que ser la responsable de las consecuencias de tales actos” 16, por lo
que el entramado de Washington deja luces acerca de la posible agudización
de políticas drásticas hacia el régimen de Kim si este no acata a carta cabal las
disposiciones de la institucionalidad internacional o los diálogos de los Seis. El
gobierno chino ha calificado de “agotadores esfuerzos en la negociación”17 que
se ha adelantado con Corea del Norte para el desarme nuclear de la base de
Yongbyon, a cambio de abastecimiento de combustible, mayor incentivo del
comercio e inversión extranjera directa.
La relevancia teórica de la sociedad internacional para preservar la estabilidad
de la seguridad internacional en el caso concreto de la Península de Corea, se
ha hecho efectiva. Se puede ver la configuración de equilibrios de poder
regionales, la efectividad de la diplomacia y las capacidades nucleares para
alcanzar intereses concretos. Sin embargo no todo es color de rosa y las
tensiones permanecerán hasta que la ayuda hacia Corea del Norte se plasme
en la realidad.
16
Abramowitz, Michael y Lynch, Colum. (2006, 10 de octubre), “U.S. Urges Sanctions on North Korea”,
Washington Post, p. A01.
17
Cody, Edward. (2007, 13 de febrero), “Tentative Nuclear Deal Struck With North Korea”, Washington
Post, p. A01.
V
El compromiso de Estados Unidos con Israel data desde el holocausto judío
cuando se comprometió a reivindicar territorial y políticamente a esta población.
Desde el nacimiento en 1948 de este Estado-nación la inestabilidad en Oriente
Medio no ha mostrado mejorías y la agudización de la crisis se ha plasmado en
la historia. La guerra entre Israel y Hezbolá en territorio libanés a mediados de
2006 ha convulsionado a la región. No solo porque es una confrontación que
desestabiliza los tímidos diálogos alcanzados entre palestinos e israelíes, sino
que la guerra ahora es entre un actor terrorista no estatal contra un Estado
soberano. “Hezbolá es un movimiento político de gran influencia dentro de
Líbano y, al mismo tiempo, una organización terrorista al otro lado de sus
fronteras.”18 El entramado vivido luego del secuestro de dos soldados israelíes
por parte de esta organización fundamentalista islámica se ha caracterizado
por aumentar el caos político en Oriente Medio, ya que el Estado de Israel no
tolera los actos violentos de este adversario que recibe el apoyo de Irán y Siria,
dos potencias regionales que reclaman un papel singular en la zona y, por
ende, desestabilizan cualquier intento de acercamiento con la nación Palestina.
“Detrás de las escenas de la guerra, existen un cúmulo de temas que les
preocupan a quienes apoyan a Hezbolá –Irán y Siria-, cuestiones acerca de la
amplia estrategia entre Estados Unidos e Israel a lo largo de la región.”19
Estados Unidos se mantuvo al margen del conflicto mientras en los medios
informativos se presenció la destrucción apocalíptica de Beirut y otras ciudades
libanesas. Detrás de los ataques de la guerrilla chií al mando de Hassan
Nasralá contra la base militar israelí, se esconden las pugnas territoriales en las
granjas del Cheba y los Altos del Golán, que a la luz de Hezbolá, son lugares
sagrados que han sido expropiados por Israel. Pero también existe un interés
marcado por parte del gobierno precedido por Ehud Olmert de eliminar esta
milicia chiíta al precio que sea necesario. Las premisas del proyecto político
18
Garton Ash, Timothy. (2006, 23 de julio), “El nuevo desorden multipolar mundial”, El País, Madrid, p.
11.
19
“Shockwaves from Lebanon”, The Guardian, 2 de agosto de 2006.
israelí consta en disminuir las alas violentas transfronterizas, tanto Hezbolá, el
Hamás palestino y, Al Qaeda, situación que desde la óptica islámica es una
estrategia patrocinada desde Washington. Luego del desangre, la destrucción y
la inestabilidad, Líbano e Israel acataron la resolución 1701 del Consejo de
Seguridad de la ONU para “el cese inmediato de las hostilidades entre Israel y
la guerrilla chií de Hezbolá en Líbano, en donde el ejército israelí se debe
retirar paulatinamente y Hezbolá se debe replegar”20, para dar entrada a los
15.000 mil efectivos de las fuerzas conjuntas de Naciones Unidas que
finalmente salvaguardaron la frontera sur de Líbano.
La eficacia de la institucionalidad internacional para dar punto final a la
confrontación y preservar la seguridad y las vidas civiles se evidenció tras la
injerencia del Consejo de Seguridad así se hubiese tardado un mes en el cual
las muertes, lo ataques y la destrucción de la infraestructura fueron severos. De
cierto modo la sociedad internacional se reivindicó para dar cese al fuego a una
situación que, sin embargo, mantendrá un ambiente de conflicto en futuros
escenarios.
Hezbolá, Hamás, Siria e Irán son actores internacionales que actúan como palo
en la rueda al proyecto democratizador estadounidense, situación evidenciada
en la guerra libanés-israelí. Estas organizaciones terroristas y Estados
peligrosos
que
han
sido
encasillados
desde
Washington
como
desestabilizadores de la seguridad internacional mostraron sus capacidades e
intereses al margen de un papel aislado mostrado por Estados Unidos, país
que se limitó a delegar su papel en las disposiciones emitidas por Naciones
Unidas.
20
“El gobierno israelí aprueba la resolución de alto el fuego pero continúa con los bombardeos”, El País,
13 de agosto de 2006.
VI
Frente a la guerra iraquí, la teoría de la sociedad internacional recibió un golpe
fulminante,
en
tanto
que
se
reivindicó
frente
a
las
situaciones
desestabilizadoras en Irán, Corea del Norte y la guerra entre Hezbolá e Israel
librada en territorio libanés. No obstante, la sociedad internacional está sitiada
por los designios norteamericanos.
Tras la Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, el gobierno Bush
ha utilizado los presupuestos explicativos de la sociedad internacional en dos
sentidos. Por un lado, argumentó dentro de sus ejes doctrinarios que utilizará
todos sus recursos en aras de hacer más efectivas a las principales
instituciones internacionales para que a través de ellas se puedan establecer
obstáculos a la formación de las redes terroristas internacionales. Y por el otro,
utilizó como bandera unos valores como el desarrollo económico -el libre
comercio, la democracia, el bienestar social, la lucha contra la pobreza, las
libertades públicas, el fortalecimiento de la salud pública y el sostenimiento
ambiental- como los baluartes que deben alcanzar todos los ciudadanos del
mundo para alcanzar una justicia cosmopolita y, a su vez, eliminar las cadenas
terroristas y a los Estados que las auspician.
Estos valores, a la luz de la sociedad internacional, son los objetivos que este
mismo paradigma defiende, desde su concepción clásica hasta la formulación
de la gobernanza global. Estos valores universales, al ser formulado desde un
solo escritorio burocrático como el estadounidense, esta tomando esta visión
teórica para sí, desvirtuándola o sometiéndola única y exclusivamente a sus
designios políticos acomodados a sus intereses, por lo que la teoría podría
carecer de una cierta validez en la actual coyuntura antiterrorista. Sin embargo,
las injerencias de la diplomacia multilateral, las oposiciones a la guerra
antiterrorista que han evidenciado algunas de las principales potencias
internacionales, y, el papel de los órganos intergubernamentales ofrecen una
luz en el camino acerca de la manipulación teórica de la sociedad internacional.
Ante la intervención unilateral iraquí, en la que utilizó un moralismo universal de
implantación de los valores que son „justos‟ para todas las sociedades
antagónicas, se puede ver reflejada una manipulación estadounidense de la
sociedad internacional. En
tanto que el llamamiento a la diplomacia, a la
multilateralidad y a las organizaciones internacionales para el trato de los
temas en Irán, Corea del Norte y la guerra entre Líbano e Israel, han sido
situaciones que revitalizan el paradigma sistémico de la sociedad de Estados.
El gobierno que pretende eliminar el terrorismo en todos los rincones del
mundo ha estimado conveniente el papel jugado por las instituciones
internacionales que se encargan de salvaguardar los pilares fundamentales
para el orden mundial. Se puede argumentar que la posición dual de Estados
Unidos se traduce en que la sociedad internacional ofrece presupuestos de
notable interés cuando la burocracia de Washington lo cree conveniente. La
política exterior estadounidense deambula entre el péndulo que va desde
posturas idealistas para encontrar una justicia cosmopolita hasta posiciones
realistas del actor racional prudente. Hablamos de una „sociedad internacional
estadounidense.‟
Bibliografía:
Australian Journal of International Affairs, Vol. 56, No. 3
BULL, Hedley (1977). La sociedad Anárquica: un estudio sobre el orden en la
política mundial, ediciones La Catarata, Madrid, 2003.
Diario El País, Madrid
Foreign Affairs, Vol. 81, No. 5
Foreign Affairs en Español, versión electrónica http://www.foreignaffairs-esp.org
ediciones consultadas: enero-marzo de 2003, julio-septiembre de 2003, abriljunio de 2005.
Política Exterior, mayo-junio de 2003
Estrategia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos (2002). Versión en
Inglés en: http://www.whitehouse.gov/nsc/nss.html
The Guardian, Londres
The Washington Post, Washington
United Nations, resolución 1737
PRESENTACIÓN DEL ARTÍCULO
1. Título: La sociedad internacional: su efectividad frente al „eje del mal‟
2. Autor: Andrés Felipe Giraldo Dávila.
3. Afiliación
institucional:
Universidad
de
Medellín,
Facultad
de
Comunicación, profesor de Geopolítica, Opinión Pública y Comunicación
Política.
4. Tipo de artículo: ensayo que trata de reformular las conclusiones de la
tesis presentada por el autor para optar al grado de magíster en
Relaciones Internacionales. Título de la tesis: “El debate realismoidealismo en la actual
guerra
contra
el
terror”,
Pontificia
Universidad Javeriana, Bogotá, 2006.
5. e-mail: [email protected]
Teléfono: (4) 340 55 92 oficina; 310 3489072 (móvil)
REVISTA VIRTUAL VIA INVENIENDI ET IUDICANDI
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