La Palabra de Dios en el hogar Asunto Tema Texto : : : La Familia La Palabra de Dios como fundamento del hogar Deuteronomio 6.7 Introducción Busque en la Internet, en la librería más cercana, o en la biblioteca pública. Vea los programas de televisión de la mañana. Sintonice los programas de micrófono abierto. Hay consejos sobre la vida familiar en casi todas partes. Con tantas opiniones sobre la mejor forma de tener éxito en el matrimonio y de educar a los hijos, puede ser una tarea difícil escoger y aplicar los principios más dignos. Pero a pesar de esos principios, cada vez más familias se destruyen. Los cristianos tienen una guía de valor incalculable cuando se trata de la formación de la familia: la Biblia. El aplicar fielmente los principios bíblicos resultará en un matrimonio de toda la vida, en una buena crianza de los hijos y en el progreso personal de cada miembro de la familia. Pero al igual que cualquier otra guía, los beneficios de la Biblia se obtienen sólo cuando se la obedece. Dios les puso en claro a los israelitas que sus mandamientos debían ser prioritarios en todo tiempo. Los principios que Dios planteó en la época de Moisés siguen siendo fundamentales hoy. Las familias cristianas deben integrar la Palabra de Dios en todos los aspectos de la vida para tener éxito ante los ojos de Dios. Desarrollo I.- Enseñe la Biblia a. De generación en generación (Deuteronomio 6. 1-3) Toda una generación de israelitas creció en el desierto. Durante cuarenta años de peregrinación, desde su liberación de Egipto hasta su entrada en la Tierra Prometida, el pueblo de Dios aprendió lecciones difíciles. Éxodo, Levítico y Números, los “diarios de viaje” de Israel tienen muchísimos ejemplos de rebeldía espiritual, castigo divino, arrepentimiento y fidelidad renovada de Dios. Moisés escribió Deuteronomio cuando se acercaba el fin de los cuarenta años (1.3). No sólo repasó acontecimientos y lecciones del pasado, sino que también dirigió la atención de Israel hacia el futuro. En Deuteronomio 6, llamó a Israel a que siguiera obedeciendo la Palabra De Dios, la única forma en que podían disfrutar del éxito futuro. Los israelitas a quienes Moisés se dirigió habían visto morir a sus padres y a sus abuelos durante los últimos cuarenta años por haberse negado a obedecer a Dios la primera vez que vislumbraron la Tierra prometida. En Deuteronomio 6.1-3, Moisés quería que Israel supiera que sólo podía tener éxito obedeciendo a Dios. Puso muy en claro que las órdenes que le estaba dando a Israel se originaban en Dios. “Dios, mandó que os enseñara” (v. 1). La dirección de Dios había venido durante la época de Moisés en el monte Sinaí y 1 en el tabernáculo cuando se dictó cuidadosamente la ley (Éxodo 21.1; Levítico 1.1). Sólo con la reverencia a Dios y guardando sus mandamientos podía esperar Israel disfrutar del éxito en la tierra (Deuteronomio 6.2). Iban a trasladarse del desierto a una tierra “que fluye leche y miel” (v.3). Dios había provisto una tierra de abundancia, pero Israel tenía que seguir fiel si quería permanecer en la tierra. Se esperaba que los israelitas les pasaran las leyes de Dios a las generaciones futuras. Dentro de la familia inmediata o dentro de la familia de Dios, los creyentes de más edad que han pasado por las experiencias del “desierto” de la vida deben pasar las normas cristianas de generación en generación. Tales normas no se establecen fácilmente en el hogar ni las asimilan automáticamente los miembros más jóvenes de la familia. Esto requiere de una inversión a largo plazo de tiempo, esfuerzo y amor. b. Fundamento de la relación (Deuteronomio 6.4-9) Con cualquier serie de principios detallados, es importante que conozcamos el propósito principal. De otro modo, los principios mismos pueden asumir una función en la vida que carece de verdadero sentido, dando por resultado el legalismo. “Con las leyes de Dios, Dios mismo es el propósito principal”. En Deuteronomio 6.4, Moisés señaló a Dios antes de seguir en su exhortación a Israel. Quería que los israelitas se concentraran en Dios. Acto seguido, Moisés llamó la atención de los israelitas a la profunda relación de amor que Dios deseaba tener con ellos (v.5). A fin de entender la fuerza de esos dos versículos, sólo hay que ver la enseñanza de Jesús en (Mateo 22.36,37). En la época de Cristo, los muchos requisitos ceremoniales de la ley habían llegado a ser el enfoque principal de los judíos que ya no tenían a Dios mismo como su enfoque. El código legal religioso estaba lleno de comentarios detallados sobre la aplicación de cada una de las leyes. Jesucristo, Dios encarnado, les recordó a los judíos que lo interrogaron acerca de la ley que el fundamento y la motivación de la verdadera adoración era una relación íntima con Dios. Los padres y las madres no sólo debieran enseñarles reglas a sus hijos. Más bien al darles a conocer los detalles más minuciosos de la ley. Hablándoles de ellos durante todo el día, atando pequeñas selecciones en la frente o en la mano, y escribiéndolos en lugares visibles de sus hogares, los padres debían guiar a sus hijos constantemente a Dios y a los caminos en que su amor llena la vida. II.- Entienda la Biblia a. Recuerde las obras de Dios (Deuteronomio 6.20-23) Los padres les dan forma a la vida de sus hijos de forma positiva cuando las respuestas que les dan a las preguntas importantes se basan en un sólido conocimiento de la Biblia. Moisés esperaba una pregunta crítica de los jóvenes israelitas en respuesta a las leyes de Dios (Deuteronomio 6.20). La pregunta era 2 crítica porque representaba el primer esfuerzo del hijo por entender los mandamientos de Dios. Los padres israelitas debían mostrarles a sus hijos que Dios estableció la ley por causa de su amor, un amor demostrado mediante sus actos poderosos a favor de ellos. El propósito de sus leyes era fomentar el bienestar constante de Israel. Dios sacó a Israel de la esclavitud de Egipto mediante una serie de milagros que le dieron a esta nación de esclavos victoria sobre sus amos poderosos (vv. 21,22). Luego fielmente los llevó a la tierra que les había prometido (v.23). Durante siglos, Egipto había sido una importantísima potencia mundial. Era un centro de aprendizaje y una tierra de riquezas. Egipto se presentaba como centro de los logros humanos. Pero también ejemplificaba lo equivocado del pensamiento humano. Era una tierra de idolatría, inmoralidad y crueldad. Dios sacó a su pueblo de Egipto y usó las plagas para mostrar la falta de poder de los falsos dioses egipcios. Dios derrotó al ejército egipcio en el Mar Rojo. El proveyó milagrosamente para Israel en una tierra estéril. Los jóvenes israelitas tenían que recordar todo esto. Cuando crecían oyendo de la nación poderosa que estaba al suroeste de su país, tenían que recordar que Dios les había separado de ese mundo y todo lo que representaba. Los padres cristianos tienen una responsabilidad similar. Los hijos deben saber que el mundo y todo lo que ofrece es un engaño. Se les debe advertir que la esclavitud al pecado inevitablemente es el resultado de buscar la satisfacción egoísta en vez de buscar a Dios. Él ha preparado un camino, mediante el sacrificio de Jesucristo, para escapar del sistema de este mundo y del pecado que lo impregna. b. Acepte la gracia de Dios (Deuteronomio 6.24,25) El sabio padre israelita les enseñaba con toda claridad o a una hija que Dios era un amoroso proveedor cuyos requisitos eran expresión de su amor. La persona que obedecía a Dios sabía que Dios conservaría su vida (Deuteronomio 6.24). Esta frase señala los beneficios inmediatos de obedecer las normas de justicia de Dios. Los principios cristianos aplicados producen bendición. El pasar por alto estos principios da por resultado estilos de vida destructivos. A los niños a quienes se les enseña en el hogar el valor de la honradez, el trabajo arduo, del dominio propio y de otras virtudes probablemente evitarían prácticas que dañarían su cuerpo, su mente y su reputación. Aunque este pasaje no lo afirma de modo explícito, la referencia ante los ojos de Dios (v.25) tiene consecuencias eternas. Cada ser humano es un alma eterna destinada a pasar a la eternidad en comunión con Dios en el cielo o separada de Dios en el infierno. Para disfrutar de comunión con Dios, uno debe ser justo. La ley no podía brindar semejante justicia porque nadie podía cumplir plenamente sus requisitos. Los capítulos 9 y 10 de la Epístola a los Hebreos describe detalladamente la forma en que Cristo cumplió la ley. Su obediencia perfecta y su sacrificio hizo posible que los fieles de todos los tiempos fueran considerados justos ante los ojos de Dios. 3 La alegoría presentada en Deuteronomio 6 es la de un padre cristiano que transmite los mandamientos de Dios mediante el ejemplo de su conducta más que simples teorías religiosas. Así como los hijos en la época de Moisés necesitaban ver a sus padres viviendo conforme a los principios espirituales de la ley, la generación de hoy debe ver a sus mayores poniendo en práctica la enseñanza del evangelio. Los padres deben reconocer que todo se lo deben a Jesucristo. Tienen que atribuirle a Dios y a su gracia cualquier éxito del que disfruten en la vida y demostrar su dependencia de la Biblia para tener sabiduría. Tal testimonio acerca a los jóvenes a una relación de confianza con el Dios que respalda su Palabra. III.- Obedezca a la Biblia a. Nunca olvide la verdad (Proverbios 3.1,2) Los hijos no se quedan para siempre en el hogar. Llegan a la edad adulta y se van a vivir solos. No es de esperarse que los padres tengan el mismo nivel de influencia que tuvieron en los años de formación de un niño. Pero los padres no deben dejar de dar sus ideas. El libro de Proverbios da una perspectiva panorámica de los principios de Dios para la vida y como se relacionan con las situaciones humanas. Proverbios se presta apara el estudio de la familia porque a menudo la narración es de un padre espiritual a un hijo adulto. La voz de un padre es clara en el capítulo 3. “Hijo mío” implora en el versículo 1(pudiera leerse también “Hija mía”). El ruego es directo. El hijo jamás debe olvidar las enseñanzas de sus padres. Las órdenes de los padres deben guardarse en el corazón de los hijos, aun cuando los padres ya no estén presentes para darlas personalmente. Un hijo o una hija van a la universidad, se alista en las fuerzas armadas, se casa o se va a vivir a otra ciudad para trabajar. El joven o la jovencita que una vez sintió la mano guiadora de una persona mayor, sabia y amorosa, ahora se enfrenta a muchas voces provenientes de un mundo en rebeldía contra Dios. Es importante que se aferre a los valores espirituales que aprendió cuando era niño. El hijo que sigue fiel a las normas espirituales puede esperar larga vida y bendición (v.2). La más alta aplicación de este pasaje es la vida eterna y la gran recompensa que Dios ha dispuesto para los creyentes. Algunas familias sufren la muerte prematura de un hijo o una hija que vivía para Dios. Otras siguen fielmente al Señor, pero nunca parecen poder romper el yugo de la pobreza material. Aun en las más sombrías realidades de la vida, los creyentes descubren que es mucho mejor que enfrenten cada día en obediencia a Dios y estudiando la Palabra. b. Sea amoroso y fiel (Proverbios 3.3,4) “Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad”, dice el autor con la mayor sencillez (Proverbios 3.3). En el más amplio contexto de Proverbios, esto señala el amor a Dios y la fidelidad a Él. Haciéndose eco de la súplica principal de Deuteronomio 6.5, este versículo presenta dos rasgos del carácter que, si se cultivan, llevarán al cumplimiento de las demás obligaciones morales de la vida. Cuando esas características están en primer lugar dirigidas a Dios y luego cultivadas a lo largo de la vida, ellas afectan las demás relaciones. El resultado: 4 gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres (v.4). No hay meta más elevada que un padre pueda tener para un hijo. A fin de cuentas, la Biblia es la guía principal para hacer que las mayores esperanzas de un padre se conviertan en realidad. Ni las mejores escuelas, ni los grandes regalos, ni las vacaciones ni ninguna otra cosa puede producir los mismos beneficios que invertir tiempo y energía en el estudio bíblico. Conclusión El estudio bíblico en el hogar, a pesar de su gran valor, compite con muchísimas actividades y a menudo pierde. Por muy bien que se aplique una familia los principios bíblicos, y aunque planifique fielmente el estudio bíblico y la oración, estas disciplinas sufren interrupciones periódicas. Gracias a Dios, el Espíritu Santo está siempre presente para brindar aliento y dirección en las verdades de la Palabra de Dios. Esta fue una promesa que Jesús reiteró (Juan 14.26; 15.26; 16.13-15). Las familias que permiten que el Espíritu Santo reine de manera soberana en sus hogares pueden confiar en su dirección y ayuda al hacer de la Palabra de Dios un apoyo principal. 5