s . c o m / t r a b a j o s 1 4 / g a l l e g o s / g a l l e g o s . s h t m l # P R O V I N # i x z z 2 y 1 5 I b 0 5 8 MATERIALES PARA EL AULA “La emigración gallega en Argentina, Santa Fe y Rafaela”. (para trabajar en forma previa o posterior a la visita) "La voz del pueblo –voz del cielo- llamó gallegos a todos los españoles inmigrantes y gringos a los otros extranjeros. De ese modo dejaba dos mensajes para el futuro: primero, que los españoles no eran extranjeros comunes; eran, sí, los ‘otros’, pero los otros del idioma común y la tradición que ya formaba parte y sustento de lo criollo, y segundo, que los gallegos habían sido, entre los españoles, los más en número y los más conspicuos...”1 Hacia mitad del siglo XIX, miles de gallegos iniciaron el proceso de emigración con rumbo a América del Sur. Una nueva vida los esperaba del otro lado del océano, a pesar de que muchos siguieron añorando su tierra natal. Esta muestra fotográfica cuenta historias de emigrantes de Galicia, España, que se radicaron en Argentina, Cuba y Uruguay, principalmente. Se arriesgaron a cruzar el océano hacia un mundo de esperanzas. Hombres y mujeres solos, jóvenes y familias enteras se embarcaron dejando casi deshabitados sus pueblos. Para muchos, el viaje rumbo a las Américas desde los puertos de La Coruña y Vigo no tuvo retorno. Fueron los comienzos de la emigración gallega. Las imágenes que se exponen reflejan la dureza de la emigración pero también la ilusión de quien iba en la búsqueda de un nuevo horizonte. Se trata de un recorrido gráfico que muestra diferentes momentos, distintas etapas del itinerario migratorio. Las fotografías corresponden a actividades o lugares donde se afincaron los gallegos emigrados a Cuba, Uruguay y Argentina, destino de aquel viaje transoceánico donde, en aquel entonces, había poca mano de obra. Cabe destacar que Argentina fue uno de los países iberoamericanos que recibió el mayor número de emigrantes. La historia de la emigración va más allá de los que hicieron fortuna (en Buenos Aires o el interior del país, trabajaban en tiendas, mercerías, cafés, bazares o pensiones, antes de llegar a estar al frente de grandes negocios comerciales) y consiguieron regresar a su tierra natal. Muchos no pudieron hacer de nuevo sus valijas para volver a casa. Así y todo, aunque su viaje fuese sólo de ida, no olvidaron sus orígenes y dejaron profundas huellas de sus tradiciones y cultura en sus nuevos destinos. En el lugar de origen, Galicia, la inmigración dejó marcada para siempre a la gente, las costumbres, la idiosincrasia, el paisaje. Hubo pueblos que quedaron prácticamente vacíos. Hay un dato estadístico que llama la atención: el libro ‘Finisterres a finisterres”, que refiere a la inmigración desde el fin de la tierra de España(Galicia) hasta la Patagonia, el otro fin del mundo, nos cuenta que cuando la población gallega era de un 10% dentro del total de la población española afincada en nuestro país, un 50% de ellos eran inmigrantes gallegos. Esto da una idea de la cantidad de gallegos que salieron de España hacia América, además de las otras regiones. Argentina, Cuba y Uruguay fueron los destinos fundamentalmente de la emigración gallega hasta la mitad del siglo XIX. Después comienza básicamente la inmigración a la Argentina y, en especial, a la ciudad de Buenos Aires, que aparece como la ciudad que ofrecía más posibilidades al recién llegado. Esta sangría de gallegos creo en su región de origen lo que -de forma especial- se llamaron las viudas, las mujeres que quedaron solas en los pueblos, cuyos esposos emigraron. Ellas quedaron a la espera de ser llamadas; algunas lo fueron y otras nunca. No eran viudas ni solteras ni casadas; era un estado civil un poco especial. Algunos de esos migrantes (no sabemos cuántos) tuvieron la suerte de volver con fortuna, otros volvieron incluso sin fortuna por la añoranza de la tierra, sabiendo cómo era aquello. A pesar de que no triunfaron económicamente (no hicieron la América, como se dice vulgarmente) regresaron. Como tantos otros grupos europeos que poblaron el desierto argentino, el gallego también se caracterizó mucho por esa añoranza de la tierra natal, por ese ligamen sentimental con el origen. La inmigración gallega, mayoritariamente de las provincias de La Coruña y Pontevedra, 1Alonso de Rocha, Aurora: "Los gallegos en Olavarría", en El Tiempo, Azul, 30 de octubre de 1994 tuvo un crecimiento en el siglo XIX muy gradual, siendo contratados o llamados para desempeñar actividades en donde sus predecesores se habían instalado y generado una cierta capacidad empleadora, lo que se conoció con el nombre de sobrinismo, en que se ofrecía un trabajo y se pagaba el pasaje a un paisano de la Galicia natal. EN SANTA FE Y RAFAELA: Si bien la presencia española poscolonial se hace evidente en el país a partir de las migraciones masivas de la segunda mitad del siglo XIX, con asentamiento en los grandes centros urbanos como Buenos Aires, Rosarios y Santa Fe, recién hacia final de ese siglo y en forma progresiva los hispánicos llegarán a las distintas localidades del interior de Santa Fe. En el caso de Rafaela, aún cuando el crecimiento como colonia agrícola dependerá de los inmigrantes italianos, el desarrollo del casco urbano con neto predominio de extranjeros hasta 1912 recibirá el aporte español desplazando numéricamente en importancia a los suizos. El grupo español se integró mayoritariamente con obreros calificados y semicalificados que cubrían un variado espectro de actividades laborales. En lo que hace al grupo de los Gallegos, entre 1889 y 1920 y según registros al momento de su casamiento, representa el 10,6 % del total de inmigrantes españoles presentes en Rafaela, siendo el cuarto grupo regional en importancia luego de andaluces, asturianos y castellanos. Respecto a los índices ocupacionales de los varones de este grupo, el 8,3 % se declaraba empleado, el 20% artesano y obrero calificado, el 41,6 % trabajador no calificado y el 8,3% agricultor, dato este último que llama la atención puesto que de todos españoles presentes, los gallegos son los únicos que reconocen ocupación agropecuaria. De los Libros de Matrimonios y Defunciones del Registro Civil de Rafaela y de los registros societarios de la “Sociedad Española de Socorros Mutuos de Su Majestad” se desprenden algunos apellidos gallegos presentes durante el lapso temporal mencionado, y que perviven hasta nuestros días: Largacha, Casabella, Rivera, Díaz (de Lugo); Stanchy, Ruiz, Ramos, Herbon, Loson, Díaz, Lago, Esperante Martínez, Beiroa, Formosa (de La Coruña); Portela, Córdoba, Rey, Silva, Reimondes (de Pontevedra); Vázquez, Belmonte, Dopazo, García, Gradín, Cachaldora, Arias Blanco, Parente, Blanco y Gradín (Orense). (*) (*) INZA, Miguel Angel. “La Inmigración española en Rafaela (1881-1920)”. Rafaela, Fondo Editorial Municipal, 1999.