Adela Basch - Insista, insista y sea periodista O: “¿Llevo el grabador o tomo notas a mano?” Esas dudas lo acosaban de tal modo que le impidieron conciliar el sueño durante toda la noche. Cuando llegó la hora de la conferencia, Néstor Pasquini apareció en la sala ojeroso y soñoliento, vestido con un saco azul y un pantalón marrón, con solo medio bigote, porque la otra mitad se la había afeitado y con un grabador al que le faltaban las pilas. Por suerte había decidido llevar también un anotador y una lapicera a la que todavía le quedaba algo, aunque no mucho, de tinta. Apenas se sentó, el afamado Doctor José Sosgrandes comenzó a delinear los conceptos fundamentales de su postura filosófica ante la vida. Néstor Pasquini entrecerró los ojos y buscó en el asiento una postura que le permitiera concentrarse mejor, pero al rato se dio cuenta de que para tomar notas era necesario tener los ojos abiertos. Y para permanecer despierto, también. Mientras el disertante hablaba, Néstor se dedicaba a dos actividades simultáneas. Una era tomar apuntes, tratando de abreviar las palabras y de ser lo más sintético posible para que la tinta le durara hasta el final de la conferencia. Y la otra era batallar contra el sueño, que hacía que los párpados se le bajaran con insistencia, como una cortina metálica a la hora de cerrar, que la cabeza le pesara más de lo que el cuello parecía ser capaz de sostener y que su mente no alcanzara el máximo nivel de lucidez. Pero justamente por estar poco lúcido, advertía que su poca lucidez le pasaba inadvertida. Néstor Pasquini suspiró con alivio cuando la conferencia llegó a su término. En cuanto volvió a su casa decidió que a pesar del sueño, que casi le impedía mantenerse en pie, era mejor pasar en limpio las notas lo antes posible, mientras todavía tuviera frescos los conceptos expuestos. Al día siguiente, después de descansar todo lo que pudo, llevó al diario su reseña. El primer trabajo periodístico de su vida. Sentía una enorme satisfacción. Pero Néstor Pasquini nunca supo que al descifrar las notas y redactar la reseña de la conferencia había alterado muchas de las palabras pronunciadas por el eminente Doctor José Sosgrandes. --