caza de cabezas humanas, que es una derivación de aquél

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BOLETÍN DE LA. REAL SOCIEDAD
ESPAÑOLA
caza de cabezas humanas, que es una derivación de aquél. Sabemos
que la antropofagia
de los primitivos es debida en parte «á ideas
metafísicas acerca de las relaciones entre el cuerpo y el alma. T o dos los pueblos llegan á pensar que las cualidades psíquicas están
íntimamente ligadas con ciertas porciones del cuerpo y que comiendo de éstas aumenta uno en su mismo cuerpo y en su espíritu estas
cualidades» (Cari Vogt)..
En la civilización malaya la antropofagia está en relación con el
culto del cráneo y con la caza de cabezas. Las víctimas de tan lúgubre costumbre son únicamente hombres, pertenecientes á los enemigos heridos ó muertos en combate. Después de la comida los cráneos y huesos largos se cuelgan en la casa destinada con especialidad para recibir los trofeos.
Está comprobada la antropofagia en la época paleolítica por los
hallazgos de las cuevas de Krapina y Antelias. Insistiremos sobre
una particularidad de este último yacimiento, cual es la de que entre
los hallazgos de restos humanos escasean los restos de cráneos.
Semejante idea religiosa cae dentro de la caza de cabezas. «¡No,
esta costumbre no es horrorosa! Es una antigua costumbre, una
bienhechora costumbre, que nos legaron nuestros padres y abuelos..
Nos procura la felicidad, cosechas abundantes y aleja de nosotros
la enfermedad y el dolor. Los que antes eran nuestros enemigos se
convierten en nuestros guardianes, en nuestros amigos y en nuestros bienhechores.» Así se expresaba un viejo cazador de cabezas, de
Borneo, preguntado por esta costumbre por W . H. Furness, 1902.
Según Reche (1913), el fin de procurarse cráneos humanos no esotro que el de apropiarse no tan sólo de las almas de los parientes
y amigos, sino también de las de los enemigos. Así se explica la
costumbre de cazar cabezas y la derivación de esta costumbre del
culto al cráneo.
Será siempre difícil averiguar si entre los cráneos paleolíticos encontrados aisladamente los hay debidos á la caza de cabezas.
Es
muy probable que así sea, á propósito de lo cual diremos aquí que
Piette ya había hecho constar en sus excavaciones que «jamás se
encuentran en los niveles (cuaternarios) más que los cráneos, las
mandíbulas y las dos primeras vértebras, el atlas y el axis».
Breuil nos dice que Piette veía en estos extraordinarios hallazgos «un vestigio de trofeos de guerra: cabezas de enemigos llevadas á la gruta donde con intención fueron rotas».
El mismo Breuil se había fijado también en la sorprendente fre-
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