Ministro del Ambiente de Perú lanza duro ataque a propuestas post

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Ministro del Ambiente de Perú lanza duro ataque a propuestas
post-extractivismo de CLAES
El Ministro del Ambiente de Perú lanza un duro ataque a las propuestas de post-extractivismo
de CLAES en un intento de legitimar la minería depredadora. El artículo se presenta en el
contexto de duras resistencias ciudadanas en Perú y la reciente declaración de estado de sitio
en la zona del proyecto minero Tía María.
Los dilemas de la Tía.
En torno a la posición de Tierra y Libertad respecto a la Minería
Manuel Pulgar-Vidal
Ministro del Ambiente
(Fuente: El Comercio, 24.05.2014)
En los últimos sesenta días mucha agua ha corrido bajo el puente, o más bien por
el valle, y así el conflicto por el proyecto minero Tía María ha generado crispación,
violencia y pasiones y quizá por ello no ha permitido absolver una pregunta clave
que ayudaría a entender los continuos brotes de conflictividad: ¿Son los dirigentes
que han liderado la protesta, principalmente de Tierra y Libertad, opuestos a la
minería y otras actividades económicas en el Perú?
La respuesta la adelanto. Es un claro y rotundo SÍ, pero no con ello pretendo
ingresar a calificativos innecesarios y poco serios de “antimineros” o similares, sino
llegar a lo que es el sustento ideológico de la propuesta política de este grupo y los
líderes que encabezan la protesta, para con ello ingresar a un debate más serio
sobre la visión del Perú y sus actividades económicas para el futuro.
La base ideológica de Tierra y Libertad en relación con la minería está contenida en
un documento fechado en agosto del 2012 denominado “Nueva minería exige
debate nacional”, en el que refiere al “posextractivismo” como un objetivo que
transicionalmente debemos caminar para que nuestra economía dependa cada día
menos de la exportación de materias primas, y aun cuando se señala que
posextractivismo no significa “cero extractivismo”, ello no es del todo cierto si
recurrimos a la fuente ideológica de esa posición y la analizamos a detalle.
Eduardo Gudynas (1960), uruguayo, investigador del Centro Latinoamericano de
Ecología Social, es el artífice de esta propuesta y ha visitado numerosas veces el
Perú para proponer lo que denomina las “transiciones al posextractivismo”. Para él,
se define como extractivismo a la extracción de recursos naturales en grandes
volúmenes orientados principalmente a la exportación como materias primas o
procesamiento mínimo, incluyendo no solo a la minería o los hidrocarburos, sino a
su vez a la agricultura de monocultivos, piscicultura, entre otros.
Señala Gudynas que hoy vivimos en un tiempo de “extractivismo depredador”, pero
que las transiciones deben conducirnos a un “extractivismo o extracción
indispensable” en donde solo queden actividades que son “genuinamente”
necesarias y que estén directamente vinculadas a cadenas productivas nacionales
y regionales. El objetivo lo señala literalmente cuando dice que “se romperá con un
comercio internacional basado en la dependencia de enviar minerales al Sudeste
Asiático, para luego comprar sus televisores o electrodomésticos”. Para ello
demanda romper con las asimetrías existentes en la integración regional para
generar cadenas productivas a nivel continental, de donde el extractivismo
indispensable será aquel necesario para alimentarlas.
Esta propuesta, que carece de datos duros que prueben su viabilidad, olvida de
hecho los procesos ya recorridos de “industrialización por sustitución de
importaciones” y el proteccionismo que derivó de este, y también omite analizar las
consecuencias nefastas que tuvo en las economías de la región y la pérdida de
calidad y competitividad a la que se sometió a nuestra industria. Por otro lado, la
propuesta incurre en un bucolismo extremo al hablar de articulaciones
continentales, aun frente a la evidencia irrefutable de la crisis de supervivencia que
sufren los procesos de integración, contrario al caso de la Alianza del Pacífico cuyo
núcleo articulador es justamente el comercio internacional y global de las economías
que lo forman y que el posextractivismo rechaza. Negar en el mundo global y
competitivo de hoy el comercio internacional a gran escala aprovechando las
ventajas competitivas de las naciones es, por decir lo menos, irresponsable.
Elemento adicional para entender la posición de los posextractivistas está en la cita
que Gudynas hace de una investigación de Sotelo y Francke (2011) en la que estos
analizan un escenario donde se suspenden todos los emprendimientos
extractivistas licenciados entre el 2007 y el 2011, lo que implicaría perder
exportaciones por cinco mil millones de dólares. Mencionan, sin embargo, que esta
es una caída manejable en las reservas internacionales netas del país y que esa
pérdida es soportable si se le agrega un incremento en los impuestos a las
ganancias extractivistas que siguen en operación.
Dicho de otra manera, proponen cancelar operaciones extractivas, en las que caen
las mineras (actuales o futuras), y elevar impuestos a las que quedan vigentes,
argumento que, aunque citado a manera de ejemplo, pone en evidencia su posición
y que además generaría el escenario perfecto para ahuyentar a cualquier
inversionista, siguiendo el mal ejemplo de algunos países de la región que se
enfrentan a una crisis económica sin precedentes y un desabastecimiento
monumental.
El documento antes citado sobre nueva minería de Tierra y Libertad plantea una
posición similar al señalar que se debe planificar el ritmo de las inversiones en
función de la estabilidad monetaria del país y no solamente en función de la
rentabilidad de las empresas, para evitar la actual distorsión del tipo de cambio.
No se necesita más tinta para concluir, fruto de lo analizado, que la posición
ideológica de los posextractivistas es limitar las inversiones en actividades como la
minería, petróleo, agroindustria, riego destinado a esta, etcétera, pero sí es
necesario terminar señalando que ello se confirma cuando consideran que no es
viable apostar por el crecimiento y bienestar basado en la privatización de los
recursos naturales (inversión privada) y que la nacionalización o estatización de las
industrias (empresas públicas) no es una alternativa. Es decir, no se trata del
operador público o privado, se trata de la negativa al desarrollo de la actividad.
Esto último es lo que divide a la izquierda peruana, como señaló Fernando Vivas el
26 de abril último en un artículo en este Diario. Una izquierda bucólica y anacrónica
que sostiene posiciones como la analizada y otra capaz de plantear, aun en las
diferencias, puntos de encuentro desde el potencial de nuestro país y la mirada
común al crecimiento y al desarrollo.
Apostemos a un aprovechamiento sostenible de nuestros recursos naturales y su
potencial y concertemos una visión de bienestar y prosperidad para todos los
peruanos.
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