ifcü £ilia ^Rodríguez, "C, m{¡. mA á^tíel ^ulLUimo T^adñna del Srigadier 6tiel Quillermo "Rodríguez "Capia HapU Oficialdeque va son a engrosar las elfilas de en la "Armada na*5^"o, yelpundonoroso 9 de Septiembre 1933; sus padres Crnel. retiro Sr. Nacional", Diomedes Ro- z j, la Sra. Inés Tapia de Rodríguez. «ñ al 1951 ^ primeros estudios los realizó en la Escuela "Eugenio Espejo" de Quito; luego Nacional "Mejía", Instituto en el cual obtuvo su grado de Bachiller en Julio de Su afición por el mar, v su espíritu de sacrificio lo impulsaron a tratar de convertirse en un digno marino, y el 27 de Septiembre de 1951 la "Escuela Naval" lo recibió en sus aulas, duaños hemos podido observar en él un caballero perfecto y un amigo sincero, cuaiiüades que le han servido para ser elegido el "mejor compañero" del año 1954. Durante la permanencia en la Escuela se ha distinguido en el estudio de las materias proiesionales; es un excelente cultor de todos los deportes, el atletismo le agrada y ha tenido destacadas actuaciones en diversas competencias. En lo que si ha fallado a pesar de su constancia es en los juegos de salón, Ping-Poiij,, arenta y Bridge son sus debilidades, ojalá con el tiempo y las aguas vaya dando. . . . Nuestros mejores deseos para él en su vida profesional que sabemos estará llena de triunfos. Etiel: El cielo me concede la inmensa e incomparable dicha de verte investir las insignias y lu cir el uniforme como un miembro más de nuestra Gloriosa Marina. Has cumplido vuestro rnás caro ideal, has coronado con esfuerzo y trabajo tu honrosa y noble carrera, has dado alegría y orgullo a tus padres y hermanos, has demostrado pues, ser lo que quisiste ser. No han sido vanos tus esfuerzos y ni en vano han estado las lágrimas vertidas por nos otros al darte el adiós, cuando te alejabas del seno del hogar, en pos del sublime ideal que hoy alcanzas. Eras un muchacho, hoy eres un hombre... Eres ya un oficial completo, listo a ser un defensor más de las fronteras de la querida Pa tria y a llevar siempre en alto tu nombre para la merecida gloria de nuestro suelo. Me siento feliz y complacida, al saberme preferida como tu madrina, y tan sólo este re cuerdo será causa de mi eterno enorgullecimiento. Elevo mis plegarias al Todopoderoso por tu merecida felicidad y de mi parte hago votos por tu eterna dicha. Tu hermana Lilia