Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ORIGINALES LENGUAJE Y ESTIMULACIÓN PRECOZ os 5 artículos que presentamos a continuación están elaborados a partir de la Mesa Redonda «Análisis de la conducta lingüística y sus aplicaciones a la estimulación precoz», organizada en Barcelona durante el mes de diciembre de 1984, por la Societat Catalana de Recerca i Terapia del Comportament. En los tres primeros artículos se analizan aspectos teóricos e históricos. En los dos restantes se exponen aspectos prácticos y aplicados. Hemos de agradecer asimismo la colaboración del doctor Josep Toro i Trallero quien, con su artículo, complementa perfectamente los trabajos presentados. La coordinación para la publicación de este material ha ido a cargo de María-José del Río. L Toda la correspondencia puede dirigirse a: Societat Catalana de Recerca i Teràpia del Comportament. Apartado de Correos: 11. Universidad Autónoma de Barcelona. Bellaterra (Barcelona). 138 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ¿QUÉ ES, DESDE EL PUNTO DE VISTA PSICOLÓGICO, EL LENGUAJE? Por Emilio Ribes Iñesta Profesor de Postgrado, ENEP Iztacala. Universidad Autónoma de México es un término que, aun cuando en el habla ordinaria parece tener un significado muy claro, de acuerdo al contexto en el cual se usa, cuando se trata de emplearlo como una categoría de análisis científico se vuelve resbaladizo. De hecho todas las disciplinas que de alguna manera tienen que ver con el ser humano o con sus productos, estudian de una manera o de otra el problema del lenguaje y cada una asume una definición o un concepto distinto acerca de lo que es el lenguaje. Muchas de las discusiones entre especialistas diferentes sobre el problema del lenguaje se dan porque creen que están hablando de lo mismo, cuando en realidad están hablando de problemas diferentes. Para ser claros en el uso de la palabra «lenguaje» desde una perspectiva técnica, quizá lo mejor sea abandonar la palabra. Vamos a tratar de dar una definición de la palabra «lenguaje» que no use la palabra «lenguaje» como definidor. Vamos a hacer una distinción inicial: hay dos tipos de «lenguajes», lo que Kantor llama el «lenguaje vivo» y el «lenguaje muerto». Lenguaje muerto es el lenguaje descontextualizado del momento y de la situación particular en que se generó. Al psicólogo lo que le interesa fundamentalmente es entender el lenguaje no como instrumento para expresar algo, no como contenido de alguna otra cosa, no como indicador de algún otro proceso, sino como acción en sí misma. Es decir, el lenguaje como un acto de un individuo en una situación de- L ENGUAJE terminada en un momento determinado y frente a otros individuos o eventos que lo circundan. Eso es «lenguaje vivo». Cuando el lingüista, por ejemplo, toma grabaciones de los actos de un individuo o de muchos individuos, o toma vestigios gráficos y analiza algunas propiedades estructurales de ese producto, está estudiando lenguaje muerto. No le interesa por qué en ese momento determinado el individuo se comportó de esa manera. Lo que está estudiando ahora es la estructura del producto de ese comportamiento; el gramático igualmente toma las prácticas más o menos compartidas por un conjunto de individuos y trata de extraer o de abstraer ciertas invariantes en estas prácticas y a través de ello establecer reglas. Reglas del buen hablar y del buen escribir. Las reglas no son anteriores al hablar. Las reglas son una abstracción respecto al hablar de una población de individuos que comparten ciertas prácticas. Entonces, por ejemplo, la gramaticalidad del lenguaje no es una propiedad del lenguaje como conducta, sino del lenguaje como producto compartido por los individuos de una población, y por lo tanto ambos tipos de aproximación no son yuxtaponibles, porque se refieren a distintas propiedades de distintas relaciones, son niveles complementarios pero no intercambiables. Para analizar el lenguaje, fundamentalmente el lenguaje como conducta, como un proceso conductual, no podemos tomar categorías ni de la lingüística, ni de la gramática, ni de la biología, ni de nin- Correspondencia: Societat Catalana de Recerca i Teràpia del Comportament. Apartado de Correos, 11. Universidad Autónoma de Barcelona. Bellaterra (Barcelona). 139 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ORIGINALES guna de las otras disciplinas que también abordan el problema de aquello que en términos ordinarios llamamos el lenguaje. La psicología tiene que abordar el problema del lenguaje como la acción de individuos que interactúan con sus propias categorías, porque es lo único que le permitirá identificar los procesos que tienen lugar en el momento en que ocurre el «lenguaje como actuar». Las demás categorías que se utilizan para analizar ese producto son complementarias al análisis del psicólogo, pero no sustituyen al análisis del psicólogo ni aportan de ninguna manera conceptos que puedan tener una función causal en el análisis que el psicólogo hace del lenguaje. Por eso podríamos decir que el lenguaje como conducta no tiene gramática, no tiene estructura lingüística. No porque no se pueda desprender del producto de la gente que habla dicha estructura, sino en el sentido que el psicólogo, cuando analiza el lenguaje, las categorías que va a utilizar, tiende a enfocar otro tipo de procesos distintos a los que estudian las ciencias o disciplinas que analizan los productos o vestigios del lenguaje. * * * ¿Qué es desde un punto de vista psicológico el lenguaje? El lenguaje tiene una característica fundamental. Cuando se hayan enumerado las características que tiene es cuando se llega a la definición del lenguaje, sin necesidad de hablar de lenguaje. De momento mantendremos el término «lenguaje» en contradicción con la promesa inicial. Cuando hablamos del lenguaje estamos hablando fundamentalmente de conjuntos de respuestas que están integradas más que como respuestas aisladas, como reactivos, para utilizar el término de Kantor. Es decir, son sistemas organizados de respuesta que tienen la propiedad de ser convencionales y ello incluye varias dimensiones: la convencionalidad de tipo fonético, la convencionalidad gráfica, que a su vez produce la convencionalidad textual de la lectura, y la convencionalidad de tipo gestural: los gestos y expresiones. Estas cuatro dimensiones conforman los sistemas reactivos, que desde una perspec- 140 tiva meramente morfológica podemos identificar inicialmente como lenguaje. Cuando decimos que son convencionales queremos decir que, a menos que el individuo sea adiestrado especialmente por un grupo social a ejercitar las morfologías de comportamiento que implican estos sistemas, no aparecen por sí mismos en el desarrollo biológico. El sistema de respuestas que llamamos lenguaje se basa en las posibilidades de los sistemas biológicos de respuesta pero no aparece como consecuencia fatal de la biología del individuo: es fundamentalmente un sistema de respuesta establecido socialmente. Desde el punto de vista de su morfología por tanto son morfologías de naturaleza social. En segundo lugar se llaman convencionales porque tienen la característica de que son morfologías arbitrarias respecto a las propiedades físico-químicas de los eventos y condiciones bajo las cuales dicha conducta ocurre, es decir, al hablar de lenguaje, hablamos de una forma de comportamiento que no guarda relación de necesidad con las características físico-químicas de las circunstancias en que tiene lugar. No hay nada en la palabra «vaso» que esté regulado por propiedades físico-químicas del vaso. La morfología es arbitraria. Pero una vez que está establecida la convención, a esto le voy a llamar «vaso». Entonces la arbietrariedad debe identificarse en términos de la relación de necesidad de morfología de las circunstancias desde su perspectiva físico-química. Es decir, el lenguaje como una forma de conducta convencional no está producido por la físico-química del ambiente. Es arbitrario en su morfología. Pero, en la medida en que es una convención, no es arbitrario en lo que respecta a su uso. Es decir, no es arbitrario en su funcionalidad. ¿Por qué? Porque una convención implica fundamentalmente una práctica compartida. Vamos a usar el término «convencional» como sinónimo de «práctica compartida». Las convenciones a las que nos referimos los psicólogos son convenciones tácitas, no convenciones explícitas. Las conveciones explícitas respecto al lenguaje las estudian los gramáticos. Son los que a partir de las convenciones tácitas deducen convenciones explícitas. Después, distintos tipos de especialistas forma- Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. lizan la naturaleza de las interacciones entre individuos en términos de otro tipo de convenciones explícitas, como el derecho, como la religión, las reglas políticas, los reglamentos en las escuelas, los contratos, etcétera. Cuando hablamos de convenciones no nos referimos por lo tanto a las formas contractuales de convención, sino a las formas tácitas, y las formas tácitas simplemente indican que una práctica es morfológicamente compartida en su funcionalidad por los miembros de un grupo. En la medida que es compartida, es convencional. Entonces, la arbitrariedad de la conducta convencional se refiere a la relación de la necesidad de la morfología respecto a las condiciones en que ocurre, pero no se refiere a su funcionalidad, su funcionalidad no es arbitraria. La funcionalidad del lenguaje está regulada por la naturaleza de las prácticas sociales que justamente determinan su morfología. Las cosas tienen un nombre, las cosas se dicen de cierta manera, el lenguaje tiene una fonética más o menos compartida, etcétera. Esta propiedad del lenguaje de ser conducta convencional es muy importante por dos motivos. Primero porque facilita un proceso que vamos a describir como desligamiento funcional de la conducta. El desligamiento funcional de la conducta significa la posibilidad de que el comportamiento de un individuo ocurra en interacciones que están caracterizadas por propiedades físico-químicas y eventos que sos distintos a aquellos que están filogenéticamente programados para producir la actividad. Eso es lo que distingue la actividad psicológica de la biológica. El niño cuando nace responde puramente a las condiciones que están programadas filogenéticamente. El niño duerme, despierta cuando tiene cólicos, le dan de comer y vuelve a dormir. Tiene un sistema nervioso que está poco teleencefalizado, que hace que la vigilia sea menor que el sueño. Todavía hay un proceso de determinación ontogenética del sistema nervioso central en los primeros meses de vida y eso regula en gran medida muchos de los procesos de integración con que el niño entra. Todavía no tiene posibilidad de coordinación motriz fina, no tiene la capacidad de sentarse y desplazarse por sí mismo. Ello obviamente determina que sus relacio- nes con el ambiente estén reguladas por las condiciones físico-químicas inmediatas que le rodean. El niño recién nacido es un niño posplacentario. Toda esa conducta biológica que está en potencia, a través del proceso de educación y de desarrollo se desliga funcionalmente de su programa filogenético y eso es la ontogenia de la conducta o desarrollo. Es decir, vamos estableciendo, en el caso del ser humano, morfologías que biológicamente no aparecerían por sí mismas y a las morfologías biológicas las vamos dotando de una funcionalidad distinta a aquellas que vienen directamente vinculadas en el momento del nacimiento. El niño empieza, y eso es propio de todos los organismos biológicos, a emitir conductas en situaciones que no están filogenéticamente programadas para que esas conductas ocurran. En el famoso experimento pavloviano de los perros, lo que está genéticamente programado que ocurra es que cuando se introduce un alimento deshidratado en polvo en la boca, produzca un aumento de la saliva en la cavidad bucal. Automáticamente eso hace que se empiece a segregar salivación, por un lado para neutralizar el nivel de salinidad y por otro para facilitar la deglución del alimento. Eso el organismo no lo aprende, es automático. Pero que el animal salive cuando suena una campana, eso no está programado filogenéticamente. Es psicológico. Es algo que se adquiere como fruto de la experiencia individual de ese perro particular. Si ese perro no está en el laboratorio de Pavlov no aprenderá a salivar ante campanas. Aprenderá algunas otras cosas, pero no eso en particular. La conducta de salivar se desliga funcionalmente de las condiciones biológicas. Ocurre después de habérselo enseñado ante condiciones totalmente distintas y que no tienen ninguna necesidad de reacción biológica. No hay nada en la campana que produzca biológicamente salivación. Otro ejemplo: hay muy pocas maneras de coger un vaso. Las maneras en que se puede coger un vaso están determinadas por las características del vaso. La conducta de tomar un vaso no es desligable funcionalmente de las propiedades morfológicas del vaso. Si el vaso fuera muy pesado habría que cogerlo con dos manos. Todas aquellas conductas que no son de naturaleza convencional desde el punto de vista de su morfología, 141 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ORIGINALES siempre están ligadas de una manera u otra a las condiciones físico-químicas bajo las cuales ocurren. No se puede correr, por ejemplo, en un suelo resbaladizo porque uno se cae. La naturaleza del caminar está ligada funcionalmente a las características del suelo que se pisa. En cambio, la conducta convencional, en la medida en que la morfología es totalmente arbitraria respecto a cualquier propiedad físico-química ante la cual ocurre, tiene la propiedad de desligarse de cualquier evento o situación. Ésta es una de las características fundamentales que permiten la aparición del lenguaje como una forma de comportamiento exclusivamente humano: que la naturaleza convencional del lenguaje hace posible el desligamiento funcional de la conducta de las situaciones bajo las cuales ha ocurrido accidentalmente y de cualquier condición particular de tipo físicoquímico ante la cual pudiera darse. El problema del lenguaje, desde esta perspectiva, es que aun cuando es fundamentalmente conducta convencional y desligable funcionalmente de los eventos físicos, este proceso de desligamiento de las propiedades físico-químicas del ambiente es un proceso gradual. El hecho de que existan morfologías convencionales no nos identifica necesariamente la ocurrencia de un proceso verdaderamente lingüístico. Se observa en la práctica cotidiana que los niños hablan y se refieren a las cosas como si el lenguaje mantuviera una relación de necesidad con las situaciones en las cuales se produce. El niño, cuando habla, no desliga en sus primeras etapas de desarrollo las cosas que dice de las situaciones en las que las dice. Es muy difícil que desconecte su lenguaje como acción de las situaciones particulares en que lo ejercita, no sólo respecto al nombre de las cosas, sino en la forma en que se relacionan. En la medida en que el niño puede desligar funcionalmente su conducta convencional de las condiciones físico-químicas, empiezan aparecer lo que llamaríamos los procesos genuinamente lingüísticos. Un proceso genuinamente lingüístico implica fundamentalmente que el niño o el individuo sea susceptible, a través de su conducta convencional, de hacer que otros individuos respondan a condiciones que físico-químicamente no están presentes. No se trata de que el niño responda a ellas, sino de que 142 el niño, a través de su conducta convencional, haga que otros respondan a condiciones funcionales que físico-químicamente no están presentes. Como por ejemplo decir «en este momento papá me voy a tirar por el balcón. Adiós». Y papá lo agarra enseguida aunque el balcón esté en otro cuarto y el niño no se esté tirando desde el balcón. En este momento el niño está haciendo que el padre responda no a las condiciones presentes, sino a condiciones reguladas por el comportamiento verbal, y eso es lo que nosotros llamamos lenguaje. Sólo bajo esa condición hay un proceso lingüístico. Este proceso de hacer que otros sean regulados por el comportamiento convencional en términos de responder a condiciones físico-químicas no presentes, es decir, a cambiar la situacionalidad de la conducta de otros, a eso le llamamos conducta sustitutiva de contingencias. La conducta sustitutiva de contingencias aparece, sin embargo, a través de un proceso que es compartido con especies no humanas. Las especies no humanas no poseen la naturaleza convencional del comportamiento que nosotros poseemos. El proceso es similar, lo que cambia es la morfología y obviamente la complejidad de la interacción que regula el desarrollo humano y el desarrollo infrahumano. Cuando existe comportamiento verdaderamente lingüístico, el niño ya no es mediado por la condicionalidad de las palabras, sino que ahora él media por la condicionalidad de las palabras. En una última etapa, la más importante, que llamamos de «pensamiento lingüístico», el individuo puede desligar su lenguaje de cualquier evento. Cuando el niño pequeño habla, siempre hay un evento como referencia, siempre está actuando, por decirlo de alguna manera, con respecto a algo. Sin embargo, cuando hablamos de pensamiento el individuo lo que hace es relacionar. Eso lo hace a través de otro tipo de conducta verbal. El «pensamiento» consiste en relacionar conductas sustitutivas que tienen una vinculación situacional, a través de otra conducta. El sujeto relaciona su propio lenguaje, que ya no se refiere a cosas, con la conducta lingüística de otros o con la suya propia. La última etapa del desarrollo lingüístico es justamente lo que se ha llamado tradicionalmente pen- Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. samiento y procesos simbólicos superiores. El pensamiento puede ser abordado conceptualmente como un proceso que implica interrelaciones de la propia conducta convencional del individuo. * * * En 1936, Kantor hizo algunas aclaraciones: las categorías de la gramática, a pesar de ser formales, en la medida en que están abstraídas de prácticas vivas tienen indicadores indirectos de tipo conductual. Siempre permiten inferir contingencias y tipos de interacciones. Esas unidades no van a explicar por qué ocurren cierto tipo de interacciones, pero para nosotros esas unidades que han descrito los gramáticos y los lingüísticos son útiles, en la medida en que reflejan la naturaleza interactiva, bajo las cuales han sido identificadas. Es decir, que la gramática es conductual y no la conducta gramatical, y esto no es un juego de palabras, obviamente. Es invertir la relación de necesidad-suficiencia, y no al revés. El segundo aspecto, es que cuando se habla de morfología de la conducta y de lo que es lingüística hay que recordar que toda la conducta humana es lingüística. Cuando el niño levanta el brazo éste es un acto lingüístico. Cuando el niño levanta un brazo, toma un vaso y mira a la madre y dice «tiro», «tiro» tiene sentido porque ha levantado el brazo y ve a la madre. Decir «tiro», así, quiere decir muchas otras cosas. Entonces lo que es lingüístico es el conjunto total, no es la morfología, y ése es el problema que los psicolingüistas no van a poder tocar siquiera. Porque tienen aversión inmunológica al comportamiento. Es una especie de alergia filogenética que le tienen a la conducta. Ése es el problema de los «pragmáticos»: cuando el niño levanta un brazo, y dice «lo tiro», ¿cuál es el efecto que causa? Porque dice «lo tiro», ¿cuáles son las consecuencias?, ¿bajo qué condiciones lo dice? Éstas son preguntas que los «pragmáticos» se hacen. Pero se les olvida analizar que, cuando lo tira, hace muchas otras cosas. Y que lo que es el episodio lingüístico es todo aquello que hace y lo que la madre hace bajo las condiciones en que lo hace. Nuestra unidad funcional debe ser fundamentalmente una unidad en la que la mayor parte del comportamiento que medimos no es morfológicamente lingüístico, pero el episodio es funcionalmente lingüístico y lo que llamaríamos nosotros funcionalidad está dado no por las consecuencias de lo que el niño hace, sino por el tipo de mediación que se establece entre lo que el niño hace, el adulto hace, y los objetos y las condiciones bajo las que se hace. Ésas son las categorías funcionales. El análisis de la funcionalidad del comportamiento verbal no puede ser independiente de una taxonomía funcional del comportamiento. Separar el comportamiento verbal en el caso del ser humano, del comportamiento en general, es suponer que la morfología por sí misma es lo que es funcional, y por eso entonces las cosas pierden sentido. * * * Vigotstki hablaba de dos tipos de pensamiento, de pensamiento prelingüístico y pensamiento lingüístico, que coincide con el desarrollo del lenguaje social que se vuelve más tarde lenguaje interiorizado. Lenguaje interiorizado, y eso lo aclaraba muy bien, no significa que se meta dentro, sino que es hablar con uno mismo. Nosotros también hablamos del concepto de procesos sustitutivos, que interrelaciona funcionalmente formas de conducta convencional, que desde el punto de vista de su referencialidad no están relacionadas; y en eso consiste pensar, es decir, consiste en trascender la historia individual relacionando los repertorios tradicionales. Respecto a si hablamos de «pensamiento» o de «procesos substitutorios de contingencias», yo creo que hay que hacer «cura de lenguaje», y una parte importante de esa «cura» es que mantengamos los canales de traducción de nuestro lenguaje técnico con el lenguaje ordinario y que cuando estemos estudiando procesos en el laboratorio podamos decir: este tipo de cosas es lo que la gente acostumbra a llamar «equis». Pero no convertir la palabra usada 143 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ORIGINALES en el lenguaje ordinario en el problema fundamental, que es lo que ha pasado. En otro orden, más práctico, es importante abordar el problema de la distinción formal/funcional. Es una distinción no de unidades de medida, sino de categorías analíticas. Las categorías analíticas que han extraído aquellas disciplinas que estudian las propiedades puramente formales del comportamiento, al margen del proceso en el que ocurre, no deben ser nuestro pun- 144 to de referencia para describir la conducta. Ése es el problema fundamental y ése es el problema que nunca superó Skinner, porque Skinner seguía hablando de palabras, y sigue hablando de oraciones y sigue hablando del problema de la composición del lenguaje, que es un problema de los gramáticos y no de los psicólogos. Éste es otro tema importante que queda abierto. Recibido: julio de 1985.