Revista de Psicología Clínica con Niños y Adolescentes Vol. 3. Nº. 1 - Enero 2016 - pp 19-24 Copyright© 2016 RPCNA www.revistapcna.com - ISSN 2340-8340 Revista de Psicología Clínica con Niños y Adolescentes Orientación sexual en una muestra de universitarios de Quito, Ecuador Estuardo B. Paredes y Thomas X. Polanski Universidad Central del Ecuador, Ecuador Resumen Actualmente no existen cifras oficiales sobre la frecuencia de orientaciones sexuales distintas a la heterosexual en el Ecuador, ni en la población total ni en subgrupos como los adolescentes. Esta investigación busca clarificar esta situación describiendo la frecuencia de homosexualidad y bisexualidad en la adolescencia tardía, tomando como base los recién graduados del bachillerato cursados en el 1º semestre de estudios en la Facultad de Ciencias Psicológicas de la Universidad Central del Ecuador. Se encuestaron 94 estudiantes en cuanto a varios indicadores de atracción y comportamiento sexual tanto con miembros del mismo sexo como del complementario, dando un resultado de 5,80% de homosexualidad y bisexualidad en la población femenina y 12,50% en la población masculina. Estos datos sugieren la presencia notable de orientaciones sexuales distintas a la heterosexual dentro de los adolescentes tardíos en nuestra muestra. El dato femenino concuerda con las cifras de frecuencia encontradas a nivel mundial mientras el masculino es más alto. Los resultados femeninos incluyen un grupo adicional de tamaño importante (11,39% de la muestra) que había sentido alguna atracción homosexual incidental durante sus años de bachillerato sin que esto sea clasificable como una orientación bisexual. Palabras clave: Homosexualidad, adolescencia tardía, orientaciones sexuales. Palabras clave: Homosexualidad, adolescencia tardía, orientaciones sexuales. Abstract Sexual orientation in a sample of college students in Quito, Ecuador. In the nation of Ecuador, there is no official data on the frequency of sexual orientations in general population nor relevant subgroups such as adolescents. This research aims to describe the frequency of homosexuality and bisexuality in late adolescence, based on recent graduates of high school belonging to 1st semester at the School of Psychological Sciences of the Central University of Ecuador. Ninety-four students were surveyed using several indicators of attraction and sexual behavior with members of the same sex and the opposite sex as well. Among feminine population, it was found 5.80% of homosexuality and bisexuality, while 12.50% in the masculine population. These data suggest there is a significant prevalence of sexual orientations different than heterosexual in late adolescents in our sample. The prevalence of homosexuality and bisexuality on feminine population is consistent with what has been found worldwide; however, this prevalence on masculine population i higher. Results on feminine population include an additional group of significant size (11.39% of the sample) that had felt any incidental homosexual attraction during their high school years without this can be classifiable as a bisexual orientation. Keywords: Homosexuality, late adolescence, sexual orientations. Desde que Magnus Hirschfeld y el movimiento de la reforma sexual alemana en su teoría acerca de la intersexualidad (1915) da comienzo para que Kinsey publique Sexual Behavior in the Human Male y Sexual Behavior in the Human Female en los EE.UU. en 1950, no se aceptaba ni siquiera conocer las personas con orientación sexual fuera de la heterosexualidad tanto en hombres como en mujeres. Fue a partir de estos resultados que salieron a la luz dentro de la sociedad y es con la revolución sexual en 1960 en el mundo entero que se dio la parcial aceptación social de orientaciones sexuales distintas a la heterosexual. En Latinoamérica este proceso ha tardado y en muchos países hay poca literatura científica sobre la homosexualidad Correspondencia: Estuardo B. Paredes-Morales. Universidad Central del Ecuador. Calle Bolivia y Eustogio Salgado. Quito (170-150)- Miraflores, Ecuador. E.mail: [email protected] Sexual orientation in a sample of college students in Quito, Ecuador y bisexualidad. Savin-Williams (2006) define la orientación sexual como “la preponderancia de excitaciones eróticas, sentimientos, fantasías y conductas que se tienen por varones, por mujeres, o por ambos” y lo divide en tres componentes: la atracción sexual, la conducta sexual, y la identidad sexual. La atracción sexual se basa en la respuesta fisiológica y emocional de una persona frente a otra, y la conducta sexual en los comportamientos y acciones observables de ella. La atracción sexual, también denominado el deseo erótico, se configura por tres factores interrelacionados, definido por Levine como (a) el impulso, (b) el anhelo, y (c) el motivo (1984, 1987, 1988). 20 Orientación sexual en universitarios de Ecuador El factor del impulso consiste en las estructuras anatómicos y procesos neurológicos y endócrinos que producen la excitación erótica o sexual. El anhelo se puede ligar con el concepto de deseo y tiene un fuerte cargo sociocultural: la sociedad nos enseña quién es deseable y quién no. El motivo es el puente entre la atracción sexual y la conducta sexual, la voluntad de ya emprender conductas sexuales con otra persona (Gómez-Zapiain, 2000). Laumann, Gagnon, Michael, y Michaels (1994) definen la conducta sexual enfocándose en la excitación sexual por contacto genital (ve Savin-Williams, 2006). Sin embargo, nosotros preferimos una definición más amplio como la usada por Hyde y DeLamater (2006) que incluye besos, abrazos y caricias y pueden incluir actividades como las citas diádicas que no requieren de contacto sexual físico alguno pero que también son expresiones de interés sexual. En general, el término identidad sexual se refiere a la capacidad del individuo de autoidentificarse y reconocerse su sexualidad desde su experiencia interna. Incluye rótulos relacionados con la orientación sexual: ser homosexual, bisexual, o heterosexual. La atracción, conducta y el rótulo de identidad no siempre se compaginan. Muchas personas que reconocen una atracción homosexual en ellos mismos nunca llegarán a explorarla, y las que sí quizás nunca se auto-identificarán como homosexual o bisexual (Gómez Zapiain, 2013; Savin-Williams, 2006). Martín (1991) explica este fenómeno mediante un modelo de siete pasos para la aceptación de la orientación y el desarrollo de una identidad homosexual. La atracción, conducta e identificación como homosexual ocurren en diferentes pasos y ningún paso da automáticamente a otro. Así que en el segundo paso, autorreconocimiento, el individuo se da cuenta de una atracción a personas de su mismo sexo, hecho que puede o no aceptar. Si lo acepta y decide revelarla a otros, puede llegar al quinto paso, experimentación y exploración, y comenzar a participar en conductas homoeróticas. Algunos individuos buscarán intimidad y relaciones más estables eventualmente integrando su orientación sexual como una parte importante (y no sólo periférica) de su identidad personal, hito del séptimo y último paso, consolidación. Teniendo en cuenta todo lo anterior, nosotros hemos decidido enfocar la presente investigación en la atracción y conducta sexual como los mejores indicadores de la orientación sexual en el Ecuador. Incluyen personas que se encuentran tanto en los primeros como los últimos pasos del modelo de Martín y a la vez, el reconocimiento y aceptación de la atracción sexual minoritaria suelen ser los pasos más difíciles del desarrollo psicosexual para las personas que la tienen (Gómez-Zapiain, 2013). La conducta e identidad homosexual se vinculan con tasas más altas de depresión, ansiedad, abuso de sustancias y de suicidio, resultando no sólo del estrés de experiencias de prejuicio y discriminación sino también de la expectativa constante de rechazo, los esfuerzos de ocultar los sentimientos y conductas, e una homofobia internalizada por los valores socioculturales inculcados desde la niñez (King et al., 2008; Meyers, 2003). En Ecuador, las tasas de violencia y discriminación en contra de personas de orientaciones sexuales distintas a la heterosexual son altas (superan el 60%) dándose frecuentemente dentro del mismo seno familiar (INEC, 2013). Mientras ha habido múltiples investigaciones sobre la frecuencia de homosexualidad y bisexualidad a nivel internacional (ve Gates, 2011), los datos fuera de Norteamérica y Europa son escasos. Mientras no tienen datos para la población general, Chile y México son los primeros en recoger información detallada sobre orientación sexual en sus poblaciones juveniles. En 2012, el gobierno de Chile incluyó por primera vez en su 7ª Encuesta Nacional de Juventud (INJUV, 2013) (N=8352, edades 15-29) una pregunta sobre identidad sexual (según orientación sexual). Ochenta y cuatro por ciento de los encuestados se autoidentificaron como heterosexuales, 2% como homosexuales y 1% como bisexuales, mientras 13% eligieron no responder a la pregunta. Mientras la 5ª Encuesta (Aravena y González, 2010) no pregunta sobre identidad sexual, tiene un poco de información sobre comportamientos sexuales en individuos sexualmente iniciados. En tal caso, 7,3% de los hombres reportaron haber besado con lengua sólo a otros hombres y 0,2% a miembros de ambos sexos. Para mujeres las cifras eran 1,6% y 1,0% respectivamente. En México, Moral-de-la-Rubia (2011) analizó la 2ª Encuesta Nacional de la Juventud de 2005 (N=25.630, edades 12-19) para describir las frecuencias de enamoramiento, conductas sexuales e identidad no heterosexual en la juventud mexicana. 3% de los jóvenes reportaron haber tenido relaciones sexuales con alguien de su mismo sexo al menos una vez. 11,5% reportaron haberse enamorado de alguien de su mismo género y 1% se autoidentificaron como homosexual/lésbica y otro 1% como bisexual. No se disgregaron los datos por sexo y había una tasa de no respuesta alta. Se piensa que la gente tiende a ocultar información verdadera sobre la orientación homosexual y bisexual en entrevistas y encuestas así que los valores mencionados en cada investigación se consideran los mínimos para describir la frecuencia de orientaciones sexuales distintas a la heterosexual (Hyde y DeLamater, 2006; INJUV, 2013; Moral-de-la-Rubia, 2011). Tomando este hecho en consideración y basándose en varias investigaciones a nivel mundial, Hyde y DeLamater (2006) estiman que alrededor de 92% de los hombres son exclusivamente heterosexuales, 2% homosexuales, y 6% bisexuales con 95%, 1% y 4% siendo las cifras respectivas para las mujeres. Hay algunos datos provenientes de los EE.UU. que sugieren que la incidencia de la atracción homosexual es más alta durante la adolescencia y adultez temprana (Mosher, Chandra y Jones, 2005; Savin-Williams, 2005) lo que no debe sorprender ya que frecuentemente se dan atracción y conductas homosexuales en la adolescencia sin que éstos significan una homosexualidad o bisexualidad permanente (Hyde y DeLamater, 2006; Universidad de Chile, 2006). Nuestra investigación busca llenar parcialmente el vacío de conocimiento sobre la población homosexual y bisexual en el Ecuador, determinando la frecuencia de orientaciones sexuales distintas a la heterosexual en los adolescentes tardíos recién cursados en la Facultad de Ciencia Psicológicas de la Universidad Central del Ecuador. Se espera encontrar una frecuencia de orientación homosexual y bisexual en los participantes de la investigación igual o parecida a la frecuencia mundial. Método Participantes La investigación se hizo con 94 estudiantes de primer semestre de las tres carreras de la Facultad de Ciencias Psicológicas de la Universidad Central del Ecuador en Quito tanto por el fácil acceso a esto como por la mayor apertura en temas sexuales que se consideraba tener la población. Es una muestra representativa de las 140 estudiantes totales de estos cursos. Los participantes consistieron en 25 hombres y 69 mujeres que tenían entre 17 y 25 años, perteneciendo a la adolescencia tardía según actuales definiciones basadas en el desarrollo cerebral y cam- Estuardo B. Paredes y Thomas X. Polanski bios socioculturales. La gran mayoría tenían entre 17-20 años (81%; 67% de los hombres y 85% de las mujeres), ajustándose dentro del rango tradicional para definir la adolescencia tardía (Papalia, Wendkos y Duskin, 2009; Rice y Dolgin, 2008). Instrumentos La investigación se hizo mediante una encuesta sobre la atracción y conducta sexual, la cual consiste en un grupo de 10 preguntas, 7 de las que midieron la orientación de atracción sexual (ej. la presencia o no de excitación sexual al ver imágenes de personas de cada género) y 3 la orientación de la conducta sexual (ej. el número de veces que habían salido románticamente con alguien de cada sexo). El contenido de la encuesta se desarrolló basado en la revisión de la literatura. 21 Una persona exclusivamente heterosexual habrá dado sólo respuestas de orientación heterosexual en su encuesta y una exclusivamente homosexual sólo respuestas de orientación homosexual. Igual había repuestas específicas para orientación bisexual al que podrán haber respondido los de esta orientación. Las otras cuatro categorías representan personas cuyas respuestas de atracción y conducta demostraron una tendencia incompleta hacia las tres orientaciones, posibilidad indicada por el mismo trabajo de Kinsey (Gómez-Zapiain, 2013) La investigación encontró que 83,33% de los hombres y 82,61% de las mujeres encuestados eran exclusivamente heterosexuales en su atracción y conducta sexual. A la vez 12,50% de los hombres y 5,80% de las mujeres se encontraron con una orientación homosexual o bisexual significativa (no incluimos las personas con tendencia heterosexual fuerte), con la bisexualidad siendo la más frecuente. Discusión Procedimiento Se hizo una prueba piloto de la encuesta con diez estudiantes de nivelación de la Facultad quienes tenían características parecidas a los participantes en la investigación con el propósito de asegurar la confiabilidad y validez de los ítems. Los estudiantes que contestaron de una cierta orientación en cualquier ítem coincidieron altamente con respuestas de la misma orientación en los otros ítems. La encuesta principal era entregada en las aulas de la facultad con los estudiantes dispuestos a participar. Se puso un puesto vacío entre cada estudiante para proteger la privacidad de sus respuestas y todas las encuestas eran anónimas. La investigación era aprobada por el Instituto de Investigación y Posgrado de la Facultad. Resultados Las respuestas de cada encuesta eran calificadas para dividir los participantes en categorías de orientación sexual usando como base una versión levemente modificada del continuo de orientación sexual de Kinsey (Kinsey, Pomeroy y Martin 1948; Kinsey, Pomeryo, Martin y Gebhard, 1953) que también toma en cuenta el modelo de Storms (1980), lo que reproducimos en la Tabla 1. Los resultados de esta investigación tienen aspectos esperados y sorprendentes. Se logró responder a la pregunta que habíamos planteado pero la hipótesis no se vio comprobada por completo. Si comparamos nuestros datos con la tasa de heterosexualidad exclusiva de Hyde y DeLamater (2006) vemos que los resultados dentro del grupo encuestado son mucho más bajos que lo proyectado. Un 83,33% de los hombres de nuestra muestra son exclusivamente heterosexuales, en comparación con la estimación de 92% que dan Hyde y DeLamater. Encontramos una diferencia aún más grande de 82,61% vs. 95% dentro de las mujeres. En cuanto a los hombres, la diferencia de la cifras se encuentra en un número elevado de bisexuales en nuestra muestra. Mientras Hyde y DeLamater (2006) estimaron que un 2% de hombres son exclusivamente homosexuales y 6% bisexuales, en nuestra muestra 12.50% de los encuestados mostraron conducta y atracción bisexual con otro 4.17% teniendo atracción homosexual incidental. No se encontró ningún individuo exclusivamente homosexual. En el caso de las mujeres, la mayoría de la diferencia de cifras (11.59% de la muestra) consiste en individuos con una tendencia fuertemente heterosexual pero que habían experimentado algún Tabla 1. Continuo de Kinsey Modificado. Orientación Sexual Exclusiva-mente hetero-sexual Mayormente heterosexual con atracción homosexual incidental (tendencia heterosexual fuerte) Heterosexual con atracción homosexual sustancial (Bisexual, preferencia sexo opuesto) Atracción heterosexual y homosexual equivalente (Bisexual) Homosexual con atracción heterosexual sustancial (Bisexual preferencia mismo sexo) Homosexual con atracción heterosexual incidental (tendencia homosexual fuerte) Exclusiva-mente homo-sexual Fuente: Kinsey (1948, 1953). Tabla 2. Orientación Sexual según el Continuo de Kinsey Modificado, Frecuencia Actual. Orientación Sexual Excl. Hetero Tend. Hetero Fuerte Bisexual, prefer. Opuesto Bisexual Hombres 20 1 2 1 Mujeres 57 8 1 1 Bisexual, prefer. Mismo 1 Tend. Homo Fuerte Excl. Homo 1 22 Orientación sexual en universitarios de Ecuador Figura 1. Orientación Sexual según el Continuo de Kinsey Modificado, Frecuencia Porcentual. Escala de Kinsey Modificado (Percentiles) Mujeres 0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100% 0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100% Hombres Hombres Mujeres Exclusivamente Hetero 83,33% 82,61% Tendencia Hetero Fuerte 4,17% 11,59% Bisexual, prefer. opuesto 8,33% 1,45% Bisexual 4,17% 1,45% Bisexual, prefer. mismo 0,00% 1,45% Tendencia Homo Fuerte 0,00% 0,00% Exclusivamente Homo 0,00% 1,45% atracción homosexual incidental durante sus años de bachillerato. De los ocho individuos en este grupo, seis mencionaron haber querido salir románticamente con alguien específico y conocido del mismo sexo por lo menos una vez (tres de ellas contestaron más que una vez), dos se habían enamorado una vez de alguien de su mismo sexo y dos habían fantaseado de tener relaciones sexuales con miembros de ambos sexos. Cinco reportaron haber mirado pornografía lésbica (dos sólo una vez, dos pocas veces, y uno a veces) y dos habían pedido a alguien del mismo sexo salir románticamente con ellas. Los resultados de nuestra investigación no sólo son más altos que las estimaciones de Hyde y DeLamater (2006), sino que también sugieren cifras de homosexualidad y bisexualidad más altas que las de las Encuestas Nacionales de la Juventud de Chile (Aravena y Gónzalez, 2010; INJUV, 2013) y México (Moral-de-la-Rubia, 2011). De los 16,67% de los hombres encuestados por nosotros quienes no registraban una orientación exclusivamente heterosexual, todos respondieron haberse comportado por lo menos una vez de forma homosexual o bisexual en dos de las tres categorías siguientes: masturbación con el uso de imágenes sexuales de hombres o alternando entre hombres y mujeres, haber mirado pornografía entre dos hombres, y haber pedido a un hombre salir románticamente. En Chile, sólo 7,5% de los hombres reportaron haber participado en la conducta sexual más suave de su investigación, haber besado con lengua alguien del mismo sexo (Aravena y Gónzalez, 2010). El panorama para las mujeres sigue una tendencia parecida. De los 17,39% de las mujeres de nuestra muestra que no se registraron como exclusivamente heterosexual, 13,04% respondieron haberse comportado por lo menos una vez de forma homosexual o bisexual en una de las tres categorías anteriormente mencionadas y 5,8% en dos o más de las categorías. Esta segunda cifra sobre conducta sube a 8,9% si se incluyen a las mujeres quienes a pesar de nunca mirar pornografía lésbica o masturbarse con fantasías lesbianas habían pedido salir románticamente a otras mujeres varias veces. Las cifras de nuestra muestra son más que el doble de la para la conducta sexual más suave estudiada por el INJUV que reportó que sólo 2,6% de las mujeres sexualmente activas se había besado con lengua a otra mujer (Aravena y Gónzalez, 2010). La Encuesta Nacional de Juventud de México (Moral-de-laRubia, 2011) sólo preguntó sobre una conducta relacionada con la orientación sexual, la frecuencia de relaciones sexuales con alguien del mismo sexo. Siendo ésta considerada el paso más profundo en la exploración sexual, no debe sorprender que su frecuencia en el estudio (3%) es menos que para las conductas que nosotros medimos. Moral-de-la-Rubia (2011) también nos presenta con una cifra relacionada con la atracción sexual, mencionando que 11,5% de los respondientes se habían enamorado de alguien de su mismo género. Nuestra encuesta tuvo una pregunta igual a que 8,51% de los respondientes (8% de los hombres y 8,7% de las mujeres) afirmaron haberse enamorado por lo menos una vez de alguien del mismo sexo, cifra más baja que la mexicana. Para analizar mejor la atracción sexual como indicador de orientación sexual, nos vemos obligados a buscar datos más lejanos. En la actualidad, uno de los estudios más reconocidos y respetados a nivel mundial es el National Health and Social Life Survey (NHSLS), hecho en los EE.UU. en 1994 (Laumann et al., 1994) (N=3.432, edades 18-59). Los investigadores encontraron que 6,2% de los hombres y 4,4% de las mujeres habían sentido algún tipo de atracción hacia el mismo sexo (presente tanto en la homo- Estuardo B. Paredes y Thomas X. Polanski sexualidad como la bisexualidad) durante su vida. En nuestro caso, 12% de los hombres 14.49% de las mujeres encuestados expresaron haber querido salir románticamente con específico y conocido de su mismo sexo por lo menos una vez. El 12% y 10% respectivamente había sentido este deseo más que una vez. A primera vista, la frecuencia de las orientaciones sexuales distintas a la heterosexual en Ecuador parece ser un poco más alta que la de la región y a nivel mundial. Las cifras para mujeres (5,80%) y para hombres (12,50%) superan medidas de conducta y atracción homosexual y bisexual en Chile, México, y los EE.UU., a veces por el doble, con la excepción del dato sobre enamoramiento homosexual en México. Es especialmente notable el tamaño del grupo de mujeres de orientación heterosexual quienes también han experimentado atracción homosexual por lo menos hacia una persona (14.49%) sugiriendo un aspecto contextual de atracción homosexual en individuos generalmente heterosexuales. Los datos para hombres bisexuales eran más altos (12,50%) y para hombres homosexuales más bajos (0%) que lo esperado. Esta diferencia puede ser resultado del tamaño más pequeño de la población masculina estudiada. La Psicología se ha vuelto una carrera mucho más femenina en el Ecuador y futuras muestras deben tomar en cuenta carreras más masculinas o distribuidas de forma igualitaria para formar un panorama más completo del tema. Lo que sí se puede ver es que la frecuencia de orientaciones sexuales distintas a la heterosexual es suficientemente grande para que aparezcan aún en muestras pequeñas, indicando la probabilidad de un número significativo de personas con estas orientaciones dentro de la población general, por lo menos la de la adolescencia tardía. Una extrapolación cruda (y dudosa por el tamaño y composición de la muestra) de los datos encontrados en nuestra muestra podría llevar a una estimación de 473.322 mujeres y 1.020.092 hombres de orientación sexual distinta a la heterosexual en Ecuador, con otro 945.828 mujeres y 340.302 hombres quienes han sentido alguna atracción homosexual durante su vida. Se necesita ampliar el estudio para recoger una mayor cantidad de datos y ver los resultados en poblaciones más grandes y con una mayor presencia masculina, actividad que proponemos llevar a cabo en algunos de los colegios representativos de Quito. Los resultados de nuestra investigación dan evidencia de la presencia de un número significativo de personas con orientaciones sexuales distintas a la heterosexual en Ecuador. Cuando el INEC dio la Primera Encuesta sobre la Condición y Estilo de Vida GLBTI en Ecuador logró encuestar 2805 personas. Sin embargo nuestros resultados proyectados demuestran la posibilidad de un número mucho más grande de personas homosexuales y bisexuales dentro del Ecuador, especialmente entre la población adolescente tardía. Ya se han mencionado algunas de las limitaciones de esta investigación, específicamente el tamaño pequeño de la población estudiado en comparación con la población de adolescentes y la población general del Ecuador y la escasez de hombres frente a mujeres dentro de la muestra. Sin embargo, estos primeros resultados nos impulsan a buscar replicar el estudio en poblaciones más grandes, específicamente en varios colegios representativos de Quito con miles de estudiantes como participantes con la esperanza de obtener resultados más creíbles y sólidos, estableciendo científicamente la frecuencia apreciable de orientaciones sexuales distintas a la heterosexual entre los ecuatorianos para que reciban más atención en la conciencia nacional y especialmente en las políticas psicoeducativas, permitiendo ejercer el derecho a la libertad de escoger su orientación sexual, dar la garantía de ejercer su sexualidad plenamente y facilitar los medios necesarios para solventar una integración de su self 23 En nuestro país, con respecto a los grupos minoritarios, las cifras se ajustan a una realidad que la sociedad no quiere ver o peor aún aceptar. Los grupos LGTB, están presentes y tienen representatividad pero las actitudes de la sociedad con rasgos erotofóbicos no dan paso para el transitar sin ser vistos con miradas de sorpresa y en ocasiones de crítica, a pesar de que la Constitución de la República (Asamblea Nacional del Ecuador, 2008) ampara y protege en toda su extensión a los grupos con diversidad sexual. Creemos que esta investigación aporta datos para que las entidades gubernamentales y civiles escuchen propuestas de trabajo para que muchos jóvenes no se mantengan en la clandestinidad y con muchos factores de riesgo social, como la promiscuidad sexual, el rechazo de la sociedad, y por ello el consumo de sustancias estupefacientes, entidades clínicas como depresión, ansiedad, etc. Artículo recibido: 10/07/2015 Aceptado: 14/10/2015 Referencias Aravena, A. y Gónzalez, C. (2010). Sexualidad Juvenil y Salud Reproductiva. En 6ta Encuesta Nacional de Juventud (Eds. Instituto Nacional de la Juventud), 256-278. 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