Salmo completo

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S
almo completo: El escenario majestuoso al que hace
referencia este salmo parte por entero de la contemplación de la naturaleza en la soledad y aislamiento propio de
la vida de un pastor de ovejas. Una contemplación gratificante, llevada a cabo al cénit del mediodía o más probablemente a primera hora de la mañana, cuando el sol comienza
a despuntar por el horizonte y va eclipsando con la gloria de
sus rayos a todos los demás cuerpos celestes del firmamento. Forma, por tanto, un contraste perfecto con el Salmo 8
con el que se complementa, compuesto este último evidentemente por la noche; por lo que debería leerse en relación
con él, ya que es probable que fuera escrito aproximadamente por la misma época. Ambos son cánticos de alabanza
derivados de los fenómenos de la naturaleza, y por tanto
apropiados de modo peculiar a la vida rural o pastoril.6
John Mason Good [1764-1827]
“An Historical Outline of the Book of Psalms”, 1842
El compositor Joseph Haydn [1732-1809], en su obra maestra:
“La Creación”, 1798, oratorio basado en la obra de John Milton
[1608-1674] “Paradise Lost”, “El Paraíso perdido”, escrita en
1667, utiliza textualmente palabras de este versículo para expresar
la grandeza de la creación en el Coro final de la primera parte: Día
Cuarto: 13. Coro y solistas.
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LA CREACIÓN
Salmo completo: Plutarco,7 decía que el mundo es
lo más parecido a una escuela de teología. Y nosotros
podemos añadir que en ella, como nos dice la Escritura,
Cristo es nuestro catedrático que nos instruye con sus
obras y con sus palabras a la vez. Así como Aristóteles
tenía dos clases de escritos, unos llamados exotéricos
para los oyentes comunes, y otros acromáticos para sus
estudiantes privados y amigos personales, así también,
según David da a entender en este Salmo, Dios tiene dos
clases de libros; a saber: el Libro de la Creación, un libro
común abierto y accesible a todos los seres creados: Los
cielos cuentan la gloria de Dios (19:1-6); y el libro de
sus Estatutos, las Escrituras, abierto sólo a sus estudiantes privados y amigos personales, esto es, la Iglesia: La
ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma (19:7,8).
El gran libro de la creación, es un infolio8 que bien puede
Se refiere a Mestrio Plutarco [46-120], historiador y filósofo
griego nacido en Beocia durante la época del emperador Claudio. Fue el mayor de los dos sacerdotes de Apolo en el Oráculo
de Delfos, donde era el responsable de interpretar los augurios de
las pitonisas del oráculo. Fue autor de numerosas obras entre las
cuales destacan como la más conocidas las Moralia, un conjunto
de escritos morales sobre las costumbres.
8
Antiguamente, en los siglos xvii y xviii se llamaba infolio o in-folio a los libros gruesos y voluminosos, generalmente impresos en
un formato similar a nuestro actual DIN A-3 (29,7 x 42 cms), con
un peso a veces superior a los diez kilogramos por tomo y lujosamente encuadernados. Los infolio son generalmente obras de referencia, aunque en algunos casos también se denomina infolio a
obras de un valor peculiar y determinado; un ejemplo de infolio es
la famosa “Encyclopédie ou Dictionnaire raisonné des sciences,
des arts et des métiers”, “Enciclopedia razonada de las ciencias, las
artes y los oficios”, en 35 volúmenes escrita y coordinada bajo la
dirección de Denis Diderot y Jean Le Ron d’Alembert entre 1751 y
1772 y en la que participaron Voltaire, Montesquieu, Jean-Jacques
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equipararse en cierto modo al “el calendario del pastor”9 o al “alfabeto del labrador”10, en el cual incluso
los más ignorantes pueden leer. Es una carta patente, una
epístola abierta dirigida a todos los hombres en general,
como David bien lo expresa: “Aunque no hay lenguaje
Rousseau y Jaucourt, entre otros; o la primera edición de las obras
de Shakespeare publicada en 1623. La idea que trata de transmitir
Spurgeon al utilizar esta figura es que la naturaleza es el infolio de
Dios, es decir, su valiosa obra de revelación general, amplia y accesible a todos los hombres. Posiblemente tuviera en mente la enciclopedia de Diderot, muy conocida y debatida en aquella época.
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Tanto el contexto como el hecho de que en el original inglés la
expresión shepherd’s kalendar esté en minúscula, nos hace pensar que Spurgeon se refiere aquí a lo que tradicionalmente se
denomina como Calendario del Pastor en su sentido genérico
simple, es decir, la habilidad y capacidad natural que han tenido
siempre los pastores de todas las épocas, aunque fueran analfabetos y no supieran leer ni escribir, para predecir las estaciones
del año y las condiciones climatológicas. Existe, sin embargo, una
obra del poeta inglés Edmund Spenser [1552-1599] titulada The
Shepherd’s Kalendar and other Poems, también conocida como
The Shepheardes Calender y publicada en 1579 y que describe en
forma de poemas llenos de alegorías y sátiras alusivas a los problemas políticos y religiosos de la época, la vida de un pastor a lo largo de los doce meses del año. Se considera una obra maestra de la
literatura inglesa porque consagró por primera vez una variedad de
formas poéticas más flexibles en inglés y enriqueció el vocabulario
de esa lengua a través de numerosas palabras que tomó prestadas
de otros idiomas.
10
El contexto y la expresión inglesa utilizada aquí por Spurgeon,
ploughman’s alphabet, también en este caso en minúscula, forma
un paralelismo con la expresión anterior y va encaminada a reforzar la misma idea, por lo que entendemos que Spurgeon se refiere
al abecé, la cartilla o abecedario con las primeras letras que se
utiliza normalmente para enseñar a leer o libro con los primeros
rudimentos de una ciencia.
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ni palabras (...) por toda la tierra salió su voz, y hasta
el extremo del mundo sus palabras” (19:4). Pues a pesar de que el cielo, el sol que está en ese cielo y la luz
que emite, son cosas mudas, su voz es vista y puede ser
comprendida por todos; y esa voz proclama a los cuatro
vientos los principios fundamentales de la fe: que existe un Dios; que ese Dios es un Dios único; y que ese
Dios único está por encima de todas las demás cosas y
las excede en poder y majestad. “Universus mundus nihil aliud est quam Deus explicatus”11, “el mundo entero
en todas sus formas, no es otra cosa que una revelación
del propio Dios”. Por ello el apóstol Pablo, escribiendo a los Romanos, no duda en exclamar que: “las cosas
invisibles de Dios, su eterno poder y deidad, se hacen
claramente visibles desde la creación del mundo, siendo
entendidas por medio de las cosas hechas”12. Los cielos
declaran esto, el firmamento anuncia aquello, el día declara lo otro, y la noche lo certifica. El sonido estruendoso del trueno lo proclama, por así decirlo, en todo el
orbe; y el viento transporta sus palabras con su silbido
penetrante hasta los confines de la tierra. Pero más que
cualquier otra cosa, el sol, que como esposo que sale de
su tálamo, se alegra cual gigante para correr el camino.
Su masa (como los matemáticos han calculado con certeza) es ciento sesenta y seis veces más grande que toda
la tierra, y sin embargo, pese a su tamaño gigantesco, el
Se trata de una cita de Nicolás de Cusa [1401-1464] teólogo
y filósofo alemán considerado como considerado el padre de
la filosofía alemana, personaje clave en la transición del pensamiento medieval al del Renacimiento. La cita de Spurgeon
procede de Works, ed. “Oldys and Birch”, London, 1829, ch. i,
sect. 1, vol. II, p. 3.
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Romanos 1:20.
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dedo de Dios lo conduce día tras día en su viaje, en su
largo y dilatado curso, que de llevarse a cabo sobre la
superficie terrestre, recorrería a lo largo de cada hora del
día doscientas veinticinco millas alemanas.13 Es cierto
que no podemos ver y palpar a Dios con nuestros sentidos, pero él se nos hace visible, por así decirlo, a través
de sus obras, como el divino poeta (Du Bartas)14 tan dulcemente lo expresó:
Nuestros dedos lo palpan, nuestro olfato lo huele,
nuestro paladar saborea sus virtudes sobresalientes;
se revela ante nuestros ojos y habla a nuestros oídos
en los movimientos ordenados de las esferas celestes.
De modo que “los cielos declaran”, esto es, hacen que
los hombres proclamen la gloria de Dios al ver su estructura, movimientos e influencias admirables. Una predicación que resulta maravillosa en tres aspectos:
1. Por su continuidad. Es una predicación constante
toda la noche y todo el día, sin interrupción (19:2):
“Un día emite palabra a otro día, y una noche a
otra noche declara sabiduría”.
2. Por diversidad. Es una predicación en todos los lenguajes posibles (19:3): “No hay lenguaje, ni palabras, pero su voz es oída”.
Se refiere a la Geographische Meile o milla alemana, 1/15 grados
ecuatoriales, equivalente a 7.420,54 m., que tras la introducción
del sistema métrico en el siglo xix se fijó en 7500 m. y se conoce
como Reichsmeile.
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Se refiere al poeta y hugonote francés Guillaume de Salluste Du Bartas [1544-1590], especialmente conocido por su obra
épica La Sepmaine; ou, Creation du monde (1578), que es la que
cita el autor.
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LA CREACIÓN
3. Por su amplitud. Es una predicación que llega a
todas partes del mundo, y se realiza en todo lugar
(19:4): “Por toda la tierra salió su voz, y hasta el
extremo del mundo sus palabras”.
Los elementos de la naturaleza son predicadores diligentes, que predican sin cesar; son predicadores capaces, que predican en todos los idiomas; y son predicadores ecuménicos o universales, que predican a
todos en todos los lugares. Por tanto, en esta inmensa
Universidad de la naturaleza, (en la que escuchamos
constantemente la voz de tantos ilustres doctores) no
hagamos como hacen los alumnos pícaros y truhanes
en otras academias, matar el tiempo admirando las tapas del libro y contemplando sus dibujos e ilustraciones
interiores, pero sin leer el texto ni aprender la lección.
Sin embargo, y como ya hemos mencionado, la naturaleza no es más que el primer libro de lectura de Dios, con
un diseño básico y apto para todo tipo de personas. Pero
Dios tiene otro libro avanzado destinado a los alumnos
adelantados y a sus amigos íntimos, esto es, la Iglesia:
“Ha manifestado sus palabras a Jacob, sus estatutos y
juicios a Israel. No ha hecho así con ninguna otra de las
naciones, y en cuanto a sus juicios no los conocieron”15
Los paganos leen el libro básico: la naturaleza; pero los
cristianos están familiarizados con su libro avanzado: la
Biblia. Pues aunque el primer libro es un buen libro, es
incompleto; por lo que una vez la persona lo ha leído y
aprendido en él, debe ir más allá, debe aprender más; por
ello el salmista nos habla, a partir del versículo siete, del
otro libro de Dios, el libro de la Ley: “La ley de Jehová”.
El texto de las Sagradas Escrituras constituye la re15
Salmo 147:19,20.
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gla y canon absoluto de todas las doctrinas que atañen
tanto a la fe como al comportamiento humano; y nos
dice que es una ley: “perfecta y pura, que convierte el
alma, que hace sabio al sencillo, que alumbra los ojos y
alegra el corazón”.
John Boys [1571-1625]
“The Works of John Boys, folio, pp. 791-798: An Exposition
of Psalm xix”, 1626
Salmo completo: Juan Crisóstomo16 conjetura que
el propósito primordial de este salmo esta en descubrir la divina providencia, que se manifiesta a si misma
en los movimientos y órbitas de los cuerpos celestes, a
los cuales el salmista dedica la primera parte del salmo (19:1-6). San Agustín17 opina diferente y afirma que
más que la naturaleza, el pivote o eje central de este
salmo es Cristo, a quién el salmista compara aquí al
sol: por su excelencia y belleza, y por su doctrina cuya
Se refiere a Juan de Antioquía [347-404] más conocido como
San Juan Crisóstomo, patriarca de Constantinopla. Es considerado
por la Iglesia católico-romana uno de los cuatro originales Doctores de la Iglesia del Oriente, y por su propia Iglesia, la Iglesia
Ortodoxa Griega, como uno de los más grandes teólogos y uno de
los tres Pilares de la Iglesia, juntamente con Basilio y Gregorio.
Fue un excelso predicador cuyos discursos públicos, denunciando
los abusos de las autoridades imperiales y de la vida licenciosa del
clero, le ganaron el sobrenombre de “Crisóstomo” que proviene
del griego chrysóstomos (χρυσόστομος) y significa ‘boca de oro’
(chrysós, ‘oro’, stomos, ‘boca’).
17
Se refiere a Aurelius Augustinus [353-429], más conocido como
San Agustín o Agustín de Hipona uno de los cuatro más importantes Padres de la Iglesia latina y uno de sus más eminentes doctores.
Gran apologista cristiano, sus escritos suponen la primera gran síntesis entre el cristianismo y la filosofía platónica.
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LA CREACIÓN
órbita recorrió el mundo entero al ser difundida por sus
apóstoles en todas las naciones, –como parece dar a entender San Pablo cuando cita en su carta a los romanos el versículo cuatro del salmo diecinueve: “¿No han
oído? Antes bien, por toda la tierra ha salido la voz de
ellos, y hasta los fines de la tierra sus palabras”–,18 y la
eficacia de su evangelio, que al igual que el calor del sol
que penetra hasta el corazón mismo de la tierra, penetra
hasta lo más recóndito del alma humana. Confieso que
esa interpretación alegórica que hace Agustín del salmo
diecinueve no la encuentro del todo descabellada, pero
tampoco puedo decir que sea incorrecta la visión literalista de Juan Crisóstomo, pues tiene su parte de razón.
Dejando a un lado las posibles conjeturas, digamos que
este salmo contiene:
1.Un conocimiento de Dios a dos niveles
En el primer nivel, tenemos un conocimiento natural, que se obtiene por medio del Libro de la Naturaleza. Todo lo que hay en el mundo, hasta la última hoja del último árbol, es parte de una descripción
palpable de Dios. Su eterno poder y deidad pueden
ser captadas y entendidas fácilmente a través de las
cosas visibles, dice en apóstol Pablo a los romanos:
“Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder
y divinidad, se hacen claramente visibles desde la
creación del mundo, siendo entendidas por medio de
las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”.19
Y todas las cosas creadas, especialmente “los cielos”
nos conducen al conocimiento de Dios. Por ello, el
salmista exclama entusiasmado: “Los cielos cuentan
la gloria de Dios, y el firmamento proclama la obra
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Romanos 10:18.
Romanos 1:20.
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de sus manos” (19:1). Viene a ser como si nos dijera
que estos son los escenarios se representa la obra, y
en los que se evidencian y ponen de manifiesto su
sabiduría, poder y gloria.
En el segundo nivel tenemos el libro de las Sagradas Escrituras, que nos proporciona un conocimiento
distinto, mucho más directo y explícito. El Libro de la
Naturaleza brinda a los paganos, que andan buscando
a tientas como palpando, una idea más o menos velada de la deidad. En cambio los cristianos contemplan
en las Sagradas Escrituras a Dios como es realmente,
a cara descubierta; pues sus personajes son concretos,
espirituales, reales y vivos. La Palabra de Dios es el
medio singular a través del cual podemos alcanzar un
conocimiento realista y adecuado de Dios. Como la
luz que emana del sol, la Palabra de Dios es luz en sí
misma, y es el camino más directo a nuestro alcance
para llegar a conocer a Dios, que así mismo es también
luz. El salmista expone esta verdad en los versículos
siete al doce, y no escatima alabanzas y encomios al
describirla y calificarla, destacando su perfección, su
fidelidad, su rectitud, su pureza, su certeza, su justicia,
su valor y dulzura; es decir toda su eficacia; y presentándola como una Palabra que convierte, que ilumina,
que instruye, que alegra, que es deseable, que advierte
y que recompensa.
2. Un conocimiento singular y experimental de nosotros mismos.
El salmista alaba y recomienda con tanto ahínco
el valor y eficacia de la Palabra partiendo de su propia
experiencia. David ha descubierto por sí mismo que la
Palabra es santa, recta y pura, y que una vez abierta,
permite detectar no tan sólo aquellas transgresiones fácilmente visibles y ostensibles; sino que como la luz del
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sol, que al penetrar en el interior de la casa ilumina y
descubre incluso las motas de polvo que flotan en el aire
y que no son visibles de otra forma; así también la Palabra, cuando penetra en las cámaras secretas del alma,
pone al descubierto todo lo que hay en ellas.
Obadiah Sedgwick [1600-1658]
“The anatomy of secret sins, presumptuous sins, sins in dominion, and uprightness”, 1660
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