Dios Debe Ser El Centro Del Hogar Con El Pastor: José Garcia La familia ha sido instituida por Dios y él ha establecido su naturaleza, como enseña el Salmo 127: 1, 2. En este salmo se enumeran cuatro intereses humanos comunes, que no pueden ser logrados con éxito si no se tiene en cuenta a Dios. Primero: Dios debe ser el Fundamento del hogar. Dice: Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican. (Salmo 127: 1a). A menos que Dios edifique la casa, el proyecto fracasara. El hogar es mucho más que una casa. El hacer hogares es una tarea mucha más antigua que la de construir casas. Es necesario que primero prestemos atención al hogar, y luego a la casa. Sin embargo, hoy hacemos las cosas al revés: primero levantamos la casa, y luego nos preocupamos por edificar un hogar. El hogar es la unión de individuos que, por sobre cualquier otro lazo humano, están estrechamente ligados por el amor. Para lograr esto, Dios debe set el fundamento del hogar. Los seres humanos construyen hogares sobre cualquier fundamento, pasión física, compromiso social, conveniencia económica, intereses personales o ilusiones románticas. La consecuencia de utilizar estos materiales que no son muy consistentes, a pesar de su valor relativo, es la destrucción del hogar. Solo la fe en Dios puede ofrecer un fundamento firme. El matrimonio feliz no es un dúo, sino un trió: ella, él y Dios. Segundo: Dios debe ser el Protector del hogar. El Salmista continua diciendo: Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia (Salmo 127: 1b). Frente a los numerosos enemigos que amenazan la estabilidad y felicidad de la familia, el hogar necesita de Dios como escudo y de la fe en él. Ahora bien, ¿Cuáles son los enemigos que pueden destruir un hogar? En la lista debemos incluir el odio, la envidia, la desobediencia de los hijos hacia los padres, los hijos desagradecidos y rebeldes, la infidelidad, la rencilla y la pereza. La fe en Dios debe ocupar el corazón del hogar para que estos enemigos no hagan morada en él. La estabilidad de la familia es sumamente frágil. Solo el amor de Dios puede cubrir como solido escudo nuestro hogar y protegerlo de aquellos enemigos que acechan para destruirlo. Tercero: Dios debe ser el Ayudador del hogar. El Salmista continúa: por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores (Salmo 127: 2a). Todos los esfuerzos y desvelos humanos no son suficientes para garantizar la felicidad de la familia. Sin el poder de Dios, la familia se encontrara seriamente limitada en sus posibilidades de plena realización. Por eso, Dios debe ser el Ayudador del hogar en lo material. Dios también debe ser el Ayudador del hogar en lo Espiritual. Cuarto: Dios debe ser el Salvados del hogar. El Salmo 127 termina el versículo dos, diciendo:….A su amado dará Dios el sueño. Solo alguien con una conciencia limpia puede dormir tranquilo. Solo Dios puede dar al ser humano una conciencia sin pecado. De este modo, individuos transformados por el poder salvador de Dios podrán construir hogares verdaderamente cristianos, en los que reine la paz del Señor. Para que nuestro hogar sea así, Cristo debe ser el salvador de la familia. El debe reinar en el corazón de cada uno de los componentes de la familia, de tal modo que en ese hogar se pueda decir: “Dios es el supremo en este hogar, huésped invisible en nuestra casa, oyente silencioso de nuestras conversaciones” Cristo debe ser el Salvador de cada miembro de la familia…