Fractura craneal evolutiva. Extensión intradiploica occipital del

Anuncio
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
COMUNICACIONES BREVES
Fra ctu ra cra ne a l e vo lu tiva . Exte ns ió n
intra d ip lo ica o ccip ita l d e l q u is te le p to m e níng e o
Raquel Escudero • Isabel Pérez • Florinda Roldán • Ana Canabal
Servicio de Radiodiagnóstico. Hospital Universitario «Virgen de la Macarena». Sevilla
Growing skull fractures: occipital
intradiploic extension of the
leptomeningeal cyst
Las fracturas craneales evolutivas son complicaciones muy raras de
un traumatismo craneoencefálico sucedido durante la infancia. Su detección precoz es un hecho fundamental para prevenir la atrofia cerebral secundaria.
Growing skull fractures are very rare complications of childhood
head injuries. Their early detection is essential in the attempt to prevent secondary cerebral atrophy. The most common site is the parietal
or frontoparietal region.
La localización más frecuente es en la región parietal o fronto-parietal. Presentamos un caso de fractura craneal evolutiva con extensión
intradiploica occipital lo cual es un hallazgo infrecuente y una forma
de presentación infrecuente de este tipo de lesiones. En este caso son
los hallazgos mediante tomografía computarizada (TC) la clave en el
diagnóstico de este paciente.
We present a case of growing skull fracture extending into the occipital diploic space, an uncommon finding and unusual presentation of
lesions of this type. In our patient, computed tomography provided the
key to the diagnosis.
Key words: Growing skull fracture. Leptomeningeal cyst. Computed
tomography. Magnetic resonance.
Palabras clave: Fractura craneal evolutiva. Quiste leptomeníngeo.
Tomografía computarizada. Resonancia magnética.
L
as fracturas craneales evolutivas son complicaciones raras de
un traumatismo craneal severo en la infancia, ocurriendo en
un 90% de los casos en niños menores de tres años de edad (1).
Debutó clínicamente presentando a los 14 años crisis parciales
y parciales con generalización secundaria. Hasta ese momento
no había estado en seguimiento.
Los patrones de fractura craneal creciente en los cortes axiales
son la formación de un quiste leptomeníngeo, un encefalocele o
un quiste de poroencefalia (1, 2).
No presenta crisis desde septiembre de 1998. En el momento
actual la única clínica que refiere son mareos.
Presentamos un caso de fractura craneal evolutiva con extensión intradiploica occipital de un quiste leptomeníngeo en un varón de 28 años de edad con antecedentes de crisis convulsivas
que sufrió un traumatismo craneoencefálico en la infancia.
PRESENTACIÓN DEL CASO
Se trata de un varón de 28 años de edad, estudiado en consultas externas de neurología desde octubre de 1997 por epilepsia.
A los 18 meses de edad tuvo un traumatismo craneoencefálico
doméstico. Se le practicó una craneotomía para la evacuación del
hematoma epidural.
Escudero R, Pérez I, Roldán F, et al. Fractura craneal evolutiva. Extensión intradiploica occipital del quiste leptomeníngeo. Radiología 2001;43(6):287-289.
Correspondencia:
RAQUEL ESCUDERO ESTEBAN. C/ Paquiro, 3, 9.o D. 41007 Sevilla.
E-mail: [email protected].
Recibido: 13-XII-00
Aceptado: 22-VI-01
35
Radiología 2001;43(6):287-289
El estudio analítico actual consistente en hemograma y bioquímica fue normal.
El examen neurológico demostró actividad fundamentalmente
normal con ondas theta temporales posteriores izquierdas.
En la radiología simple se identifica una imagen radiolucente
expansiva en el interior del hueso occipital con márgenes esclerosos (Fig. 1).
En el estudio con tomografía computarizada (TC) se aprecia una imagen de baja densidad similar a la del líquido cefalorraquídeo (18 UH), en localización intradiploica, que cruza la
línea media del hueso occipital. La lesión referida es de aspecto quístico y expansiva. Área de porencefalia occipital (Figs. 2
y 3).
La resonancia magnética (RM) muestra una colección isointensa al líquido cefalorraquídeo a la altura de la fosa posterior y
el lóbulo occipital izquierdo. Se extiende difusamente por el interior de la calota craneal expandiendo y festoneando ambas tablas externa e interna, quedando delimitada por esta última de
las estructuras endocraneales. En íntimo contacto con la imagen
descrita se objetiva una extensa región poroencefálica que afecta
difusamente al lóbulo occipital, contactando y retrayendo el asta
occipital ipsilateral, y rodeándose de un área de leucomalacia
(Fig. 4).
287
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
y
p
p
q
p
g
Fig. 1.—Radiografía simple de cráneo donde se observa lesión radiolucente bien definida que se sitúa entre la tabla externa e interna en el
interior del hueso occipital. Secuelas de craneotomía.
DISCUSIÓN
Las causas más frecuentes del traumatismo craneoencefálico
son en primer lugar la caída al suelo desde altura (93%) y en segundo lugar el accidente de tráfico (3). Existe unanimidad en
que para la formación de este defecto óseo creciente debe coexistir fractura craneal y laceración dural.
Las fracturas craneales evolutivas son una rara complicación
del traumatismo craneal en la infancia, ocurriendo en el 90% de
los casos en niños menores de tres años de edad (4). También se
han descrito en raros casos como complicación de procedimientos quirúrgicos craneales (5).
Se localizan más frecuentemente en las regiones parietales o
frontoparietales (56%) (3). Un tipo de fractura de cráneo evolutiva ha sido descrita bajo el nombre de quiste aracnoideo intradi-
Fig. 3.—TC axial con ventana para hueso mostrando expansión intradioploica causado por el crecimiento intraóseo de la lesión.
288
Fig. 2.—TC axial sin contraste yodado intravenoso que muestra una
lesión intraósea quística en la región occipital.
ploico o quiste leptomeníngeo intraóseo. Éstos son más infrecuentes que la fractura de cráneo evolutiva clásica y tienden a localizarse en los huesos occipitales (5).
Clásicamente, el diagnóstico se hace durante el seguimiento,
después del traumatismo original, cuando un defecto craneal palpable o masa protuberante es descubierto clínicamente. Por tanto
es necesario el seguimiento de los pacientes con alto riesgo de
desarrollar este tipo de complicaciones ya que el diagnóstico
temprano y la intervención quirúrgica son esenciales en estos pacientes para prevenir un progresivo daño cerebral.
Generalmente las fracturas del cráneo curan por aposición progresiva de hueso sobre ambos lados de la línea de fractura.
Ocasionalmente la línea de fractura se extiende rápidamente en el
transcurso de la primera semana después del traumatismo o después de algunos meses o incluso años, pudiendo desarrollarse un
enorme defecto y persistir indefinidamente a no ser que sea tratado
correctamente. La herniación de las meninges y/o del encéfalo a
través del defecto dural se ve favorecido por las pulsaciones del líquido cefalorraquídeo (LCR) sin que se haya asociado un aumento
de la presión intracraneal. Con el crecimiento de la herniación se
van erosionando los márgenes óseos a ambos lados de la línea de
fractura ampliando el defecto óseo inicial (6, 7). A menudo la parte
del cerebro contigua sufre atrofia. También suele provocarse alteración de la morfología y dilatación pasiva del ventrículo lateral ipsilateral.
La radiografía simple de cráneo muestra inicialmente una línea
de fractura que con el tiempo se transforma en un amplio defecto
óseo. La primera fractura puede ser detectada en dicha radiografía,
lo cual permite también seguir la evolución. La TC permite una
mayor información de las estructuras óseas junto con el adecuado
estudio del parénquima cerebral. La RM muestra una zona de la
misma intensidad que el cerebro contundido o que el LCR que se
introduce a través de los márgenes óseos de la fractura (8).
Las fracturas de cráneo deberían ser examinadas radiológicaRadiología 2001;43(6):287-289
36
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
y
p
p
q
p
g
B
Fig. 4.—Resonancia Magnética, A) imagen axial potenciada en T1 y
B) imagen sagital potenciada en T1. Colección isointensa al líquido
cefalorraquídeo en el interior de la calota craneal a nivel occipital.
Área porencefálica que contacta y dilata el asta occipital ipsilateral.
A
mente cada dos o tres meses tras la detección del ensanchamiento de la línea de fractura. Con la detección y el tratamiento precoz pueden prevenirse la atrofia cerebral secundaria. El tratamiento esencial en estas lesiones consiste en reparación dural,
craneoplastia para reparar el defecto de la bóveda. El tejido gliótico puede ser resecado al mismo tiempo (9).
En los casos comunicados la localización más frecuente es parietal o fronto-parietal. Es por tanto lo infrecuente de nuestro caso
que presentamos una localización occipital además de que es intradiploico. La extensión intradiploica occipital de quistes leptomeníngeos ha sido informada en ocho casos en la bibliografía
(10). La extensión intradiploica de un encefalocele traumático al
interior del hueso occipital ha sido informada en un solo caso (1).
Nuestro caso supone una nueva aportación a la escasa bibliografía existente. Siendo además un caso doblemente interesante
debido a que los dos mecanismos capaces de producir fractura
craneal evolutiva (traumatismo craneoencefálico e intervención
quirúrgica) han estado presentes.
En nuestra experiencia ha sido el estudio con la TC de mayor
relevancia que la RM, ya que permite una mayor información de
las estructuras óseas siendo posible determinar con exactitud la
extensión intraósea de la lesión. La RM es sobre todo útil para
definir los contenidos del quiste intradiploico.
AGRADECIMIENTOS
Agradecemos la asistencia técnica en fotografía de Dña. Ana
Mosquero Soriano del Departamento de Ciencias Morfológicas
U. de Sevilla.
37
Radiología 2001;43(6):287-289
BIBLIOGRAFÍA
1. Lenthall R, Penney C. Growing skull fracture extending posteriorly
to the superior sagittal sinus with intradiploic extension. The British
Journal of Radiology 1999;72:714-6.
2. Naim-Ur-Rahman, Jamjoom Z, Jamjoom A, Murshid WR. Growing
skull fractures: classification and management. Br J Neurosurg
1994;8(6):667-79.
3. Gupta SK, Reddy NM, Khosla VK, Mathuriya SN, Shama BS,
Pathak A, et al. Growing skrull fractures: a clinical study of 41 patients. Acta Neurochir 1997;139(10):928-32.
4. Pascual Castroviejo. Fracturas craneales. En: Diagnóstico ClínicoRadiológico en Neurología Infantil. Editorial: Científico-Médica,
año 1971. p.326-59.
5. Martínez-Lage Jf, López F, Piqueras C, Poza M. Iatrogenic intradiploic meningoencephalocele. J Neurosurg 1997;87(3):46871.
6. Lende RA, Erickson TC. Growing skull fractures of childhood. J
Neurosurg 1961;18:479-89.
7. Scarff TB, Fine M. Growing skull fractures of childhood. In: Wilkins
RH, Rengachary S, editors. Neurosurgery. New York: McGraw-Hill,
1985:1627-8.
8. Nalls G, Lightfoot J, Lee A, Blackwell L. Leptomeningeal cyst:
non-enhanced CT findings. Am J Emerg Med 1990;8:345.
9. Rahman UN, Jamjoom ZAA, Jamjoom AH, Murshid WR. Growing
skull fractures: classification and management. Br J Neurosurg
1994;8:667-79.
10. Martínez Lage JF, Martínez Pérez M, Domingo R, Poza M.
Posttraumatic intradiploic arachnoid cyst of the posterior fossa.
Child’s Berv –syst 1995;11:265-8.
289
Descargar