EL DRAMA ÁTICO: TRAGEDIA Y COMEDIA. El teatro fue el tercer género literario creado por los griegos luego de la épica y la lírica. También se trataba de un género poético, aunque en nuestro tiempo haya evolucionado hacia la prosa. El teatro griego tal como lo conocemos nació en el s.VI a.C. en Atenas, pero su mayor desarrollo lo alcanzó en el siglo siguiente en el que aparecieron los más grandes poetas dramáticos de la historia antigua: Esquilo, Sófocles y Eurípides en la tragedia, y Aristófanes en la comedia. 1. ORIGEN. Sus raíces se hallan en la danza y en la lírica popular de tipo dialógico -con diálogos- y mimético -con movimientos expresivos de los participantes-, que se daba en diversas fiestas de toda Grecia. El marco de representación sería probablemente un descampado en forma circular en el que se ejecutaban las danzas de los cantos corales. Según algunos estudiosos, la tragedia, la comedia y el drama satírico -variante de la tragedia de tema más cómico- tienen como origen un coro en movimiento, un kômos, que celebra una ceremonia religiosa, orando a los dioses, celebrando a un héroe muerto o atacando a un enemigo, ya divirtiéndose en bodas y banquetes. 2. EL CORO Y LOS ACTORES. Paulatinamente, del coro se fueron desgajando varios miembros: al principio sólo uno, el llamado corifeo, que dialogaba con el coro; posteriormente apareció otro nuevo miembro independiente, el actor (hypokrités), cuando era el primer actor se le llamaba también protagonista, más tarde se introdujo un segundo actor o deuteroagonista, y finalmente un tercero o triagonista -nunca podía haber más de tres actores en escena a la vez-. El vestuario de los actores (sólo hombres) distinguía entre los tres tipos de drama: en general llevaban un quitón o túnica y un himatión o capa, aunque en la tragedia podían llevar vestidos muy largos hasta el suelo. En la comedia la ropa era más ligera, y los actores podían llevar exageradas barrigas o falos erectos, mientras que los personajes femeninos exhibían un abundante vello púbico. En la tragedia los actores podían llevar coturnos, un calzado con plataforma. Por último la máscara (prósopon) servía para caracterizar al personaje; fabricada generalmente de lino endurecido, y coronada con una peluca, tenía cejas y ojos de grandes dimensiones, así como una boca que daba resonancia a la voz. 3. EL MARCO FESTIVO. Dos son los tipos de representación dramática: la tragedia y la comedia. Estos presentan diferencias notables, pero un marco común: las grandes fiestas griegas. Tradicionalmente se dice que el creador de la tragedia fue un tal Tespis, poeta que habría ganado el primer concurso de tragedias de los años 535-4 a.C. Este concurso de tragedias estaba enmarcado en una gran fiesta, las Grandes Dionisias, que se celebraba a finales del mes de marzo, fundada en honor del dios Dioniso por el tirano ateniense Pisístrato. La comedia nació con la estructura prácticamente clásica un poco más tarde, en 485 a.C. Como decimos, el marco de las representaciones teatrales eran las grandes fiestas que se celebraban en Atenas, con las que esta ciudad mostraba al mundo griego su superioridad y riqueza frente a los demás. La forma de presentar estas obras dramáticas era el concurso: tres eran los poetas trágicos que competían (aunque a veces fueron cinco), presentando cada uno de ellos tres tragedias más un drama satírico; mientras que los cinco comediógrafos escogidos presentaban el segundo día de las fiestas una comedia para concursar. Un jurado formado por diez miembros, que representaban a las diez tribus del Ática había de escoger entre las obras representadas. 4. EL LUGAR DE REPRESENTACIÓN. Era un género muy popular, se representaba ante todo el pueblo en teatros, al principio al aire libre -los espectadores se sentaban en un terraplén para observar las representaciones-, para luego construirlos de madera y, finalmente, con gradas de piedra de forma semicircular, cerrando la mitad de un círculo, la orchestra, donde evolucionaba el coro, con un altar del dios Dioniso en el centro, mientras que la schene, que cerraba el otro lado del círculo, era donde actuaban los actores con un telón de fondo como decorado; a la orchestra y la schene se accedía por una entradas laterales, los párodoi. Como hemos dicho era un género muy popular, sólo hay que pensar que el teatro de Epidauro, que todavía sirve como marco de representaciones, tiene una capacidad para ¡más de 14.000 espectadores! Teatro de Epidauro 1 5. TRAGEDIA Y COMEDIA: SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS. Aunque parece ser que tanto comedia como tragedia tienen un origen común, la forma y los temas de cada uno de los géneros es bastante diferente. La tragedia fue un género muy apreciado desde siempre con una temática tomada normalmente de la rica mitología griega. El personaje principal, el héroe, debía hacer frente a un problema terrible producto de la irritación de la divinidad -una epidemia de peste sobre la ciudad, la venganza sobre una familia de algún dios afrentado, etc. Este problema, que afecta a toda la comunidad representada por el coro, será superado, pero para ello nuestro héroe u otros personajes pagarán incluso con su vida o, al menos, sufrirán terriblemente hasta llegar a una catarsis o purificación, en la que se restablecerá la situación anterior al problema. Normalmente el desencadenante de la trama trágica es la hybris, actitud soberbia y despreciativa hacia las leyes divinas por parte de un ser humano que se cree por encima de los mismísimos dioses. En la tragedia era importante el papel del mensajero, pues informaba a los espectadores acerca de lo sucedido en lugares remotos (en la guerra, en el mar, en las islas); además, como la violencia no se representaba en escena, ni muertes ni asesinatos, era el propio mensajero quien informaba al público de estos hechos, aunque a veces, si la obra así lo requería, aparecía discretamente el cadáver al final de la obra. El drama satírico, que cerraba las representaciones trágicas en cuarto lugar, bebe también de la temática mitológica, aunque en este caso su tono es algo más relajado y cómico: no quedan prácticamente ejemplos de este tipo de drama. La comedia, género que no disfrutó de una categoría tan elevada como la tragedia, era también muy popular. Su temática no era mitológica, sino producto de la imaginación del poeta, y ambientada en el presente. La trama era cómica, evidentemente, pero también jugaba su parte lo absurdo de las situaciones -así por ejemplo, en Las aves, comedia del gran Aristófanes, los pájaros, que viven en una ciudad aérea, se levantan en rebeldía, quitándole a los dioses el alimento en forma de humo que los humanos producen con sus sacrificios propiciatorios: los dioses no tienen más remedio que rendirse-. El final es siempre alegre, con el triunfo del héroe, con bodas y banquetes. Estos dramas tenían dos elementos fundamentales: el coro y los actores. En la tragedia el número de miembros del coro estaba entre los 12 y 15, mientras que en la comedia podían ser más, hasta 24. Estos se dedicaban al canto y a la danza durante la obra, interviniendo como un verdadero actor colectivo afectado por la trama: un grupo de marineros compañero de Áyax en el Áyax de Sófocles, o un grupo de ciudadanos como los tebanos de Edipo Rey también del propio Sófocles. La intervención del coro se llamaba estásimo, y su entrada y salida de escena párodos y éxodo respectivamente. Entre las intervenciones actuaban los actores, episodios, que nunca superaron el número de tres a la vez en el escenario. Tras repetirse varias veces la serie episodio-estásimo se llegaba al final, el coro o el corifeo -el solista del coro- salía cantando. Con su salida el conflicto quedaba resuelto. La comedia, básicamente, repetía este esquema, aunque presentaba partes originales propias de ella, como la llamada parábasis, donde el comediógrafo se elogia a sí mismo y critica a determinados personajes de la ciudad, y los agones, o enfrentamientos entre el héroe cómico y sus rivales, y el número de actores en el escenario podía ser mayor de tres. Tomemos como ejemplo una comedia, Las Asambleístas, representada en 391 a. C. En esa época, la anteriormente orgullosa ciudad de Atenas se encuentra hundida en la humillación tras la derrota a manos de los espartanos en la Guerra del Peloponeso. Aristófanes critica la situación que vive la ciudad, en manos de incompetentes demagogos, e inventa una trama que trata de superar de modo utópico dicha situación. Las mujeres de Atenas, hartas de que sus esposos se muestren incapaces de dirigir la ciudad, se aprestan a dar una especie de golpe de estado dirigidas por Praxágoras. Disfrazadas con los ropajes de sus maridos, acuden a la Asamblea y proponen entregar el gobierno de Atenas a las mujeres, cosa que consiguen al imponer su mayoría de votos. El régimen que implantan es una especie de “comunismo”, donde los bienes de todos se comparten con todos. Pero no todo va ser un camino de rosas…