Grecia / Atenas

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Geografía
Atenas
Atenas es la capital de Grecia y actualmente la ciudad más importante del país. Se extiende sobre una llanura de la
península de Ática, limitada al sur por el Golfo Sarónico; al oeste por el monte Egaleo; al noroeste por el monte
Parnitha; al nordeste por el monte Pentélico; y al este por el monte Imitós. El municipio de Atenas se
encuentra aproximadamente en el centro de esta llanura, pero la expansión urbana del siglo XX ha acabado
fusionándolo con las poblaciones circundantes, actualmente consideradas suburbios. A principios del siglo XXI esta
área metropolitana comprende 54 municipios (los más importantes son la propia Atenas y su famoso puerto: El
Pireo con el cual el casco original de la ciudad antigua está conurbado hace mucho tiempo) y ocupa prácticamente
toda la extensión de la llanura, dificultando el crecimiento de la ciudad. El municipio de Atenas tiene 38 km² y
una población de 745.514 habitantes, pero con el área metropolitana suma unos 427, convirtiéndola en una
de las más grandes de Europa, tanto en extensión como en población ya que dispone de aproximadamente 3,27
millones de habitantes.
Datos Generales
Grecia se encuentra situada en el lado sur de la península balcánica, limita por tierra con Bulgaria, la República de
Macedonia, y Albania al norte, al este con Turquía y con aguas en el Mar Egeo y al este y sur en el Jónico y
Mediterráneo. El 98% de la población son griegos, el 1,5% eslavos macedonios, el 0,9% turcos, el 0,6% albaneses
y un 1,5% de otros pueblos. El idioma es el griego, y en torno a un 98% de los habitantes del país pertenece a la
iglesia ortodoxa griega; el resto de la población es católica, judía o musulmana. El Régimen político actual de Grecia
es el de república parlamentaria constitucional, cuyo presidente es Karolos Papoulias. Con respecto a la
economía, los principales recursos económicos son: el turismo, industria alimentaria, tabaco, productos petrolíferos,
manufacturas textiles, química, metalurgia, minería y navegación y los principales socios comerciales son:
Alemania, Italia, Reino Unido, Francia y Estados Unidos. Grecia es miembro de la Unión Europea y de la zona Euro,
por lo que su moneda ofical es el Euro.
A lo largo de los siglos la población de Atenas ha evolucionado de una forma altamente irregular. Tras ser una de
las ciudades más importantes de la Antigüedad, durante el período bizantino entró en una decadencia que se
acentuó durante el dominio otomano. Tras ser proclamada capital del Estado griego independiente en 1834, la
población ha crecido rápidamente, gracias en gran medida a las oleadas de refugiados y de éxodo rural; en los
últimos años también han aumentado los inmigrantes de países cercanos como Albania, Bulgaria, Pakistán, los
países de la antigua Yugoslavia y del bloque soviético. Actualmente Atenas concentra más de un tercio de la
población total de Grecia.
Aparte de las cuatro montañas circundantes, en el interior de Atenas hay abundantes colinas, lo que hace de ella
una ciudad especialmente abrupta. Las colinas más importantes son: Licabeto, Acrópolis, Filopappos y
Tourkovounia; otras colinas menores incluyen el Arditós, Strefi, Ninfeon, o Mouseion.
La peculiar morfología de Atenas a veces provoca un fenómeno de inversión térmica, caracterizado por el aumento
de la temperatura del aire al aumentar la altitud. El problema de contaminación que habitualmente se achaca a
Atenas se debe en parte a este fenómeno.
El área metropolitana se puede dividir en cuatro regiones; Centro: abarcaría el municipio de Atenas; algunos de los
suburbios circundantes; y algunos suburbios del este, contiguos al monte Imitós. Algunos de los principales son
Zografu, Plaka, Kaisariani o Galatsi. El centro contiene los principales restos arqueológicos y zonas turísticas.
Norte: varios suburbios del norte son conocidos por ser el lugar de vivienda preferido por las clases altas. Algunos
de los principales son Marussi (donde se encuentra el Complejo Olímpico), Kifisia, Halandri, Agia Paraskevi,
Penteli, Acharnes o Psichiko. Oeste: aquí se encuentran suburbios populares y zonas industriales, como Egaleo,
Haidari o Petrupoli. Sur: en la prolongada línea costera hay varios puertos, marinas y playas. Las zonas situadas
más al este son de clase más alta y están más orientadas al ocio. Algunos de los suburbios principales son El Pireo,
Faliro, Glifada y Vuliagmeni.
Los inviernos son suaves y húmedos mientras que los veranos se caracterizan por ser secos y calurosos. El clima
invernal azota con severidad las montañas y Atenas puede resultar realmente fría en esta época. Las temperaturas
máximas en las islas rondan los 30ºC en verano, pero el calor a menudo se templa con un viento del norte conocido
como meltemi. La primavera y el otoño son las mejores estaciones para visitar Grecia. Las condiciones son
idóneas de Semana Santa a mediados de junio, cuando el tiempo es agradable y suave en la mayor parte del país;
las playas y los monumentos están relativamente poco frecuentados, los transportes públicos funcionan con un
horario similar al veraniego y el alojamiento es más económico y fácil de encontrar. También se goza de un buen
tiempo entre finales de agosto y mediados de octubre, una vez acabada la temporada alta. En invierno, salvo en las
ciudades más importantes, la animación disminuye drásticamente, puesto que la mayor parte de la infraestructura
turística entra en hibernación desde mediados de octubre hasta principios de abril. No obstante, en las islas más
concurridas, ciertos restaurantes, bares y hoteles permanecen abiertos anualmente.
Atenas fue cuna de una de las primeras democracias formales de las que se tiene constancia y posee abundantes
restos arqueológicos de extraordinaria importancia, entre ellos el Partenón en la Acrópolis y la Torre de los
Vientos.
De Compras
Destacan los productos artesanales como las tallas de madera pintadas a mano, que pueden ir desde pequeñas
cajas a cabeceros de cama, sillas, mesas o escritorios; tapices de diseños originales, vestidos típicos de vivos
colores, bordados de esmerado trabajo, alfombras de flokati y objetos de cuero como zapatos, cinturones... Tienen
mucha aceptación los "tagari", que son bolsos playeros de algodón y lana.
Los comercios permanecen abiertos lunes, miercoles y sábados desde las 9:00 h. hasta las 15:00 h. Mientras que
los martes, jueves y viernes abren de 9:00 h. a 14:00 horas.
Para Visitar
Acrópolis. No puede entenderse un viaje a Atenas sin una visita a la Acrópolis, uno de los monumentos históricos
más relevantes de Occidente. Los impresionantes vestigios se resumen en desvaídos restos de la ciudad de
Pericles, una ciudad de templos con edificios colosales, profusamente dorados y policromados, y de estatuas
gigantescas, algunas de bronce, otras de mármol chapadas en oro y con incrustaciones de piedras preciosas.
La Propylaia, la imponente entrada a la Acrópolis en tiempos antiguos, ostenta un esplendor arquitectónico
equiparable con el del Partenón. Éste, sin embargo, deriva en un monumento único por la elegancia y armonía de
sus dimensiones. Se trata del templo dórico más grande jamás completado en Grecia, el único construido
totalmente (aparte de su tejado de madera) en mármol del Pentélico. Esta construcción poseía un doble propósito:
albergar la gigantesca estatua de Atenea encargada por Pericles, y servir de tesorería para los tributos del imperio,
anteriormente ubicada en Delos. Fue edificado en el emplazamiento de, como mínimo, cuatro templos anteriores,
todos ellos dedicados al culto de Atenea. El Erecteón, otro templo ateniense, es fácilmente reconocible por sus tan
fotografiadas cariátides, las seis vírgenes que cumplen la función de columnas. El Museo de la Acrópolis alberga
una colección de esculturas y relieves procedentes de las ruinas.
Teatro de Dionisio. Las enormes dimensiones del teatro de Dionisio, en la ladera suroriental de la Acrópolis,
indican la importancia que tuvo el teatro en la vida de la ciudad-estado ateniense. El primer teatro erigido en este
lugar se emplazó en un edificio de madera construido en el siglo VI a.C., donde actores ataviados con pieles de
cordero cantaban y bailaban en el Festival del Gran Dionisio. Durante la Edad de Oro del siglo V, Esquilo, Sófocles y
Aristófanes escribieron obras de teatro especialmente encargadas para este festival. Licurgo ordenó la
reconstrucción del teatro en piedra y mármol entre los años 342 y 326 a.C. El auditorio ofrecía una capacidad para
17.000 espectadores; de sus 64 gradas originales, en la actualidad perdura una veintena. Los relieves del siglo II al
fondo del escenario describen las hazañas de Dionisio. Los dos fornidos y encorvados selini adoraban al mítico y
procaz Selinos que, con su falo sobredimensionado, perseguía a las ninfas a través de las montañas. Fue el mentor
de Dionisio, con toda la energía que todavía le quedaba.
Ágora antigua. El ágora (mercado) actuó en su día como punto central de la actividad administrativa, comercial,
política y social de la urbe. Todos los caminos confluían en ella, y constituía un lugar bullicioso y atestado de gente.
En este enclave Sócrates disertaba sobre su filosofía, y en el año 49 a.C., San Pablo discutía diariamente para lograr
conversos. El pórtico de Atalo, construido originariamente en 159-138 a.C., supone un buen lugar para empezar a
explorar este emplazamiento arqueológico, en el que los atenienses más adinerados frecuentaban sus lujosos
comercios. En sus inmediaciones se halla el Museo del Ágora, con una maqueta del mercado en el primer piso,
junto con una colección de hallazgos realizados en las excavaciones. El templo de Hefesto, al oeste del ágora, se
remonta al año 449 a.C, y está considerado el templo dórico mejor conservado de Grecia. Al noreste se ubican los
cimientos del pórtico de Zeus Eleuterios, una de las zonas donde Sócrates se dirigía a las masas.
Cerca de la entrada meridional del mercado se alza la iglesia de los Santos Apóstoles, construida a principios del
siglo XI para conmemorar a San Pablo y sus enseñanzas. En su interior pueden contemplarse interesantes frescos
bizantinos.
Torre de los Vientos y ágora romana. La torre de los Vientos, de mármol y forma octogonal, construida en el
siglo I a.C por el astrónomo sirio Andrónico, contenía diversas utilidades en la misma estructura: servía como reloj
de sol, veleta, reloj de agua y brújula. Cada uno de sus lados representa un punto cardinal, con el bajorrelieve de
una figura flotando en el aire que encarna al viento asociado con este punto. La veleta, que desapareció hace
tiempo, representaba un tritón de bronce que giraba en lo alto de la torre.
El ágora romana, que en un primer vistazo podría recordar un montón de escombros, contiene diversos detalles
interesantes. Se accedía a través de la conservada puerta de Atenea Archegetis, flanqueada por cuatro columnas
dóricas. A la derecha de la entrada se ubican los cimientos de una letrina pública del siglo I y al sureste, los de un
propileo y una hilera de comercios.
Museo Arqueológico Nacional. A pesar del pillaje perpetrado por arqueólogos extranjeros durante el siglo XIX, el
Museo Arqueológico Nacional, inaugurado en 1874, conserva la mejor colección de antigüedades griegas del mundo
entero. Frente al vestíbulo de entrada se halla su mayor prodigio: la Sala de Antigüedades Micénicas, repleta de
objetos áureos; la máscara de Agamenón está considerada su pieza más destacada. La colección neolítica incluye
hallazgos de Tesalia junto a muestras de cerámica, estatuillas y joyas procedentes de Troya, y la colección de las
Cícladas incorpora la mayor estatuilla jamás encontrada en aquella región. En otras salas se exhiben esculturas,
bronces y cerámicas de los períodos arcaico, clásico, clásico tardío, helénico y romano, así como otras antigüedades
y objetos exquisitamente trabajados, como sarcófagos de momias con elaboradas decoraciones. La exposición
Thira constituye una colección especialmente interesante; consiste en una serie de espectaculares frescos minoicos
desenterrados en Akrotiri, en la isla de Santorini.
Museo Benaki. Esta institución cultural se creó en 1931, cuando Antoine Benaki convirtió la mansión de su familia
en museo y la donó al país. Alberga una suntuosa y ecléctica colección de objetos procedentes de Europa y Asia,
incluidos diversos hallazgos de la Edad de Bronce de Micenas y Tesalia, dos obras tempranas de El Greco, mobiliario
eclesiástico transportado por los refugiados desde Asia Menor; cerámica, objetos de cobre, plata y madera de
Egipto, Asia Menor y Mesopotamia, junto con un asombroso muestrario de trajes regionales griegos.
Keramikos. Este enclave desempeñó la función de cementerio de la urbe desde el siglo XII a.C hasta la época
romana. Fue descubierto en 1861 durante la construcción de Pireos (la calle que desemboca en El Pireo). En la
actualidad pueden avistarse fragmentos de la muralla de Atenas, construida por Temístocles en el año 479 a.C. y
reconstruida por Konon 15 años más tarde. El muro está partido por los cimientos de la puerta sagrada, por
donde los peregrinos de Eleusis se adentraban a la ciudad durante la procesión eleusina anual, y la puerta Dipilón,
la entrada principal. También lo frecuentaban las prostitutas, que ofrecían sus servicios a los cansados viajeros.
Saliendo de la urbe, la calle de las Tumbas está formada por una asombrosa serie de monumentos funerarios,
cuyos bajorrelieves merecen un detenido estudio. Esta avenida estaba reservada a los ciudadanos más notables,
mientras que el resto recibía sepultura en las zonas circundantes. A la izquierda del Keramikos, el Museo
Oberlaender presenta estelas y esculturas procedentes de las ruinas, así como una impresionante colección de
estatuillas y jarrones de terracota.
Jardines Nacionales. Los Jardines Nacionales, deliciosamente umbrosos, con sus árboles subtropicales y
estanques ornamentales donde nadan aves acuáticas, ofrecen un agradable refugio durante la canícula estival.
Antaño formaban parte de las propiedades de la realeza, y fueron diseñados por la reina Amalia. El Museo
Botánico alberga interesantes dibujos, pinturas y fotografías.
Formalidades
Los ciudadanos de la Unión Europea y muchos países de América del Sur pueden permanecer en Grecia hasta tres
meses sin visado. Grecia niega la entrada a cualquier persona cuyo pasaporte indique que desde noviembre de
1983 ha visitado la parte norte de Chipre, bajo dominio turco.
Existe una tasa de entrada en el Aeropuerto de Atenas.
Restauración y Diversión
Gran parte de la herencia culinaria griega procede de los cuatrocientos años de dominación turca, en especial todo
lo referente a los aperitivos y entrantes, como el tzatsíki (pepino con salsa de yogur) y el pulpo adobado con
zumo de limón y aceite de oliva. Es posible adquirir fácilmente platos básicos y económicos, como el suvlákia
(carne asada dentro de pan de pita) y la spanakopita (espinacas y pastel de queso). La comida más popular
incluye la musaká (berenjena al horno con carne picada y salsa bechamel), tomates rellenos así como pescado
y marisco frescos a la parrilla. El sostén principal de la dieta griega es la omnipresente horiátiki salata
(ensalada campestre), con pepino, tomates, cebollas, queso feta y aceitunas. El yogur griego, similar a una crema
agria, es delicioso y se puede encontrar con facilidad. La comida en Grecia se sirve invariablemente tibia.
Excursiones
Peloponeso. Esta península meridional de Grecia posee una extraordinaria riqueza histórica y una gran diversidad
de paisajes. Concentrados en su extremo nororiental se hallan los recintos arqueológicos de Epidauro, Corinto
y Micenas, a los que se puede llegar con facilidad desde Nauplio. Mistra, la última ciudad bizantina, se encarama
en las laderas del monte Taigetos; sus tortuosos caminos y escaleras desembocan en palacios desiertos e iglesias
adornadas con frescos, todos ellos muy bien conservados.
Al sur de la península se ubica la región del Mani. Está formada por áridas montañas y paisajes yermos, animados
tan sólo por austeras e imponentes torres de piedra, abandonadas en gran parte pero que siguen vigilando como
centinelas toda la región. Otros focos de atención turística son la antigua Olimpia, la hermosa ciudad medieval
de Monembasia y el emocionante trayecto en el tren de cremallera Diacofto-Caláurita, que sube y baja como una
montaña rusa a través de la profunda garganta de Buraico.
Meteora. Los monasterios de Meteora, en la provincia de Tesalia, son uno de los puntos turísticos más
extraordinarios de la Grecia continental. Construidos en el interior y en la cumbre de enormes pináculos de roca
lisa, proporcionaron a los monjes refugios seguros ante las matanzas cada vez más generalizadas del imperio
bizantino, que desapareció a finales del siglo XV. A las construcciones más antiguas se llegaba a través de
empinadas escaleras de mano articuladas y desmontables. Con posterioridad, se accedía por medio de cabrestantes
que permitían transportar a los monjes en redes, un método empleado hasta la década de 1920. A los visitantes
aprensivos que preguntaban con qué frecuencia se cambiaban las cuerdas se les respondía: "Cuando el Señor deja
que se rompan". En la actualidad, la entrada a los monasterios se realiza gracias a escalones labrados en las rocas,
y los cabrestantes se utilizan únicamente para transportar las provisiones.
Cícladas. Estas islas exhiben la imagen idílica más conocida de las islas griegas: el blanco deslumbrante de las
casas encaladas contrasta con el azul brillante de las cúpulas de las iglesias, mientras que las playas de arena
dorada lindan con un mar de color aguamarina. Algunas de las Cícladas, como Miconos, Santorini, Paros e Ios se
han decantado por potenciar la industria turística; otras, como Andros, Cea, Serifos y Sicinos, no suelen ser tan
visitadas por los extranjeros, pero constituyen uno de los destinos favoritos para los veraneantes atenienses.
Miconos, desértica y poco accidentada, es una de las islas helenas más caras y más visitadas. Posee una vida
nocturna cosmopolita y es la indiscutible capital gay de Grecia. Muchas otras ínsulas la superan en belleza, pero
Miconos posee magníficas, aunque atestadas, playas. La ciudad es un encantador laberinto de elegantes comercios
y casas irreales con balcones pintados de colores, llenos de buganvillas y clemátides; para algunos resulta
demasiado perfecta.
Muchos califican a Santorini (oficialmente Thera) como la más espectacular de las islas griegas. Cada año acuden
millares de turistas para admirar la caldera (un cráter sumergido), vestigio de lo que probablemente fue la mayor
erupción volcánica del mundo. A pesar de las multitudes que la visitan en verano, la singularidad que le confieren
sus playas de arena negra y sus imponentes acantilados otorga a Santorini un atractivo especial.
Si se prefiere escapar de las aglomeraciones de turistas, Sicinos, Anafi y las diminutas islas situadas al este de
Naxos ofrecen cierto respiro.
Creta. La mayor isla de Grecia ostenta el dudoso honor de acoger a una cuarta parte de los visitantes del país. A
pesar de todo, aún es posible encontrar cierta paz en la menos explotada costa oeste, en su montañoso e inhóspito
interior, y en las poblaciones de la meseta de Lassithi. Creta fue el centro de la cultura minoica, la primera
civilización avanzada de Europa, que se desarrolló entre los años 2800 y 1450 a.C. El palacio de Cnosos, situado
en las afueras de la capital, Heraklión, es el yacimiento minoico más relevante de la isla. Mientras que Heraklión es
un caótico hormiguero, Cania y Retimno, otras ciudades importantes, presentan una notable profusión de
hermosos edificios venecianos. Paleocora, en el suroeste, fue descubierta por los hippies en la década de 1960, y a
partir de aquel momento dejó de ser una tranquila aldea de pescadores, aunque sigue siendo un lugar apacible,
frecuentado por mochileros. Muchos viajeros pasean a lo largo de un día a través de los 18 km de las gargantas de
Samaria hasta alcanzar Hagia Roumeli, en el litoral suroccidental. En la accidentada costa meridional se hallan los
pueblos de Loutro y Cora Esfacia, a los que se accede en barco. El clima de esta zona costera es tan suave que es
posible bañarse desde abril hasta noviembre.
Dodecaneso. Este archipiélago, que se extiende a lo largo de la costa occidental de Turquía, está situado mucho
más cerca de Asia Menor que de la Grecia continental. A causa de su posición estratégica y vulnerable, estas islas
fueron víctimas de una serie de invasiones aún mayores que el resto del país; egipcios, Caballeros de San Juan,
turcos e italianos se fueron sucediendo como conquistadores. Rodas es la mayor isla del Dodecaneso y su capital es
la población medieval habitada más grande de Europa. La avenida de los Caballeros está bordeada de magníficos
edificios, el más impresionante de los cuales es el palacio de los Grandes Maestres, restaurado como casa de
veraneo de Mussolini, aunque nunca la llegó a utilizar. La imponente acrópolis de Lindo comparte su rocoso
farallón con un castillo de la época de las cruzadas; bajo la roca serpentean tortuosas callejuelas con sus casas
encaladas y muy decoradas.
Kos, Sime y Patmos son otras islas populares del Dodecaneso. Las poco turísticas Lipsi y Tilos poseen fantásticas
playas poco frecuentadas, y las alejadas Agathonisi, Castellorizo y Caso constituyen lugares estupendos para
experimentar la vida isleña tradicional. Esta última es una pequeña formación rocosa situada justo al sur de
Cárpatos, poblada tan sólo por chumberas, olivos e higueras, muros de piedras, ovejas y cabras. Es uno de los
lugares menos visitados del archipiélago.
Islas Jónicas. Este conjunto consta de siete islas principales: Corfú (conocida como Kerkyra), Paxi, Cefalonia,
Zacinto, Ítaca, Léucade y Citera. Las Jónicas, alineadas a lo largo de la costa griega occidental, componen el
único archipiélago griego que no está situado en el Egeo, y en muchos aspectos recuerda más a la vecina Italia.
Aparte de la minúscula Meganisi, no hay ninguna "por descubrir", pese a lo cual, el viajero que se aventure en su
interior se verá recompensado por los encantos de poblaciones que se mantienen intactas. Corfú, con su seductor
paisaje de flores silvestres y esbeltos cipreses que se alzan sobre los bosques de olivares, está considerada por
mucha gente como la isla más bella de Grecia.
Islas del noreste del Egeo. Siete son sus ínsulas principales: Samos, Quíos, Icaria, Lesbos, Lemnos,
Samotracia y Tasos. Están separadas por enormes distancias, por lo que desplazarse de una a otra resulta más
complejo que en las Cícladas y el Dodecaneso. Muchas son bastante extensas, y presentan caracteres muy
diferentes. La frondosa y húmeda Samos, lugar de nacimiento del filósofo y matemático Pitágoras, posee montañas
bordeadas de colinas pobladas con pinos, sicomoros y robles. Samotracia, con su forma oval, presenta maravillas
naturales que culminan en la imponente cima del monte Fengari (1.611 m), asomado a valles arbolados con viejos
robles y plátanos, densos olivares y oscuros prados con cascadas que forman lagunas heladas y profundas.
Espóradas. Este archipiélago meridional, montañoso y poblado de pinos, está formado por hay cuatro islas
habitadas: Esciasos, Escopelos, Alónnisos y Esciros. En las dos primeras la industria turística se ha asentado
con fuerza, no así en Alónnisos ni Esciros. La oferta de Esciasos se reduce a sus excelentes playas y su vida
nocturna; el viajero que busque algo más, es probable que la abandone de inmediato. Escopelos está menos
explotada, pero el turismo comienza a ser masivo. Posee algunas calas cautivadoras, pero no suelen ser de arena,
sino de guijarros. Alónnisos permanece como un territorio tranquilo, en parte porque la superficie rocosa
imposibilita la construcción de una pista de aeropuerto. En 1983 se creó un parque marítimo en sus aguas, las más
limpias del Egeo. Todas las casas poseen pozo negro, por lo que las aguas de desecho no van a parar al mar.
Esciros es la isla menos explotada de las cuatro, y la mayoría de sus visitantes son viajeros independientes.
Islas del golfo Sarónico. Las cinco ínsulas del golfo Sarónico son las más cercanas a Atenas, y Salamis es, de
hecho, un barrio periférico de la capital. Egina, Hidra, Espetsas y Poros presentan una sorprendente variedad
arquitectónica y paisajística, pero reciben un desmedido número de turistas y resultan caras. Hidra, donde antaño
se congregaban artistas, escritores y miembros de la alta sociedad, actualmente está invadida por los veraneantes,
pero ha logrado conservar un aire de grandeza y preeminencia. Los vehículos motorizados, incluidos los
ciclomotores, están prohibidos.
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